Rolando Mix Toro, hijo de Nolberto Antonio Mix Martínez, nació en Pozo Almonte, CHILE en el año 1931 y murió el 24 de Septiembre del 2009.
Su vida se caracterizó por el compromiso social y con su propio ser interior. Sólo por casualidad se salva de ser fusilado para el golpe militar del 73. Logran introducirlo como asilado político en la embajada Argentina, luego viaja a la República Democrática Alemana donde transcurren diez años de exilio.
Viaja a España donde realiza más de cien presentaciones en público, dando a conocer su propia obra de literatura e historia chilena y latinoamericana.
Nuestro poeta ha sido consecuente con su linaje de lucha obrera, siempre con el propósito de mejorar el nivel de conocimiento del lector.
Participó en dos ciclos de “Poesía con Acento de América”, organizados por el “Silbo Vulnerado”, en el Centro Cívico Delicias, en “Noche de Juglares”, y en toda las bibliotecas, asociaciones, centros culturales, institutos, etc., que pidieron su colaboración.
Reconocido como orador, en sus conferencias da a conocer la historia y cultura de América Latina con gran entusiasmo.
El aporte de este poeta auténtico, es muy provechoso influyendo en el lenguaje y temática de otros escritores.
En Zaragoza publicaron sus libros: Siete poemas desde la ausencia (1993); El espejo y tú (1994); La mar de amor (1999); Río de amor (2006) y Tras la palabra (2008).
Rolando Mix siempre llevaba a Chile en su corazón, pero su arte nunca fue reconocida en nuestro país, sin embargo en Zaragoza, su vida y obra era reconocida, lo llamaban el poeta de la inmigración.
Mientras se preparaba para participar en el acto por la Marcha por la Igualdad de los Inmigrantes, dejó de existir, el 24 de Septiembre del 2009.
El 8 de Octubre del 2009 se plantó una acacia (símbolo de la amistad) en su nombre, a orillas del Ebro y se leyó su poema “Mi Hermano”.
Tensando mi Chile
Yo amo la cuerda extendida en el austro.
Su tenso vibrar de violín
recorriendo un glisandi nocturno.
Su desequilibrio de extremos sinuosos,
de ropa lavada recién a la orilla
musical del agua con filo de hoz.
Yo amo esa cuerda murmurante.
Umbilical cordón de fuerza colorida,
ígnea escena doméstica de penachos humeantes.
Banderas airosas rompiendo el misterio
del deshabitado mundo campesino.
Aromas del verde afelpando sierras.
Fragancias a paz centenaria quebrada
por placas geológicas chocando en las entrañas
con un remolino anunciado por Pillán,
por su rugido.
Temblor de trucha luchando a contracorriente.
Las ondas del río, las ropas al viento,
la tierra y el humo y la gente temblando.
La trucha se empeña en buscar las alturas,
en desovar sus sueños.
Habrá que cercenar tu escuela de verdugos.
Quemar toda reminiscencia de patíbulo.
Dejar de nuevo limpias las aguas y la ropa.
Filo para cortar la prepotencia.
La hoz en la mano. Semillas lanzadas al viento.
La ambición desata las armas.
Los entorchados de la infamia.
Los uniformes financieros traficando con expolios,
cruzados de bandoleras sobre el pecho
pisoteando humildes coladas húmedas.
Tu cuerda es tallo cimbreante de pueblo
jalonado de espigas.
Rama de copihue escarlata de vida encendida.
Fogón en llamas. Todos pueden calentar sus manos
en las noches frías.
Cordón de la plomada constructora
enderezando y nivelando tus designios.
Cordón, cadena de ancla uniendo en eslabones
a tu pueblo infinito.
Tortilla solidaria del minero,
mango de pico salitrero,
cuna de la abundancia
abandonada.
Las estrellas arriba también titilan,
otro golpe de sismo velado
las hace temblar y mirar
a la tierra.
De desierto, de mar, montaña, bosque,
de campo serpenteando entre los cerros:
la estrella de cinco picos
enseñoreando mi terreno.
Suave corre la cinta en arroyo,
brincando por cimas de sol amasadas
con nieve de sábana.
Cauce deviniendo torrente
se apacigua en estero tranquilo.
Regadío de paz recomienza en la cuerda tendida,
ventilando albas ropas del amanecer.
VERAZ
Tú eres mi verdad.
Toda tú, entera.
