Bitoriano Gandiaga (1928-2001)
Nació en Mendata, Vizcaya, País Vasco (España) en 1928 y con 12 años ingresó en la orden franciscana. Estudió en Forua, Zarautz, Olite y Arantzazu, se ordenó sacerdote a los 26 años y continuó en Arantzazu dedicado a la labor sacerdotal y a la enseñanza en el seminario.
Poeta de profunda vida interior
En la década de 1950 comenzó a publicar poesías en las revistas Arantzazu, Egan, Euzko-Gogoa y Olerti. En el mismo año en el que se ordenó sacerdote, obtuvo el primer premio en un certamen de poesía con el poema titulado Begion lore. En otro certamen celebrado en 1956 en Arantzazu, volvió a lograr el máximo galardón con el poema Elorriko lorak. Era algo que venía elaborando desde hacía años y que era un precedente del libro de poemas Elorri que iba a publicar en 1962.
Elorri es el nombre vasco del espino, un arbusto de agudas espinas y flores blancas, que Gandiaga utiliza como metáfora de la vida, porque ésta está llena de momentos dolorosos y momentos de alegría. El soporte que hace llevadera la vida para Gandiaga es la fe y Elorri son esas reflexiones hechas poema; un poema religioso cargado de lirismo, ambientado en la naturaleza de Arantzazu.
Cuando se publicó esta obra la tendencia de la literatura vasca era otra, los escritores jóvenes miraban más a los problemas sociales tratando de dar respuesta al ambiente político que se vivía en aquel momento. A Gandiaga también le preocupaban esos problemas y están provocando una evolución en el poeta. Por otra parte, Arantzazu se ha convertido en templo de la estética moderna, todos los artistas que están construyendo la nueva basílica andan por allí. Gandiaga no es desde luego un poeta superficial que se mueva al ritmo de las modas literarias, sino alguien que rumia durante largo tiempo las cosas. Por eso, pasarán otros doce años hasta que publique su siguiente libro de poemas. Escribir escribe Bitoriano, pero muchas veces arroja a la papelera los pequeños trabajos que no le satisfacen.
En 1968 cuando el escultor Oteiza vuelve a Arantzazu a terminar sus apóstoles, Gandiaga encuentra en él un interlocutor estupendo después de su larga reflexión.
La situación de Euskal Herria le preocupa y siente la necesidad de hacer algo. El libro de poemas Hiru gizon bakarka (1974) es el reflejo de esas preocupaciones. Su siguiente obra fue Uda batez Madrilen . Es una reflexión sobre la gran urbe (Madrid), la sociedad que vive deprisa, el anonimato de la persona inmersa en la multitud, la publicidad, los enormes edificios que anulan a la persona. Un gran contraste, sin duda, para el fraile sensible que ha vivido toda su vida en Arantzazu.
Su cuarto libro de poemas fue Denbora galdu alde que se publicó en 1985. Es un trabajo realizado en torno a sus problemas personales. Muestra cómo sufre la crisis sicológica, en qué consiste: la melancolía que sufre es producto de su carácter excesivamente perfeccionista. El médico le dice que en lugar de estar siempre trabajando debe aprender a perder el tiempo. A pesar de todo escribe, aunque sin tomarlo como obligación, sin respetar ningún género, mezclando poesía, prosa y bersolarismo.
Su siguiente trabajo fue Gabon dut anuntzio (1986). Son cantos de Navidad escritos a lo largo de los años. Como siempre es capaz de encontrar múltiples matices al tema. Nos lo muestra desde muchos puntos de vista: sus recuerdos de niñez, los mensajes del acontecimiento religioso, su preocupación por los pobres, su reacción contra el consumismo.
Bitoriano Gandiaga falleció en 2001.
Permanece sobre esta roca despojada,
reclinado o enhiesto, sometido a las leyes de la vida.
Humilde, se yergue a duras penas de la tierra, desprovisto
de artificios y de prosperidad. Sufrido y sobrio
sobre esta despojada, impoluta y dura roca.
Le brotan espinas, espinas que le hieren.
Resquebrajado por el dolor infundido por la vida, su tronco es tortuoso,
como las ramillas que mi padre alabeaba para el adral.
Se muestra recio, espejo de la vida.
Acarreando una antigua herida.
En la trémula copa rasgada por hojas, unas ramas deslucidas
se manifiestan jubilosas, rodeadas, a veces, por flores blancas y pequeñas,
- del mismo modo que la alegría,
de vez en cuando, con sus pequeñas flores,
de vez en cuando, con sus flores blancas, nos regocija -.
Es adorable, como nuestra vida recia,
y hermoso, como nuestra vida recia que, de vez en cuando,
suele reservarnos un espacio corto para la alegría,
permanece entre nosotros el espino,
dueño de una íntima y humilde belleza
más profunda aún que la belleza
de las palabras parecidas a los copos de lana enganchados en el matorral.
