FERNANDO ESCOBAR PÁEZ
[Quito, Ecuador, 1982]
Poeta y narrador. Ha publicado los libros LOS GANADORES Y YO (Machete Rabioso Editores, 2006) , MISS O’GINIA (Doble Rostro Editores, 2011) y Escúpeme en la verga (Editorial Letras de Cartón, 2012 – Chile).
Textos suyos constan en antologías y revistas dentro y fuera del país. Ha sido traducido al alemán, inglés, portugués y francés. Tiene estudios en psicología, medicina y comunicación social.
En la actualidad se desempeña como periodista free lance para varios medios de comunicación del Ecuador y como asesor de proyectos en gestión cultural. Está por publicar su nuevo libro: ESCÚPEME EN LA VERGA (Cancha Ava de Kournikova, Paraguay, 2012).
Sitios: http://missoginia.wordpress.com/ y http://hombreaproximativo.wordpress.com/
(de Los ganadores y yo)
Los ganadores y yo
Siempre te dicen
que eres como ellos
y que tú también puedes.
Yo les dejo el mundo
las grandes luchas
y los grandes amores,
tengo los ojos en llamas
y un árbol favorito para mear
que es lo mejor de todo.
Las chicas follan con todos, menos conmigo
No puedo confiar en algo que
sangra cinco días y no se muere.
-SOUTH PARK-
Mis amigos
se la pasan contándome
quien sabe dar una buena mamada
y quien no.
Yo como solo follo por accidente
me quedo callado
regreso a ver
la inutilidad que tengo entre las piernas,
pienso en todos los “casi la cojo”,
compro cerveza
finjo que estoy bien
alzo mis cabezas
el bar está lleno de chicas solas
que no quieren conocerme,
pero igual
escojo mi presa
me acerco
pongo mi mejor cara de “yo también soy como los otros”,
la chica sonríe
todo va bien,
hasta que empieza a contarme
de lo inteligente que es su novio,
que debería conocerlo
que de seguro nos vamos a llevar bien.
Regreso a casa temprano
después de 90 cervezas más
y de haber vomitado en las piernas
del novio de la chica.
Yo soy la reina de Inglaterra
Cuentan que La Reina Victoria de Inglaterra desvirgó su estilete forrado con piel de marta cibelina por un diplomático expulsado de un páramo yerto. Los historiadores también apuntan que dicho funcionario fue montado en un burro al revés y exhibido por la Plaza Murillo para deleite de los campesinos, quienes le obligaron a ingerir un cántaro de salitre congelado.
La Reina descarga su mustélida arma sobre el mundo que creía conocer, planisferio de serpiente marina y diamante, con la certeza de que El Imperio Donde Nunca Se Pone El Sol ha sido arruinado por la crueldad andina. La Soberana murmura No longer exists, You no longer exists bitch, Bolivia no longer exists. Bitch.
Trafalgar Square, La Hora Del Té, los cilicios y hasta sus impolutas bragas le recuerdan la impotencia de su fuerza naval –otrora gloria de La Corona- frente a ese país miserable, que no debería llamarse Bolivia, sino llevar Tú Nombre, pues las dos son desiertos gélidos y receptáculo de seres grotescos.
Por eso comprendo la irrisoria venganza de Su Alteza: Nada más atroz que territorios y rostros que no conocen el mar.
EL DESAFÍO DE LA BESTIA
Apreciemos sin vértigo, la extensión de mi inocencia.
-JEAN ARTHUR RIMBAUD-
Maniquí sagrado que colecciona condones pero que de noche viene a retozar en mis ruinas, ¡en tus escamas conocí la abyección!, por eso transmutaré Tu Nombre –antaño sacro- en vomitorium de esta pústula volcánica que fue mi piel.
Con la bendición de El Perro desperdicié semen sobre la tundra que llevas atada en el rostro, pero Hoy, Una Bestia Más Sabia proclama: ¡No Más! ¡Cose con tinta sus agujeros! ¡Deja que Otro se anule entre sus senos tísicos! …BUSCA EL MAR. Solo en la vastedad podrás limpiar La Marca!
Acepto el desafío de La Bestia
y desnudo como una piedra
te dejo morir.
LA PLAGA
Sólo hay un heroísmo
entre las rocas, y es el odio
es el odio lo único
que me une a ti
mi amor ha muerto y un gato
espía su muerte, espía su nada.