Y más aún cuando te horado
y de tu pozo
extraemos la calidez del alma,
el hogar de los ojos,
el relámpago que ilumina nuestras vísceras
y nos hace ronronear,
gruñir, contentos,
felices del amor que nos enlaza,
del nudo entre las piernas
y del que liga nuestros vientres
nuestros pechos,
mientras lenguas sondean el verbo amar
en el tubo del esófago del tiempo,
en ese diapasón donde culmina
la cuerda que da voz con su vibrato
al acto de ser radiantes del uno al otro:
esta bella emoción de células frisadas
que encadenan divinidad en nuestro cuerpo.
TRAS LA PALABRA
Mi primera palabra no fue expresada.
Ni un sonido emitió mi boca aún desdibujada.
No aparece en ningún diccionario,
su significado es un misterio.
El alcance de la memoria
no logrará rescatarla.
Los convulsivos ritmos
de defensa,
aquellos reflejos angustiosos
dados por la experiencia,
son lazos no suficientemente aptos
para atrapar la presa diluida
en el oscuro foso de la trampa.
La palabra emitida, transmitida,
insertó su volumen de realidad
en un secreto
que sólo los conductos de mi madre
me otorgaron,
como un primer vagido, paso, peldaño,
hacia luz,
enceguecido.
POEMA DE ROLANDO MIX
PARA LA MARCHA A PIE POR LA IGUALDAD DE DERECHOS*
La tierra es un planeta redondo
como la barriga de la Naturaleza.
Gira, viaja, al igual que quienes lo habitan.
La historia va veloz dejando atrás viejas épocas
hay que habitar esta enorme casa, este planeta
que sea hogar de todo ser humano.
Venga de allí o de allá más que un vecino es un hermano.
*En el mismo papel, con letra temblorosa, aparecen estos versos personales, a modo de despedida:
Decúbito supino sobre la roca
sol y viento secaban mi cuerpo mojado
cubriendo de sal la piel morena.
Chiss
Calladito
que te vas
que no regresas.
A hurtadillas
saliendo
anónimo
del medio.
Cruzando
desconocido
calles,
entre deconocidas
caras
y avenidas.
Que te vas
y te llevas
todo contigo.
Toda la nada
de las cosas
que posees.
Toda la nada
de todo
lo que tienes
en pensamiento,
en sentimiento,
en nomeolvides.
Calladito,
sin hacer
un aspaviento,
sin proferir
un ay,
sin un lamento.
Qué se llamó,
quizás
qué se llamaba.
Se fue callado
porque nadie oyó
si así se fue
o de otro modo.
Digamos
que sufrió
una fuerte atrofia,
que se le disolvió
la vida
en el destierro,
digamos
que los ojos
se le abrieron
más que la boca.
Calladito
se fue yendo
poco a poco
al no poder
regresar
a seguir
en silencio
escribiendo
versos,
indóciles,
diversos.
[Tras la palabra]
PARA TOMÁS ROURES
I
Adivinador del plazo,
perverso,
mudo calendario,
jamás se le escuchará
confiar el día, la fecha,
el mes, el año.
Guarda silencio el enigma.
Habrá quien espere tranquilo,
otro sufrirá desesperado.
Motivos del cuerpo.
Sorpresivo accedente,
deterioro en la carne,
en los huesos,
decaimiento del alma.
La cama del parto,
la cuna semilla primeriza.
II
Encarnizada lucha implacable,
ayer fue cuna,
cama de alardes.
Después del después
sarcófago devora carne.
Sin cero, sin uno, ninguna:
Nadie.
III
Nadie que es alguien,
alguien vive y revive
hasta la separación
del límite cercenante.
Horizontes tras horizontes,
adivina sin respuesta.
Terreno de tierra fértil,
memoria impresa
en la risa y la belleza,
la juventud ida
cual un invierno maduro
disecando una divina primavera.
IV
Hasta el roble de más savia,
cincela sus fibras nobles,
agudiza el tajo hiriente,
profundiza en sus latidos
el daño de ser podado
de su rama más querida,
aquella que trajo flores
empapadas de rocío:
vertiente sonora
deslumbrante,
refrescante en el recuerdo
de este bosque de robles
dando amparo a la evocación
de su animante temperamento.
Divina escultura,
conservada en el tronco
del sólido roble.
Seguirás siendo savia,
nutriente del despertar
de todos nosotros,
los que te conocieron
insistiremos
en mantenerte fresca
y sonriente
trozo de nuestra retentiva.
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