(Biel, Suiza, 15 de abril de 1878 - † cerca de Herisau, Suiza, 25 de diciembre de 1956) fue un escritor suizo. Su hermano, Karl Walser, fue un conocido pintor.
Fue autor de una no demasiado extensa obra con tintes autobiográficos y caracterizada por un estilo que le es propio e inconfundible. Además de multitud de relatos cortos y poesía, sus principales obras son Los hermanos Tanner, Jakob von Gunten, El ayudante, El bandido, La rosa y El paseo. De manera póstuma han aparecido publicados Microgramas, una serie de notas que el autor escribía en papeles sueltos sin ánimo de publicarlos.
Su vida siempre fue desdichada y falleció el 25 de diciembre de 1956 mientras paseaba entre la nieve cerca del manicomio de Herisau (Suiza), donde estaba ingresado voluntariamente.
Bibliografía (traducida al español)
Escrito a lápiz: MICROGRAMAS I (1924-1925) (Ediciones Siruela, 2005)
Escrito a lápiz: MICROGRAMAS II (1926-1927) (Ediciones Siruela, 2006)
Escrito a lápiz: MICROGRAMAS III (1925-1932) (Ediciones Siruela,2007)
La habitación del poeta (Ediciones Siruela, 2005)
El bandido (Ediciones Siruela, 2004)
Jakob von Gunten (Ediciones Siruela, 2003)
Historias de amor (Ediciones Siruela, 2003)
El ayudante (Ediciones Siruela, 2001)
Los hermanos Tanner (Ediciones Siruela, 2003)
Los cuadernos de Fritz Kocher (PRE-TEXTOS, 1998)
La rosa (Ediciones Siruela, 1998)
El paseo (Ediciones Siruela, 2001)
Vida de poeta (EDICIONES ALFAGUARA, S.A. - GRUPO SANTILLANA, 2003)
Las composiciones de Fritz Kocher (UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, 2000)
Historias (Ediciones Siruela, 2010)
Estas son versiones del único libro de poemas que publicase Robert Walser en vida. Son escritos tempranos traídos al inglés por el excelente poeta y traductor Michael Hamburger, que no llegó a dar a luz estos escritos, ya que murió poco antes de hacerlo. Sin embargo, dejó unas notas en una carta del 22 de mayo de 2007, en las que menciona la anticipación que podía hacerse de los problemas psicológicos de Walser que, recordemos, pasó internado psiquiátricamente los últimos 30 años de su vida. Recuerda también Hamburger que parece haber cierta continuidad o contigüidad entre estos poemas y el famoso Scardanelli de Hölderlin, quien también terminase en el asilo las últimas décadas de su existencia (de 1802 a 1843).
En ese poema, datado en 1807, Hölderlin declama: "Yo, señor mío, ya no tengo el mismo nombre". Preguntado Walser si seguía escribiendo durante su larga internación, éste respondió:
"No estoy aquí para escribir sino para estar loco".
A UN COSTADO
Tomo mi paseo diario;
esto me conduce ni lejos ni ancho
y a casa; entonces sin habla
ni sonido se me pone a un costado.
NIEVE
Está nevando, nevando, cubre la tierra entera
con una pesada pila, tan ancha, tan ancha.
Tan dolorosamente se tambalea desde el cielo,
este remolino por todos lados, la nieve, la nieve.
Esto te da a vos, oh, una amplificación, un descanso,
este mundo de blancura oprimida me debilita.
Tan pequeño al principio, luego grande, mi anhelo
se convierte en lágrimas calientes que me invaden, ardiendo.
ABATIMIENTO
Por tanto tanto tiempo he esperado tonos
dulces y saludos, un sonido alegre.
Ahora me abato: ni un tarareo, ni un tañido,
sólo nieblas derivando, y éstas abundan.
Lo que en secreto cantaba desde un oscuro escondite,
tú, tristeza, ahora endulza mi arrastrante paso.
COMO DE COSTUMBRE
La lámpara todavía está ahí,
la mesa también está ahí,
y yo estoy en la habitación;
y mi añoranza, me temo,
todavía suspira, como de costumbre.
Cobardía, ¿todavía estás ahí?
¿Y, mentira, tú también?
Un oscuro 'sí' yo oigo:
la tristeza todavía está ahí,
en la habitación yo persevero
como de costumbre.
DECEPCIÓN
Ahora las manos cansadas otra vez,
ahora las piernas cansadas otra vez,
una oscuridad que no se eleva.
Me río, para que las firmes paredes se corran.
Pero ahora estoy estoy mintiendo, confieso;
estoy llorando, sin embargo.
DEMASIADO FILOSÓFICO
Qué fantasmal en su hundimiento
y en su creciente es mi vida.
Para mí mismo me veo saludando con la mano
y desaparezco del saludante.