Lakar, arkaitz zurtz onen ganean,
ementxe dago, makur edo zuzen, bizitzako legeari menpeko.
Betiko apal, al dauan legez lurretik jasoa, ez dauka margo apaiñik, ez
jaiotasunik. Eraman aundiko ta garbi, ementxe dago, arkaitz zurtz,
aratz eta gogor onen ganean.
Ba-darioe arantzak, ainbeste bider bere burua minduten deutsen
arantzak. Bizitzako miñak arrakalatua, bigurri dago aren subilla, aitak,
bere esku garratzekin, okertzen zituan are-esirako adaskak bezela.
Zarpil, gure bizitza irudi.
Larri zaar batekin.
Ikaratutako adaburuan, orri urratuz, adar itxusi batzuek,
noizik bein, lore zuri ta txikiez, pozik,
- noizik bein, pozak, bere lore txikiez, gu,
noizik bein, poztuten gaituan lez -, noizik bein, zuri.
Maitagarri, gure bizitza zarpilla bezela,
pozarentzat, noizik bein, leku labur bat daukan
gure bizitza zarpilla bezela eder,
sastraketan edo katiatutako ardi-ule maluten antzeko itzen
edertasuna baiño sakonago dan
edertasun barren eta apal batez,
ementxe dago elorria be.
(Elorri)
La tarde, va apagándose,
en tonos rojizos, va apagándose,
en tonos amarillos, va apagándose
en tonos frágiles, como cayéndose del cielo,
yace lívida,
macerada.
La tarde
va apagándose,
y, lo que va apagándose,
es uno de esos días que me pertenecen.
Las tardes de los días que habito
y este atardecer
se asemejan.
Algo de mí
ha transcendido hacia el límite,
allí permanezco,
cada vez más lejos,
en la luz oscura
de la noche.
En este límite
las estrellas ya no me dirigen
palabras loables;
tan solo poseo la luz oscura
de mi oscura fe
y el día esperanzador
de la esperanza
no se revela todavía.
Arratsaldea, kolore gorriz,
hiltera doa, kolore horiz,
hiltera doa, kolore hautsiz,
hiltera doa, zerutik jausiz,
jadanik zurbil,
margul jadanik.
Arratsaldea
hiltera doa,
ta, hilten dagoena,
neure egun bat da.
Zelako antza
nire egunaren arratsaldeak
ta iluntza honek.
Igaro da nire zerbait
harutzagoko mugara,
ta harutzago nago,
lehen baino harutzago,
jadanik gauaren
argi ilunezkoan.
Jadanik muga hontan
izarrek ez dinoste
pozezko berbarik;
fede ilunaren argi
iluna dot bakarrik
eta itxaropenaren
itxaropen-eguna
oraindik ilun dago.
(Hiru gizon bakarka)
He asido la tierra con el interior de mi mano,
un puñado de tierra,
la tierra de mi país,
la tierra de mis antepasados,
un pedazo de tierra sólida.
Hermana de la piedra
he asido la tierra con el interior de mi mano,
la tierra madre de los vascos,
compañera del agua,
garantía del fuego,
descendiente de la madera.
Tierra gélida, tierra cálida;
tierra letal, tierra viva;
tierra parda, tierra luminosa;
tierra pesada, tierra liviana;
tierra ácida, tierra plácida;
tierra ardua, tierra fértil;
tierra ultrajada, tierra amada;
tierra sencilla y fiel.
He asido la tierra con la mano
para besarla,
para abrazarla,
para estrecharla largo tiempo
contra mi pecho.
A continuación,
levanto
la mano,
y le dejo deslizarse por la cabeza
y la espalda
a mi tierra humilde
en señal de un bautizo
hecho de tierra
Lurra hartu dut esku barruan,
eskutada lurra,
herriko neure lurra,
neure asaben lurra,
lurreko neure lurraren
lur puska ziurra.
Harriaren arreba
lurra hartu dut esku barruan,
euskaldunen ama lur,
uraren kideko lur,
suaren sostengu lur
zuraren orpoko lurra.
Lur hotza, lur beroa;
lur hila, lur bizia;
lur nabar, lur argia;
lur astun, lur arina;
lur samin, lur atsegin;
lur gogor, lur gozatsu;
lur iraindu, lur maite;
lur jator samurra.
Lurra hartu dut eskuan
mun emateko,
besarkatzeko,
bularrean herstutzeko
luzaro.
Eta gero,
neure burua baino
gorago jasoz eskua,
burutik behera utzi dut
sorbaldaz behera jausten,
neure lur guztiz behera,
lurrezko bataioaren
seinaletan.
(Hiru gizon bakarka)
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