Dolores de la Cámara nació en Frailes (Jaén). Realizó estudios de Filología Española y ha trabajado como Oficial de carrera de la Administración de Justicia. Siendo joven estableció su residencia en Barcelona en donde reside.Es directora y fundadora del la revista literaria Lofornis 1975 y ha sido incluida en el 2ª tomo del Diccionario de Escritores del Santo Reino editado por el Instituto de Estudios Jiennenses. Entre varios premios Dolores de la Cámara ostenta: Internacionales de poesía
1966 , 1967, 1969, 1973
Premio Internacional de poesía de la revista italiana Silarus en 1974
Premio Otoño de teatro 1968 del Sindicato Nacional de Escritores Españoles, por la obra La Farsa
Premio Sant Jordi de poesía 1989 del ayuntamiento de Santa Perpetua de la Mogoda
Diploma de Doctor en Literatura
Por la World Academy of Arts and Culture USA Diploma de mérito a la poeta Dolores de la Cámara por su dirección de la revista Lofornis y su dedicación a la cultura y artes del mundo por la University of Toledo, OHIO (USA).
OBRAS PUBLICADAS EN EDITORIAL CARENA:
-Más allá del recuerdo (Ediciones Carena)
-Obra poética completa (Vol I): Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008)
-Obra poética completa (Vol II)(Ediciones Carena)
http://www.edicionescarena.org/cont/150
I
Igual que tú, hermano,
todos lo mismo en esta interminable
calle de suspiros.
Perseguidos por el ojo avizor
del tiempo que no olvida
y camina, cobrando una por una
su hora o su minuto, su segundo.
Igual que tú:
con el grito desgajándome la sangre
en mi hora infinita de tinieblas.
Inamovible y trágica fuerza
que nos impulsa, ¿hacia dónde?
Abrojos o tierra movediza, falsa
tierra de pantanos que atrapa mis pies.
¡Oh, soles; oh, cielos; oh, brisas; oh, tardes!
¿Todos fantasías de mi ansiedad?
Igual que tú, hermano;
sola en este pozo con mi noche a cuestas
y el corazón golpeándome las sienes.
Triste destino, acosándonos.
Prisioneros en nuestra piel adentro;
siempre peregrinos y sedientos de verdad.
Extraños en la gigantesca babel.
Nos miramos sin vernos
y el lamento se nos quiebra en las entrañas
y así continuamos
mientras el viento silba a nuestra espalda
o dibuja un arco iris de sonrisas.
Oscuridad que nos absorbe
de ancestrales pasos,
de aullido de lobo desperado.
Igual que tú, hermano:
con mi soledad de siempre, de todos,
hasta que la muerte
nos selle con su rosa del destino.
II
La voz se me escapa
en los punzantes ojos del tiempo
y corre por valles sombríos
y laderas puntiagudas y desfiladeros asesinos;
por fiordos de blanco virgen,
por lagos traicioneros y pestilentes cloacas,
por retozones afluentes
y grandes ríos contaminados.
Mi voz se me escapa
y me huye por la copa de un pino
o de una encina loca
y se enrola en el canto del cuco desmemoriado.
Mi voz me abandona
y se va a jugar con las noches oscuras
y feas de la mar
mientras bebe la inmundicia de las olas.
III
Y llegaré a cientos de planetas
y beberé en las ansias de sus colores
y bucearé en sus eternidades radiactivas,
saturaré mis tímpanos del inmenso
silencio de un tiempo sin relojes ni horas.
Palparé en las galaxias
y en las rocas milenarias y muertas
o en ese polvo aún joven
que un día será feroz volcán.
Sublime panorama ante mis ojos,
ante mis pies, mejor, contemplaré.
Y con orgullo seré el rey de todo, ¡de todo!
El “no más allá” pasará a ser mito.
Con sorna y desprecio tal vez lo recuerde.
Sólo echaré de menos una cosa:
a ti, hermano, que seguirás en tu galaxia,
desconociéndome, ajeno a mi llamada,
igual que aquí en la tierra;
continuarás ocupado en tus mundos, en tus atmósferas
porque, en el fondo, no quieres molestarte por mí.
