jueves, 22 de diciembre de 2011
5518.- DORA GÓMEZ BUENO DE ACUÑA
Dora Gómez Bueno de Acuña
Dora Gómez Bueno de Acuña (* Luque, Paraguay; 1903 –† Asunción; 1987), poeta, docente, periodista y actriz de radio, realizó sus estudios en la Escuela Normal de Asunción, institución de la cual egresó con el título de maestra.
Enseñó en educación primaria, por largos años, y colaboró brevemente, entre 1930 y 1931, con la página de “Sociales” del diario “El Orden” de Asunción.
Su participación en programas de radio ha sido extensa y fructífera, ya como actriz en programas infantiles, ya como recitadora de poemas nativos y extranjeros, a través de innumerables series radiadas a lo largo de su vida, entre las cuales destaca nítidamente “Sobremesa de Gala”, emitida sucesivamente por Radio Nacional del Paraguay y por Radio Ñandutí, ambas emisoras de la capital paraguaya.
Trayectoria
Es, sin embargo, su labor como poeta la que le ha dado renombre y bien ganado prestigio. Fundadora de la poesía erótica en el Paraguay, es considerada por Josefina Plá en su obra Voces femeninas en la poesía paraguaya, de 1982,
...como la única representante caracterizada de dicha vertiente en la literatura femenina paraguaya...”
El consagrado investigador brasileño Walter Wey, en su libro La poesía paraguaya - Historia de una incógnita, de 1951, escribe:
“El erotismo no existía en la poesía paraguaya antes de Dora Gómez Bueno de Acuña. Por lo menos con la insistencia en el tema, con la profundidad que ella le imprimió. El poeta paraguayo, en general, sin ser sensual o erótico tampoco fue platónico. Ignoró la mujer... El erotismo encontró su grande y poderosa voz en una poetisa, como años antes encontrara, en el Uruguay, en el arte magnífico de Delmira Agustini. Flor de caña (1940) reunió poemas que en la época en que fueron publicados por diarios y revistas escandalizaron al medio intelectual paraguayo y, con certeza, mucho más a la sociedad de Asunción. Ningún hombre había tenido la osadía de cantar al amor como Dora Acuña lo hacía, con entera libertad, sin preconceptos o temor a los “chismes” sociales... En Dora Acuña... se nota el deseo de vivir con intensidad, sensorialmente, en una inmensa plenitud lírica. Su amor por la vida vegetal estalla en todas las imágenes. Ella invadió con su presencia humana el paisaje tropical del Paraguay. Los habitantes de esas selvas y de esos campos no son más los duendes de la imaginación guaraní. Vive, palpita, se agita un ser humano que solamente confía en los sentidos...”
El insigne hombre de letras español -junto a Rafael Barrett y Josefina Plá es considerado integrante de la tríada de intelectuales que más aportaron a la cultura paraguaya- Viriato Díaz-Pérez, al prologar su primer poemario señala:
“Dora Gómez Bueno de Acuña, poetisa, estudiosa, animadora de cenáculos -y alma de ellos en ocasiones- es una consagrada a su obra, que es la del arte, con el amor puro e iluminante que arranca del espíritu idealista, y es así como su labor añade a los méritos propios, personales, el universal y eterno de las bellas cosas románticas”.
Obras
Ha publicado, además del ya mencionado libro de poemas Flor de caña.
Barro celeste (1943)
Luz en el abismo (1954)
Vivir es decir (1977)
Y una “Antología (1985)
Fallecimiento
Luisa Dora falleció en la ciudad de Asunción el 20 de marzo de 1987, registrado en el acta Nº 620, Folio Nº 104, Tomo Nº 4, de la Dirección General de Registro del Estado Civil.
La confusión en cuanto al lugar del fallecimiento, se debe a que fue velada en la Iglesia de La Encarnación de Asunción. Sus restos fueron inhumados en el panteón de Autores Paraguayos Asociados (APA), Cementerio de la Recoleta. Posteriormente, gracias al esfuerzo de la Agremiación de Poetas y Otras Artes de Luque (APOAL), basándose en un testamento lírico de una de sus obras titulada Ciudad Natal, realizaron los trámites necesarios para trasladar sus restos al panteón de los ex-combatientes, en el cementerio Nº1 de esta ciudad.
BALADA DE LA FRASE QUE ESPERO
Hoy te diré muy quedo
mi palabra desnuda,
en el instante pleno
del minuto perverso;
con abril en las ánforas,
con esquilas de fiesta
tañendo dulcemente
en la noche desierta,
o mejor con los ojos,
varón de mi deseo,
reclinada en tus brazos
te diré que te quiero.
Besaré arrodillada
tu frente de poeta,
enigma que mi entraña
no ha descifrado nunca;
nada más que la frente,
mientras la noche, afuera,
intensamente bebe
una fuga de vientos.