-LEOPOLDO MARÍA PANERO-
Si viviéramos en un país decente –como Bangladesh o Nigeria-, lanzaría ácido en tu rostro y luego te vestiría con piedras. Pero como Aquí existe un concepto llamado “violencia de género”, tendré que conformarme con clausurar tus agujeros mediante el uso de parásitos.
Encontré una chica de bellas pústulas en la boca, la cual –para mi dicha- también es dueña de una manada de ladillas. Cariñosamente me cedió los ejemplares más virulentos de su ejército púbico.
Cada ladilla fue nombrada por las noches que pasamos juntos. Así, la más melancólica se llama miércoles afuera de un bar sin ti. La más coqueta es la Zhumir en tu boca. La más fría lleva Tu Nombre.
No he vuelto a fornicar con nadie, pues te pertenecen y las engordo para regalártelas envueltas en mi sexo muerto. Llegarán A Ti, aunque jamás vuelva a tocarte, aunque tenga que follarme a todos tus novios, Llegarán A Tí.
Sé que tu vagina es un canal ártico donde ningún parásito puede sobrevivir. Solo Yo -animal aclimatado a lo boreal que te habita- puedo alimentarme del hielo. Solo Yo, poseedor del prestigio que una enfermedad venérea suave otorga.
Pero primero debo sangrarte. Nada te salvará de la plaga que tengo entre las piernas.
ALEJÁNDOSE
Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro.
-ANTONIO GAMONEDA-
Trataste de evitar que Te Arruine La Anoche, pero al final ¡en el meadero te recogí!. Como el vapor de la orina ajena se pega en la ropa, tus escusas se prenden de mi vida.
-No sabes lo que me han hecho los hombres –dices.
-Ya No Soy Hombre –fumo.
-Estás enfermo…creo que me vas a pegar –no me miras.
-Ya me lo dijeron –te odio como el elefante odia a sus colmillos: morbosamente.
Es tarde. Tus amigos y mi pusher se preocupan por nuestra ausencia. No hubo despedida. Sólo un beso contra el plumaje que me has vuelto a negar y el inodoro anegado como el final que nos merecíamos.
CINCO POEMAS DE “ESCÚPEME EN LA VERGA” DE FERNANDO ESCOBAR PÁEZ
PRÓLOGO
Tras una ruptura solo queda el onanismo, sobre todo si la individua en cuestión tuvo la delicadeza de enviar algunas fotos en tanga lo suficientemente explícitas como para favorecer el desarrollo de los músculos de la muñeca.
Tras madrugadas de arduo ejercicio manual, acudía a un shawarma cercano a mi casa, con la esperanza de que se me pegue el olor pringoso de la comida que ahí venden y disimular mi hedor a chivo recién ordeñado. De paso, desayunaba cerveza y –a modo de catarsis- escribí varios poemas sueltos, a los que agregué algunos textículos antiguos.
Un editor español acaba de publicar el resultado…. En la portada dibujaron muchas vergas chiquitas, como la mía.
DESECHABLES
Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios,
dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos,
lo que hace que estemos muy cabreados.
-CHUCK PALAHNIUK-
Como el condón nuevo que me puse
cuando no se me paró bien la verga
pero igual hedía
o las cintas y medallas
que mi madre colecciona
para no recordar
el desempleo crónico
del que fue mejor alumno del curso doce años seguidos
revistas porno ochenteras
que mi padre no bota
porque todavía tiene sueños.
Ponerse la camiseta del equipo de fútbol
justo el día que pierde el invicto
con autogol del héroe de la infancia.
Poemas malos que hice
porque la chica de la que me enamoré
prefiere que escriba sobre el ano de Las Otras.
(jamás sus ojos)
Más feo que gárgola de iglesia pobre
o año viejo sin camareta,
el vecino de la tienda
me fía la mitad de lo que necesito
igual, le agradezco
pudo ser peor, como
Vicky, la “niña maravilla” de la tele
hoy vive en un remolque.
Fingir voz de robot no le sirvió de mucho
cuando quiso incursionar en films tres equis.
Pero no todo va tan mal:
El tipo del shawarma donde me embriago lunes en la mañana
es mi amigo.
Me deja comer con las manos, usar el baño
y no apaga la radio
cuando estoy llorando.
TU RETORNO CON ALIENTO A PELUCHE,
BIBERÓN Y VERGA AJENA
Debo decir que tuve que trabajar
horas extras contra mis prejuicios,
que son muchos y muy grandes,
y que mis cuarenta días en el desierto
las ganó el diablo,
pero él no había visto tus ojos.
