Léon-Gontran Damas
Léon-Gontran Damas (Cayena (Guayana Francesa), 28 de marzo de 1912 - Washington D. C., 22 de enero de 1978) fue un poeta y político francés. Fue uno de los fundadores del movimiento de la negritud.
Damas nació en Cayena (Guayana Francesa), hijo de Ernest Damas, un mulato de ascendencia europea y africana, y de Bathilde Damas, una meztiza de ascendencia americana y africana. En 1924, Damas fue enviado a Martinica a estudiar al Lycée Victor-Schoelcher, en donde conoció a Aimé Césaire.
En 1929, Damas se mudó a París para continuar con sus estudios. Allí se reunió con Césaire y conoció a Léopold Sédar Senghor. En 1935, los tres jóvenes publicaron el primer número de la revista literaria L'Étudiant noir, la cual sirvió de base para la fundación del movimiento de la negritud.
En 1937, Damas publicó su primer volumen de poesía, Pigments. Damas se enlistó en el Ejército de Tierra Francés durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente fue elegido para la Asamblea Nacional de Francia como diputado de Guayana. Durante los próximos años, Dumas viajó y enseñó en diferentes partes del mundo, incluyendo África, los Estados Unidos, Latinoamérica y el Caribe. También contribuyó como editor de la revista Présence africaine y como consejero y delegado de la UNESCO.
En 1970, Damas se mudó a Washington D. C., en donde enseñó en la Universidad de Georgetown y posteriormente en la Universidad Howard. Damas continuó enseñando en la Universidad Howard hasta su muerte en enero de 1978. Fue enterrado en Guayana Francesa.
Obras
Poesía
Veillées noires (1972)
Névralgies (1966)
Black-Label (1956)
Graffiti (1952)
Poèmes nègres sur des airs Africains (1948)
Pigments (1937)
Ensayos
Poèmes Nègres sur des airs africains (1948)
Poètes d’expression française (1947)
Retour de Guyane (1938)
Cuentos
Veillées noires, Contes Nègres de Guyane (1943)
SALDO
Para Aimé Césaire
Tengo la sensación de verme ridículo
con sus zapatos
con su esmoquin
con su pechera
con su cuello postizo
con su monóculo
con su bombín
Tengo la sensación de verme ridículo
con mis dedos de los pies que no están hechos
para sudar de la mañana a la noche que desnuda
con la fajadura que debilita mis miembros
y le quita a mi cuerpo su belleza de taparrabo
Tengo la sensación de verme ridículo
con mi cuello de chimenea de fábrica
con estos dolores de cabeza que cesan
cada vez que saludo a alguien
Tengo la sensación de verme ridículo
en sus salones
con sus maneras
con sus zalemas
en su múltiple necesidad de monerías
Tengo la sensación de verme ridículo
con todo lo que cuentan
hasta que por la tarde te sirven
un poco de agua caliente
y pasteles constipados
Tengo la sensación de verme ridículo
con las teorías que ellos condimentan
al gusto de sus necesidades
de sus pasiones
de sus instintos que despiertan por la noche
en forma de alabancero
Tengo la sensación de verme ridículo
entre ellos cómplice
entre ellos partidario
entre ellos degollador
con las manos terriblemente rojas
de la sangre de su ci-vi-li-za-ción.
Traducción de Teyeliz Martínez
SOLDE
Pour Aimé Césaire
J’ai l’impression d’être ridicule
dans leurs souliers
dans leur smoking
dans leur plastron
dans leur faux-col
dans leur monocle
dans leur melon
J’ai l’impression d’être ridicule
avec mes orteils qui ne sont pas faits
pour transpirer du matin jusqu’au soir qui
déshabille
avec l’emmaillotage qui m’affaiblit les membres
et enlève à mon corps sa beauté de cache-sexe
J’ai l’impression d’être ridicule
avec mon cou en cheminée d’usine
avec ces maux de tête qui cessent
chaque fois que je salue quelqu’un
J’ai l’impression d’être ridicule
dans leurs salons
dans leurs manières
dans leurs courbettes
dans leur multiple besoin de singeries
J’ai l’impression d’être ridicule
avec tout ce qu’ils racontent
jusqu’à ce qu’ils vous servent l’après-midi
un peu d’eau chaude
et des gâteaux enrhumés
J’ai l’impression d’être ridicule
avec les théories qu’ils assaisonnent
au goût de leurs besoins
de leurs passions
de leurs instincts ouverts la nuit
en forme de paillasson
J’ai l’impression d’être ridicule
parmi eux complice
parmi eux souteneur
parmi eux égorgeur
les mains effroyablement rouges
du sang de leur ci-vi-li-sa-tion.