Como risa me veo a mí mismo
y luego como la más profunda tristeza,
después como un salvaje tejedor de palabras;
sin embargo todo su hunde, se va abajo.
Y seguramente en todo momento
nunca he podido tener razón.
Vagabundear por lugares olvidados
siempre ha sido mi situación.
ATARDECER
Amarillo-negro en la nieve delante mío
un caminito brilla y vientos bajo árboles.
Atardece, y los colores
humedecen pesadamente el aire.
Los árboles bajo los que camino
tienen ramas como los chicos manos;
suplican interminablemente,
indeciblemente queribles, cuando el caminante se detiene
[y se queda parado.
Jardines y cercos distantes
arden en la oscura confusión,
y un brillante cielo, helado-de-miedo,
ve estirarse las manos de los chicos.
MÁS
Quise detenerme, quedarme quieto
pero fui empujado más y más,
más allá de los árboles que eran todos negros,
pero bajo esos árboles negros
quise detenerme, quedarme quieto,
sin embargo fui llevado más y más,
pasando prados que eran verdes,
pero junto a esos prados verdes
yo sólo quería parar, quedarme quieto,
y fui llevado más y más,
pasando casuchas de los pobres;
en una de esas pobres casuchas
quise detenerme de todas maneras
para contemplar su pobreza
y cómo su humo tan lentamente
se enrula en el cielo, anhelo
detenerme aquí mucho tiempo,
dije todo esto y me reí,
el humo surgió sonriendo humeantemente,
fui empujado más y más.
TEMOR
Quisiera
que las casas se soltasen
y fueran por mí.
Eso sería aterrador.
Quisiera
que mi corazón pudiese torcerse,
mi razón congelarse.
Eso sería aterrador.
Lo que es más espantoso de todo
quisiera apretar contra mí.
Anhelo el máximo posible
de agonía.
Y SE FUE
Sin una palabra saludó con su sombrero
y se fue, dicen acerca del hombre que viaja.
Arrancó las hojas de todos los árboles
y se fue, dicen acerca del grosero otoño.
Sonriendo compartió sus favores, la gracia
y se fue, dicen de su majestad.
Durante la noche golpeó la puerta
y se fue, dicen del sincero dolor.
Llorando él apuntó a su corazón
y se fue, dicen acerca del pobre hombre.
LUZ OPRESIVA
Dos árboles se yerguen desnudos en la nieve,
los cielos, agotados por la luz,
se mueven camino a casa y aquí debajo
sólo la tristeza se cruza en mi vista.
Y detrás de los árboles se avecinan
casas tan altas, tan oscuras.
Ahora se dice algo en la pesadumbre,
ahora los perros comienzan a ladrar.
Ahora los queridos, redondas
lámparas-luna se encienden en la casa.
Y ahora está saliendo,
boquea como una herida.
Qué pequeñas son nuestras vidas acá
y qué vasta la nada.
Los cielos, agotados por la luz,
le dieron a la nieve todo lo que poseen.
Los dos altos árboles inclinan
sus cabezas, como para conversar.
Las nubes derivan a través de la quietud,
bailan a través del universo.
EN LA LUZ DE LA LUNA
Pensé cuando la noche era profunda
que las estrellas debían estar cantando,
ya que, despierto de mi sueño,
oí un suave tañido.
Pero era una pequeña arpa
que atravesó las paredes de mi cuarto,
y a través del frío, y la filosa
noche sonó como la fatalidad.
Pensé en luchas vanas, vanos enredos,
la oración, la maldición fue soplada lejos,
y por un buen rato escuché los cantos,
yací largamente despierto.
FUENTE
Modern Poetry in Translation. Third Series, Number Eight.
Londres, 2007
http://inutilesmisterios.blogspot.com.es/2016/05/los-poemas-de-la-melancolia-de-robert.html
***
Un poeta le dijo a su novia
Traducción de Juan de Sola Llovet
Un poeta le dijo a su novia
«Ya sabes que soy un genio
Y que por eso no puedo evitar
Vivir al día cual inútil.
Es lo que hacían todos
Quienes se sintieron llamados a algo superior.
Los de mi linaje no nos resignamos a
Ser aplicados y trabajadores,
Es algo que dejamos para los burgueses».
Acto seguido, la muchacha respondió:
«¿Acaso te crees más que el resto?
Deberías avergonzarte de un orgullo tan descarado.
Si eres un verdadero poeta
Léeme lo que has escrito.
El cuento de Nonosresignamos
Mejor se lo cuentas a otra
¡La arrogancia y las osadas frases hechas
No bastan para hacer un poeta!»
Él le mostró su último
Poema y dijo: «He tardado cuatro semanas
En escribirlo». «¿Qué?» exclamó ella. «¿Cuatro semanas?»
