Matilde Ladrón de Guevara (Santiago, 18 de agosto de 1910 - íd., 22 de agosto de 2009), fue una poetisa, feminista, y escritora chilena.
Nació en Santiago el 18 de agosto de 1910. Estudió en el Liceo Antonia Salas Errázuriz de Santiago. Sus estudios universitarios los realizó en las universidades Católica de Chile y de Chile, en su país natal, y en La Sorbona, en Francia. En 1925 participa en un concurso de belleza, donde obtiene el primer lugar, siendo coronada "Miss Chile". Contrajo matrimonio con Marcial Arredondo Lillo en 1932.1 Sin embargo, también mantuvo un romance con el pianista alemán Walter Gieseking, relación que abordó en su novela Mi patria fue su música (1953).2
Tras vivir unos años en Rapallo, Italia, regresó a Chile, donde comenzó a participar en política, siendo una de las fundadoras del Partido Femenino de Chile, creado en 1946. Entre la década de 1940 y 1950 fue corresponsal de varias revistas y diarios, tanto chilenos como internacionales,1 entre ellos, Ecran (para la que entrevistó a Ingrid Bergman en Hollywood2 ), Zig-Zag, La Tercera de la Hora, La Nación de Buenos Aires, El Mercurio y Marcha de Montevideo.3 En 1948 inició su carrera literaria con Amarras de luz.
En los años 1960 vivió un corto tiempo en Cuba, donde entabló amistad con Fidel Castro y Ernesto "Ché" Guevara, lo que la inspiró para escribir Ché (1969) y Cubanía y Ché (1998). Posteriormente apoyó al gobierno de la Unidad Popular en Chile, dirigido por el presidente Salvador Allende, y que terminó con un golpe de Estado en 1973. Tras publicar su novela La ciénaga (1975), debe exiliarse en Argentina, donde escribió Destierro (1983), e Y va a caer (1985).4 Volvió a Chile en 1979, año en que fallece su marido Marcial.1
En 1990 su hija Sybila fue condenada a 12 años de cárcel en Lima, Perú, por estar vinculada al grupo Sendero Luminoso, y luego de que se le aumentó la pena en 1995, fue liberada en 2002.5 A su hija le había dedicado Sybila en Canto Grande (1988) y Por ella, Sybila viuda de José María Arguedas (1995).
Falleció el 22 de agosto de 2009 a causa de unos tumores que se le habían detectado poco antes de su muerte, en el Hospital Militar, a los 99 años.4
Honores
Guevara fue candidata al Premio Nacional de Literatura en 2006.
En 2009, recibió el Premio a la Trayectoria de la Sociedad de Escritores Latinoamericanos y Europeos.6
Obras
Poesía
Amarras de luz (1948)
Pórtico de Iberia (1950)
Desnuda (1960)
Ché (1969)
Testamento (1973)
Antología poética desnuda (1989)
Cubanía y Ché (1998)
Antología poética (In)completa de Matilde Ladrón de Guevara (2005)
100 años no es nada (2010, póstumo)
Novela
Mi patria fue su música (1953)
Celda 13 (junto a Juan Sánchez Guerrero, 1960)
Madre soltera (1966)
Muchachos de siempre (1969)
En Isla de Pascua los moai están de pie (1971)
La ciénaga (1975)
Cuentos
La última esclava (1979)
Te amo Rapa Nui y diez cuentos (1981)
[editar]Ensayos y crónicas
Gabriela Mistral, rebelde magnífica (1957)
Adiós al Cañaveral (1962)
Diarios y testimonios
Destierro (1983)
Y va a caer (1985)
Sybila en Canto Grande (1988)
Pacto sublime (junto a Gabriel Egaña, 1995)
Por ella, Sybila viuda de José María Arguedas (1995)
Leona de invierno (Desmemorias) (1998)
DESNUDA
En medio de mis rosas, tu cabeza.
Siento latir tu propio pensamiento.
Y la espada jadeante de tu aliento,
entra, activa la luz, en mi belleza.
Con una queja besas la tibieza
que te ofrezco. Alígero y sediento
tu amor es como el fuego y como el viento:
pulso fugaz de la naturaleza.
Queman tus nervios rosas ancestrales.
Queman tus nervios rosas ancestrales.
Me educas en tus cálidos rituales
y me bebes en copas prodigiosas.
Quiebras el tiempo. Creas el olvido.
Quiebras el tiempo. Creas el olvido.
Abres la eternidad sin lo vivido,
con tu sol abismo entre mis rosas.
Poema del Libro “Desnuda” 1960.
TESTAMENTO
No perdona el gusano las alturas
y en la flor, en el fruto generoso
va reptando con hambre, y alevoso,
deja su rastro en las corolas puras.
A veces logra con sus mordeduras
dañar el borde del contorso terso
y el gemido del pétalo es el verso
que más se aroma con las amarguras.
No sabe el ponzoñoso en su impudicia
del ascenso y los aires que acaricia
la voluntad, cuando al azul se lanza,
Y en ardimiento de aéreas esperanzas
por amistad y luz transfiguradas
tiende la mano al que clavó espadas.
Poema del Libro “Testamento” 1973.
