MARISOL MARRERO
Nació en Tenerife, España, 1946, desde niña vive en Venezuela de donde es oriundo su padre. Es poeta, ensayista, narradora, profesora universitaria. Se graduó de Socióloga y Psicóloga social en la Universidad Central de Venezuela.
PUBLICACIONES
Desmembrando la especie (Caracas, Edición del Colegio Universitario Francisco de Miranda, 1979). Segmentos de memoria (Caracas, Editorial Arte, 1982). En mitad de la noche (Caracas, Editorial Roncera, 1986). Gánicos (Caracas. Ediciones Hogar Canario-Gobierno Autónomo de Canarias, 1992). Agüeros (Caracas, Fondo Editorial IPAS /Ministerio de Educación, 1991). Carimba (Caracas, Editorial Círculo de Escritores de Venezuela, 1993). Velaje. (Caracas, Ediciones de la Dirección de Cultura de la UCV, 1994). Conjuros. (Caracas, Editorial Círculo de Escritores de Venezuela, 1997); segunda edición 1998. Iracundia (Caracas, Editorial Anathron, 2001). Ensayos: Problemas del desarrollo Económico y social (Caracas, Fondo Editorial Tropykos, 1996). Chichiriviche ¿Primer pueblo fundado en Tierra Firme? (Mérida, Editorial la Escarcha Azul, 2000). Novelas: Las brujas modernas vuelan en la red (Caracas, Fondo Editorial Tropykos, 2001). Lotte von Indien, la coloniera de Tovar (Caracas, Fundación Ludovico Silva, 2001); segunda Edición, 2003. Pasiones en la niebla (Caracas, Planeta venezolana, 2007).
MUESTRA POÉTICA
Que si durmiendo está
piense en ti
vea sus pasos
sobre tus costillas
Tus ojos
sobre su cuerpo
Tus oídos
sobre su corazón
Si hablando está
se confunda
con las palabras
Oiga tu voz
en la suya
Use tu aliento
Del libro Conjuros, 1997
Mis manos
se han vuelto poco fuertes
para las armas
débiles para la espada
Me envuelve
5el calor sofocante
que viene del río
Necesito el caballo
para tomar sus bríos
para borrar el vaho
de las aguas cercanas
para no oír el bramido
del tumulto de sueños
que precedió mi mañana
Grandes pájaros salían de mi piel
nubes de mosquitos
ocultaban el sol
que se diluía entre mis ojos
Hoy que es día de mi muerte.
Del libro Carimba, 1993
Tulipanes amarillos
A Keila Guerra
No era sangre menstrual
Era de munición 308
Anabelle Aguilar
Corazón sembrado en la plaza
Como una semilla más de tulipán
Amarillo
La sombra de su recuerdo
Sobre el cemento
La muñeca
Rota en el pecho
Sangra como un secreto
Que no cicatriza
Todavía piensa
Que son fuegos artificiales
Triquitraques
Calebración y fiesta
El rubio asesino
De pelo crespo
Se dejó ver con el alcalde
La noche anterior a la tragedia
Con un beso en la mejilla
Selló el pacto
¡Ni un solo yerro!
Tiros certeros a la cabeza y el centro del pecho
El caballero
Así lo llamó el mandatario de turno
Remató limpiamente
A las mujeres de Altamira
Solo queda de ellas
La huella de sus cuerpos en nuestra memoria.
Y la sangre derramada sobre los tulipanes
Poema del libro “Gánicos” Parte lV Rituales
En donde se trata de los Dioses y sus costumbres.
Génesis, capítulo VI
4. Es de notar que en aquel entonces
había gigantes sobre la tierra: porque
después que los hijos de Dios se juntaron
con las hijas de los hombres, y ellas
concibieron, salieron a la luz estos valientes
del mundo antiguo.
I
Para procrear
con los dioses
lucían pieles de nubes
largas
como el sacerdocio
que ejercían
Ellos bajaban
con sus grandes
y luminosos falos
Rayos
cargados de tormentas
Cobras ciclópeas
al acecho
Un gran delirio
se apoderaba
de sus vientres
Grandes llamas
las atravesaban
Un gran ciclón
precedía el orgasmo
¡Ah!
Pero no son
los hombres de barro
que se derriten
se encharcan
se hacen polvo
y desaparecen.
Nos comunicamos
con la lumbre
que llevamos por dentro
hacemos señales
en el torbellino de las aguas
donde nos bañamos
crestas inmensas
que se encrespan cual ola
Hierves como un volcán
cuando te toco
dejas una estela
para que te reencuentre
Hombre
con la señal del torbellino
en la piel
Piel que se adelanta
a mis caricias
Olfateo tus bríos
cuando siembras ventisqueros
en mis labios
Y me posees
sinuoso
estelar
Mi piel
brilla en la oscuridad
para que la encuentren tus dedos
Cabalgas sobre mi signo
primitivo
Cavas en mi cuerpo
me surcas
siembras flores
Esperas que el rocío
me tiente de nuevo
Detienes el tiempo
en mis zonas recónditas
Bebes en mi
los fluidos
del universo
Caes sobre mí
como un pájaro
Y cantas muy hondo
cerca de mis raíces
Conduces
tus manos antiguas
por mi cuerpo
Guardando
los quejidos ancestrales
en tu costado
Creces hacia mi
me das alcance
Con tu furia
desgarras las luces
que te esperan
Escoge de mi cuerpo
lo que quieras
Escribe en el
la historia del universo
Gáname para siempre
Mujer
hundida lentamente
en lavas
que se adentran
en los rayos del sol
que moran en su vientre
Sus senos
crecen hacia él
lo buscan como fuegos
los sopla el viento
los acerca
Succiona el humo
de su boca
Te hace llover
sobre su vientre
cosechas que vendrán
Te vuelve fuego
introduce el sol
en tus entrañas
Se hunde en tus ojos
levantando columnas
hacia el cielo
Ensalma la carne
con baños rituales
Lo prepara
para que la lluvia
sea prospera
En su vientre reseco
de tanto fuego
Adivinas
ese monte que penetra
en tus ojos
Aguardando tu boca
volviéndote lucífero
Con manos encendidas
toca tu cuerpo
que se derrumba
serpentea
se hace agua
Y lanza su aguijón hacia tus torres
Lo arropas con fuego
lo calientas
Se vuelve cenizas
Humo
lo aspiras
lo sorbes
Menhir ondulante
que se adentra
en tu magia vital
Hecho temblores
al ser regado
por tus mareas altas
Permite
que tu vigor
me sostenga
Que ponga la boca
sobre toda tu vida
Que fije mi piel
en la tuya
con broches luminosos
Ella
hace fluir los mares
para que tu
los riegues con hechizos
y bailes dentro
como su dios sol
Viertes los cantaros
de tu lujuria
sobre el universo
enhiesto
Gasta todo mi ardor
con tu cuerpo
Húndete en mis aguas
Nada
sobre mi oleaje
que regreso a la playa.
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