Tú seguirás callado,
el rostro sin tinieblas.
Extrañamente pálido,
exprimirán tus labios
zumos de eternidad
en la frase que espero.
AÑORANZA
Tengo la piel del color
de los duraznos maduros,
tengo en mi boca el dulzor
del guaviyú de los bosques,
cinta de cerros al este,
cinta de cerros al oeste,
de norte a sur las colinas
se visten de gasa verde
un arroyo serpentea
por entre encajes de piedras
hay en sus ondas frescuras
de conciencias siempre puras
hay en su agua transparente
olor a flores silvestres,
gráciles lirios del valle,
enervante flor de caña,
corre en sus ondas celestes
el cielo de la mañana.
La tersa flor de mi cuerpo
se ha aromado en la espesura,
hay en mi carne frescuras
de cantarinas corrientes,
hay en mi acento dulzura
de las palomas silvestres
hay un no sé qué en mi alma
que me araña y que me muerde,
hay algo que me entremete,
que mis ojos humedece...
¡Es la inquietud del recuerdo,
es el dolor de no verte
retratado aquí a mi lado
en el cristal del arroyo
limpio, apacible, silente!
EL AMULETO
Era un dios de ojos verdes,
ojos de extraña luminosidad.
Cruzó todos los mares,
tal vez en un velero innominado
o en una flor de camalote abierta,
y acaso tal vez de esos lugares
bebió en sus ojos el revuelto oleaje
de sus luces cambiantes como un mar.
Fue una luz en mi vida,
fue el fanal de mi alma;
escuché de sus labios
palabras nunca oídas,
y mi nombre en su boca
era como la suavidad de un ruego
que se eleva en plegaria
para morirse luego …
Fue gota de ternura derramada
sobre mi otoño florecido en rosas.
Solo creí yo en él.
Como nave que pierde el derrotero
y se estrella contra la inmensidad,
así mi alma naufragó en su mar.
Por eso, no le olvido …
Y el beso que yo no pude darle
y la caricia que siempre quedó trunca,
hoy me atormentan como nunca … nunca …
SÓLO MIO
Yo también tengo un hijo,
flor -y fruto vitales de mi entraña:
mío sólo es mi hijo,
porque le di la savia
que por su sangre milagrosa corre:
todo mío es mi niño
mías son las guedejas de miel de sus cabellos,
mía toda la sangre que late en sus arterias,
mío ese montoncito rosado de su carne,
el pedazo de luna de su cuerpo,
mías las rebeldías
de su almita recién venida al mundo,
de yo no sé qué estrella
al clamor de mi amor;
su alegría de pájaro sin alas,
el mirar insaciable
de sus ojos más negros que el olvido,
su risa que es un trino,
esa risa hervorosa
que fluye de su boca cual de una fuente loca:
y míos sus dolores, sus pequeños dolores
de aprendiz de la vida y de la muerte.
ACCIÓN DE GRACIAS
Ha llegado hasta mí,
oh prodigio de Dios
me ha llegado su voz
todo él es un cofre de rara vibración
todo él es un sol.
Nunca mujer alguna
ha sido en ese instante
más amada que yo
con un beso con sabor a eternidad
fue su primer caricia,
beso de salvaje tesmpestad.
¡Gracias!!, gritó mi alma;
¡bendita sea tu única verdad!!
ECLOSIÓN
En un cálido abrazo
se unieron nuestras almas:
recostó su cabeza en mi hombro
y nos sumimos hondo;
y yo sorbí su aroma
y yo bebí su aliento
inolvidable y dulce;
y sentí en las entrañas
tierno desgarramiento.
El me besó en el cuello:
le impregnó la fragancia
sutil de mi cabello,
me besó en la mejilla,
y sentí que de pronto
cantaron los zorzales invisibles
de una eclosión de maravilla.
¡Oh mi amado del alma!
qué importa la materia
si más que nunca fuiste
sin presentirlo acaso
la voz de mi destino:
¡oh poder del arcano,
es la raíz tan honda
que nutres a la planta gota a gota
en el divino hueco de tu mano!
COMUNIÓN
Fue el destino, yo no sé lo que fue,
incansable viajera con el alma dormida
yo llegué hasta tus pies.
En la frente llevaba una pálida flor.
Fue el Destino... yo no sé lo que fue...
con el mudo lenguaje de un suspiro muy hondo
tú me hablaste de amor:
y la pálida flor que en mi frente llevaba
fulguró como un sol.
Fue un momento inefable cuando tú me besaste,
el universo entero suspendió su latido
para escuchar el ritmo de nuestros corazones.
Oh el beso que se bebe en la boca querida
oh despertar sublime de las almas dormidas!...
