Alfredo Mario Ferreiro (Montevideo, 1 de marzo de 1899 - ídem, 24 de junio de 1959), escritor uruguayo.
Hizo sus primeras letras entre 1917 y 1920 en diarios como El Siglo o La Razón, hasta que 1926. Ese año comienza a colaborar en la revista literaria La Cruz del Sur de Alberto Lasplaces y los hermanos Alvaro y Gervasio Guillot Muñoz. En ella permanecerá hasta 1929 cuando la abandona y pasa a fundar y dirigir la revista Cartel.
Ya en 1927 publicó su primer volumen de poesías, titulado El hombre que se comió un autobús (Poemas con olor a nafta), el cual fue seguido por Se ruega no dar la mano (Poemas profilácticos a base de imágenes esmeriladas) en 1930.
En éstas obras se revela una poesía vinculada al movimiento futurista, en la que se incorporan el mundo ciudadano y los avances tecnológicos del momento. Abandonando tempranamente la creación poética (sus últimos dos poemas publicados aparecieron en 1939), comienza a colaborar en diversos medios como Mundo Uruguayo y Marcha con artículos humorísticos, crónicas y artículos de opinión, tarea que no abandonaría hasta sus últimos días.
Obra
El hombre que se comió un autobús (subtitulado Poemas con olor a nafta) (La Cruz del Sur. Montevideo 1927.)
Se ruega no dar la mano (subtitulado Poemas profilácticos a base de imágenes esmeriladas) (1930)
EL PUENTE
El puente es un atleta:
de un vigoroso salto
cruza el arroyo manso
con el camino a cuestas.
Dos árboles pacíficos
cuchichean la hazaña;
en tanto, las traviesas
margaritas se ríen
de la proeza.
El puente es un atleta:
de un vigoroso salto
cruza el arroyo manso
con el camino a cuestas.
EL ÁRBOL TACITURNO
El árbol tenía un letrero
que solo los pájaros podían leer:
”Se alquilan ramas para nidos”,
decían las letras
que un hombre no habría podido leer.
A pesar del anuncio,
ningún pájaro vino
a hacer su nido
en este árbol, que muere de tristeza,
gacha la cabeza,
al borde del camino.
Estancias del gran cariño
¿Diremos que las ”Estancias del gran cariño” son la delicadeza misma?
“Por el pardo camino de horizonte azulado
va una clara mujer a mi ceñida
y yo voy a su lado
como quien va del brazo de la vida”.
¡Bravo Córdova! Eso es síntesis de belleza. Eso es época actual. Eso es sentir y decir como se siente. “Estación en el campo” nos ha hecho viajar. Y el viaje que hicimos estaba lleno de nítidos cuadritos cuidadosamente observados.
“Cuatro casas entre árboles
te atisban con cariño
pasa el viento rápido
sin mirarte siquiera;
Y tus grillos monótonos,
apacibles y rústicos,
inquietan al viajero
de los trenes nocturnos”,
¡Bravo Córdova! Nos gusta que haya poetas de verdad en el Río de la Plata. Y siempre
abrimos los diarios o las revistas porteñas con la esperanza de encontrar unos versos del
poeta de “La danza de la luna”.
Y, a veces, los domingos, se cumple el anhelo...
LAVANDO NUBES
El viento está lavando las nubes.
Toma una nave negra,
la empapa en lluvia,
la retuerce en seguida,
la golpea contra el molino,
nos moja el campo,
lava el cielo,
y sale la nube blanca
de negra que era,
para ir a colgarse
en el hilo del horizonte,
a secarse.
VISIÓN DE OCÉANO
Cielo y mar
Cielo y mar – Un barco solitario
Cielo y mar
Cielo y mar
Cielo y mar – El horizonte en torno
Cielo y mar
Cielo y mar
Cielo y mar – Brusco rumor de olas
Cielo y mar
POEMA DEL RASCACIELOS DE SALVO
El rascacielos es una jirafa de cemento armado
con la piel manchada de ventanas.
Una jirafa un poco aburrida
porque no han brotado palmeras de 100 metros.
Una jirafa empantanada en Andes y 18,
incapaz de cruzar la calle,
por miedo de que los autos
se le metan entre las patas y le hagan caer.
¡Qué idea de reposo daría un rascacielos
acostado en el suelo!
Con casi todas las ventanas
mirando cara al cielo.
Y desangrándose por las tuberías
del agua caliente
y de la refrigeración.
El rascacielos de Salvo
es la jirafa de cemento
que completa el zoológico edificio
de Montevideo.
AVIADOR
Prototipo del hombre.
En la aurora de la Muerte
He visto tus caídas
Hacia el otro lado.
De un golpe de timón
Ahuyentaste los perros callados
Del Más Allá.
Prototipo del hombre.
Olor a civilización
Encontré dentro de las válvulas
De tu motor.
Moledor de sol
Con el molino vertiginoso
De la hélice,
Para hacer pan de luz.
Abanicador del cielo.
Horador del aire.
Asombro de los pájaros.
Envidia de los árboles
Que tienden, por las dudas,
Sus ramas.
Moledor de sol,
Punching-ball de los vientos,
Azotador de nubes,
Alisador de miedos.
Tu cabeza, aviador,
Es el punto necesario
Para la i latina de tu avión.
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