Leon-Gontran Damas, paso del poema negro [1]
Por: AURINE ROUSSELET
Léon-Gontran Damas [2] tiene la percepción de ser negro de carne como se es “hijo de sangre”. Creador de formas, canta imágenes para que la memoria de la identidad le dé su oportunidad a la vida – emocionante por instantánea–. Y si bien la inocencia no cabe en el asalto de los signos por descifrar, la escritura no pretende decir nada sin el grito del “Yo” que apela a la trascendencia. Conocer el mundo por la opresión (la deportación, los tiempos de la merma, el desprecio, la esclavitud, el crimen) está en la misma fuente de la forja de la poesía damasiana: una poesía de combate, una poesía realista en la que música y humor servirán de temblor para ese orden interior:
En ese instante solo / entonces comprenderéis todos / cuando se les presente la idea / pronto la idea esa se les presentará / la de querer comérselo al negro / al modo de Hitler / comiéndose al judío / siete días fascistas / de / siete [3]
PIGMENTOS (PIGMENTS), 1937 | Con Aimé Césaire [4] y Léopold Senghor, [5] Damas es uno de los tres fundadores del renacimiento cultural de los negros (Noirs) de expresión francesa. Y el menos conocido de los tres. En 1937, es Damas, sin embargo, quien publica el primer texto mayor de la poesía negra (noire), Pigments, [6] como un largo canto de amor a África. Antes de establecerse en París en 1929, se codeó con Aimé Césaire en Fort-de-France, durante sus estudios, en 1925–1926. Este último, a su vez, coincidirá con Léopold Senghor “el africano”, mayor que él, en el parisino liceo Louis-le-Grand, en 1931.
“Fue en el Barrio Latino del mismísimo París en los años 30. Un grupo de estudiantes negros (noirs), integrado por africanos y antillanos, había decidido rescatar del fango la palabra “negro” (nègre) para convertirla en una señal de reunión, una bandera. Ahí estaban Léon Damas, el guayanés […]. Ya era un modelo, era el más “negro” (nègre) por ser el más rebelde de ideas, pero sobre todo en la vida. […] De los tres mosqueteros que éramos, Léon-Gontran Damas, Aimé Césaire y yo mismo, fue Léon-Gontran Damas quien primero encarnó la Negritud mediante un poemario significativamente titulado Pigmentos.” [7]
Floriano Martins | Estudos de pele, 2010-2011El Surrealismo, en aquellos tiempos, ronda el campo intelectual, y Robert Desnos es quien escribirá el prefacio de Pigments, un prefacio vibrante, a la altura del acontecimiento: “Se llama Damas. Es negro (nègre)… Damas es negro y reclama su cualidad y estado de negro. Les llamará la atención a unos cuantos civilizadores que tienen por justo que, a cambio de sus libertades, tierra, costumbres y salud, a la gente de color se le honre con el nombre de ‘prietos’ (Noirs). Damas rechaza el título y recupera su haber.”
