Sagrario Torres
Nació en Valdepeñas (Ciudad Real), España, en el año 1922 y murió en Madrid en el año 2006.
Vida y obra
Sagrario Torres nace en Valdepeñas el 7 de marzo de 1923 y muere en Madrid el 5 de marzo de 2006 a pocos días de su 83 cumpleaños. De muy niña queda huérfana de padre, trasladándose con su madre y hermano a Madrid. Cuando contaba 5 años de edad ingresa en un internado municipal de huérfanos de Alcalá de Henares. Comienza los estudios de bachillerato en el Instituto de la misma ciudad, que quedan interrumpidos por el estallido de la Guerra Civil en 1936. Una vez terminada ésta no realiza más estudios reglados. Únicamente lee y estudia en los libros de su hermano, sobre todos poesías, que aprende de memoria.
Comienza a escribir muy pronto poesía y prosa. En los años 40, envía colaboraciones a periódicos y revistas, frecuentando círculos poéticos donde conoce y traba amistad con artistas y escritores. Su quehacer lírico evoluciona en sincronía con el desarrollo de la poesía de su momento. En su trayectoria poética va desde la lírica bella, artística o lúdica hasta la profundización de lo universal y humano: la consideración y significación del dolor, del amor, de la vida, de la muerte, de Dios. Coincide con poetas como Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero o Luis Rosales.
En 1968, publica su primer libro "Catorce bocas me alimentan"; y le siguen "Hormigón Traslúcido" (1970), "Carta a Dios" (1971), "Esta espina dorsal estremecida" (1973), "Los ojos nunca crecen" (1975), "Regreso al corazón" (1981), "Íntima Quijote" (1986). Con anterioridad reúne tres cuadernos que contienen poesía primera y más temprana. Sagrario Torres fue declarada Hija Predilecta de la ciudad de Valdepeñas en 1985 y recibió la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha en 2005, durante el acto institucional del Día de la Región que se celebró en Valdepeñas el pasado 31 de mayo.
SU OBRA:
Poesía
Poemas del toro (1943).
Catorce bocas me alimentan. Madrid,
Editora Nacional (1968).
Hormigón Translúcido. Salamanca
(1970).
Carta a Dios. Madrid. Alfaguara
(1971).
Esta espina dorsal estremecida.
Madrid,Oriens (1973).
Los ojos nunca crecen. Salamanca
(1975).
Regreso al corazón. Madrid, Rialp
(1981).
Íntima a Quijote. Madrid, Asociación
de Escritores y Artistas Españoles
(1986)
ROBARÍA
Robaría:
Una pareja de cabayas. Un gorila.
Un kimono nupcial.
Un molino (con molinero).
La planta de pachulí
que he visto en una finca.
Entraría a robar un petigrís
para noches de amor bajo la luna.
Robaría:
Una potente licuadora
para beber el jugo de los árboles.
Un imán gigantesco
para desmantelar los campos de batalla.
Robaría:
Inútiles diamantes y esmeraldas
y una apisonadora
que los pulverizase
para cubrir las huellas
que va dejando un bueno.
Robaría:
las cuartillas de un sabio.
.
Un telescopio. Una columna.
Una gárgola artística.
Dinero y tiempo al tiempo,
para que me enseñaran
a manejar el radar que lugo robaría.
Robaría:
Los sagrarios que quieren ser cerrados.
Los cálices que van a profanarse.
La luminosidad de los relampagos
para hacer mis bombillas.
Un bosque para los cachorrillos
de los parques zoológicos.
Robaría:
el candor a los niños.
!Ah, y el sueño a un envidioso!
Anciana En Recoletos
En el pico de un banco está sentada.
No quiere molestar. No mira al frente.
No la turban los ruidos ni la gente.
La tela que la cubre está gastada.
Es blanca su cabeza mal peinada.
Veo de su perfil sólo un pendiente,
y un zapato sin brillo, indiferente
a la media tupida y descolgada.
Esta mujer de pena y de polilla,
en silencio por cuanto la atropella,
no ve cómo se acercan los gorriones.