-R. ISRAEL MIRANDA-
Ella disfrutaba de la vida, o por lo menos eso parecía. Más tarde aquello no significaría mucho para mí, me refiero a su excitación y a su feliz relación ante la vida, de alguna manera me acabaría irritando, dejándome sin ningún sentimiento. Ni siquiera me aburriría.
-CHARLES BUKOWSKI-
Te dejo con tu novio
ese que te tiene en casa
conectada al facebook
las noches de miércoles
jueves
viernes
sábado
y domingo
cuando yo meo en las esquinas
porque mi pusher se demora demasiado.
Este lunes temprano
Mientras El gana dinero
-tu novio, no el vago de mi pusher-
te escribo para contarte
que desayuné porno de chicas ojiverdes
con harta cerveza helada.
¡Puedo hacer dos cosas al mismo tiempo!
tres, si contamos el escribirte
¡y cuatro!…si también vale el desearte Lo Mejor:
Que tus calzoncitos sean cada vez más grandes
de tanto hijito de Señor novio que tengas.
Aclaro que no es que quiero verte obesa
…simplemente te prefiero ocupada
con aliento a peluche
biberón
y verga ajena
antes que volverte a ver.
RESPONDIENDO A UNA MUJER DE ÉXITO
El cuento me ha vuelto una persona de éxito.
-SOLANGE RODRÍGUEZ PAPPE-
Siento como si un koala hubiera vomitado un arcoiris en mi cerebro
-SEALAB 2021-
Una mujer de éxito
escribe contra mí.
Querida:
yo quiero hembras que puteen, arañen y besen
cuando no les culeo rico,
mujeres reales
de las que hasta cuando menstrúan
quieren verga tiesa
no tallitos de flor.
De esas me enamoro
jamás de claros de luna y magia de dragón.
Si las vaginas fueran el castillo encantado que describes,
manicomios, estadios de fútbol, cantinas,
facebook y otras páginas porno,
estarían vacíos
y yo tendría que masturbarme
con un palo de escoba
igualito a los que salen en las películas
de Harry Potter, Barbie Girl, Cuacthemoc Sánchez
o Solange Rodríguez Pappe.
Cuando pregunté a esta mujer de éxito
si había leído mi libro,
me dijo que no hacía falta
pues me han expulsado de tres universidades
por ser un cerdo
machista
ebrio
inmundo
y ella no pierde el tiempo
con bukowskis andinos.
Iba a responderle
pero tuve que ir a mear…
me salió un chorro bien rosadito
por culpa de Mi Moza,
quien todavía no regresa
con la media jaba de bielas
que le mandé a fiar
en la tienda del vecino.
RESPETO
Ella es una buena chica
solo ha follado con dos tipos
y cuando salíamos
me dejaba las sobras de su cerveza.
A su pubis lo conocí
mediante pixeles y códigos binarios
porno light que me enviaba por mail
para que yo no haga cochinadas
mientras esperaba
que ella se cambie de tanga.
Obvio que las hice
y no sé si se enteró,
si decidió no tener un tercer pene en su vida
o si se aburrió de mí.
El caso es que se fue
y hoy me pide respeto,
pero antes de darle eso
tendría que negociar
con los vellos púbicos y secreciones
atrapados en el teclado de mi laptop
o conseguirme un terapeuta
que no me recomiende tener a mano
un calcetín viejo,
vaselina y rivotril
cuando escribo sobre ella.
¿ESTABAS EBRIA O MAL FOLLADA? (otro poema vagamente judío)
contra C.
40 días después,
como los que Yeshua pasó frotándose el miembro
con arena,
¡40 putos días después!,
escribes para decirme que los escorpiones mienten
y que El Sol no se pudre en tu vagina
pero sí en mi cabeza.
Te creí
pero solo porque son la 1 y media de la madrugada
a esa hora entre putas y borrachos
acolitamos en nuestras mentiras.
(Además, es Semana Santa para tu secta
tengo miedo del agua fría
y de ponerme sobrio,
de convertirme en pescado
cuando Padre Leviatán
regrese enorme y peludo
para obligarme a reproducir,
como si yo fuera un vulgar pedazo de pan)
Pero luego de besarte la lepra
las dunas me confesaron mi peor verdad:
que sigues chupándole la verga a Caifás.