En ese histórico poemario, cuyo revelador título alude a las diferencias físicas de su raza, Damas “el antillano” se dirigía a los senegaleses. De hecho, era del todo consciente del racismo y la aterradora evolución de Alemania. El último poema de Pigments, “Et Cætera”, destinado a los senegaleses, llama sin rodeos a la rebelión:
A los Antiguos Combatientes senegaleses / a los futuros Combatientes senegaleses / a cuantos combatientes senegaleses futuros antiguos / pueda parir Senegal / (…) / Yo / les pido / que silencien la necesidad que sienten / de saquear / de robar / de violar / de mancillar otra vez las antiguas orillas / del Rin / Yo les pido / que comiencen por invadir Senegal / Yo les pido / que les den a los Cara-coles (Boches) la paz. [8]
Pero fue en Costa de Marfil donde se oyó su llamamiento. Pigments se tradujo entonces al baule, [9] unos marfileños recitaron poemas del libro cuando rechazaban se les movilizara en 1939. El gobierno francés lo castiga; el libro fue prohibido en el acto. Pero nada puede la censura frente a la evidencia manifestada de un puente entre las Antillas y África. De hecho, cualquier hombre negro (noir) que no ahogara sus propios valores culturales encontraba en esos versos la base de una solidaridad infinita:
Va también / mi alelamiento / de antaño / de correazos nudosos / de cuerpos calcinados / de la uña del pie a la espalda calcinados / de carne muerta / de tizones / de hierro al rojo vivo / de brazos quebrados / bajo el látigo que se suelta sin freno / bajo el látigo que manda rodar el ingenio / y saciarse de sangre de mi sangre de sangre la azucarera / y la cachimba del encomendero que se pavonea al cielo. [10]
EL PARÍS DE ENTREGUERRAS | El período de entreguerras (1919–1939) es en París el escenario de una revolución cultural negra derivada de la lógica bolchevique [11] (con una base ideológica marxista), la “misión civilizadora” de cierta Francia en África y el conjunto del imperio francés, así como la difusión de los temas panafricanos, en particular los de Marcus Garvey, [12] nacidos en América. Conviene subrayar que la idea de la “Francia Máxima” culmina en mayo de 1931 con la exposición colonial en Vincennes (París). [13]
El surgir de una reivindicación política y cultural negra data de 1919, siendo la deuda de sangre contraída por Francia (durante la guerra de 1914–1918) la que legitimará la argumentación de los activistas negros. [14] 1926 es el gran momento de la “concienciación” racial, cuando los negros fundan organizaciones reivindicativas para los negros. Africanos y antillanos se declaran entonces los “negros conscientes”. Señalemos que el premio Goncourt le corresponde en 1921 a René Maran, un antillano, el primer hombre negro (noir) en ganar ese premio en Francia, por su novela Batouala, [15] un auténtico libelo contra el colonialismo.
El verdadero giro se produce en los años 30. Para el gran público, se plasma en el triunfo de la ola negra que se aprecia en los cafés, cuevas y galerías del Barrio Latino –de las modas más superficiales, como la revista de Josephine Baker, al descubrimiento del jazz (en particular el de Duke Ellington), del Arte Negro [16] así como de la escultura negra–. Pero la revolución cultural se afianza realmente de 1937 a 1939 con un conjunto de obras: el Cuaderno al regreso de un país natal, [17] tenido por el Manifiesto de la Negritud de Aimé Césaire, los Cantos de la sombra y Hostias negras, [18] dos poemarios de Léopold Senghor escritos entre 1936 y 1945, sin olvidar el célebre texto teórico de éste, “Lo que aporta el hombre negro”, [19] de 1939.
Verdad es que esa revolución vino preparada. Lo estuvo por el destierro voluntario en París de los cabecillas de la “Negro Renaissance” de Harlem, [20] en las postrimerías de los años 20, un exilio que propició una intensidad de intercambios culturales e ideas políticas sin precedentes. Léon-Gontran Damas expresa sin remilgos su gratitud hacia los precursores de la Negritud: “[…] Desde la inmersión que representan para nosotros Banjo de Claude McKay y después Home to Harlem y Banana Bottom, los escritos de Langston Hugues, Sterlin Brown y Walter White nos llevan, de revelación en revelación, al descubrimiento de otros países fuera del nuestro. [21] Algunas revistas literarias dejaron también una huella imborrable que condicionaría el movimiento de la negritud.