Pero seremos dos reyes coronados
con la aureola de sueños y vaciedad.
IV
Andas sin rumbo delineado
aunque te engañe el espejismo
que rodea, vana promesa, tu cerebro
angustiado, ausente de toda realidad,
arrastrando el dolor psíquico
de siglos.
La mirada escudriñando el infinito.
La sonrisa aceptada.
El vacío del pecho como signo.
Así, vamos por los caminos;
contando, ¿para qué?, el largo recorrido.
Ya ves, amigo
la vida es así; inevitable,
sin remedio.
Que no podemos cambiar ni tú ni yo.
Que seguirá invariable con su lucha
y un día nos vencerá.
Ya ves, ¿de qué, tu evasión y mi estoicismo?
Quieres negarte a la inquietud
que te devora.
Luchas e intentas algo grande
y al fin caes.
Después no deseas interrogarte;
te consuelas
con el vaso de whisky
o con las drogas.
Así te supones liberado
de algo que no te abandonó
porque va contigo en tu destino.
Ya ves; yo acepté esta misión
desde siempre.
Por eso camino
con mis pies sobre la tierra
y la pupila perdida en un recuerdo.
Estos poemas pertenecen al primer volumen de la Obra poética completa:
Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008)
HIMNO A LA LIBERTAD
Vuelas majestuosa sobre el azul
y el sol refleja en tus alas
lo infinito del arco iris.
Eres gigante como el Cosmos
y nadie puede apresarte.
Como un dios
cantas en el olimpo de tu belleza
todas las virtudes y riquezas del universo.
Paz siembras en el abrazo de tus días
y los márgenes de tus caminos
sobrepasan todos los límites.
¡Oh, libertad;
te amo en la pequeña corteza de mi ser humano!
Me duele no poseer la estela de tu vuelo
ni el mínimo reflejo de un rayo de tu luz.
POEMA I
Levantaré mi vela al viento
dirigiendo mi proa a las estrellas;
al Sur, amor, al Este, paz;
serenidad al Poniente.
Desechadas las olas cenagosas;
brechas oscuras olvidadas al destierro.
Sola; mi mar y yo,
saturando mi pecho de horas blancas
en este castillo gigante de mi tiempo anhelado.
Mientras
las ecuaciones seguirán implantando
su irremisible solución lógica;
y en los mares
continuarán destruyendo los peces y las algas.
En los espacios gamma
los labios desdentados de sonrisa
incrustarán de oscuro la arena de las playas.
La suma de gritos y estridencias
se unirá al pulular de vértigo y espera.
POEMA II
Dicen que estamos solos;
que vivimos soledad en el planeta;
soledad de siglos y de mares;
de caminos truncados y de vueltas.
¿Qué hemos hecho, entonces, con las mieses,
los sonidos sedantes y las bocas?
¿Por qué de hiriente chirriar de goznes
sembramos los latidos de las sombras?
En este mar de nuestra selva oscura
tiembla tantas veces nuestra rabia,
rompiendo el tictac fuerte y sombrío
de un planeta cansado de nostalgias.
POEMA III
En algún lugar
habrá pájaros que canten a las sombras
para su trino ser caricia tierna
en el amanecer de un día.
En algún lugar
habrá hojas caídas de un otoño,
sirviendo de abrigo a pies desnudos.
Siempre será posible
que una estrella fulgure y se acompase
al regocijado y perplejo
mirar candoroso de un chiquillo.
POEMA IV
Me aburre tu voz sin nombres concretos;
tus locas cabriolas de operaciones
sobre economía,
monótonamente repetidas
ante los espejos de los días.
Me tortura
el laberíntico e interminable
pasillo por el que discurre
tu absurda burocracia.
Una y otra vez
me hieren el cerebro
tus discursos interminables e insensatos
ante las miradas indiferentes
de tanto mortal.
Me asquea
tu empeño en gastar billones de moneda;
insensiblemente dispuesto
para aniquilar a hombres
cuando el aire te trae
tantas canciones de moribundos por el hambre.
