domingo, 4 de septiembre de 2011

4596.- ENRIQUE EUSEBIO


ENRIQUE EUSEBIO
Nació en Santo Domingo (República Dominicana), el 20 de agosto de 1948. Fue uno de los fundadores del Grupo Cultural «La Antorcha». Editor de la antología Poetas con Nicaragua. Se agrupa entre los teóricos que han estudiado la poesía dominicana desde ópticas novedosas como las del formalismo ruso, del que ha escrito una monografía. El fruto de sus lecturas e investigaciones fue dado a la luz pública en 1980 con su libro Consignas & Sub-versiones, donde se advierte una lucha no resuelta entre la palabra y el signo. Desde entonces, este trabajador de la poesía guarda silencio. Es profesor del Departamento de Letras de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

OBRAS PUBLICADAS:
Desde la presencia del mar hasta el centro de la vida (1973), «Escritos críticos»: Lectura de un ejercicio (1977), Poetas con Nicaragua (antología, 1978), Consignas & sub-versiones (1980), Ruletarios (1982), El formalismo ruso, la primera escuela de crítica textual (1986).






COMPAÑERA

Próxima a mi pecho, edificas conmigo la ternura.
Me das las manos que el mundo entrega
como remedio de su pesadumbre.
Cada vez es más amplio tu sentir sobre mi párpado adolorido,
me inventas la ciudad, oyes por mí todas las voces.
Estoy en ti y es el invierno en su frialdad acogedora,
en su abrigo perenne que reverdece mi dicha como grito.
Si hablo de soledad, tú llenas mis palabras con una multitud.
Oh dulce compañera, me resbalo por ti hacia una pendiente
(que conduce a la vida.)







DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Definir un universo disímil pletórico inventario
de luz y caminos distintos como manos! y uníos
proletarios del mundo,
de la pasión más fuerte responso
de lo que aún no imagino ni sueño pero evoco ansío.
Doy formas a irreverencias y magnicidios objetivos,
admito subvertir títulos y mapas,
actas de nacimiento y defunciones no programadas.
Defino, invento, uso,
creo paralelas normas y leyes más razonables
en esta hora de nuestra muerte: amén.









DECIR PATRIA

Haré cenizas los vestigios por donde los barcos
nos inventaron el horizonte,
cuando díjose mañana y un revuelo de pájaros
nos ensangrentó la tarde.
Desharé piedras, diluiré polvo en el aire
para que no haya más polvo ni más aire
con que amedrentarnos.
Bosquejaré la posible geografía de esta tierra,
su ámbito huidizo entre peñascos,
su propensión a hacerse lugar sólo en pensamiento.
Porque hablaré de patria, huesos crispados,
caras consumidas por un invierno que no llega...
y una obsesión de puños me estrujará la frente,
un sudor como llovizna me empañará los ojos.










INTIMIDAD CON LA LLUVIA

Lluvia acariciadora rompiendo aleros desconocidos.
Estás ahí, llenando estas tardes de nieblas y fantasmas.
Edificas mi sopor como si debiera huir de los otros.
Me amenazas con garfios o el aniego de mi soledad.
Eres puta, brava desgreñada contorneándote
por calles principales o callejones oscuros.
Aquí tengo mi mirada para refrescarte
y volverte mansa como cualquier agua.










ESCRITURA ENTRE LETRAS

I
enfrentamiento aniquilado
daño caída
muerte auge
desolación sepultura
anestesia duelo espadas
algarabía ataúd
límite denuesto subida
espiral algodón
manos ansiedad
despedida.

II
Un enfrentamiento que aniquila
casi daño profundo, caída y
presencia de muerte, auge
y desolación sepultada,
anestesia hecha duelo de espadas,
algarabía impaciente, ataúd,
límite al denuesto en subida
espiral hacia el algodón
de manos que son ansiedad,
despedida...

III
despedida
como ansiedad de manos
en espiral, algodón que
en su subida se hace denuesto o límite,
casi un ataúd de algarabías
pero espadas en duelo, una anestesia
sepultada en la desolación.
No es auge sino muerte, presencia
de caída, daño aniquilado,
enfrentamiento.

IV
Cada despedida es enfrentamiento de manos,
espiral casi disuelta en algodón,
anestesia que se hace límite cuando la caída
es una espada sepultada.
Sólo queda el duelo de las palabras aniquiladas
en su desolación,
un ataúd, presencia y ansiedad de algarabías muertas.
Un decirse adiós a empujones.

V
Un espacio nos arrastra a empujones a un adiós,
en muertas algarabías de espasmos y ausencia.
Un ataúd en su desolación es aniquiladas palabras en duelo.
Una espada sepultada en su caída
se vuelve límite que anestesia,
algod6n disuelto en espirales de manos,
enfrentamiento en cada despedida.

VI
Espacio a empujones un adiós
muertas
aniquiladas palabras en duelo
Una espada sepultada
límite
algodón espirales
enfrentamiento
ausencias
anestesia
de manos
despedida

VII
manos
espada sepultada
en duelo
Espirales de
límite
palabras aniquiladas
muertas
Un adiós a empujones.

VIII
Manos
espada
aniquiladas
en duelo
un adiós.






WEST END & RIVER SIDE

I

Palabras tengo donde tu ciudad muere
en el lila de tu blusa toda de tarde arrepentida.
Fraseos de un rito anagnórisis de luces—sombras
se figuran en tu rostro—perla.
A contracorriente furtivos tus ojos son diagnóstico
de mi semblante.
En mi frente nace tu boca como alondra cautiva,
y las voces tocan el silencio entre notas flotantes de jazz:
and my soul is dead; blue my mind pale your touch.
Todo dice que el humo es bueno,
comensal de mudas historias sirviéndose a la mesa.
Cada uno a su manera mintiéndose...

II

Afuera la tarde exige dos cuerpos
en voto a su tibia llovizna,
a su olor a huesos rotos.
Pide dos sombras desdiciéndose como el agua,
sin dedos que simulen a otros dedos entrelazados.
Dos estatuas escondidas en su soledad:
espejos nocherniegos...
Two bodys alone and twice
sustained by one wind of dry season,
saying good—bye while moving near themselves.
Atrás la ciudad es una espía implacable:
muere sobre el río con mil ojos
que de nada le sirven..



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