Un grupo de estudiantes antillanos de París [22] publica el 1 de junio de 1932 el manifiesto Legítima Defensa (Légitime Défense), epígono del surrealismo francés. Vano es querer encontrar ahí el deje de una supuesta “protonegritud”. La novedad reside en la aportación de temáticas comunistas. [23] Es el periódico El Estudiante Negro (L’Étudiant Noir), fundado hacia 1934, el que concreta la apertura del movimiento de la Negritud. De hecho, la presencia de Léopold Senghor, “el africano”, arroja por sí sola una nueva luz sobre la diáspora negra de París. Escuchemos a Léon Damas: “L’Étudiant Noir, un periódico corporativo y de combate con el objetivo de acabar con la tribalización, el sistema de clanes vigente en el Barrio Latino. Dejábamos de ser ante todo unos estudiantes de Martinica, Guadalupe, la Guayana, África o Madagascar para convertirnos en un solo e idéntico estudiante negro (noir). Adiós a la vida en circuito cerrado.” [24]
Desde entonces, ya no prima sobre la revolución cultural la revolución política de las revistas anteriores (y entre ellas la famosa Revue du Monde Noir dirigida por Paulette Nardal), vinculadas al comunismo o la lucha anticolonialista, y no se le considera más al Surrealismo “una escuela o un maestro”. El objetivo del grupo de L’Étudiant Noir sólo tiene una realidad: recuperar el patrimonio de las civilizaciones africanas y la palabra negroafricana (a raíz del estudio de obras etnográficas o de la poesía africana tradicional…).
Léon-Gontran Damas, poeta cimarrón. [25] Entre la Guayana y África el velo mental se rompe: Léon Damas tiene seis años cuando se le libera la palabra. Hasta entonces ha padecido asma. Su niñez es guayanesa, su adolescencia martinicana, pero es en París, como ya se ha dicho, punto de encuentro entre las Antillas y África, donde toma posesión de sus ascendencias africanas. Señalemos que la Guayana no es parte de las Antillas. El poeta, conviene apuntarlo, no experimentará el condicionamiento psicológico de un isleño. En París, por consiguiente, se declara con toda naturalidad antillano, y la totalidad de su palabra poética se edificará en base a este modelo de comercio triangular, Europa–Áfricas–Islas, un modelo presente en el imaginario colectivo de los negros (noirs) antillanos y americanos:
Tres Ríos / tres ríos fluyen / tres ríos fluyen en mis venas. [26]
Floriano Martins | Estudos de pele, 2010-2011Damas padece entonces, en cuanto antillano, la frustración del continente perdido, del continente lejano:
A MILLAS Y MILLAS / en París París París / París – el Exilio / mi corazón mantiene viva / la doble falta / del primitivo despertar a la belleza del mundo / y del primer negro muerto en la línea / muerto en la misma Línea / que aún conduce / a las Islas de la aventura / a las Islas a la deriva / a las Islas de filibusteros / a las Islas de bucaneros / a las Islas de la tortuga / a las Islas de Negrerías / a las Islas de Azucareras / a las Islas de la Muerte-Vida. [27]
Pero, ante todo, las virtudes de la educación que le inculcaron sólo sirven para que libere toda su rabia:
Me da la sensación de hacer el ridículo / en sus zapatos / en su esmoquin / en su pechera en su cuello postizo / en su monóculo / en su sombrero hongo / (…) / Me da la sensación de hacer el ridículo / entre ellos cómplice / entre ellos macarra / entre ellos degollador / con las manos espantosamente rojas / de la sangre de su ci-vi-li-za-ción. [28]
Separado del alma de su Isla por esa educación de “muy buenos modales”, los prejuicios burgueses de su ámbito mulato, la religión…, Léon Damas tiene el aspecto de un “asimilado”. Y, pese al humor del poeta que asoma, en particular, en su famoso poema Hipo (Hoquet), en el que se mofa de la Negritud, se asienta en él un sufrimiento intenso, el de haber sido “blanqueado”:
Blanqueado / Mi odio crece al margen / de la cultura / al margen / de las teorías / al margen de las palabrerías / de las que se creyeron obligados a atiborrarme en la cuna / mientras que todo en mí sólo aspira a no ser sino negro / tanto como mi África que han desvalijado. [29]
Y la idea de cimarronear surge por partida doble en Damas cuando denuncia el silencio cómplice de todas las mentes asimilacionistas:
y quienes / quienes mencionémoslos / quienes berrean en las Antillas / por nacer en las Antillas / por nacer en Guayana / por nacer en otro lugar cualquiera que no sea junto / al Sena o al Ródano / o al Támesis / al Danubio o el Rin / o al Volga / (…) / Quienes rechazan un alma / quienes se desprecian / quienes para sí mismos y los suyos sólo tienen / vergüenza y cobardía. /Quienes renuncian a una vida plena de hombres / a ser / algo más que sombra de sombras. [30]