Y así culminas
mi ira y mi desprecio,
al contemplar tu estampa:
aplastando desde siglos,
con los pies de tu sombra,
la palabra fresca, incontaminada,
que repiten el sol, la luz, el árbol:
“verdad”, que ya no es nada
para el complicado y artificioso
trono en que te meces.
Estos poemas pertenecen al primer volumen de la Obra poética completa:
-Más allá del recuerdo (Ediciones Carena)
-Obra poética completa (Vol I): Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008)
-Obra poética completa (Vol II)(Ediciones Carena)
http://www.edicionescarena.org/cont/150
I
Igual que tú, hermano,
todos lo mismo en esta interminable
calle de suspiros.
Perseguidos por el ojo avizor
del tiempo que no olvida
y camina, cobrando una por una
su hora o su minuto, su segundo.
Igual que tú:
con el grito desgajándome la sangre
en mi hora infinita de tinieblas.
Inamovible y trágica fuerza
que nos impulsa, ¿hacia dónde?
Abrojos o tierra movediza, falsa
tierra de pantanos que atrapa mis pies.
¡Oh, soles; oh, cielos; oh, brisas; oh, tardes!
¿Todos fantasías de mi ansiedad?
Igual que tú, hermano;
sola en este pozo con mi noche a cuestas
y el corazón golpeándome las sienes.
Triste destino, acosándonos.
Prisioneros en nuestra piel adentro;
siempre peregrinos y sedientos de verdad.
Extraños en la gigantesca babel.
Nos miramos sin vernos
y el lamento se nos quiebra en las entrañas
y así continuamos
mientras el viento silba a nuestra espalda
o dibuja un arco iris de sonrisas.
Oscuridad que nos absorbe
de ancestrales pasos,
de aullido de lobo desperado.
Igual que tú, hermano:
con mi soledad de siempre, de todos,
hasta que la muerte
nos selle con su rosa del destino.
II
La voz se me escapa
en los punzantes ojos del tiempo
y corre por valles sombríos
y laderas puntiagudas y desfiladeros asesinos;
por fiordos de blanco virgen,
por lagos traicioneros y pestilentes cloacas,
por retozones afluentes
y grandes ríos contaminados.
Mi voz se me escapa
y me huye por la copa de un pino
o de una encina loca
y se enrola en el canto del cuco desmemoriado.
Mi voz me abandona
y se va a jugar con las noches oscuras
y feas de la mar
mientras bebe la inmundicia de las olas.
III
Y llegaré a cientos de planetas
y beberé en las ansias de sus colores
y bucearé en sus eternidades radiactivas,
saturaré mis tímpanos del inmenso
silencio de un tiempo sin relojes ni horas.
Palparé en las galaxias
y en las rocas milenarias y muertas
o en ese polvo aún joven
que un día será feroz volcán.
Sublime panorama ante mis ojos,
ante mis pies, mejor, contemplaré.
Y con orgullo seré el rey de todo, ¡de todo!
El “no más allá” pasará a ser mito.
Con sorna y desprecio tal vez lo recuerde.
Sólo echaré de menos una cosa:
a ti, hermano, que seguirás en tu galaxia,
desconociéndome, ajeno a mi llamada,
igual que aquí en la tierra;
continuarás ocupado en tus mundos, en tus atmósferas
porque, en el fondo, no quieres molestarte por mí.
Pero seremos dos reyes coronados
con la aureola de sueños y vaciedad.
IV
Andas sin rumbo delineado
aunque te engañe el espejismo
que rodea, vana promesa, tu cerebro
angustiado, ausente de toda realidad,
arrastrando el dolor psíquico
de siglos.
La mirada escudriñando el infinito.
La sonrisa aceptada.
El vacío del pecho como signo.
Así, vamos por los caminos;
contando, ¿para qué?, el largo recorrido.
Ya ves, amigo
la vida es así; inevitable,
sin remedio.
Que no podemos cambiar ni tú ni yo.
Que seguirá invariable con su lucha
y un día nos vencerá.
Ya ves, ¿de qué, tu evasión y mi estoicismo?
Quieres negarte a la inquietud
que te devora.
Luchas e intentas algo grande
y al fin caes.
Después no deseas interrogarte;
te consuelas
con el vaso de whisky
o con las drogas.
