David Carrillo Rangel
(Barcelona,1978) Ha vivido en Madrid, Reykjavík(Islandia) y Barcelona, donde reside actualmente.
EL BORDE AFILADO DE LA TIERRA
“El viento celebraba su oscura
sensación de haber alcanzado
un nivel más profundo de soledad”
PAUL BOWLES
I. TIERRA
Sobre el polvo que el viento
escribe hay sonidos
empujando el día,
la noche.
El fuego,
cuando la aurora
es sólo un recuerdo
en la memoria,
sigue acariciando el aire,
abrigador.
Palabras que nunca han sido dichas.
Silencios que nunca han tenido lugar.
Nacer allí,
lejos,
el agua de mi sed.
II. FILO
Al sesgo
la luz de la nada
muestra el borde del abismo,
separando el rojo mojado de la lluvia
del azul vacío y traspasado.
Aves sin alas,
sombras de nadie,
tránsito entre la alegría
y las palabras:
la nieve cayendo fría,
mi ansia.
III. VACÍO.
"Pero la vida es tuya: surge y ama"
LUIS CERNUDA
Comienza
con el quebramiento del aire
en las rocas,
en el fondo infinito,
en el vasto cielo inalcanzable.
Hogar azul por donde todo pasa
y nada permanece,
inalcanzable,
donde encuentra su lugar el silencio absoluto,
donde la soledad nunca muere.
Bajo la niebla,
las huellas sobre la arena,
las risas en el viento.
Nunca.
Suspendido en este vacío
encuentro el cuerpo
que alberga mi alma,
hablar con las nubes,
olvidado el miedo.
Todo traspasado por la luz,
protectora, madre.
Me veo flotando en esta nada
y comprendo la imagen que llueve el espejo.
Nazco.
UNA ISLA
Mis labios se confunden con la arena
de una playa aun por amanecer
donde rompen, acariciando calma,
las verdes olas que son tu mirada.
Tu cuerpo acuático me envuelve.
No me hace falta preguntarte nada,
me limito a sentir como el silencio
expande la piel dejándote sitio.
Construimos una isla íntima y salvaje
donde el tiempo está siempre detenido,
mezclándose las lenguas y la miel
en que se han transformado nuestros cuerpos.
Arriba, la luna mira envidiosa
nuestra felicidad de no exigir,
de sentir tan solo el regalo tierno
de los besos que suspiran los ojos.
Y el infinito nos mira dormidos
en un lugar que solo existe en sueños
del que somos libres para ver caer
la lluvia del roce de nuestras almas.
En la confusión de nuestros océanos
interiores me descubro completo:
tus ojos verdes dibujan el mar,
los míos marrones tejen la tierra.
MAPA DE LA SED
Soledad devastada de encierro
ardiendo sobre la arena.
Mis labios un mapa de la sed
dibujado por un niño.
La noche paralizó las olas
de mi cuerpo desnudo.
El dolor puso cada una de las rocas
que perfilan el aliento.
Ansío lluvias
y nieve fría que amordace el deseo,
que detenga los sueños.
Soy un desierto
que quiere helarse,
antes de llorar su fuego.
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