MANUEL JOSÉ ARCE LEAL
Poeta y dramaturgo guatemalteco nacido en Ciudad de Guatemala en 1935.
Hijo del poeta guatemalteco Manuel José Arce y Valladares
Hijo del poeta guatemalteco Manuel José Arce y Valladares
Fue una de las voces altas de la cultura guatemalteca. Fundamentalmente poeta, cultivó también con éxito el teatro.
La intensidad y la profundidad de su obra lo llevaron a obtener importantes premios centroamericanos.
En la década de los ochenta debió salir de su país para exiliarse en Francia por las constantes amenazas de parte del régimen de Lucas García. Desde allí escribió unos duros poemas en contra del gobierno de Guatemala, publicados después de su muerte.
De su obra poética se destacan: «En el nombre del Padre» en 1955, «De la posible aurora» en 1957, «Cantos en vida» en 1960, «Eternauta» en 1962, «Los episodios del vagón de carga» en 1971 y «Palabras alusivas al acto y otros poemas con el tema del amor» en 1978.
Falleció de un cáncer pulmonar, en el exilio, en 1985 en Francia.
Epigrama para Antonio
Es famosa la méntula de Antonio
por su tamaño, en todo desmedido.
Mas, mientras él la luce por las termas,
su mujer me murmura en el oído:
-prefiero tu pequeño gladiador
al gigante dormido
Epigrama para Casia
Conmigo, en el amor, mi dulce Casia
es más que Cicerón en la tribuna:
conoce los secretos de la cama,
es entusiasta y única.
Mas su torpe marido
la olvidó y sólo busca cortesanas de puerto.
Qué sabio fue quien dijo
que no es la margarita para el cerdo.
Epigrama para Fedra
Sin saber que de Lesbos practicabas
los rituales extraños,
un día gris, inadvertidamente,
puse un beso en tus labios.
Hoy sonrío en la calle y me pregunto
-tras aquel desencanto-:
¿no sienten algo al verme tus amigas,
las que indirectamente yo he besado?
Apuntes de la obra de Manuel José Arce Leal
Por Mario René Dardón
El joven poeta viene
Y hay algo triste en su cara.
Viene de ver a “Raymunda”
De oír llamar la guitarra,
Vio a “la niña de los tiestos”
De codos en la ventana,
Vio amargura en “la Chonita”,
Miseria en la “Mari-Laura”
Y vio una dama opulenta
Bajar de su carro Packard.
(Schlesinger, María Elena: 1985)
Cantos de vida (1962)
Constituyó un poemario con el que Arce evocaba sus estados de ánimo, principalmente, estimulado por las estaciones como metáfora del ciclo de vida del hombre. Básicamente, la estructura del poemario estaba propuesta de tal manera que, cada movimiento significaba la primavera, el verano, el otoño y el invierno respectivamente. Ejemplos: Evocación de primavera = ámbito campestre que propicia el amor entre un hombre y una mujer joven:
“Hembra para mi impulso.
Grito para mi sangre.
Y gracias a la flor nace la llama”.
Presencia del verano = la visión de la vida plena en un estado de madurez ante un mundo de posibilidades:
“Todo yo plenitud.
Mío el dolor más recio.
Mío el gozo perfecto.
Mío el rojo del fruto
Y el verde del encuentro”.
Nostalgia del otoño = esta estación subsiste de la nostalgia de ver el paisaje de la primavera y el jolgorio del verano:
“Vamos a viejos.
Nos queda la sonrisa mientras tanto.
Y un poquito del fuego.
Se desprenden las hojas como gotas
Ya pronto vendrá el hielo.
Y llueve y llueve”.
Nihilismo en el invierno = oda al ocaso. Este movimiento refleja la influencia de César Brañas en Viento Negro. Con versos entrecortados, éstos, representa la soledad e impotencia del autor frente al final del ciclo de vida del hombre:
“Me pesa el sol.
Me duelen los minutos
Me golpea el silencio
Me lastima el sonido.
Temo la soledad.
Y me conforta”.
De la posible aurora (1962)
El amor filial estaba expresado de forma latente en este poemario. Estructuró el mismo en dos partes que se constituían en sendos homenajes a la expectativa que surgía ante el nacimiento de su primer hijo Pedro Miguel y el amor que profesaba por su esposa Matilde Montoya. Arce sugirió en este poemario un estado de catarsis mediante el cual se comunicaba con su hijo pronto a nacer:
“Pero… ¿vienes al fin? ¿O es que en mi sueño
Te siento real y palpitante y vivo?
¿Eres por fin el temporal cautivo?
¿O eres sólo un rumor vago y pequeño?”
O cuando canta a Matilde:
“Toda tú,
Fervorosa,
Temerosa,
Frente a tu propio territorio vivo,
Junto a los ventanales de tu alma,
Bajo la blanca sombra de tu espíritu.
