Víctor Álamo de la Rosa
Nació en Santa Cruz de Tenerife el 29 de octubre de 1969. Cuando cursaba el bachillerato en el IES La Laboral, en La Laguna, tuvo como profesor al escritor Juan José Delgado, en cuyas clases descubrió la literatura. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna en 1994. Sus primeros poemas obtuvieron en 1987 un accésit del premio Félix Francisco Casanova, mientras que su primer texto narrativo es el relato Hacia el agua, el fuego, publicado en el periódico tinerfeño El Día el 10 de julio de 1988. Su primer libro de poemas, Fósiles o armaduras del tiempo, obtuvo el premio de poesía Casa de Venezuela en Canarias en 1989, mientras que el segundo, Ángulos de la medianoche, se publicó en 1990 en la colección Nuevas Escrituras Canarias de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias. Ya en 1991 publicó su primer libro de narrativa, un volumen de relatos, Las mareas brujas, que reunía cuentos escritos entre 1987 y 1990. El escritor siguió alternando la publicación de su obra poética y de su obra narrativa. En 1993 fue seleccionado para participar en el Foro Internacional de Jóvenes Escritores celebrado en Málaga, donde conocería a José Saramago, con cuyo apoyo contó desde entonces. En 1994 Ediciones La Palma publicó El humilladero, su primera novela, en Madrid, que fue presentada en el Ateneo de la capital con la asistencia de Saramago. Víctor Álamo de la Rosa residía por entonces en Río de Janeiro, donde publicó en 1995 la primera traducción de uno de sus libros, As marés bruxas, en la editorial brasileña Sette Letras. Durante su estancia en Brasil escribió su segunda novela, El año de la seca, que vio la luz en 1997 en portugués, con prólogo de José Saramago, en Río de Janeiro. Desde su primera edición, esta novela no ha parado de traducirse y publicarse en numerosos países, caso de Venezuela (Monte Ávila Editores), España (Espasa-Calpe), Francia (Grasset), Croacia (Oceanmore), Portugal (Casa das Letras), consolidando la trayectoria internacional del escritor canario. En 2001 Espasa publica Campiro que, su tercera novela, que tuvo dos ediciones y que fue alabada por la crítica nacional e internacional gracias a sus traducciones al francés y al portugués. Importantes medios de comunicación reseñaron la obra, sobre todo en Francia, en los suplementos literarios de Le Monde y Le Figaro, hasta situarla en 2005 entre las finalistas del Prix Fémina a la mejor novela extranjera editada en Francia. Víctor Álamo de la Rosa participó ese mismo año en el Festival del Libro Etonnats Voyageurs de Saint-Malo, el más importante del país, como escritor invitado. Grasset, su editorial francesa, siguió apostando por la narrativa de este escritor, y en 2005 adquiere los derechos de su cuarta novela, Terramores, que traduce y publica en 2007. Esta novela sólo conocerá edición en su original en español en 2008, editada por Artemisa en Madrid. Curiosamente, novelas y relatos de este escritor se han ido publicando antes en otras lenguas y en otros países. Esta dedicación a la novela no ha silenciado su obra poética. El escritor publicó en 1997 su tercer poemario, Altamarinas, seleccionado por Luis Antonio de Villena entre los mejores del año para el suplemento La Esfera de El Mundo, mientras que en 2002, Baile del Sol publica en Tenerife Mar en tierra, una antología de su obra poética que incluye una selección de poemas inéditos titulada Últimos poemas (1997-2002). Su obra literaria se completa con dos narraciones destinadas a público infantil y juvenil, El naufragio de los mapas y Omar el Cangrejo, publicadas en Tenerife por Editorial Afortunadas y Ediciones Idea, respectivamente, en 1998 y 2004. Salvo unos pocos años, la vida profesional de Víctor Álamo de la Rosa se ha decantado hacia el periodismo, que ha ejercido en medios de comunicación como Televisión Española, Televisión Canaria, La Gaceta de Canarias, Diario de Avisos y La Opinión de Tenerife, entre otros. Producto de esta dedicación es su libro Escritores en su tinta, un volumen de entrevistas a escritores canarios. Colaborador habitual de la revista National Geographic Viajes, Víctor Álamo de la Rosa es premio de periodismo Leoncio Rodríguez 2008. Su obra literaria ha recibido numerosas distinciones, como el Premio de Literatura Mercedes Pinto (2004), el Premio de Creación Literaria Alfonso García Ramos (2007) por la novela La cueva de los leprosos, el premio de Relato Corto Isaac de Vega y el premio de relato Taramela. En 2001 fue seleccionado por Antonio García Ysábal en su antología La nueva poesía canaria, publicada por Verbum en Madrid. Poemas suyos han sido publicados por las revistas literarias Fetasa, La Fábrica, La Página y por la brasileña Iararana. Sobre su obra han escrito críticos y autores como Fernando Lázaro Carreter, José Saramago, Rafael Arozarena, Isaac de Vega, Bernd Dietz, Juan José Delgado, J.J. Armas Marcelo, Sabas Martín, Eligio Hernández, Rafael Fernández, entre otros. El escritor formó parte del comité de redacción de la revista de arte y literatura Fetasa y es miembro del consejo asesor de Cuadernos del Ateneo de La Laguna. El Diccionario Espasa de Literatura Española incluye la trayectoria del escritor canario. NOVELA El humilladero, Madrid, Ediciones La Palma, 1994. El año de la