jueves, 23 de junio de 2011
3962.- FERNANDO FOGLINO
Fernando Foglino (Montevideo, Uruguay, 1976).Es poeta, narrador y artista visual. Comenzó su formación en la Facultad de Arquitectura (UDELAR) y, paralelamente, desarrolló estudios de Literatura y Poesía Latinoamericana (WOYA). Es además investigador en diseño y animación digital (‘85).
Publica poemas en 1997 en la muestra de poesía Letras Uruguayas (Bianchi editores). Publica cuentos en A palabra limpia en el 2001, 2005 y 2007 (números 5, 8 y 10 respectivamente, Banda Oriental). En el 2004 publica el libro de poemas Kate 500 Km (Artefato). Recibe el Primer Premio en la categoría Cuentos del Concurso Nacional de Arte Nextarte, INJU Ministerio de Educación y Cultura, en el año 1999, estando el jurado conformado por Washington Benávidez y Magdalena Reyes. Obtuvo una mención en el concurso Poesía Viva, organizado por la Comisión de Juventud (IMM) por su espectáculo Sargento Pepper Poesíapoesía, con jurado integrado por Elder Silva, Andrea Blanqué y Tabaré Rivero. Recibe el Primer Premio y Mención Honorífica en el concurso de poesía 50 años de A.U,D.E.” (Asociación Uruguaya de Escritores), Fundación BankBoston y el MEC, en el año 2000, con Iris Bombet Franco (Presidenta de A.U,D.E.), Nelly de Perino y Ramón Cuadra como jurado. Recibe 5 menciones en narrativa en los concursos de la fiial Jai de B’nai B’rith (2001, 2005 y 2007) en esta ocasión siendo jurado Rafael Courtoisie, Tomas de Mattos, Marosa di Giorgio y Maria Esther Burgueño.
ponts de arts
Kate se besa en la parada del ómnibus
se besa y se abraza antes de subir al taxi
Kate tiene el pelo recogido y perlas en las orejas
Kate corre con una raqueta de tenis
apoyada en su hombro descubierto
Ella cruza las piernas
y veo un cordón de plata que cuelga de su tobillo
Kate va al colegio y aprieta los cuadernos
contra sus pechos nuevos
Un hombre envuelve su cintura cuando baila tango
y la miro
Kate corre a toda velocidad
en su moto negra y para
a tomar café
o leer poesía
con sus lentes
de armazón fino
y dorado
Kate está en las pantallas y en las vidrieras
Y me hace señas para que me acerque.
el canto de las ranas
aquella vez, en su piso de estocolmo
le escribí 6 o 7 poemas de un tirón
yo, saliendo y entrando del pequeño balcón
que daba a los jardines vecinos.
pero los poemas no hablaban exactamente de ella,
cuando se los di me preguntó si eran hermosos
y yo le dije que sí
nos besamos y pusimos los poemas
bajo un imán en la heladera,
yo no sabía que aquellos poemas
no me ayudarían a recordarla
¿seguirán colgando de la heladera?
porque eso sí sería un buen poema
un poema que hablara
de cuánto ella me quería
que conservara en buen estado, fresco
lo que nos alimentaba esos días
en que ella lavaba los cd´s rayados junto con los platos
mientras yo la observaba,
la mujer obsesionada con las ranas
sin haber visto nunca una real
sin haberlas tenido jamás entre las manos.
(no quedan ranas en estocolmo)
en sus vasos, en el llavero
en la cortina del baño que rompíamos
haciendo el amor bajo el agua tibia
las ranas lucían suaves y misteriosas
y yo no le expliqué lo contrario
porque era la mujer que lloró cuando nos despedimos
y llenó en secreto de ranas mi mochila
la única mujer que cantaba mientras hacía el amor
la mujer de 7 días
la misma que todavía escucho
cuando tomo café con espuma
o llevo alguno de sus objetos verdes
a mi oído
el que mira...
El que mira
No mira
Ensaya palabras
Que no dice
Y después las palabras
Andan en boca de todos
Y tus pies se detienen
Con cada una de ellas
¿Serán las mías?
No son
Porque seguís andando
Y te sigo
Frente a tu hotel
Espero que tengas algún vicio
Y salgas a fumar
Que te sobren las sábanas
Que la petaca de whisky esté vacía
Pero no
Tu pelo rubio de Noruega no vuelve
Y tu vincha ya es
Trapo en la moquette
El cierre separa
Un vestido a lunares
De la primavera
Ensayo las palabras que diría
Soldado en la puerta de hierro
Guardia de tus tobillos finos
De tus pies
De tu vestido
De tus piernas
De tu pelo
Pero no soy
Miro la puerta
Del Hotel Palacio
Dos estrellas
Y me voy
cuando dayana me dijo estúpido...
cuando dayana me dijo estúpido, ya nos conocíamos
yo ya había visto rebotar los ojos de todos contra su cuerpo
los hombres apostados en fila sobre la barra del bar
el suelo lleno de cartuchos, vacíos.
ella había dejado entrar mis ojos como por descuido de la piel
que quedó desnuda entre el collar y el top
entre el top y el jean ajustado
entre el jean ajustado y las botas.
yo, al frente de la línea de fuego, casi héroe
había dejado abierta la puerta de mi carpa blindada.
me preguntó si no estaba tomando demasiado, y yo le dije que sí
dejé que administrara el vodka en el jugo de naranja, sin decirle nada
me dejé cuidar.
ella, rehén
hizo con su cuerpo exactamente lo que yo le hubiera pedido.
posó al servirme cada trago como si en el breve gesto de empinar una botella
hubiera cataratas, rocas y una mujer desnuda.
se dio vuelta e imaginé que escribía las cosas que estaba escribiendo
torpemente dejé caer el papel que apretaba en su mano fría por el hielo.
llamame dijo
solté las amarras que apretaban el papel mojado la mano fría y sus muñecas.
pagada ya la fianza
la dejé ir.
Volar
las azafatas de ajustados trajes
pasean orgullosas sus carritos
el aeropuerto escupe aviones
lanza gente al aire
personas que mudan
que tuvieron que optar
llevar dejar quedarse volar
dejar llevar volar quedarse
dejar volar
quedarse
dejarse llevar
tu pelo
me propuse escribir un poema de tus rizos negros y
todo tornó
óbolo monótono
contorno oloroso,
como loco gorrión
voló
posó en tus hombros
soltó un sollozo
cayó
al pozo de mi mano abierta que lo espera
5 centavos
rompía la monotonía de la casa
una moneda de cobre
5 centavos de un real
menos que un papel
que un dulce
menos que todo
nada
pero apoyado sobre la tv
que enciendo al llegar
en la noche de montevideo
la moneda se hace centro
y todo a su alrededor
se vuelve como yo
menos
apoyo mi dedo índice
queriendo eclipsar el cobre
cierro los ojos
empapados de alcohol
me dejo llevar
por la órbita que describe
tu recuerdo
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