Juan Antonio Vasco
(Buenos Aires, 1924 / Buenos Aires, 1984)
Juan Antonio Vasco nació en noviembre de 1924, en el barrio de San Telmo. Su infancia y adolescencia transcurrieron en la localidad de Chascomús y quizás valga este dato geográfico para comprender la obra que el poeta dejó dispersa entre la Argentina y Venezuela. En la poesía de Vasco el paisaje pampeano enmarcó casi siempre el hecho artístico. “Dame un pan de pasto con su tierra para comer/ Dame mi escarapela de sumiso mi garita de enfermo/ mi guitarra de ausente/ Dame mi guardapolvo de argentino”, dice en su poema “Pasaje de vuelta”. Insiste, cuando escribe “Me voy/ me llevo todo// me voy limpio/ hablando en español con mi boca de/ tierra”.
Buenos Aires-Caracas, Caracas-Buenos Aires fueron sus puertos; en los dos brilló con holgura y dejó en ambos su marca de publicista exitoso y poeta feroz.
Sus dos plaquetas iniciales (“El Ojo de la Cerradura”, 1943 y “Cuatro Poemas con Rosas”, 1948), bajo influencias del “sencillismo” de su maestro y amigo Baldomero Fernández Moreno, sirvieron de preámbulo para su primer poemario (Cambio de Horario, 1954) donde, alejándose de la retórica de su mentor, se entregó a la escritura automática y al ejercicio del surrealismo más ortodoxo. El poeta venezolano Adriano González León, así comentó esta primera obra de Juan Antonio: “Una poética de la mordacidad, desaforada semblanza del mundo cotidiano”.
Participó activamente del surrealismo argentino desde la legendaria revista “A partir de cero” y del surrealismo venezolano desde la revista “El Techo de la Ballena”. Vasco tuvo dos hijas con Clara, hija del afamado poeta Baldomero Fernández Moreno.
A la publicación de Cambio de Horario, le siguieron los poemarios Destino Común (1959), Pasen a Ver (1976) y Parranda y funeral (1992), editado póstumamente por el poeta venezolano Juan Calzadilla. “Parranda y funeral” es un extenso poema/panfleto, donde Vasco denuncia furiosamente las iniquidades que suceden a lo largo y a lo ancho de Latinoamérica.
Murió en Buenos Aires, en noviembre de 1984.
EPITAFIO DE UN LIMPIO
Quiero dejar escrito
pintado en la pared
todo el bien que me han hecho
los ríos de agua fría
el mar caliente
el sol desnudo
las ciudades con olor a ceniza
Mis amigos
con una bengala en cada mano
para mi
carpintero de la nostalgia
mudo de padre y madre
me daban la bienvenida
y mis mujeres
la vida
en Londres bajo la lluvia
en Caracas bajo el sol
Puedo llorar a mares
me voy porque me voy
no porque quiera
la pasarela del Samborombón
ya no se pasa
y la esquina rosada de Barinas
ya no se cruza
el avión ya no toca en Grano de Oro
el ferry no fondea en Palmarejo
la chalana no amarra en Soledad
Me voy
me llevo todo
Me voy limpio
hablando en español con mi boca de
tierra.
PROHIBIDO PASAR
No se puede pasar por aquí no hay puerta no hay llave
no hay más que la roca y la baba y no hay nada que
hacer
Y no hay más que signos y símbolos y cercos y ceros y
caries y cáscaras y cofres y corchos y curias y
culpas y no hay nada que hacer
no nada que engendre ni para ni ruja ni ría ni mate
ni ordeñe ni trepe a los árboles ni escupa en el
río ni cuelgue el teléfono ni limpie la baba de
no hay nada que hacer
ni los barcos ardiendo de música ni los gallardetes
del sexo ni el jabó de los parques ni la televisión
de la jungla ni la nuca de pelo ni nalgas ni
vértebras ni dos mil millones de cepillos de dientes
no hay nada que hacer
No se puede pasar por aquí ni desnudo ni negro ni occiso
ni arcángel ni a tiros ni fantasma ni enfermo ni
un jueves ni a gatas ni ahora ni nunca ni nadie ni
hay nada que hacer
No nada ni el cuerpo maniatado hasta los ojos podrá
sacar de los bolsillos una gota de sangre para el
peaje ni el alma enredada en sus tripas encuentra
la cédula ni el espíritu con su ojo enrojecido de
luz ni la familia se moverá un centímetro de su
retrato de las Bodas de Oro de la Edad de Oro de
nada de la conquista del espacio para nada de la
civilización occidental para nada de la Producción en
Masa de NO HAY NADA QUE HACER.
PARRANDA Y FUNERAL (fragmento)
Al albañil, al repartidor, al tractorista de Chiriquí,
a la maestra de Aracataca, de Cuzcatlán, de Quilalí,
a los que plantan el henequén, el algodón, el ajonjolí,
al esquilador de Coyaique, al que vende su sangre en Haití,
a los limeños de abajo ‘el puente, a los cariocas favelados, a los villeros de Sarandí,
al trovador de Mayagüez, al pueta de Conchalí,
a los que comen de la olla popular en mi barrio de San Telmo, porque el hambre
ya está aquí.
A los mexicanos que cantan la mañanitas,
a los venezolanos que cantan gavilán pío pío,
a los argentinos que cantan salí lucero salí,
al domador de Tacuarembó, ao pixeiro de Guraparí,
al labriego de Atitlán, al chococué de Ybytymí,
al que ordeña unas cabritas, ñéngere madrugador
las vaquitas son ajenas cantan sus penas, hacen cuajada, queso de tambo, queso llanero, queso de mano, quesillo ‘i cabra, queso ‘e perita y catupirí.