Así te supones liberado
de algo que no te abandonó
porque va contigo en tu destino.
Ya ves; yo acepté esta misión
desde siempre.
Por eso camino
con mis pies sobre la tierra
y la pupila perdida en un recuerdo.
Estos poemas pertenecen al primer volumen de la Obra poética completa:
Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008)
HIMNO A LA LIBERTAD
Vuelas majestuosa sobre el azul
y el sol refleja en tus alas
lo infinito del arco iris.
Eres gigante como el Cosmos
y nadie puede apresarte.
Como un dios
cantas en el olimpo de tu belleza
todas las virtudes y riquezas del universo.
Paz siembras en el abrazo de tus días
y los márgenes de tus caminos
sobrepasan todos los límites.
¡Oh, libertad;
te amo en la pequeña corteza de mi ser humano!
Me duele no poseer la estela de tu vuelo
ni el mínimo reflejo de un rayo de tu luz.
POEMA I
Levantaré mi vela al viento
dirigiendo mi proa a las estrellas;
al Sur, amor, al Este, paz;
serenidad al Poniente.
Desechadas las olas cenagosas;
brechas oscuras olvidadas al destierro.
Sola; mi mar y yo,
saturando mi pecho de horas blancas
en este castillo gigante de mi tiempo anhelado.
Mientras
las ecuaciones seguirán implantando
su irremisible solución lógica;
y en los mares
continuarán destruyendo los peces y las algas.
En los espacios gamma
los labios desdentados de sonrisa
incrustarán de oscuro la arena de las playas.
La suma de gritos y estridencias
se unirá al pulular de vértigo y espera.
POEMA II
Dicen que estamos solos;
que vivimos soledad en el planeta;
soledad de siglos y de mares;
de caminos truncados y de vueltas.
¿Qué hemos hecho, entonces, con las mieses,
los sonidos sedantes y las bocas?
¿Por qué de hiriente chirriar de goznes
sembramos los latidos de las sombras?
En este mar de nuestra selva oscura
tiembla tantas veces nuestra rabia,
rompiendo el tictac fuerte y sombrío
de un planeta cansado de nostalgias.
POEMA III
En algún lugar
habrá pájaros que canten a las sombras
para su trino ser caricia tierna
en el amanecer de un día.
En algún lugar
habrá hojas caídas de un otoño,
sirviendo de abrigo a pies desnudos.
Siempre será posible
que una estrella fulgure y se acompase
al regocijado y perplejo
mirar candoroso de un chiquillo.
POEMA IV
Me aburre tu voz sin nombres concretos;
tus locas cabriolas de operaciones
sobre economía,
monótonamente repetidas
ante los espejos de los días.
Me tortura
el laberíntico e interminable
pasillo por el que discurre
tu absurda burocracia.
Una y otra vez
me hieren el cerebro
tus discursos interminables e insensatos
ante las miradas indiferentes
de tanto mortal.
Me asquea
tu empeño en gastar billones de moneda;
insensiblemente dispuesto
para aniquilar a hombres
cuando el aire te trae
tantas canciones de moribundos por el hambre.
Y así culminas
mi ira y mi desprecio,
al contemplar tu estampa:
aplastando desde siglos,
con los pies de tu sombra,
la palabra fresca, incontaminada,
que repiten el sol, la luz, el árbol:
“verdad”, que ya no es nada
para el complicado y artificioso
trono en que te meces.
Estos poemas pertenecen al primer volumen de la Obra poética completa:
Mi voz atormentada (Ediciones Carena, 2008)
[http://www.ojosdepapel.com/]
CENIT 988 de 22 de agosto: Del Harlem a Manhattan, La poesía nueva de Dolores de la Cámara
por T. PEREIRA
Después de publicar más de 30 libros de poesías, y una cantidad de poemas en antologías, revistas internacionales y de merecer muchos honores y premios, aparecen dos nuevos títulos de autoría de Dolores de la Cámara : Mujer - Luces en las sombras y De mis momentos andariegos, el primer publicado en Barcelona y el último en Málaga. Hablamos del segundo.