Sólo será en 1938, mediante la publicación de Regreso de Guayana, [31] cuando Damas volverá a hacerse con su isla. En París, pronto deja de lado sus estudios de derecho para ahondar en sus conocimientos sobre África en el Instituto de Etnología. Consigue una beca de investigación y viaja a la Guayana para estudiar in situ las supervivencias de la cultura africana, por cuenta del Museo del Hombre. Sus investigaciones acerca de la organización material y social de los negros bosch, unos negros cimarrones (bushi nengue, hombres del bosque), se publican pues en Regreso de Guayana, un auténtico libelo contra el colonialismo francés en Guayana:
Por todas partes pudo el africano trasplantado ser martirizado, extenuado, exterminado. En ninguna parte ha podido ser aniquilado ni domado: siempre algunas manifestaciones inesperadas, bien en el arte, bien en el mismo verbo, o en la acción…; testimonio indestructible y, a veces, irónica vitalidad de esos grupos. [32]
La escritura es un viaje, ya se sabe, pero también lo es la lectura. Esa obra en prosa (Regreso de Guayana) explora los ruidos y olores recobrados de la tierra de Guayana. Los toques del tambor, los olores del rott peye caracterizarán el reflotar de la vida. Y, si bien Damas se inscribe dentro de esa poética de la resistencia para clamar la negritud, no lo hará sin escribir la oralidad, con vistas a ensanchar las fronteras de su reivindicación, revalorización de las civilizaciones negras (noires), señalémoslo, en el encuentro con Europa.
El verdadero parte de nacimiento de esa cultura es el volumen de cuentos criollos Veladas negras. [33] Los konts (cuentos) de Tétèche, narradora mítica, viva encarnación del país natal, penden pues de la oralidad tradicional; corros, dolos (sentencias proverbiales o parábolas), masac (juego ritualizado de adivinanzas), la orquesta criolla (el son), las danzas (gragé, kase-ko, negrero)… El protagonista del libro es un conejo astuto, prodigioso en el arte de desviar la fuerza brutal, de lidiar con ella. Ahí también encontró Damas la forma de incitar a los pueblos oprimidos a la rebelión.
Mientras que el imaginario no se puede traducir, la fe es fruto de una diseminación. Las fórmulas son más estrategias de supervivencia que vehículos de la lengua; al ser orgánicas, pertenecen a una geología interna. Damas proclama, Damas recoge, Damas enriquece la palabra negra ocultada durante tanto tiempo, palabra cuya huella recorre de principio a fin el libro Poemas negros sobre melodías africanas. Damas presenta esos cantos de amor, cantos de guerra, cantos fúnebres y cantos satíricos como meras traducciones. Escribe sobre ello: “Traducidos del rongue, del fante, del basuto, del tuculor o también del bambara, los pocos textos que hoy entregamos servirán para desvelar las facetas múltiples de la poesía negra en su expresión e inspiración. Poesía cuya característica esencial es que, por ser improvisada, nunca es declamada ni recitada, sino cantada.”
La poesía damasiana es formidable por conferir a la imagen de la resistencia su acceso. Y, si engendra lo desconocido, será para que lo banal se vuelva absoluto. Pues Damas lleva consigo el ansia del movimiento, afianzándose siempre su lengua contra un futuro, el ansia del encuentro. Su existencia viajera lo atestigua: entre América (Brasil) y el oeste de África (Senegal, Costa de Marfil), entre Francia y Estados Unidos (donde llegará a dar clases, en la universidad Howard de Washington, en 1974). El compromiso puede retratar el terror; detrás de esa cara está la voluntad de obedecer los interrogantes.
Floriano Martins | Estudos de pele, 2010-2011Léon Damas no dejó de luchar contra la muerte ni de entrar en la vida por lo mejor: la conquista de la libertad. Su vida entera plasma el flujo de esas fuerzas. Basta con recordar que fue un resistente comprometido contra la Alemania nazi, delegado de la Sociedad Africana de Cultura en la Unesco, diputado por Guayana, conferenciante por todo Estados Unidos (en su calidad de fundador del concepto de “Negritud”)… El poeta se nos presenta como un perfecto operario de la esperanza, y volvemos a leer hoy en día aquellas obras, a veces imposibles de encontrar, “agotadas” –dicen–, en la única duración del canto de lo universal.