seca, Río de Janeiro, Sette Letras, 1997. Prólogo de José Saramago. Ediciones: Caracas (Venezuela), Editorial Monte Ávila, 2000. Madrid (España), Espasa, 2002. L´anne de la sécheresse, París (Francia), Grasset, 2003. Godina suse, Zagreb (Croacia), Oceanmore, 2006. O ano da seca, Lisboa (Portugal), Casa das Letras, 2008. Campiro que, Madrid, Espasa, 2001. *Finalista del Prix Fémina a la mejor novela extranjera editada en Francia en 2005. Ediciones: L´ile aux lézards, París (Francia), Grasset, 2005. A ilha de Campiro, Lisboa (Portugal), Casa das Letras 2005. Terramores, Terramours, París, Ediciones Grasset 2007. Ediciones: Madrid (España), Artemisa, 2008. POESÍA Desde el prodigio de la palabra, Tenerife, Editorial Pilar Rey, 1987. Fósiles o armaduras del tiempo, Tenerife, Cabildo de Tenerife, Ayto. de La Laguna 1991. Angulos de la medianoche, Tenerife, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, 1989. Altamarinas, Madrid, Ediciones La Palma, 1997. Prólogo de Bernd Dietz. Mar en tierra (antología poética), Tenerife, Ediciones Baile del Sol, 2002. Estudio de Juan José Delgado. RELATOS Las mareas brujas, Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1991. Prólogo de Juan José Delgado. Ediciones: As marés bruxas, Río de Janeiro, Sette Letras, 1995. Mareas y marmullos, Tenerife, Edición Ka, 2009. LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL El naufragio de los mapas, Tenerife, Editorial Afortunadas, 1998. Omar el Cangrejo, Tenerife, Ediciones Idea, 2004. PERIODISMO Escritores en su tinta, Tenerife, Ediciones Idea, 1995. Podréis conocer más sobre Víctor Álamo de la Rosa en www.victoralamodelarosa.com
Mar en tierra
Poesía
Edición: Tenerife, 2002
Editorial: Baile del Sol
de Fósiles (1989)
ALBA
Hablaron los del lugar de anónimos y espinas
Contaron horas sin contar con la siniestra
Turbulencia de una siempre puntual Alba
Y Alba fue punto feliz de su nombre,
Y verdad sin más historias,
Y partida lúgubre
de los que derriban muros.
Vuélveme Alba,
deposítame con bondad
en el lecho de las olas,
en el pecho mártir de la espada.
Alba, por qué todos me comentan
las raíces
si yo sólo soy éste
que ahora camino
del agua me empaño
en vago salitre de naufragios
Callaron un largo entonces
los de aquel lugar,
por temor y amor
olvidaron campanas.
de Ángulos (1990)
PUENTE SOBRE LA LLUVIA
La constancia nítida de la lluvia estira este puente. Una orilla son ventanas soñolientas, la otra son recuerdos. El rostro del espejo es alma donde las flores me pierden la mirada cuajada de dolor: es la perpetua cadena: es la ciudad llanto dormido, las calles desiertos de hojalata, la tristeza de la herrumbre hombre de bronce y cobre malherido o pasión confusa o delirio acorralado en el eterno de las cuerdas.
Caminando el azul de vacío tenso recuerdo ya los pájaros del sueño, ahora esquivas sombras, después dardos de luz, ya flechas de la consciente mañana tanto tiempo anunciadas por las estrellas, tan musicales como un trago de vino.
La lluvia me cayó,
cayó sublime.
de Altamarinas (1997)
CARACOLA
1
Fragua de mar
tímpano del tiempo
2
¿No es el mar
ruido de tu vida respirando?
Últimos poemas (1998 -2000)
EL TREN
El tiempo va envolviendo caminos
transcurre por el hilo invisible
de la piel y las miradas.
mentira presta y todos los
vagones
vacíos.
Dos poemas del libro “El equilibrista y los jardines”, Ediciones La Palma, 2013.
Agricultora de los días de calor
(poema planta para poner en lugares húmedos)
Oye, que
te me pones rododendra y sarmentosa, que
el pueblo está hecho de gentes y la avenida de olas, que
no soy lo que te crees ni diviso tu congoja bonsái, que
sufro y me comen los bichos, que
espigo y enramo lejos del jarrón de tus labios, que
me pido tu maceta y de paso tu corola, tus pétalos
azules, tu tallo que
es talle de mi talla,
jardinera, ven a regarme, que
la savia me rebrota abundosa y trepadora,
mandrágora y madrépora y madreselva y madre mía,
vértigo se llama el pozo de tu ombligo,
mi licenciosa, agricultora de los días de calor.
Ella se trajo un verode de la isla de El Hierro
Aclaró la voz, ejem, ejem,
puso la alegría en la bandeja amplia de sus ojos, hizo unos cuantos gestos musicales y, por fin, habló para decir que
se trajo un verode de la isla de El Hierro, que
lo sacó de entre las lavas para regalarle anchura jardín, que
su tallo grueso sería símbolo y vínculo nuestro, que
a fuerza de milagros cuidados crecería hacia la mayúscula y que
sería legado a nuestros hijos, nietos y bisnietos,
como si el tiempo importara, como si de veras importara,
como si el tiempo no fuera en verdad lo que
hay entre el impulso y el impulso del orgasmo, eso que
se remansa en los ojos de las vacas el tiempo, eso que
se aquieta en el fondo de una lágrima el tiempo, eso que
se adensa en el aire del origen el tiempo, eso que
se detiene en el círculo luminoso de la luna el tiempo, eso que
se columbra atrás de atrás del horizonte el tiempo, eso que
tenemos por los siglos de los siglos mientras sea mientras
este lado, este vuelco, este recóndito rescoldo de ardor que
contagia y eleva y que
nos refracta, flor en umbela apretada, silencio mineral del corazón,
terredad enloquecida hasta que
vengan la sequía y
sus grietas y
sus insectos voraces,
hasta que
nos
separen.
.
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