martes, 28 de agosto de 2012

7601.- MARJAN STROJAN




MARJAN STROJAN (1949), poeta esloveno, traductor y periodista, estudió literatura comparada y filosofía en la Facultad de Filosofía en Lubiana. Trabajó como periodista en la sección eslovena de la BBC World Service en Londres y actualmente es redactor en los programas culturales y literarios de Radio Eslovenia. Tradujo al esloveno los Cuentos de Canterbury de Chaucer , Beowulf , poesía de Robert Frost y James Joyce y una Antología de poesía inglesa. Para la traducción de Beowulf y de El paraíso perdido de Milton recibió reconocimientos en su país. El poemario Barcos a vapor en la lluvia (1999) obtuvo el premio “Verónica” que otorga la ciudad de Celje (Eslovenia). Desde el 2009 es presidente de la sección eslovena del Pen Club Internacional. Es miembro honorario de la Universidad de Iowa y de la Baptist University de Hong Kong. Publicó las siguientes colecciones de poemas El tiempo, las piedras, las vacas (2010), Paisajes con sombra (2006), El día que me quieras (2003), Barcos a vapor en la lluvia (1999), Pequeños insomnios (1991), Viaje a la naturaleza (1990). Su poesía ha aparecido en traducciones al inglés, alemán, italiano, polaco, checo y español.


AMANECER

Tras esta noche llegará
un nuevo día, solemnemente lo declaro.
Es imposible que sea de
otro modo, con seguridad os lo digo.
Si algo se prolonga, a su final se acerca
aunque el infinito parezca ser lo más cercano.
La noche cambia su morada,
nunca su destino. Todo lo dicho
se convierte en verdad y todo lo verdadero
tarde o temprano será dicho.
Pero si es seguro, es pronto,
y si es pronto, es de inmediato.
Vendré pronto, dijo ella, no antes.


En: “El libro azul y otros poemas. Antología.” 
Traducción: Teresa Kores. Selección: Ana Cecilia Prenz Kopušar. 
Libros de la talita dorada, 2012.






Ko vračam knjigo v knjižnico

Cuando devuelvo un libro a la biblioteca

Seré breve. Los días siempre me sorprenden, por ello,
cuando devuelvo un libro a la biblioteca, no significa que
lo he leído o que no quiera leerlo nunca más. Significa sólo que,
a pesar de la prórroga, para mí su tiempo de uso ha pasado,
que los tiempos, los lugares, los terribles destinos de las personas,
junto a los conocimientos de las escuelas más diversas, 
de las instituciones, de los círculos secretos y escritos de
todas las épocas reunidos en sus páginas, ordenados por capítulos 
o por orden alfabético, han sido encerrados tras las puertas de 
desordenados salones y sus llaves arrojadas, como el amargón arroja
sus semillas. Tras ellas, sin duda, por los pasillos del Hades cerebral continúan hilando sus vidas, independientemente de que, en dispersos instantes de lucidez, en sintagmas desoídos a veces, o en fragmentos resquebrajados las vuelva a hallar, si bien bastante incompletas.Así, entre las telarañas de una estación de San Petesburgo (y en la nieve) sigue 
esperando la señora Karenina, para tirarse bajo el tren, y tal vez nunca llegaré a saber, qué pudo haber hecho en ese instante Vronski, si es que algo en verdad. Tatjana no ha terminado su carta, aunque se, que en ella rechaza al poeta, que lejano tiempo atrás, con menuda letra en su cuadernillo los nombres de sus amantes anotaba. Y el doctor Rieux – incluso él, que al fin de cuentas, una vez pasado el peligro, le pregunta al escritor, cuyas damas pasan raudas en sus carruajes por los bosques de Boulogne, si ha sobrevivido.
Es importante esto? No se, tomemos el libro, que esta tarde he devuelto: no puedo en absoluto recordar quién lo ha escrito; no recuerdo siquiera
su segundo nombre, aunque tal sea su fama.

Una pequeña selección, como imágenes
de la arquitectuta renacentista bajo una compacta
y precisa luz, con triángulos y escalinatas elegantes
del color de la sal. Era un libro de poemas, que ahora
que los he olvidado, parecen mejores aún, compactados
en una indefinida y dura lengua de traductor, que abre
absolutamente nuevas posibilidades a cada una de las partes de las rigurosamente plegadas metáforas como columna y caballo.
Había en ellos algo de conquista, de vencedores  en lejanas
tierras, como el sacar de la vaina la espada:
                                                      Vicente Cortázar Paladio

Translated by Teresa Kores




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