LÉON-GONTRAN DAMAS, CREADOR DE RESONANCIAS | Black-Label [34] se presenta como la consagración de las obras anteriores. En el largo desplegar del poema, cuatro tiempos llevan al poeta desde París hacia su tierra natal, “del País de Guayana de mi corazón colgado”. [35] Ahí se tratan muchos temas: la deportación de los negros a las Américas, la colaboración de algunos negros autóctonos, los negros vergonzosos de sí mismos, el apego al suelo guayanés y la desgracia implantada del orden colonial, el doble desarraigo del guayanés, la denuncia de la pretensión asimilacionista, etc. El libro, además, se tiene por uno de los más importantes poemas de la historia de la literatura del Caribe, ilustrando Black-Label mediante el propio título la cuestión del label por tragar, esa etiqueta adherida a la piel del hombre negro (noir) inferiorizado:
Y BLACK-LABEL / para no cambiar / Black-Label por beber / a qué cambiar [36]
Bien se sabe que, con Damas, la indignación nunca le teme al grito. El suyo es el mundo de la desobediencia:
El hombre blanco jamás será negro / pues la belleza es negra / y negra la sabiduría / pues el aguante es negro / y negro el valor / pues la paciencia es negra / y negra la ironía / pues el encanto es negro / y negra la magia / pues el amor es negro / y negro el contoneo / pues la danza es negra / y negro el ritmo / pues el arte es negro / y negro el movimiento / pues la risa es negra /pues la alegría es negra / pues la paz es negra / pues la vida es negra [37]
No se puede leer la poesía de Damas sólo con los ojos. La labor del oído arropa también la promesa de su presencia singular. Cuando lo maravilloso da paso a la belleza. Cuando el mundo sensible obsesiona a un poema por el sonido del tam-tam. Cuando escribir participa de lo precario, del detalle que captar para ahondar en el vacío. Entonces estalla un ruido, otro se salva, y la escritura canta, y la escritura baila para barrer el tiempo. La poesía de Damas rezuma repetición, escansión, salmodia; la huella de un estilo negro para que de la escucha surja la atención a lo maravilloso. Senghor “el africano” escribía, acerca de la poesía de Damas: “(…) todo ello sometido al ritmo natural del tam-tam, pues, con Damas, el ritmo supera a la melodía”. [38] La música revela en vivo cuanto incomunicable catalizan también el silencio, la soledad, la tristeza o el humor.
Llegaron esa noche cuando el
tam
tam
rodaba de
ritmo
en
ritmo
el frenesí
de los ojos
el frenesí de las manos
el frenesí
de los pies de estatuas
DESDE ENTONCES
cuántos YO YO YO
han muerto
desde que llegaron esa noche cuando el
tam
tam
rodaba de
ritmo
en
ritmo
el frenesí
de los ojos
el frenesí
de las manos
el frenesí
de los pies de estatuas [39]
En Pigments, su primer libro, es imposible no fijarse en la dedicatoria del poema “Shine”: “Para Lois Armstrong”. Shine significa aquí “limpiabotas” y remite al negro (noir) brillante de la piel del negro (Nègre) de pura raza. De hecho, Armstrong compone en 1930 una canción –más bien, una versión– que renueva la imagen del negro (Noir), resplandeciente en su traje a la última, y a Damas le seduce instantáneamente el jazz, emblema de la valoración del negro (Nègre).
Floriano Martins | Estudos de pele, 2010-2011Numerosos son los poemas de Damas en que se vuelve a encontrar una textura polimorfa y, como en el jazz, una unidad dentro de la diversidad de elementos (poemas “Nuit blanche”, “Hoquet”, “Obsession” en Pigments). La afirmación de la Negritud, “Black is beautiful”, irradia el conjunto de la obra de Damas. El humor, inseparable de su obra, causa tantos estragos como el grito. Para vivir en el mundo, uno ha de ser consciente de su diferencia y trabajarla hasta convertirla en un objeto meditado del humanismo. Damas lo entendió. No cede al encontrar al otro. Se eleva. Agarra a la noche en brazos (otro tema de la cultura negra [noire]), la abraza, se funde en ella, sale a la luz por la risa soberana. Y si cruza unas palabras inconfesables con la muerte, será para que el escribir sobre la piel negra (noire) le plante cara a la expresión de la libertad.
