Judy Grahn - Nació en 1940 en Chicago y lo que describe en Another mother tongue como "una económicamente pobre y espiritualmente deprimida ciudad situada en el borde infernal con West Texas."Judy Grahn es una novelista y dramaturga que ha publicado diez volúmenes de poesía, incluyendo The Queen of Swords y The Queen of Wands), es conocida sobretodo por dos de sus libros: Another Mother Tongue: Gay Words, Gay Worlds (1984) y The Highest Apple. Esta última examina el trabajo de nueve grandes poetas en un contexto lesbiano, partiendo del concepto de cultura gay se dedica a buscar una tradición poética lesbiana que parte de Safo e incluye a figuras como H.D., Amy Lowell, Gertrude Stein, hasta escritoras y poetas más recientes como Adrienne Rich, Audre Lorde, Olga Broumas, Emily Dickinson y Paula Gunn Allen. En libro Another Mother...se dedica a estudiar y analizar las cultura gay lesbiana, eso incluye el origen de distintas palabras vinculadas a la homosexualidad. Es un estudio documentado y a la vez especulativo sobre la historia cultural de gays y lesbianas. Según ella misma dice y explica los gays tienen una cultura que supera los conceptos de raza, sexo y otras categorías. Y que dicha cultura es indispensable para la sociedad: "creo que la cultura gay en sí misma busca constantemente, aunque de manera inconsciente, revelar la cara contraria, y en ocasiones simplemente revelar el hecho de que hay más de una cara. Me parece que lo hacemos con respecto a los sexos, a los papeleslaborales, al mundo de los criterios y los valores, de la estética, de la filosofía, de otros ámbitos de la conciencia. Representamos la ironía, el humor esencial y la paradoja". En Sangre, pan y rosas: Como la menstruación creo al mundo, argumenta que el origen del todo el conocimiento es el cuerpo de la mujer, este libro no es exclusivo para mujeres, puesto que la idea de inclusión está presente en la perspectiva de Grahn. La identidad lesbiana y feminista de Grahn penetra en todas sus obras. Sus escritos son explícitamente políticos, críticos de la cultura patriarcal heterosexista y las tendencias sociales que forman nuestras percepciones individuales. Estas críticas cobran la forma de la sátira en algunos de sus primeros escritos tales como "Edward the Dyke" donde combina la ira con el humor. Otro poema "A Woman is Talking to Death" (1973), un largo poema trata de temas como la opresión de clases, racismo, misoginia y homofobia. Y dedica un segmento donde la misma Grahn cuenta su experiencia en las fuerzas armadas estadounidenses de donde fue expulsada porque admitió se lesbiana. En otro poema reclama signos de una cultura lesbiana, signos que son utilizados como descalificativos por "extraños", dice así: "I am the dyke in the matter, the other / I am the wall with the womanly swagger / I am the dragon, the dangerous dagger / I am the bulldyke, the bulldagger." En sus libros intenta además o busca la creación de una nueva "mitología" femenina.
doquiera hayas estado, acudiré.
Heredarás todo cuanto yo deje..
y tendremos nuestra resurrección.
La tendremos porque es nuestro derecho
Tu has dejado lo que debías dejar:
Yo tomaré tu parte, para afirmar tu osadía....
Las grandes cosas pertenecen a quienes las comparten.
Y yo seré tu lucha para forjar tu triunfo
ya que el vínculo entre mujeres está llegando a la mitad final
primera amada, mi presente amiga,
si yo muriera como la próxima lluvia
te llamaría por tu nombre de montaña
y llovería sobre ti.
Deseo de mi deseo, soy tu lujuria.
Ola de mi ola, soy tu cresta.
Tierra de mi tierra, soy tu corteza.
Poder de mi poder, soy tu deber.
Clase de mi clase, soy tu más íntima.
La montaña más alta, el ratón más pequeño
La montaña minúscula y el ratón gigantesco.
Tu pusiste tu aliento sobre el mío
y yo te encierro dentro de mi puño
Tocaré los labios de cualquier mujer para recordar.
Marchamos juntas en mi movimiento,
y tú deseas que unamos nuestras vidas.
UNA MUJER HABLA CON LA MUERTE (fragmentos)
Cuando me arrestaron y en tanto me expulsaban
del ejército, la orden fue: que nadie
hable con esta mujer, y durante aquellos tres
largos meses, casi nadie lo hizo; en la sala de día,
cuando entraba, se hacía el silencio hasta que me iba;
tenían miedo, sabían que el viento las arrojaría
al vacío, llegaría la pasma,
el agua les entraría en los pulmones.
Todo lo que yo tocaba
se malograba. Eran mis amantes, aquellas
mujeres, pero nadie nos había enseñado a nadar.
Me ahogué, me llevé conmigo a 3 ó 4
cuando firmé la confesión de lo que
habíamos hecho juntas.
Nadie hablará conmigo jamás.
Leí esto en algún sitio, yo no estuve allí:
en la Segunda Guerra Mundial el ejército norteamericano inventó
tanques anfibios que flotaban, y los llevó a
las costas de Europa para descargarlos,
las naves de desembarco dispuestas como una flota,
y todo el mundo mirando. Cada tanque tenía una
tripulación de 6 y había 25 tanques.
El primero bajó por la rampa de desembarco
y se hundió, el segundo, el tercero, el
cuarto, el quinto, el sexto bajaron
y se hundieron. No se esperaba
que se hundieran. Los ingenieros
habían fallado. Las tripulaciones miraban en torno,
espantadas, buscando la orden de abandonar,
pero no llegó, y a la vista de
miles de hombres, cada una de las tripulaciones de 6
saludó a los oficiales, cerró por turno
sus escotillas y se dirigió
al mar, y se ahogó, hasta que los 25 tanques
desaparecieron. ¿tenían ojos
vacuos, murieron riéndose, o qué? ¿de qué
hablaban aquellos hombres
mientras entraba el agua?
¿era su amante el general?
Una pregunta burlona
“- ¿Has cometido alguna vez actos indecentes con mujeres?,
- Sí, muchos. Soy culpable de permitir que mujeres suicidas murieran ante mis ojos o mis oídos o en mis manos porque pensé que no podía hacer nada, soy culpable de abandonar a una prostituta que puso un cuchillo en la garganta de mi amiga para evitar que nos fuéramos, porque no íbamos a dormir con ella, pensamos que era vieja y gorda y fea; soy culpable de no haberla amado, a ella, que me necesitaba; me lamento de todas aquellas mujeres con las que no he dormido, o a las que no he consolado, que se separaron de mí por falta de algo por lo que yo no había tenido el valor de luchar, por nosotras, nuestra vida, nuestro planeta, nuestra ciudad, nuestra carne y patatas, nuestro amor. Estos son actos indecentes, la falta de valor, la falta de cierto fuego tras los ojos, que es simbólico, del puño alzado, de compartir los recursos, de una resistencia que le dice a la muerte que morirá de hambre por carecer de nuestras carnes, de nuestras sobras. Sí, he cometido actos de indecencia con mujeres y la mayoría fueron actos de omisión. Los lamento amargamente.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario