domingo, 16 de octubre de 2011

4930.- SANDRO CHIRI


Sandro Chiri Jaime. Nació en el puerto del Callao, PERÚ (1958) y es autor de loa poemarios El libro del mal amor (1989), Y si después de tantas palabras (1992), Viñetas (2004) y Poemas de Filadelfia / Philadelphia Poems (edición bilingüe con traducción de Raymond McConnie y fotografías de Robert Dewey, 2006). Estudió Literatura en la Universidad de San Marcos donde fue luego profesor y editor. Entre sus trabajos destaca la antología de relatos elaborada con Carlos Eduardo Zavaleta, El cuento en San Marcos (2002).El 2007 editó el libro colectivo Sor Juana Inés de la Cruz en el aula: Nuevas Lecturas (Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos). Poemas y ensayos suyos se han difundido en libros y revistas de América del Sur, Europa y Estados Unidos.
Es necesario mencionar su impecable trabajo en la dirección de la revista de artes y letras La Casa de Cartón. Sus poemas y ensayos han sido difundidos en libros y revistas de América del Sur, Europa y Estados Unidos. Actualmente es profesor de español y literatura en la Universidad de Temple, Filadelfia, EE.UU.







UNA VENTANA EN INVIERNO / A WINDOW IN WINTER

Por esta ventana
he visto la lluvia y la nieve,
los hijos distantes, la cicatriz de
la envidia y, a lo lejos, una carta
de Dios por los suelos.
Desde esta ventana
la palabra Patria tiene
aroma a café tostado, a pan
caliente, a sonoro Español.
Pero esta ventana, por supuesto,
posee una altura y un desgarro,
un ángulo ciego y temeroso.
Yo tengo una ventana en
West Philly como quien guarda
una quimera o un sueño.
Pero que quede claro:
Por esta ventana no entra el sol
ni menos hazañas memorables,
sólo preguntas y el Pasado,
sólo tu nombre como una cicatriz en el aire.
TRES NAVES /THREE SHIPS
A ti te gustaba caminar
por la playa y
mirar el océano,
te gustaba naufragar
en las aguas de amores
confusos,
en recuerdos que
quieres ahora sepultar,
acaso en un puerto que
no conoces o en una
caleta donde
te ignoren.

Pero ya ves,
estás en el Callao
y tres barcos se
hunden antes tus lágrimas,
ante tu pequeño ombligo
que besé como
si fueras unas diosa,
como si fueras unas Diosa.









MELODÍA AMARILLA / YELLOW MELODY

En este poema, te lo advierto, no debe aparecer
{tu nombre,
porque tu nombre, finalmente, no le dirá nada
{al lector.
Tu nombre, por ejemplo, me sorprende con una
{sonrisa
al voltear la calle, al comprar una tarjeta de teléfono
o cuando mis labios por azar besan otros labios.

No importa que tu nombre sea Gina, Carmen,
{Gloria o Ilusión.
No importa que las letras de tu nombre se enreden
entre las escondidas estrella de mi sangre,
si todo el alfabeto, al fin y al cabo, no serviría
para detener la loca cabalgata que nos ahoga.

Entree tú y yo
no hay más que imágenes azules
de una ciudad rota o abandonada
o una melodía amarilla que aún no terminamos
{de entender.

Entre tú y yo
el Silencio o el Olvido









POE

Vivía en Spring Garden,
cerca de un bar y del tren.
Su mujer Virginia,
frágil y enferma,
su poema
“Annabel Lee”
o sus escapadas
por Italian Market
lo hacían vulnerable
al dolor de los cuervos.
Poe en Filadelfia
-casi dormido –
fue un solitario más,
un gato herido
en la oscuridad.








MI HIJA / MY DAUGHTER

My daughter was 15
y yo no estuve a su lado.
No hubo Danubio
ni fiesta, solo una
tarjetita con los
últimos 5 U$
que me quedaban.
Siempre tendrás 15,
mi Amor.
Y ella intuye que yo
siempre tendré 5.

Poemas de Filadelfia / Philadelphia Poems.
Traducción de Raymond McConnie. Lima, Alberto Chiri editor, 2006






Santa Rita de Palermo viaja en un Fiat naranja

De voz bonaerense y
de ufana cabellera,
Santa Rita de Palermo,
deambula silenciosa y cabizbaja
entre recelosas misioneras
de cavernas celestiales.

Muchacha de mirada herida,
y fingida alegría,
Santa Rita de Palermo,
cruza rauda Vía Roma
en su Fiat naranja, en su Fiat veloz,
mientras mi corazón
(esa bomba de tiempo)
era melancolía.

Su norte es siempre confuso,
Santa Rita de Palermo,
su norte es una callada guitarra
de doradas cuerdas
que fue pausa y tristeza,
que fue silencio y agonía
al pie del adiós.

Lozana y con lentes de contacto,
en vano traté de acercarme a su sombra,
en vano traté de besarla en Piazza Maggione;
de persuadirla en el Mirador de Monreale,
Santa Rita de Palermo.

Para mis ojos era la única Santa de la ciudad.







La Poesía

Quiero escribir, pero me sale espuma
César Vallejo

Así me han dicho que es Ella,
como la muchacha espigada y caprichosa
que uno espera y no llega a la cita pactada,

o como el vaso de agua que empujamos
sin querer y nos baña
la única prenda decente,

o como el número de teléfono
que inútilmente rumiamos
mientras el bus tarda en la noche,

o como la primera novia que uno reencuentra,
desafiante y maquillada,
después de años,
en una librería de viejo,
quizá divorciada y feliz,

o como una terca goma de mascar
que se aferra a la suela del zapato
y nos asfixia en silencio,

o tal vez como la violenta lluvia gris
de primavera que maldice y huye,

o como el automóvil
que nos juega una mala pasada
en un camino inhóspito y solitario,

así, La Poesía, tan pálida y cruel,
demora, maltrata o silba su
extraña canción.








Una secreta luz

Una secreta luz que nace
en tus ojos me habla
de la asolapada fiebre
que invade tus entrañas y devora,
como el pasajero amor
de las esmeraldas en Magdalena.

Tú, la reina de las Calandrias,
sobrevuelas mi pálido cielo,
débil como un crepúsculo en invierno,
triste como un cuerpo laxo en el quirófano.

Así, las noches pasan,
mientras un boleto silencioso
aleja mis cenizas de la Patria,
pero tú te resistes
con tu vital sonrisa
y reclamas
en medio de la niebla
una caricia o un grito

tal vez como el único gesto digno del camino.









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