Léopold Senghor recalca que la poesía de Damas “lleva a menudo una emoción ocultada bajo el humor. Un humor negro (nègre) que no es, como la pulla, la agudeza o el juego de palabras, afirmación de la primacía del intelecto, sino reacción vital frente a un desequilibrio humano”. [40]
El sarcasmo, la provocación: otros tantos recursos retóricos para que nazcan unos tiempos nuevos, para que de la sombra salga la voz de los oprimidos. La antología de Damas titulada Poètes d’expression française, 1900–1945 [41] simboliza la generosidad del poeta, pionero de la Negritud, quien dio su vida por recuperar la dignidad de su raza, pues no dejará nunca de abrir las puertas a la unidad. Invade su pensamiento el conocimiento, el único: la sabiduría.
Léon-Gontran Damas, ¿caído en el olvido? ¿Como su poemario Graffiti que canta el amor? El movimiento perpetuo asimila la ausencia, de la que enseguida se desprende: de la palabra recobrada rebufa entonces el manifiesto de la vida, sin que nada espere recibir del cálculo la exigencia de lo absoluto.
NOTAS
[1] Ya desde el siglo XVIII, la voz nègre, préstamo del español “negro”, tiene en francés un fuerte matiz despectivo: remite al esclavo de raza negra, al negro sojuzgado y humillado. Sólo será en las primeras décadas del siglo XX cuando reivindicarán y usarán con orgullo el término los promotores del concepto de “negritud”, entre quienes destaca la figura de Damas. Falto el castellano de una pareja léxica similar (como sí la hay en inglés, con nigger y black), las ocurrencias de nègre en el texto original del presente artículo han sido traducidas directamente por “negro”. Donde aparecía la forma “neutra” noir, o en caso de ambigüedad, se ha señalado entre paréntesis la palabra francesa. (Nota del traductor.)
[2] Léon-Gontran Damas nace el 28 de marzo de 1912 en Cayena (Guayana francesa) y muere el 22 de enero de 1978 en Washington (Estados Unidos).
[3] “S.O.S.”, Pigments. Névralgies, París, Présence Africaine, 1972.
[4] Aimé Fernand David Césaire nace el 26 de junio de 1913 en Basse-Pointe (Martinica) y muere el 17 de abril de 2008 en Fort-de-France (Martinica).
[5] Léopold Sédar Senghor nace el 9 de octubre de 1906 en Joal (Senegal) y muere el 20 de diciembre de 2001 en Verson (Francia).
[6] Pigments, prefacio de Robert Desnos, París, Editorial Guy Lévy Mano, 1937. Gran tipógrafo, el editor es un compañero de los surrealistas. Señalemos que los poemas de Damas fueron publicados en la revista Esprit ya desde 1934.
[7] Alocución de Léopold Sédar Senghor a la llegada de las cenizas de Damas a Fort-de-France en 1978.
[8] “Et Cætera”.
[9] El baule es un importante idioma de Costa de Marfil.
[10] Poema “La complainte du nègre” (“El llanto del negro”).
[11] La revolución rusa de 1917 pronto atrae a los activistas anticolonialistas. Pero, a ojos del comunismo, el continente negro (noir) seguirá siendo una inquietud secundaria. La “causa negra” (nègre) sólo existe para debilitar al capitalismo internacional.
[12] Jamaicano, Marcus Garvey funda en 1916 en EUA una organización panafricana, la UNIA (Universal Negro Improvment Association): el primer movimiento negroamericano de masas. La mística garveyista se fundamenta en la “vuelta a África” –conocida como sionismo negro (noir)–, un antiliberalismo y un anticomunismo. Su lucha contra el mestizaje pretende introducir la división racial característica de las Antillas. Pese a su componente racista, numerosos son los negros (nègres) en repetir con orgullo el famoso “Black is beautiful” del movimiento precursor.