Toda tú, niña,
Blanca,
Inmaculada”.
Diez décimas (1963)
Probablemente una muestra del autor acerca de su capacidad para la elaboración de versos apoyados en la rima y en la métrica. Se intuye a un Arce intentado demostrar que posee el acervo de lo clásico, por eso, no se percibe en este poemario una característica transgresora, sino, muy convencional. Sin embargo, su intento no es fallido. El empleo de octosílabos muestra la intención de dirigir su trabajo a un público que pueda acceder a éste sin complicaciones.
Hay variedad de temas y estadíos en este poemario. Visos de amargura ante la pérdida de un amor, el constante acudir hacia los tópicos veniales e intermitentemente rasgos de picardía se relacionan en este poemario. Ejemplos:
“No sé qué casualidad
Te trae hoy a mi recuerdo,
Pero te busco y me pierdo
Y sigo en mi soledad”.
“La otra noche que pasé
Y te vi por la ventana
Tan solita entre tu cama
No sé ni lo que pensé”.
Epigramas eróticos en homenaje a Marcial (1964)
El epigrama tuvo en Cátulo y en Marcial, poetas latinos, referentes tremenda influencia en poetas latinoamericanos del siglo XX. Para Manuel José los motivos latinos le inspiraban gran admiración en esta forma de hacer poesía y los retomó en cada uno de los que elaboró en esta faceta de poeta. Con un total desdén a la métrica, Arce no tuvo interés en proponer con este género, temas de denuncia. Si lo hizo así Ernesto Cardenal el religioso y poeta nicaragüense, quien, a través de la sátira, elemento propio de esta forma de poesía, acometió contra las formas opresoras del gobierno de aquel país.
Arce en cambio, se afanó en exteriorizar la influencia de los latinos clásicos de quienes se burló con lenguaje procaz:
“Te comparas con Aquiles porque tienes
Un Patrocio, Tarcicio.
Te pareces al héroe en el ano,
Pero no en los testículos”.
Los Episodios del vagón de carga (1978)
Este poemario obtuvo los laureles del triunfo en el certamen realizado en Quetzaltenango en 1969, con ocasión de los Juegos Florales Centroamericanos.
El autor decide llamar a su trabajo “anti poemas”, quizás debido a que constituyeron un retrato de la sociedad tal y como él la percibía. El tema del amor fue reiterativo, pero se apoyó fundamentalmente en la utilización de un lenguaje sencillo y sin agobio lingüístico.
En la anti poesía de Arce se conjugaron elementos de ironía ante las convenciones humanas. El cuidado del lenguaje no se exacerbó, sino, se sustentó en la cotidianeidad para describir que se estaba inconforme, incluso, con lo que le sucedía como individuo. Fernando Alegría en Literatura y Revolución, argumentó: “La antipoesía, que ha sido una actitud anárquica, un
montón antirretórico, dio con un lenguaje violento y empezó a devolverle al hombre la realidad que había perdido, no dándose a plazos como los mercanchifles, sino de un golpe”.
(Alegría: 1976 p. 249-250)
Amanecer en la metrópoli, un antipoema de Arce, sirve para ilustrar lo anterior:
Pasó un cura
Tres, cuatro solteronas,
Algunos policías.
Dos o tres prostitutas,
Una viuda llorando,
Un capitán con todo y uniforme,
Pasaron vendedores de periódicos,
Una mujer,
Un niño de la mano,
Un niño embarrigado,
Y otro para después –no todavía—
Varios pares de novios,
Un sonto,
Pasó una colegiala
--dos cuadernos,
Un libro
Y cien desorbitadas ganas
De estrenar el amor y ser bonita--,
Pasaron dos uniformes más,
Adentro de ellos
Tres sargentos y medio,
Pasaron seis burgueses de rayón
Hacia distintos lados y negocios,
Pasó una catedral,
Que digo, cuatro…”
O cuando dice:
“han tomado mis sueños,
Mis molares,
Mis palabras usuales
Y mis vísceras.
Con mis ideas han envuelto carne
Y ropa sucia con mi vida íntima.
Palabras alusivas al acto (1978)
Este poemario no es más que el compendio de poemas que el autor escribiera con anterioridad. Es importante aclarar que se tuvo el cuidado de respetar el orden cronológico en la selección y edición. Tal característica permite apreciar a un Arce in crescendo en cuanto a temática y técnicas poéticas utilizadas en este género. Representa para el lector de Arce, el advenimiento de un Arce más maduro:
Eterna compañera mía y alta:
Contigo la razón de mi idea y mi palabra.
La labor de mis manos, el calor de mi cama.
El pan de nuestra mesa y las horas del alma.
La vida laboriosa de mis células y el amor y la magia.
Contigo la humanidad y el cosmos, la gente conocida y la
Ignorada,
Mi ser hoja del bosque, uno con la masa.