Ante el hecho, Los Alfabetos De Las Doscientas Veintiuna Puertas recomiendan:
que en vez de solicitar tu video porno al Sanhedrin, críe
Un Nuevo Golem De Tinta,
algo para convertirte en mi tercera bestia sin voluntad
(la segunda fui yo mismo)
y darme un duchaso,
que hasta los perros esenios que atienden el shawarma de la Universidad Central del Ecuador
se tapan la nariz cuando me les acerco.
EL MEJOR CUNNILINGUIS
Según Verito, el mejor cunnilinguis lo dan los tapires. Empezó como un juego inocente entre colegialas borrachas que se dejaban lamer sus partes pudendas por el rottweiler de la casa. Pero Verito sintió más placer del que imaginaba con la lengua del perro, y pese a la sensación de babas y suciedad que ni diez duchas vaginales pudieron atenuar, aquello fue tan intenso que los jueguitos y la experimentación siguen.
Verito lo ha probado todo, incluyendo seres humanos. Hasta lo intentó conmigo, pero mi problema es que -según Verito- tengo los labios muy finos y mi técnica de succión es deficiente. Además, se queja de que mi hábito de fumar le deja la concha apestando a tabaco, mientras que sus preciados tapires no fuman y se alimentan exclusivamente de plantas selváticas y bellotas, lo que le da a su vagina un delicado aroma de «amanecer amazónico». Ningún hombre puede competir contra su proboscis móvil y sensible, capaz de realizar exploraciones de hasta treinta centímetros de diámetro, sin necesidad de mover el resto de la cabeza. Los orificios nasales de su corta trompa pueden ser aplicados sobre cualquier punto de ese círculo. Es como si Dios hubiera creado a esa especie animal con el exclusivo propósito de que olfateara las entrepiernas de las cristianas.
Convencer al macho tapir de que le proporcione sexo oral a una mujer no es difícil. Se empapa el pubis con orina de la hembra en celo del animal y listo: manadas de cuadrúpedos acuden a olisquear la vagina de Verito.
Su zoofilia me divierte, pero empiezo a sentir celos de los tapires. Un perro o una serpiente tienen una sensualidad que vuelve comprensible —y hasta deseable— que una chica normal quiera mantener relaciones sexuales con ellos. Pero ¡un tapir!, el más torpe y primitivo de los perisodáctilos; es demasiado.
QUISIERA SER MAMÍFERA
Soledad no me permitía ninguna práctica sexual de la cintura para arriba, pero el resto de su cuerpo estaba a mi disposición, siendo su especialidad el difícil arte de hacer pajas con los pies. Aunque, si intentaba tocarle los pechos, se ponía nerviosa.
Cuando al fin logré convencerla para que me la chupara, mi pene terminó cubierto con una tela igualita a la de una araña. Me asusté y pensé que mi chancro había regresado, hasta que Soledad me confesó que el problema estaba en la composición química de su saliva, no en mi verga. Entonces deduje que ella también estaba chancrosa; como los dos estábamos enfermos, no le di importancia y quise seguir follando, pero Soledad se puso a llorar y me pidió que me fuera.
Pasé semanas tratando de contactarla, pero era como si se hubiera escondido bajo tierra, hasta que me llamó y concertamos una cita. Antes de que pudiese decirle algo, ella me preguntó: «¿Qué es lo que más desearías en esta vida?». Yo respondí la primera huevada que se me vino a la mente, pero Soledad se puso seria y pronunció esta afirmación: «Yo quisiera ser mamífera».
No me esperaba esa declaración y decidí que lo mejor era cagarse de la risa ante tamaña ocurrencia y luego besar a mi chica, pero antes de que pudiera hacerlo, ella se abrió la blusa y me mostró su terrible secreto: lo que yo creí que era un lindo par de tetas puntiagudas, en realidad eran dos muñones fibrosos, extremidades mutiladas que me revelaron la vida artrópoda de Soledad.
Mi peculiar novia es un gran coleóptero depilado que se cortó las patas que tenía donde una mujer normal posee senos. Cada vez más aterrado, contemplé cómo Soledad sacó mil antenas de sus orejas al tiempo que recibía un discurso sobre la belleza de los élitros que provocan la envidia de la poderosa escolopendra. Después de todo aquello, me desmayé.
Escribo estas líneas a modo de testamento, pues aunque Soledad sigue disimulando su verdadera filiación zoológica y ha jurado no hacerme daño, sé muy bien que en su especie el apareamiento implica que el macho sea decapitado y se transforme en proteínas para las larvas.
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