A la dulcera de Vélez, al boyerito de Cebollatí,
al coiguá de Hernandarías, al pastuzo de Pasto,
al cabecita negra de Quimilí,
al que anda por los caseríos, echa mano donde sea,
bebe la caña que hay mientras hay, ésta es
la vida mía velay, chupar y macharse por ahí.
Perspectivas para mañana
Desde atrás de los muebles en las habitaciones que
desordena el deseo
espiamos a los hombres
sus largas piernas sus hacecillos de rayos que
acosan a las mujeres como la mantis religiosa
cuando se arrodilla en los altares
Hemos visto al amante correr por los aposentos
quitándose la ropa
huyendo del remordimiento que maneja su ascensor
durante toda la noche
y devora las caparazones de la familia abandonadas
en los desvanes como las madres entre sus hijos
Hemos viajado en esos vehículos de azar hemos
adormecido al centinela
para que la noche y el sueño recuperen la sangre
que han perdido
Esta agua corta el jabón
Esa es mi madre
el agua de pantano
corta el jabón
Aquí hacemos sopa
Viene algún hongo
Y se mueren los pájaros
No hay país
Tenemos alambradas
La madre friega
Se cortó un dedo
Sería botón roto hojas de afeitar
No pudimos
mejorar la ciénaga
Se le dio la orden al mérito
Nuestro país el charco nosotros borbollones
de la gloriosa libre
nunca atada al carro de ningún lechero triunfal
Patria nuestra
marisma con pescado muerto.
Había un ángel
Un ángel salió del pantano
cubierto de légamo
verdín
fango de las esferas
Celestial reclamo su ablución
se le dijo
Eres el ángel del bañado
vete a otro país
A uno que no sea país
o al cielo
si puedes.
Clara es un robot frenético (1964)
Se disfraza de mujer con misteriosa habilidad
pero es un robot de la peor especie.
Lo adviertes cuando se acomoda los rizos con tubos
de cartón tripas de rollo de papel toilette.
Si se traba chirría y hasta que no le quitas de la
máquina el cuerpo extraño no vuelve a sus
modales de ameba servicial.
Se sabe que cultiva lábiles intenciones contra
cualquier sistema y eso le proporciona su ternura
de rosada mucosa que no permite escapatoria.
Si la amas chapúzala en la vida para verla alborotar
peinarse y arrojarse como un calamar herido
por sobre casi todo lo que existe.
En la Casa de Postas
A Enrique Molina
El pájaro que se quita sus plumas de hierro
para marcar los rostros de las muchachas con un
signo que reluce más allá de los días que
habitamos
esa comedia timidez hecha con restos de faros
marinos
con el alambre del desprecio rizado en menudos
ornamentos
esa presencia de hombre partido en dos
todo junto pulverizado guardado en un puño desde
una noche hasta la otra
bajo la humedad de los besos cuyo sutil vapor
invade las alcobas
una inagotable corriente de caricias
tu presencia exasperada hasta las lágrimas
entre los bambúes que oscilan en el viento
tu presencia exasperada de niño con un ojo saltado
rodando en el polvo como la esmeralda vomitada
por un ajusticiado
Eres el agua negra donde toda blasfemia alcanza
la transparencia del deseo
Nada de Historias
Ninguna solemnidad ningún corcel ningún futuro
ningún mapa ningún congreso de buscadores
de piojos ningún desayuno que no sea mortal
ninguna convalecencia de la opinión pública nin-
gún divorcio que no sea decretado por los
amantes ningún desembarco en tierra de
ladrones
NINGÚN HOMBRE CON EL VIENTRE
ABIERTO DE UN TAJO TIENE INTERÉS EN
LA PERPETUACIÓN DE LA ESPECIE
Así que nada de historias ningún consuelo ningún
símbolo para el asco ningún pacto secreto
ningún receptor de televisión sintonizado en
mi reino no es de este mundo
(Del Libro CAMBIO DE HORARIO,( Sección “Los buenos consejos”).
Ediciones Letra y Línea, Buenos Aires, 1954. Dedicado a Carlos y Mary Latorre)
El Arpa abandonada
Cuando se abre tu ventana una lamparilla se enciende bajo tu piel
y el pergamino de tu sonrisa evoluciona rápidamente
hasta convertirse en un pez dorado
He pensado mucho en ti me han salido espinas en el rostro
me he lastimado las manos tratando de quitarme esta vestidura de cáñamo
porque siempre estás en mi sueño como un
precipitado rebelde a la presión de la atmósfera
o como el brote de bambú que suele encontrarse en los ojos de los recién nacidos
Cuando pienso en ti se enmohecen mis cadenas
entre los andrajos de la pared se forma un hueco y por él veo los ratones blancos que huyen hacia tu cuarto
en el piso superior dos corredores a la izquierda sobre mi cabeza
remendada con alambre
Siempre estás en mis sueños siempre ruedan tus perlas
por los rincones de mi celda
y aprieto entre mis dedos tu clavija y un mechón de tus cabellos rubios
(Del Libro CAMBIO DE HORARIO,( Sección “El amor a primera vista”). Ediciones Letra y Línea, Buenos Aires, 1954. Dedicado a Carlos y Mary Latorre)
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