Día en la historia y en el mar gota de agua.
Contigo mi lugar en las galaxias.
Bendita tú entre todas las mujeres, en la tierra, en el
Viento.
En el fuego y en el agua y en el hoy el mañana.
Bendita tú en la hora de mi vida así como en la hora de
Mi muerte
Gracias.
Poezía y subdesarrollo (1977)
También es importante mencionar la poesía que al cuidado de su hermana Julia Vela Leal, permaneció inédita hasta que Silvia Isabel Orantes se decidiera a someterla a un análisis que como tesis ad gradum, presentó en la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala en mayo de 1988, titulado La temática en poezía (sic) y subdesarrollo.
Poemas Inéditos de Manuel José Arce Leal (Orantes: 1988). Este trabajo de Arce primeramente en prosa, fue publicado por Diario El Gráfico en los meses de enero a febrero de 1977 bajo el título Cuaderno de clase, luego, en verso con el título antes mencionado. Como su nombre lo indica, la trasgresión (poesía con “z”) y el compromiso al abordar lo social, son la muestra más evidente de un Arce identificado con los asuntos de su entorno:
Derrumbe
Allí está la noticia:
Las covachas destruidas por la lluvia.
No cuesta nada:
Es gratis la noticia.
Esto es un buen negocio
Porque,
Luego,
El que vivía allí,
En esa covacha
Ya no tiene techo que lo cubra
Y está llorando ahora su intemperie
--- ¡Tome usted esa foto! ---
Se quitará el bocado de la boca
Para comprar el diario
Que publica el retrato
De su covacha en ruina y su miseria.
Poemas Póstumos (1987)
En la década del 80, Arce se exilió en Francia debido a que tuvo que asistir a una etapa funesta de la historia social y política de Guatemala y fustigado por el régimen presidencial de Fernando Romeo Lucas García. Desde el exilio, escribió los más encendidos versos de protesta en contra del General Efraín Ríos Montt, de donde se desprende del poemario Poemas póstumos, el poema General, poemas que en aquella época, fueron censurados por la esfera gubernamental de turno y publicados siete años después:
General
General
—no importa cuál,
da lo mismo,
es igual—:
Para ser General,
como usted, General,
se necesita
haber sido nombrado General.
Y para ser nombrado General,
como usted, General,
se necesita
lo que usted no le falta, General.
Usted merece bien ser General,
llena los requisitos, General.
Ha bombardeado aldeas miserables,
ha torturado niños
ha cortado los pechos de las madres
rebosantes de leche,
ha arrancado los testículos y lenguas,
uñas y labios y ojos y alaridos.
Ha vendido mi patria
y el sudor de mi pueblo
y la sangre de todos.
Ha robado, ha mentido, ha saqueado,
ha vivido
así, de esta manera, General.
General
—no importa cuál—:
para ser General,
como usted, General,
hay una condición fundamental:
ser un hijo de puta,
General.
El amor filial por su padre de En el nombre del padre (1955):
Padre y amigo
En las viejas paredes
De la antigua casona solariega
En su figura
De poeta adolescente que entreteje
Nubes de mariposa,
Romances de azucenas
Y claros madrigales a la orilla del alma;
En sus cartas, en sus libros y sus versos;
En las calles que vieron sus zapatos cansados
Y en el alma cristalina del recuerdo
He buscado
Su palabra
Y su acento más propio, claro, nuevo y eterno;
Su ademán más sonoro,
Su frase personal
Y el pólen positivo del consejo.
• Otra forma de amor, el de un hombre apasionado, ocupó la mayor parte de su trabajo.
A la usanza lorquiana, en Romance de la niña morena del cántaro, escribe:
Morena me estás robando
La raíz del pensamiento,
Morena como tus formas
Se dibujan contra el viento
Morena que hay en tus ojos
Un lucerito entreabierto
Morena no sé ni como
Podré decir que te quiero.
• El amor por su esposa e hijo, de De la posible aurora:
Sonetos a mi esposa
Palabra conyugal que llena todo.
Brasa que entre mi mano se ha dormido
Es mi sombree en tu luz la del esposo
Que, habitado en ti, se hace infinito.
Vives dentro de mí; casa que guardo,
Casa que habito y a la vez me habita
En íntimo misterio desatado.
Eternauta, que es la mezcla de temas de corte personal, y un reinventar de las antiguas formas clásicas:
¡Soy Ulises!
¡Soy Ulises que vuelvo de un mar de eternidad!
¡Eh, policía
Nuevamente aquí Ulises!
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Cuando llueve me llegan las voces de mis muertos
Que un día no enterré y que quedaron lejos
Con las caras al cielo
Y con los fríos tórax inútilmente abiertos.
Cuando llueve me llegan sus gritos afilados y sus gestos.
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