Tu cabeza romántica abatióse en mi hombro
y en el instante único en que por vez primera
supe lo que era amar,
remontóse mi espíritu a regiones celestes
donde moran los dioses,
me llené de infinito, me llené de grandeza,
y en el espejo claro de tu clara mirada
yo me vi retratada
toda blanca, tan blanca,
más pura todavía que corona de lirio,
majestuosa garza con el pico entreabierto
en un gesto supremo de belleza y de olvido.
Y la pálida flor que en la frente llevaba
se aromó con el sol de tus cabellos.
(De BARRO CELESTE, 1943)
POEMA TRIUNFAL
Primavera que vienes alborotando al mundo
con un escándalo de verde:
Dime: ¿en qué yema milagrosa
está la sangre que verterás en mí?...
Hoy es mi entraña un surco,
y estoy reverdecida de ilusión.
Hoy florecí en la espera;
hoy amo y soy amada
y florece de nuevo el corazón.
Primavera que vienes alborotando el mundo
con un escándalo de nidos:
Dime: ¿con qué batir de alas enloquecidas
vendrá la arcilla milagrosa
para mi estatua viva?...
Hoy es mi entraña un surco
y estoy reverdecida de ilusión.
Hoy florecí en la espera:
hoy amo y soy amada
y sonríe de nuevo el corazón.
Primavera que llegas alborotando el mundo
con un escándalo de llamas:
Dime: ¿en qué alborada rubia
está la chispa milagrosa
que encenderás en mí?...
Hoy es mi entraña un surco
y estoy reverdecida de ilusión.
Soy una estatua palpitante y viva,
y es un soplo de Dios mi corazón !!
LA CANCIÓN DE LA ESPERA
No pareciera se deshoja el alma
de tanta vana espera,
que rueden vigorosas sombras grises
por un cielo de estrellas
que languidece el tallo vaporoso
de todas nuestras ansias,
por lo que el alma espera y nunca llega,
por lo que espera el alma
y no se abren las flores
de nuestras esperanzas?
Esperar,
extraño enigma que mi savia enciende,
que mis fibras conmueve,
que a veces atormenta
y punza como herida
más viva que una vida.
Llevar en las pupilas
la esencia de las cosas
humanamente bellas
y ver que todo es sueño...
Ver que las horas pasan
con su misterio a cuestas.
Misterios de los astros,
misterios de los mares,
de las almas, del cielo, de la flor,
misterio de misterios,
génesis, muerte, amor.
Esperar,
¿quién no espera en la vida?...
A veces se envejece
de tanta vana espera
o es flor de maravilla
que nace de quimeras.
Esperar,
siempre esperar. La espera
¿quién no siente en su vida
no pareciera se deshoja el alma
de tanta vana espera?
UNO Y OTRO
Yo tengo dos amores:
un amor que es ternura
y un amor que es locura.
Un amor que es un sueño
y otro amor que es veneno.
A uno le ponen freno
mi deber y mi empeño,
y lo amo por imposible
porque nunca fue un hecho,
porque nunca ha llorado
reclinado en mi pecho.
Yo tengo dos amores
que aroman mi camino
con guirnaldas de flores;
uno que me hace débil,
otro que me hace fuerte,
uno me da la vida,
otro me da la muerte.
Yo tengo dos amores
confundidos en una
interminable, extraña
cadena de fulgores.
(De LUZ EN EL ABISMO, 1954)
FRENTE AL MAR
Mi espíritu es un mundo que amanece
hacia un ensueño inexplorado y único;
ensueño hecho de esperas y de lágrimas,
tan sólo comprendido por aquellos
que alguna vez sintieron desmayarse
bajo el cálido roce de sus alas.
Mi espíritu es un mundo que amanece
con multitud de espumas y de algas.
Oh fuerza desatada de relámpagos
que pones serpentinas en mis venas
y haces latir mis sienes:
alegría y dolor a un mismo tiempo,
mundo que vas creciendo
y aumentas tu latido
electrizado de alas.
Mi entraña es un océano que palpita
con multitud de espumas y de algas.
NUNCA HAY VASO COLMADO
Cuando estás junto a mí
tiembla todo mi ser.
Cuando estoy junto a tí
hecha estatua de carne
de sangre y vibraciones
toda yo temblorosa
por la emoción interna
que fluye hacia los centros
sensibles del amor.
Cuando estás junto a mí
cuando estoy junto a tí
despetalada orquídea
la copa aún en brindis
de la suprema libación
mi corazón me grita
me grita que eres mío,
mío por la ilusión,
mío por la esperanza
y mío por el destino.
¿Quién dice que oficiada
la misa del amor
es cáliz derramado?
Si en amor verdadero
nunca hay vaso colmado.
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