viernes, 28 de octubre de 2011
5028.- XOSÉ MARÍA ÁLVAREZ CÁCCAMO
XOSÉ MARÍA ÁLVAREZ CÁCCAMO
Nació en Vigo. Miembro relevantísimo de la Generación Poética de los Ochenta, es biógrafo, dramaturgo, narrador, ensayista, crítico literario y artista plástico. Fue merecedor del Esquío (1986), del Premio de la Crítica Española y del Premio de la Crítica de Galicia. En el 2003 Espiral Maior publicó su obra poética: Ancoradoiro (1983-2003). Actualmente forma parte del consejo de redacción de Grial. A Xosé María Álvarez Blázquez, su padre, le fue dedicado el Día de las Letras Gallegas 2009.
Traducción y nota introductoria: Rafael Álvarez Rosales
De: Cimo das idades tristes (1988), en Ancoradoiro, 2003.
TRAPO AZUL
Si un domingo caminas sintiendo los imprevistos
ecos de tu cuerpo en el silencio de las calles
en domingo de sol, si toda la gente
huyó para dejarte solo en la ciudad desierta,
entonces descubrirás en el marco de las ventanas
ciertos rostros muy tristes
que no pueden bajar.
Viven algunos recluidos en el pozo de las alcobas,
anclados en un tiempo de paciencia. Otros
nacieron allí con los pies envueltos en un trapo azul.
Ellos viven muy altos, en vacío.
Un canal de aguas blancas desciende hacia ti desde aquella cumbre.
Si quisieras hablar con esos ojos o preguntar el nombre que los designa,
deberías subir, cediendo tu andar por las calles amarillas.
Pero estás tibiamente derrotado y continúas
avistando tantos rostros que viven al pairo
en el lago de las alcobas.
Son más visibles desde abajo cuando es domingo
y toda la gente abandonó las plazas para dejarte solo.
A cidade está lonxe, está prohibida
Aínda non é nosa. Vive lonxe, habitada por persoas inquedas e nenos que camiñan sen ser recoñecidos e entran nos almacéns por unha claraboia, viaxan sen pagar na plataforma aberta e van deixando area a través dun funil para frear as rodas do tranvía. Os nenos na cidade medran con pel escura, cabelos case azuis e os ollos como améndoas de luz mate.
Os nenos poden ver todas as tardes, a contraluz das prazas, do alto dos balcóns acristalados, o perfil fuxidío dos habitantes nómadas, xentes apenas feitas, estatuas que pasan e ninguén sabe nada do seu tempo inhumano.
La ciudad está lejos, está prohibida. Aún no es nuestra. Vive lejos, habitada por personas inquietas y niños que caminan sin ser reconocidos y entran en los almacenes por una claraboya, viajan sin pagar en la plataforma abierta y van dejando arena a través de un embudo para frenar las ruedas del tranvía. Los niños en la ciudad crecen con piel oscura, cabellos casi azules y los ojos como almendras de luz mate.
Los niños pueden ver todas las tardes, a contraluz de las plazas, desde lo alto de los balcones acristalados, el perfil huidizo de los habitantes nómadas, gentes apenas hechas, estatuas que pasan y nadie sabe nada de su tiempo inhumano.
En O cimo das idades tristes se refleja una poética de lluvia y frío "ate o xelo que é pedra e logo cinza" ("hasta el hielo que es piedra y luego ceniza"), donde la segunda persona se dirige, implacable, al lector:
Alcanzas mui triste
as palabras para iluminar esa tristeza
entón sabes tamén
que un poema é unha música que mata.
(Alcanzas muy triste
las palabras para iluminar esa tristeza
entonces sabes también
que un poema es una música que mata).
Traducción:Carmen Nozal
traducción y nota introductoria de: Rafael Álvarez R.
De: Cimo das idades tristes (1988), en Ancoradoiro, 2003.
“Cuchillos”
La vida prepara con esmero artesanal
sus cuchillos más finos y tristes
para que algún día una hoja azarosa toque con hechizos
la zona de la piel en que más confiamos. Y trae
las navajas precisas, armas
que apenas muestran la herida abierta, el río de excesivo
desprendimiento y llanto.
Parecen los cuchillos, que son palabras amistosas
y a veces son caricias,
instrumentos hermosos para acompañar la solemne
festividad de la mesa. Nadie piensa
que, luego de la alegría y de los felices
platos que nos sirvieron y también
de aquel fluir de rostros que se hablan
con mucho amor después del vino,
los cuchillos pudiesen abrir hojas dentadas,
florecer rosas de óxido, brillar
con violenta intención. Pero hay un día
en que todas las navajas y cuchillos que fueran simplemente avisos
para la prudencia
crecen hasta convertirse en hierros de un terror que sabe matar.
La vida lleva muchos años preparando armas delicadas
y todas las heridas milimétricas,
los cortes paralelos de lenta miniatura,
no fueron más que augurios de una crecida de sangre
que nos hará hombres muy tristes y muy pacíficos para siempre.
De: Depósito natural (2002), en Ancoradoiro, 2003.
Banco Mundial
El Banco Mundial dedica últimamente algunos minutos
a hablar de los pobres.
Los pobres son oscuros, subterráneos, viven por debajo
del nivel del mercurio, bajo cero
del dolor de un dólar.
El Banco Mundial afirma últimamente que nunca sobre la tierra,
nunca
vivió tan bien el hombre y, sin embargo,
resulta preocupante
que los pobres multipliquen más que nunca los brazos
para pedir
misericordia.
Los pobres mueren hoy más que nunca
por debajo del nivel de un dólar.
El Banco Mundial dedica últimamente algunos minutos.
http://delpalenqueypara.blogspot.com/2008/03/xos-mara-lvarez-cccamo.html
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