Kate Northrop
(EE.UU.), vive en Pennsylvania. Ha publicado los poemarios Back Through Interruption (2002) y Things Are Disappearing Here (2007).
TRES MUJERES
1. Norte
Aquí las estrellas son demasiado precisas
demasiado puras—perforan el cielo
y no tengo que mirar para saber que cada una
destella en la ventana. Una vez,
cuando vivíamos juntos
en la ciudad, yo daba cenas;
podía mirar cosas, por ejemplo a la gente, las flores,
y un retoño era un retoño,
no una tragedia, no un volante de papel
alojado en el tiempo, y así, tragado entonces,
olvidable. ¿Te das cuenta de lo harta que estoy
del panorama? Incluso, aquí, especialmente aquí, siempre es
mi mente la que mira,
es mi mente la que espera cualquier cosa,
una llegada, un evento súbito,
un corte, o un llanto capaz de romper
lo incesante de todo esto. Ya veo por qué
te cansé,
pero yo también estaba cansada de mentir, Veo estos campos;
veo que no hay un arco narrativo, no hay subí, subí, subí, ni siquiera
un vos, un lugar quieto
para poner cosas. Sólo estrellas,
túneles, este mes, este cuarto—
2. Praga
Donde quiera que vaya, llevo la noche.
Soy el dolor de las flores que se abren con el crepúsculo,
dolor de pasadizos y botellas,
de gatos que desaparecen entre el seto susurrante.
Soy la cara que viste una vez cerca de la lámpara en la ventana,
—esa que casi te pertenecía,
o el súbito llanto proveniente del cuarto en el último piso
y más adentro, el ático, y luego el dolor del crepúsculo.
Donde quiera que vaya, soy adorable, y adorable,
trae fardos: dulzura, edad, noche.
3. La esposa perdida
Si tan sólo nuestra historia no fuera
tan ordinaria: primero,
el dolor pierde su corte, su perfecta
especificidad, luego los nombres
se disuelven, incluso aquellos que sabía para vos
y para nuestros lugares.
Un anhelo —sin clara
definición— invade
como el olor del heno
el cual, al ascender sobre un campo
recién segado asciende también
sobre aquellos por los que hemos cabalgado, rocío
en las borrosas montañas. Sólo la fragancia
viaja entre los mundos. Las cosas reales
se rehúsan a ser llamadas de vuelta. Aún así es extraño,
ya no debería ser capaz
de recordarte, a vos que tan a menudo estuviste
conmigo. Adentro de la casa,
en otros países. Cuando dormía,
conocía el peso de tu pierna
sobre la mía. Siempre había querido
estar ahí: bien
sujetada. Y esto es lo que sucede:
yo misma me he convertido en una fragancia que
se mueve por el bosque, un cambio
—aunque sea leve— en el aire cálido y húmedo.
AHORA SOBRE EL APARTAMENTO VACÍO
Vos en la puerta mirás hacia atrás
y ya no estás ahí,
a pesar de que este fue el pasillo
por el que caminaste tantas veces
pensando bueno, ¿y qué?—despierta
en medio de la noche—
y esa es la ventana por donde el cielo se retiraba y llegaba la noche,
por donde ingresaban con destellos,
según su horario, los aviones desde el Oeste—
Tu mano estaba cerrando la persiana
y las mañanas, tu mano la levantó de nuevo
aunque ya no estás ahí, vos en la puerta repasando los días,
pasando como pasa una ola, o sea
por ningún lado, ¿y ahora todos tus amantes? ¿Los reales,
los imaginados? ¿Los tristes
y satisfechos supiros?
Mientras tanto,
por las tardes, ¿no había algo
que llamaba calladamente,
algo afuera en la luz marginal,
en el vapor por el que
las caras de los pasajeros se borraban
y parpadeaban? Esa breve
corriente de río, insistente
bajo el estruendo del televisor, debajo tuyo también, en la superficie
llena de direcciones, con fotos & libros. Vos poblaste el lugar,
vos en la puerta
la que mira ahora hacia atrás—sobre el pasillo, el brillo
del piso incesante—
no podés ya estar segura
de ser en realidad la misma persona que tuvo ese cuerpo
y en él vivió días aquí metida.