La aurora
Viertes, aurora, al múltiple horizonte
dorados lirios y encendidas rosas,
emanan luz tus alas bulliciosas
y labras en color el arduo monte.
Joven y alegre ante mis ojos, ponte
sobre un puente de estrellas laboriosas
y con lanzas y flechas victoriosas
quema la nube que tu rueda monte.
Irradias en la noche, casto mito,
y quiebras su silencio con un grito
de amor y sed en la brumosa entraña.
El universo virgen te enamora.
¡Apura tus corceles, vencedora,
la creación del hombre te acompaña!.
El crepúsculo
Fuego dormido, pausa del ocaso.
Dorada miel del trabajo vuelo.
Vencida sangre, enternecido celo,
vino de abismo en el profundo vaso.
Sabia desesperanza en el fracaso,
pupila firme en el activo cielo,
frente a la noche, desprendido vuelo
que hacia la muerte nos incita el paso.
Y esperanza también o despedida
que se prende a los soles de la vida
con garras de naufragio y de delirio.
Besas en el crepúsculo la rosa.
Quemas la frente en la ebriedad fogosa,
y alzas en llama el último martirio.
Poema del Libro “Antología Poética (In) Completa” 2005.
A FLORENCIA
¡Florencia, patria mia, vuelo humano!
Te vi retama ubicua en primavera
Y también a Frá Angelico, Leonardo,
Rafael, Botticelli, esmaltados.
Moran en mi alma. Dante, Miguel Angel.
Y Vivaldi me canta. Son hermanos
inmersos para siempre en mi vida.
Se burila Italia en añoranza.
Con las huellas de su arte no extinguidas
que urjes, tú, Florencia, en mi memoria.
¡Cómo queman la cien y los recuerdos
Y aceleras mi pena hacia Toscana!
Ato al dolor mi desatado anhelo
si viva antes de morir te beso.
Poema del Libro “Cubanía y Ché” 1998.
MULATA FLOR
(a Nicolás Guillén)
El ébano y marfil se desposaban
en la cubana risa de los pianos.
Bajo el trópico y caña almibarada
hay dos flores desnudas en un tallo.
Grácil negro emigrado -sangre esclava
del corazón del Africa- sediento
bebió el amor de la española blanca
en la blanca vasija de sus pechos.
Feliz grito de nieves y carbones.
Riego el polen. Símbolo violento.
Nació un matiz, otra alma de aquel sexo:
Mulata flor, tu raza de eslabones
eleva un himno ausente en represalias,
en Cuba, patria siempre autorizada.
Poema del Libro “Ché” 1969.
Antes de la victoria, Ché Guevara
nos apaño la ruta y el destino
de nuestra Indoamérica vejada.
Romperemos los limites del amo.
¿Rasgaremos los vírgenes contratos
que empapelaron todas nuestras sombras?.
¿Salvaremos los hijos de los pueblos
antes de ser, por otra vez, violados?.
Si al verte, Cuba azul, acribillada
en tus cuatro contornos, y zaherida
por la lanza de crueles hombres ávidos.
No se nos alza el alma y la palabra
en contra de los arcángeles del oro
¡es que vamos de nuevo hacia el regreso!
Poema del Libro “Pórtico de Iberia” 1950.
DIOSA IBERIA
La península Hispánica mecida en noble cuna
se conmovió del fruto que descubrió entre mares
y enfilando sus huestes hacia la airosa América
entre audaz roquerío y extraña hechicería
Desposó los copihues con los rojos claveles.
Los ríos legendarios bajaban de los Andes
mordiendo con su espuma araucarias longevas,
el puma entre los montes, sobre el picacho del cóndor
Y bajo los copihues, entre hierbas fluviales
mi cuna la mecían los violines del pehuelche.
Yo nací diosa Iberia en la virgen América.
De España me devienen los ímpetus viajeros
de gitana, de toros, mantillas, castañuelas,
de rítmicos bailares, de airados taconeos.
La sangre que me enciende paganas primaveras,
el caliente perfume de azahares de esa tierra
y aquel rasgueo intrépido de fuego en sus guitarras
que me anuncia del génesis: valiente diosa Iberia
Viniste de una tribu y hoy eres su princesa
con reino de copihues y cetro de claveles.
Tú, el bárbaro del norte, centauro de mis sueños
me raptas en un vuelo de adagios y de alegros.
América sonríe, América es abuela,
niños de ojos azules corren por sus montaña.
Todas sus fuerzas vírgenes dejarán una huella,
En su sorpresa alegre nacida a un nuevo mundo
del universo vivo lleno de lo profundo,
¡mentes alucinadas de anhelo y maravilla!
QUISE SER LA DIOSA QUE CAUTIVA
Desde el bruñido bronce de tu cara
y el hondo gesto de tu altiva frente
me miraste y sentí una llamarada
que nacía en tus ojos envolvente.
Había en ella una inquietud curiosa,
llena de rebelión y de desvelos
como esperando que una joven diosa
cayera a tus pies desde los cielos.
Y quise ser la diosa que cautiva
y ser también la sierva enamorada
y sentirme a tu lado, sensitiva,
Para amarte y estar atormentada
y apaciguar mis ojos en tu vida,
en tu mirada triste y desolada.
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