Da su espalda a la Diosa de la Villa,
al Palacio de Comunicaciones,
donde nunca habrá carta para ella.
Contigo Irá Mi Sombra
Bajo mi rostro a tu perfil yacente
que alumbra el lecho de tu alcoba oscura.
Un escarchado arroyo es tu figura,
y en ríos van mis ojos por tu frente.
Yo caliento tu helor inútilmente.
Párpados tuyos besa mi locura,
pómulos, labios de tu boca pura.
En fuego y frío estamos solamente.
Vienen tinieblas a envolver las luces
de tu cuerpo que asciende y que me deja
para siempre olvidada y consumida.
Contigo irá mi sombra. Cuando cruces
de nuevo un mundo de dolor y queja,
me alzaré como un monte hacia tu vida.
Íntima A Quijote
Dime:
Si yo fuese a tu alcoba
en una noche clara,
desdoblado mi oloroso cabello,
y mis dientes brillaran
al borde de tus labios,
¿cómo responderías oyéndome decir: ¡Abrázame!?
¿Romperías las leyes
del gran amor que te sujeta?
Mas, no. No te provocaré. Intento vano.
Yo sé que aunque me encuadre tu mirada,
no me pinta el pincel de tu deseo.
QUIJOTE:
Te han amado los hombres.
Yo te amo por todas las mujeres.
Un Niño Va A Nacer
Al Dr. D. Benito Rutz Quíntela, que tan
angelicalmente cura y sonríe a los niños.
¡Silencio!: Un niño va a nacer.
Que toquen campanarios. Orquestas. Catedrales.
Que se callen computadoras
yunques y turbinas,
bases de lanzamiento.
Que se olviden diplomas
pergaminos
fajines
y medallas
Un minuto de pureza en los lechos.
Parad, estambres y pistilos.
Ciegos y poderoso sementales.
Y vosotras, maravillas del mundo,
que os dieron la belleza manos que un día fueron
tan frágiles como éstas, ¡contempladle!
Que calle el universo ante el recién nacido.
Este es el heredero. Es el superviviente
del cosmos primigenio.
Es la fusión de lavas
de líquenes y limos
de fuegos y glaciares.
El triunfante de monstruos voladores,
del dragón y del saurio, del reno y del bisonte.
Ha desgajado troncos.
Ha partido quijadas y dorsales.
Este niño es de carne de piedra.
De carne de bronce.
De carne de hierro.
Su cuerpo es un pop-art ingente.
Lo navegan helechos, sirenas y centauros.
Ha venido, regresa cuajado de perfiles
y glóbulos de siglos.
¡Es suya la Creación! Todas las luminarias.
Los mares y la tierra. Las semillas.
Las flores y los frutos.
Los reptiles. Los peces. Las aves y las bestias.
¡Silencio!: Aquí hay un palpito de Dios.
Una promesa.
Un niño va a crecer: ¡Respeto!
Puede ser un cachorro de jaguar o de puma
o el lobo del poema de Rubén.
Este niño, que arroparon en mísero envoltorio,
que calentó el olor de un muladar,
pudiera hacer del mundo
un horno crematorio, o un panal.
Este niño, puede agotar un río
para llenar su mitra y bautizar.
Pequeño y vertical te está mirando,
está midiendo tu estatura gigante de Goliat.
No hay déspota que mire tan retadora,
tan aceradamente.
No te pide pistolas, balones ni aeroplanos.
¡Una canción tan sólo!
Tu mano y tu canción, tu canción y tu mano.
No esquives su mirada buscando una moneda.
No le des un juguete gastado de tus hijos.
No le vistas con esa caridad de los pingajos,
pues de miserias, lástimas y sobras
difícilmente un niño se recobra.
Te está mirando, te está pidiendo
el tiempo de los toros y la caza.
La canción de tus horas vacías.
Las tardes del café o de la tinaja.
Tu mano y tu canción. Tu canción en sus manos.
¡Acércate!
¡Agáchate!
Que juegue a pídola contigo.
Que tú seas el juguete que le asombre.
Y yo, desde este instante te aseguro,
que nunca, nunca, nunca,
este niño querrá matar a un Hombre.
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