En nota "A modo de prólogo", la autora explica que en el libro De mis momentos andariegos, ella no escribe una crónica de viajes, sino registra los mágicos momentos en que su pensamiento poético logra captar de las escenas vertiginosas de sus viajes por el paisaje que ve. Aunque la autora presente el primer poema de libro como una excepción, porque tiene personaje en lugar de paisaje, "un muchacho de pelo rebelde y ojos claros", a mí me parece esencial poner atención en este poema, por lo que presenta de la magia y del escenario de un viaje en tren. El muchacho está allí, en el lugar de paisaje, como todo el momento poético que la poeta no podrá olvidar jamás :
Por un momento
se hizo el silencio
ni ruedas, ni rieles.
Tú seguías allí,
muchacho pasajero
del metro en Diagonal.
(p. 7)
Los demás poemas del libro, hermosos todos, están realmente dedicados a los lugares, como Albaicín, Alhambra, Ordesa, Harlem, Nueva York, Manhattan, del cual dice con encantamiento:
Manhattan, culminación del refinamiento,
hipérbole del buen gusto,
cuna del lujo y del poder,
del poder que da el dinero.
Hermosa Manhattan,
bella de día,
cautivadora de noche.
(p. 23)
Y el poema de la poeta española que considera "monstruosa" la Nueva York y que su "gran pecado es Manhattan" me hace recordar el poema del poeta brasileño, que ha tenido de Manhattan, una reacción totalmente distinta, es decir, más violenta, subversiva y derrotada. Dice Carlos Drummond de Andrade :
Corazón orgulloso, tienes apuro de confesar tu derrota
y posponer para otro siglo la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no puedes, solo, dinamitar la isla de Manhattan.
Carlos Drummond de Andrade
¿Sería el venerado poeta brasileño un terrorista lírico? Por su suerte se fue del mundo antes del ataque a Nueva York por terroristas en 2001. Pero, no solamente el poeta brasileño y la poeta española hacen previsiones contra la mera existencia de Nueva York. Hay miles de poetas visionarios en el mundo que condenan el lujo y el absurdo poder de Nueva York, considerada la capital del mundo.
Pues, haciendo menos apología de la violencia y presentando más humanismo en sus versos, Dolores de la Cámara ofrece la contraposición de Manhattan, en sus versos dedicados al Harlem americano :
Harlem
tú que oyes
tantas madrugadas
esos cantos y bailes del piel morena
con reminiscencias ancestrales
y lloras en los inviernos
ante la imposibilidad de brindar
un trozo de Africa libre
a tantas miradas oscuras y resignadas,
tú, Harlem, esperas,
tal vez eternamente esperes
aquello de "todos somos hermanos".
(p. 25)
La tristeza de los recuerdos, de las poéticas descripciones nos queda hiriendo la sensibilidad de poeta a poeta. Los ojos que miran, los ojos de una poeta, nos transmiten el sufrimiento de la injusticia, de la suciedad, y la miseria de cada ciudad. En todas partes se ve, lo que la poeta Dolores de la Cámara registró en un barrio de Amsterdam :
El aire suspiraba lujurioso,
aturdido, borracho, nauseabundo.
(p. 8)
Esos momentos andariegos de Dolores de la Cámara son exactamente como el muchacho que ella describe en el primer poema, imaginado "en un mundo de efebos, navegando sobre una nube blanca, manos abiertas, sonrisa ancha, relagando estrellas". De mis momentos andariegos es un gran pequeño libro. Pequeño en páginas y grande en contenido, en lo que cuenta de la miseria humana de una manera humanitaria y comprensiva. Se miran los caminos con los ojos críticos, al mismo tiempo que humanistas y poéticos.
De la Cámara, Dolores : De mis momentos andariegos. Almud Literario, Corona del Sur. Málaga, 2006.
http://periodicocenit.blogspot.com/2006/08/
cenit-988-de-22-de-agosto-del-harlem.html
[http://www.ojosdepapel.com/]
CENIT 988 de 22 de agosto: Del Harlem a Manhattan, La poesía nueva de Dolores de la Cámara
por T. PEREIRA
Después de publicar más de 30 libros de poesías, y una cantidad de poemas en antologías, revistas internacionales y de merecer muchos honores y premios, aparecen dos nuevos títulos de autoría de Dolores de la Cámara : Mujer - Luces en las sombras y De mis momentos andariegos, el primer publicado en Barcelona y el último en Málaga. Hablamos del segundo.