(Del libro Things Are Disappearing Here. Pesea Books, 2007. Traducción de G. A. Chaves, 2009)
http://cafeverlaine.blogspot.com/2009/11/dos-poemas-kate-northrop.html
Decorations
(tired and high-pitched)
Ghosts have been tied into the trees.
At dawn they pivot
In the wind slowly.
Where the moon windows in
I am of those
Who can’t stand it
Kept awake, humming with trucks
While anything lunar
Won’t rut, ruminates. Overhead, uh-hunh—
Days, the neighbor’s girl plays a game: what is?
What is dusk, she says, as the sky
ends it begins.
I play myself. What is death? What’s poetry? What
Is time? Time needs no hanky, time blows by
the Kleenex flowers. Or time’s
so slow, starry-cold, even is cold
and sure, little admonishments.
.
Were you awake all night?
I was. I was awake all night.
The Baby
The shadows of the couple
enter the dark field, cross
silent as a seam
having left at the center
a white box, white
as a box
for a birthday cake. Inside,
the baby.
Abandoned there
in the tall grass,
in the night wind,
he wants for everything: food, warmth,
a little
baby hope.
But the world
swirls around the box. The world
like a forest goes on
and paths go on through it
each road leading nowhere, leading away
from the baby. Still
in the center of the field,
his breath
rises quietly. Grasses shiver.
Overhead, through trees
a sound approaches, like wings,
or this time, scissors.
From Things Are Disappearing Here,
Iowa
You imagined yourself
There on the overpass
Leaning through snow
Further toward cars
Their outlines still dark
Their headlights
Locked by distance
Then opening as if
Cautiously the beams
Lengthening over the median
Onto leaves the underside
Of certain leaves
And the drivers inside
Each face described
By shadow each
Finally simple the skin
Lit by the vehicle’s instruments
In the glow of the dash
The faces you’d dreamed of
Then gone beneath you
Leaning over the highway
Further toward cars
Toward headlights
Opening in the snow
From Clean, published by Persea Books
(tired and high-pitched)
Ghosts have been tied into the trees.
At dawn they pivot
In the wind slowly.
Where the moon windows in
I am of those
Who can’t stand it
Kept awake, humming with trucks
While anything lunar
Won’t rut, ruminates. Overhead, uh-hunh—
Days, the neighbor’s girl plays a game: what is?
What is dusk, she says, as the sky
ends it begins.
I play myself. What is death? What’s poetry? What
Is time? Time needs no hanky, time blows by
the Kleenex flowers. Or time’s
so slow, starry-cold, even is cold
and sure, little admonishments.
.
Were you awake all night?
I was. I was awake all night.
The Baby
The shadows of the couple
enter the dark field, cross
silent as a seam
having left at the center
a white box, white
as a box
for a birthday cake. Inside,
the baby.
Abandoned there
in the tall grass,
in the night wind,
he wants for everything: food, warmth,
a little
baby hope.
But the world
swirls around the box. The world
like a forest goes on
and paths go on through it
each road leading nowhere, leading away
from the baby. Still
in the center of the field,
his breath
rises quietly. Grasses shiver.
Overhead, through trees
a sound approaches, like wings,
or this time, scissors.
From Things Are Disappearing Here,
Iowa
You imagined yourself
There on the overpass
Leaning through snow
Further toward cars
Their outlines still dark
Their headlights
Locked by distance
Then opening as if
Cautiously the beams
Lengthening over the median
Onto leaves the underside
Of certain leaves
And the drivers inside
Each face described
By shadow each
Finally simple the skin
Lit by the vehicle’s instruments
In the glow of the dash
The faces you’d dreamed of
Then gone beneath you
Leaning over the highway
Further toward cars
Toward headlights
Opening in the snow
From Clean, published by Persea Books
The Film
Come, let’s go in.
The ticket-taker
has shyly grinned
and it’s almost time,
Lovely One.
Let’s go in.
The wind tonight’s too wild.
The sky too deep,
too thin. Already it’s time.
The lights have dimmed.
Come, Loveliest.
Let’s go in
and know these bodies
we do not have to own, passing
quietly as dreams, as snow.
Already leaves are falling
and music begins.
Lovely One,
it’s time.
Let’s go in.
"The Film" from Things Are Disappearing Here.
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