[13] Los círculos surrealistas emprenden acciones vindicatorias frente a la “feria de Vincennes”. La octavilla “No visite la Exposición Colonial” lleva las firmas de André Breton, Paul Éluard, Benjamin Péret, Louis Aragon, René Char, Yves Tanguy, Georges Malkine, etc.
[14] Los activistas negros son pannegros o asimilacionistas, comunistas o panafricanos. Señalemos que algunos combatientes senegaleses desmovilizados en la Francia metropolitana se convierten en estibadores o marineros en los grandes puertos.
[15] Batouala, auténtica novela negra (Batouala, véritable roman nègre), París, Albin Michel, 1921.
[16] Señalemos la obra de referencia de esa época, L´Art nègre, del etnólogo Georges Hardy (Editorial Henri Laurens, París).
[17] Cahier au retour d´un pays natal, Revista Volontés, núm. 20, agosto de 1939, París.
[18] Chants d´ombre y Hosties noires. La publicación es tardía: 1945 y 1948.
[19] “Ce que l´homme noir apporte”, Liberté 1. Négritude et humanisme, París, Le Seuil, 1964.
[20] Los soldados estadounidenses negros (noirs) de la guerra de 1914–1918 son quienes, de vuelta a su tierra, difunden la idea de una Francia “negrófila” que atraerá a la nueva generación de escritores (Langston Hugues, Claude McKay, Countee Cullen, etc.). La Negro Renaissance aparta el ansia de honorabilidad del negro (noir) americano, del “Negro (nègre) civilizado” que el movimiento New Negro se había empeñado en legitimar. La vena “primitivista” da pie, en particular, a una literatura de guetto y de plantación sudista. Pero no por ello marchan a África…
[21] Conferencia leída en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, “Retrospectiva acerca de la Negritud” (“Rétrospective sur la Négritude”), 1974. Véase Daniel Racine, Léon-Gontran Damas, 1912–1978, University Press of America, 1979.
[22] Étienne Léro, Jules-Marcel Monnerot, René Ménil, Maurice Sabas Quitman…
[23] Señalemos que el periódico proletario La Raza Negra (La Race Nègre), dirigido por Kouyaté (secretario general de la LDRN, Liga de Defensa de la Raza Negra, fundada en 1927), ya había apuntado a la “burguesía nacional negra”.
[24] Léon Damas, “Notre génération” (inédito). Citado por Lylian Kesteloot en Les Écrivains noirs de langue française : naissance d´une littérature, Université Libre de Bruxelles, 1963.
[25] ¿Qué es un cimarrón? La voz define al esclavo que escapa de la esclavitud, que se extrae del universo de las plantaciones para vivir en libertad en los montes o bosques.
[26] Black-Label, París, Gallimard, 1956.
[27] Ibíd.
[28] Poema “Solde” (“Saldo”), Pigments.
[29] Poema “Blanchi” (“Blanqueado”), ibíd.
[30] Black-Label.
[31] Regreso de su misión etnográfica por cuenta del Museo del Hombre.
[32] Regreso de Guayana.
[33] Veillées noires, París, Stock, 1943.
[34] Black-Label fue publicado en 1956, dos decenios moldearon el tiempo desde Pigments (1937).
[35] Black-Label.
[36] Ibíd.
[37] Ibíd.
[38] Senghor, en Anthologie de la poésie nègre et malgache de langue française.
[39] Poema “Llegaron esa noche” (“Ils sont venus ce soir”), Pigments, p. 13.
[40] Léopold Sédar Senghor, Anthologie de la nouvelle poésie nègre et malgache de langue française, Présence Africaine, París, 1948.
[41] Publicada por la editorial Le Seuil, París, 1947.
Laurine Rousselet (Francia, 1974). Ensaysta. Sus publicaciones de poesía son Mémoire de Sel (2004), Séquelles (2005), Hasardismes (aforismos) (2011); y de narrativa: L’été de la trente et unième (2007), De l’or havanais (2010). Traducción al español de Vincent Ozanam. Ensayo originalmente publicado en la revista Archipiélago # 73 (México, agosto de 2011). Contacto: rousselet.lo@wanadoo.fr.
Publicación: Revista Agulha
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