En nota "A modo de prólogo", la autora explica que en el libro De mis momentos andariegos, ella no escribe una crónica de viajes, sino registra los mágicos momentos en que su pensamiento poético logra captar de las escenas vertiginosas de sus viajes por el paisaje que ve. Aunque la autora presente el primer poema de libro como una excepción, porque tiene personaje en lugar de paisaje, "un muchacho de pelo rebelde y ojos claros", a mí me parece esencial poner atención en este poema, por lo que presenta de la magia y del escenario de un viaje en tren. El muchacho está allí, en el lugar de paisaje, como todo el momento poético que la poeta no podrá olvidar jamás :
Por un momento
se hizo el silencio
ni ruedas, ni rieles.
Tú seguías allí,
muchacho pasajero
del metro en Diagonal.
(p. 7)
Los demás poemas del libro, hermosos todos, están realmente dedicados a los lugares, como Albaicín, Alhambra, Ordesa, Harlem, Nueva York, Manhattan, del cual dice con encantamiento:
Manhattan, culminación del refinamiento,
hipérbole del buen gusto,
cuna del lujo y del poder,
del poder que da el dinero.
Hermosa Manhattan,
bella de día,
cautivadora de noche.
(p. 23)
Y el poema de la poeta española que considera "monstruosa" la Nueva York y que su "gran pecado es Manhattan" me hace recordar el poema del poeta brasileño, que ha tenido de Manhattan, una reacción totalmente distinta, es decir, más violenta, subversiva y derrotada. Dice Carlos Drummond de Andrade :
Corazón orgulloso, tienes apuro de confesar tu derrota
y posponer para otro siglo la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no puedes, solo, dinamitar la isla de Manhattan.
Carlos Drummond de Andrade
¿Sería el venerado poeta brasileño un terrorista lírico? Por su suerte se fue del mundo antes del ataque a Nueva York por terroristas en 2001. Pero, no solamente el poeta brasileño y la poeta española hacen previsiones contra la mera existencia de Nueva York. Hay miles de poetas visionarios en el mundo que condenan el lujo y el absurdo poder de Nueva York, considerada la capital del mundo.
Pues, haciendo menos apología de la violencia y presentando más humanismo en sus versos, Dolores de la Cámara ofrece la contraposición de Manhattan, en sus versos dedicados al Harlem americano :
Harlem
tú que oyes
tantas madrugadas
esos cantos y bailes del piel morena
con reminiscencias ancestrales
y lloras en los inviernos
ante la imposibilidad de brindar
un trozo de Africa libre
a tantas miradas oscuras y resignadas,
tú, Harlem, esperas,
tal vez eternamente esperes
aquello de "todos somos hermanos".
(p. 25)
La tristeza de los recuerdos, de las poéticas descripciones nos queda hiriendo la sensibilidad de poeta a poeta. Los ojos que miran, los ojos de una poeta, nos transmiten el sufrimiento de la injusticia, de la suciedad, y la miseria de cada ciudad. En todas partes se ve, lo que la poeta Dolores de la Cámara registró en un barrio de Amsterdam :
El aire suspiraba lujurioso,
aturdido, borracho, nauseabundo.
(p. 8)
Esos momentos andariegos de Dolores de la Cámara son exactamente como el muchacho que ella describe en el primer poema, imaginado "en un mundo de efebos, navegando sobre una nube blanca, manos abiertas, sonrisa ancha, relagando estrellas". De mis momentos andariegos es un gran pequeño libro. Pequeño en páginas y grande en contenido, en lo que cuenta de la miseria humana de una manera humanitaria y comprensiva. Se miran los caminos con los ojos críticos, al mismo tiempo que humanistas y poéticos.
De la Cámara, Dolores : De mis momentos andariegos. Almud Literario, Corona del Sur. Málaga, 2006.
http://periodicocenit.blogspot.com/2006/08/
cenit-988-de-22-de-agosto-del-harlem.html
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