Lo leyó , y cuando hubo terminado,
Se rió en su cara y le tiró
El poema a los pies:
«Estos versos son horribles
Y el que los haya compuesto
Que se quite ahora mismo de mi vista».
El poeta estaba derrotado,
Se pasó la mano por el cabello
Y dijo: «No te lo tomes así»,
Y le dio un beso y recogió
El poema, se busco un buen
Oficio, y se convirtió en un hombre honrado
Y ambos fueron muy felices
Y se amaron, tuvieron hijos
Y no hicieron nada que no fuera sensato.
Soneto a un cuadro de Boucher
El juego del yacer y la mirada
entregada al aire libre en compañía,
y en el mundo ser felices a porfía,
al contemplar a tu hermosa amada.
¿Qué es más maravilloso que la confianza
en una prosperidad compartida,
al cielo azul de mayo sometida
sobre verdes praderas de holganza?.
Ataviada de pastora la dama,
por su fervor parece embelesada,
a lo lejos mira como una diosa,
De rutinas y desvelos alejada.
Su amor al amante cede gustosa,
y acepta complacido sus lisonjas.
EL RETIRO
Tú ve allí, que allí todo
es fácil, quiero decir que estando allí
no necesitarás nada, y te sentirás bien contigo
siempre. Todo lo mejor
estará en y junto a ti, y todo alrededor
será claro, y también tú serás clara,
de tal modo que estarás eternamente
satisfecha contigo y con el mundo,
y de acuerdo con la vida.
Allí la tierra es verde y marrón
Y blanca como una alfombra, y si quisieras
Flores, bien, creo que también allí florecen,
Y que tampoco falta un cielo azul.
Trinan los pájaros en las ramas,
Y tienen mesas y sillas en todas partes
para que puedas dibujar
en una hoja de papel
todo cuanto sientes,
si es que te apetece
semejante pasatiempo. Pero más te gustará
descansar y entregarte al pensamiento
y soñar y sentirte sólo bien.
Tú ve. El lugar
se encuentra fácil. Si quisieras,
te podría acompañar;
así podremos los dos
alegrarnos de lo ameno
y hartarnos de observar lo bello,
sólo tienes que confiar en mí.
Seguro que encontrarás sólo
lo que quieres y que no pasará nada
que no pueda hacernos felices.
MIEDOS
He esperado saludos mucho tiempo,
frases suaves, al menos un sonido.
El miedo no es de voces o tañidos:
penetrar, sólo la niebla penetran.
Un secreto canto en acecho oscuro:
alíviame, pena, el arduo viaje.
Como siempre
La lámpara aún sigue ahí
la mesa también sigue ahí
y yo sigo en la habitación
y mi Anhelo, ah,
como siempre, aún suspira.
Cobardía, ¿sigues ahí?
y Mentira, ¿también tú?
escucho un lejano sí:
la infelicidad aún está ahí
y en la habitación hoy,
como siempre, estoy.
Dejadez
Desde que me he abandonado al tiempo
siento vivir algo en mí, tibia, maravillosa tranquilidad.
Desde que bromeo sin parar con los días,
con las horas, se acoplan mis quejas.
Y he sido aliviado del lastre de mis culpas,
que me dañan, a través de una palabra no florecida:
tiempo es tiempo, que quiere trasnocharse,
que siempre me encuentra como obediente
ser humano, a mí, en el viejo sitio.
En la oficina
La luna desde fuera nos contempla,
y me ve a mí,
pobre criado distraído, bajo
la estrecha mirada de mi patrón,
cómo con timidez me rasco el cuello.
No, nunca conocí rayos solares
que una vida duraran,
ni los conoceré. La carencia es mi sino;
me agobia tener que rascarme el cuello
bajo la mirada de mi patrón.
Es la luna la herida de la noche,
gotas de sangre, las estrellas todas.
Como la dicha me queda muy lejos,
me he vuelto comedido;
es la luna la herida de la noche.
Más lejos
Quise quedarme quieto,
y me empujaron más,
pasé entre negros árboles,
y bajo aquellos árboles,
quise quedarme quieto,
y me empujaron más,
pasé por verdes prados,
y junto a su verdor,
quise quedarme quieto,
y me empujaron más,
pasé por casas pobres,
y en una de estas casas
quise quedarme quieto,
quedarme un rato largo
mirando su pobreza,
y cómo asciende al cielo
el humo de su lumbre.
Dije esto y me reí,
rió también el verde,
y el humo humeante,
y me empujaron más.
Desengaño
Un desengaño no se olvida nunca,
como es inolvidable la gracia de la dicha.
Recuerdo es la nostalgia,
porque es tan infinita,
que no se olvida nunca.
Poemas. Blancanieves
Traducción: Carlos Ortega
Icaria, 1997.
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