Rosa Fernanda Cabildo Conde, México D.F, 1989. Nezayorkina Estudiante de Lengua y literatura hispánicas en la Facultad de filosofía y letras en la UNAM. Ha publicado en revistas colectivas. Últimamente en la antología de poesía erótica: "Potrancas y Garañones: la otra orilla del deseo". Es fanática de las tardes de lluvia, como buena y decente mexicana, de los tacos y las chelas.
Quiero
Desdeñemos multitudes,
Cierra la puerta.
Quiero escucharte:
Agitado, presuroso, exigente.
Rumbo a mí
Buscas tiniebla,
Te sostienes de mis senos
Que te adoptan impacientes.
Tu pecho,
Fragua de mi paz
Se humedece, vocifera, conmina.
Tu torso
Ambicioso se extiende sobre mi espalda.
Feroz tu pelvis,
Besa mi cintura.
Ronda
encontramos posición.
Octubre
Fuera y dentro es otoño.
Mi vagina, corteza que derrama miel.
La luna favorece mis sentidos,
Y busco en el deceso
El fulgor de la ilusión que mantiene nuestros sueños
Octubre también es tuyo,
Como el viento, las hojas
Y el olor a nuestro sexo
Que tú ya no percibes.
Sirena o sol
Tengo un cuerpo
Joven, fértil.
Un cuerpo guerrero,
Digno, virgen.
Puedo ser sirena
O sol.
Mi cuerpo siente,
Se humedece, baila,
conoce su esplendor.
Canta,
Cuando entiende deseo.
Un cuerpo
Terso, sedoso
Que se tiñe de azul
Con la aurora,
Que cimbra
Con la luna.
Que espera
El fulgor del apetito
Para teñirse de rojo.
En ti
Eres licor
en mis labios.
Pierdo en ti la cordura
Y en tu cuerpo el estupor.
Son de papel mis manos
Sobre la humedad
De tu tallo.
Es en ti
Mi arrebato.
Son tus palmas
mi razón,
su recorrido
el sabor de los manjares
Aparece al alba
La paz,
También anhelante
De ti,
De la próxima
Gesta.
Memorias
Acuosas memorias
Consuelan, me abrazan.
Esporádica, regresas
Sólo para mí.
Virtuosa presencia,
Combativa entereza,
Atávico orgullo.
Luz,
Mi consuelo.
Tu descenso
Mi rencor,
que malsano y lascivo, navega
esperando que mi fin
dirija nuestro esperado encuentro.
Luna
A la luna…
Es que nadie sabe
Que todo es verdad,
Que son ciertas las promesas.
No lo creen,
Y no faltan los juicios
Nos empapan desafíos.
Dime cielo,
A qué prueba hemos faltado.
Dime, que lograremos
Callar las voces
Que nos juzgan.
Háblame de amor,
Que yo he de explicarte;
O tú destino de distancia,
Que hemos de acortarla para ti.
Llenen de mentiras nuestro lecho,
Corrompan nuestra paz,
Manchen de rojo nuestra noche
Impídanme ver la luna,
Llenen de espinas el concreto
Cubran los ocasos con un manto
Logren que no brillen las estrellas
Que nuestros cantos no se escuchen,
Que no timbren los llamados
Corten las luces a distancia,
Eviten que me guíe hasta su asiento,
Donde me estará esperando.
Encuentren fuego y cansancio,
Lagunas y hastío
Ahóguennos
que inmunes somos.
Amenacen nuestro mundo
Que infinito es.
Provóquennos que su amargura
Es nuestra gracia,
Pruébennos,
Que deleite es de mostrarles
Que lo que hemos construido
Es indomable
Muéstrennos marchitas
Que nuestro gusto será florecer.
Llora adversidad,
Que hemos llegado hasta ahora
Y que nuestra es la eternidad.
Ven
Llega urgente,
Aspira ansiosamente mis anhelos.
Anticipa nuestra marcha
Y goza,
Que mi cuerpo prodiga placer.
Habla que me incitas.
Ven,
Exigua nuestra espera
Cercena el espacio
Que nos mantiene hambrientos.
Desviste urgente
La primicia de
mi cuerpo.
Confesión
Que el ansia
Que me consume,
satisfaga
Que lleve a tu oído
el grito de la confesión
Que tu figura,
perciba el arribo
de mi apremio.
Entiende mis anhelos,
Creen en agradarte.
Derrumba sobre mí
Tu fulgurante aliento
Bebe de mí,
Hasta saciar la sed de tus años,
Toma este soma,
Tomarte:
es mi plegaria.
¡Canta!
Muéstrame las sombras,
que el cielo resuene
En nuestro lecho.
Degusta la gloria,
Pulsa oportuno
El cálido sitio del placer.
Retoza en mi pecho,
Prolonga nuestra dicha.
Canta,
retumba en mi oído tu encomio.
Lustra con tus labios
Nuestra piel,
Arrulla nuestro fruto.
Medita el recorrido
Al próximo
Desvelo.
Madrugada
He recorrido tu cuerpo,
No hay espinas
No hay relojes.
Te busco,
Entre la seda que cobija
Tus caricias.
Gozas.
Entre el desaliento, mi placer:
Saberte dichoso.
http://www.laotrarevista.com/2009/08/fernanda-cabildo-conde/
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