Rafael Arozarena
Rafael Arozarena Doblado (Santa Cruz de Tenerife, 4 de abril de 1923- ibídem, 30 de septiembre de 2009) fue un escritor español, poeta y prosista. La obra de Arozarena está considerada, tanto por el público como por la crítica, como una de las contribuciones más interesantes a la literatura canaria de la segunda mitad del siglo XX.
Sus inicios están ligados a autores como Víctor Galtier o Víctor Zurita; en los años cincuenta y junto a otros escritores tinerfeños (como Isaac de Vega, Antonio Bermejo y José Antonio Padrón) forma parte del grupo fetasiano, que en medio de la opresiva realidad de los años del franquismo desarrolló una visión sobre la literatura, el ser humano y su difícil relación con el mundo que constituye una pieza fundamental de la cultura canaria contemporánea.
En 1988 obtuvo junto a Isaac de Vega el Premio Canarias de Literatura. En el año 2000 ingresa en la Academia Canaria de La Lengua.
Obra
La obra de Rafael Arozarena (traducida al alemán, rumano e italiano) abarca tanto la poesía como la novela. Dentro de este último ámbito, Mararía es su obra más conocida, de gran relevancia en su tierra, donde es considerada como una obra clásica de la literatura canaria. Mararía fue llevada al cine en 1998 en una irregular adaptación a cargo del director Antonio José Betancor, con la actriz lanzaroteña Goya Toledo en el papel de Mararía y con música del cantautor tinerfeño Pedro Guerra.
Rafael Arozarena realizó además abundantes colaboraciones en la prensa de las islas Canarias.
Poesía
Romancero canario (1946)
A la sombra de los cuervos (1947)
Alto crecen los cardos (1959)
Aprisa cantan los gallos (1964)
El ómnibus pintado con cerezas (1971)
Silbato de tinta amarilla (1977)
Desfile otoñal de los obispos licenciosos (1985)
Amor de la mora siete (1989)
Fetasian Sky (2003)
Coral polinésica (2004)
Poliedros del mar (2008)
Narrativa
Mararia (1973), novela
Cerveza de grano rojo (1984), novela
La garza y la violeta (1996), novela infantil
Fantasmas y tulipanes (1998), novela infantil
El barco de los sueños (2003), novela infantil
El dueño del Arco Iris (2003), relatos
Cuentos (2003), relatos
Los ciegos de la media luna (2008), novela
El señor de las faldas verdes -inédita-
Otros
Caravane. Poemas y prosas (1991)
Conversaciones con Rafael Arozarena (2004), a cargo de Roberto García de Mesa
UN VIEJO PESCADOR DE ANTIBES
XVIII
Fue mi primer encuentro con la gracia
mirando la pesca milagrosa de un viejo pescador.
Éste era un viejo que no pescaba en la corriente de Gulf Stream,
que tenía sus pestañas como anzuelos anclados en el fondo
de todos los mares del mundo.
Era un viejo llegado de la luna
tan amigo de Pierrot y Colombine.
Era un viejo azul y rosa como el mar de Málaga.
Era un dios pescador que pesca pescando penetró en el Sena
y con ostras sacadas de los rostros egipcios
sembró los ojos de París.
Fue mi primer día en el mundo de la gracia
mirando la pesca milagrosa de un viejo pescador
cuando aún no sabía que pescaba para mí.
Habíamos seguido las luces de San Telmo
hasta la puerta de Antibes.
Me senté largo tiempo a su lado con las manos abiertas al sueño
y él pescaba violetas y gallos o rombos de arlequín para
vestir a sus hijos.
Era un viejo pescador ignorante
y yo quería enseñarle a pescar peces de verdad como la carpa
y el salmón.
No creía que Dios hizo el mundo en siete días
que París está en el mapa y es invisible a un corazón cualquiera.
Huía entonces de mi lado, de mi ciencia, del frío que me hizo.
Él era un viejo loco que pescaba en Antibes
y lanzaba su anzuelo de plata en un vaso de vino
o en una cazuela vacía pintada con azul de Pablo.
Y eso pescaba: el azul
o caramillos de Dios para alegría de cabras y faunos
o las ocho rosas para felicidad de Juan Ramón que nos miraba
desde su ventana.
Para mí dos pichones de amor que metió en sus bolsillos.
Fue mi primer día en el mundo de la gracia
mirando la pesca milagrosa de aquel viejo español
que perdió su locura y pescó la quijada
espantosamente abierta de Guernica.
Lo recuerdo ahora ya en el día más difícil de los poetas.
Desfile otoñal de los obispos licenciosos
XVI
LA DAMA DE LA SILLA CELESTE
"…ella era mi forma predilecta
La que no me quitaba el pesar de ser hombre.”
Sentada en la noche
sus cabellos lucía como Berenice
y sin saberlo bordaba cuadrantes de luz para los ciegos.
Tan alta como la mano de un poeta
allí donde crece la hierba más transparente de la aurora,
donde las palabras se enredan en los pies de algún dios.
Sentada en su silla celeste
así la descubrí con algo más que mis ojos.
Temblaba una lágrima en el espacio
o un diamante colgado
en la interrogación luminosa de las Pléyades.
Era la dama de la silla, el descenso de mi voz en su mano,
forma de silencio encendido en la noche más oscura
que en mis pies proyectaba la ruta
jubilosa del día venidero.
Desfile otoñal de los obispos licenciosos.
Tiempo y amistad para un sólo cerezo
"Tendida relucía su mano
lejana cuanto yo más próximo"
GIUSEPPE UNGARETTI
Nunca supe hacia donde va el tiempo
ese tiempo que hice entre mis manos y se marcha
libre como un ánade silvestre
como el agua de un río desconocido.
Curiosas campanas denuncian su paso
y en la noche los astros intensos alumbran
del corazón la fiesta en lugares ignotos.
Nunca supe hacia donde va el tiempo
si conozco mares, llanos o montañas
donde sus alas se pliegan.
Pero un día será posible que encuentre en mi camino
un cerezo de flores perennes que descansa en el espejo
(de una nube.
Tan cerca estaré entonces como ahora tan lejos
de una mano que el tiempo dejó entre mis manos.
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