Iván Mariscal
(Jerez de la Frontera, Cádiz 1976).
Ha publicado los poemarios Comprensión de la penumbra (Editorial 4 de Agosto, Logroño, 2008), Itinerario de la luz en el libro conjunto Un zumo de tres sabores o un itinerario compartido (Fundación Inquietudes, Cuadernos Caudales de Poesía, Valencia, 2009), La levedad y el encuentro (Ejemplar Único, Colección Poética y Peatonal, Alzira, 2013) y "La lenta consumación de los lápices" (Editorial Enkuadres, Colección Poetas).
En 2007 se le concedió el primer premio de poesía del XIV Certamen Expresión Joven de Jerez de la Frontera. Poemas suyos han sido recogidos en diversas antologías, como Voces del extremo. Poesía y capitalismo y Voces del extremo. Poesía y canción, editados por la Fundación Juan Ramón Jiménez, o en Strigoi, 25 poemas vampíricos (Editorial 4 de Agosto, Logroño, 2012).
Como compositor, ha editado los discos Un día en el país de los humanos (2001) y Fe en la errata (2012), donde musicaliza poemas suyos y de escritores contemporáneos como Miguel Ángel García Argüez, Juan Antonio Bermúdez, Alberto Porlan, David Eloy Rodríguez o José María Gómez Valero. Con estos dos últimos, ha realizado conciertos en diversas ciudades españolas donde se aúnan propuestas escénicas, música y poesía.
El cazador de mariposas
Las cosas que empezamos a saber
vienen ya recién muertas.
Es como el aire. Uno lo respira
y ya es nariz, y es pulmón
y es aliento…
ITINERARIO DE LA LUZ
Qué poco nos queda para llegar,
qué débil impulso nos basta.
Sólo torcer el cuello
mirarnos el pecho
concentrarnos en la carne
obviar el músculo
vislumbrar el hueso
perdernos en el blanco
traspasar lo blanco
llegar a la materia
bucear en la materia
nadar más abajo
y más abajo
y más abajo
y encontrarnos un fondo
y en el fondo unos peces
y entre los peces un pez
y en el pez un microbio
y en el microbio su interior
y en su interior una luz.
La misma luz
que guía a los barcos en la tormenta.
EN UNA PLAZA
Me encontré en la Riviera francesa,
al pie de los Alpes marítimos,
en una plaza con puestos de toldos a rayas.
Hacía fresco, y el más hermoso
atardecer que hayas visto
descendía de las montañas
y dejaba una acuarela pastel en las ventanas.
Se habían acabado de encender las farolas,
de esas antiguas y esbeltas, entre naranjos,
y sonaba el acordeón de las terrazas.
Por aquí y por allí las chicas
tomaban café, miraban al cielo,
besaban a jóvenes alegres
y me imaginé escribiendo un poema.
Hay sitios buenos para suspender el tiempo,
estar siempre, inarrebatables,
benditos lugares donde se podría morir.
Y éste es uno de ellos, pensé
mientras devolvía la foto.
LECCIÓN DEL AGUA
Y allá van,
después del amor,
separándose,
quién sabe si para siempre.
Ellos lo desconocen,
pero se deshacen
para mejor saberse
y cumplir su misión.
Como el agua se reparte
ella misma
para ser agua
y dar de beber.
*
Y es por eso que somos hermanos del hombre común,
hermanos del que no piensa nada:
porque cualquier ser humano
es un guerrillero de la vida.
Somos uno con el vecino cordial,
con el neutro señor que en las encuestas
ni sabe, ni contesta, ni opina.
Todos andamos el mismo camino,
compartimos el mismo frío
y los que no lo saben, sin saberlo,
son los ingenieros de un sendero sin vuelta,
participan en la creación del hombre
por el hombre.
La acción callada de todos
es la inercia que nos empuja al abismo,
a encontrarnos por fin unos con otros,
a abrazarnos en el aire unos a otros
y estrellarnos juntos,
dichosos y resueltos,
contra el sueño.
BALCONES, PAREDES BLANCAS
Por aquel entonces
beber alcohol
me ponía triste.
Salía entonces a la tarde,
cuando hacía sol,
de cuatro a cuatro y media,
daba un paseo y luego,
en la bañera de la luz,
entre gorriones y niños,
me sentaba en la plaza
a contemplar fachadas.
Y veía en ellas,
como en un espejo,
el chico que
suspirando
las miraba
un día tras otro
durante años
y no bebía.
LÁZARO Y EL CIEGO
Fíjate, es falsa su tranquilidad,
sus maneras de eficaz funcionario,
ese aplomo que muestran convenciendo.
Las mentiras se les caen como baba,
son reductos de un mundo que debió morir,
hablan con el último grito del dinosaurio.
¿No te has dado cuenta aún? Les tiembla
el viejo corazón bajo la corbata,
se les agita el asco al besar a los niños.
Son calaveras que hablan de futuro,
el último estertor de un moribundo,
el ruidoso patalear de un ahorcado.
Ellos saben que está cerca su fin
pero ejercen su oficio: disimulan,
construyen flores de cartón,
avivan fuegos de madera.
Fíjate bien y dime que es verdad,
dime que compruebas lo que te digo,
dime que compartes lo que vi.
Sabes que ellos me dejaron ciego,
que sólo tengo tus ojos para saber.
Dime que el mundo se ha dado cuenta.
Y él contestó por fin al agradecido viejo,
aparentando aplomo, temblándole el pecho,
cayéndole la baba
mientras decía que sí.
De Itinerario de la luz
CARTOGRAFÍA DE LAS GUERRILLAS
Qué poco nos queda para llegar
qué débil impulso nos basta
sólo torcer el cuello
mirarnos el pecho
concentrarnos en la carne
obviar el músculo
vislumbrar el hueso
perdernos en el blanco
traspasar lo blanco
llegar a la materia
bucear en la materia
nadar más abajo
y más abajo
y más abajo
y encontrarnos un fondo
y en el fondo unos peces
y entre los peces un pez
y en el pez un microbio
y en el microbio su interior
y en su interior una luz.
La misma luz
que guía a los barcos en la tormenta.
UN BRIGADISTA INTERNACIONAL, YA ANCIANO, HACE MEMORIA (2012)
Fui buscando encontrar el sol sobre el llano,
la comunión de las noches furtivas,
las llamas de la vida en los calveros
agitándose entre los pechos de los libres.
Llegué tendiendo las manos, abriendo los brazos,
corriendo bajo las bombas hacia ti.
Cerrando los puños al paso de camaradas
que iban a la muerte cantando en camionetas.
Teníamos la razón y estábamos rabiosos,
plenos de una ira amorosa que nos unía.
Queríamos regar raíces, escarbar la tierra,
plantar semillas en las eras de la historia,
ayudar en la fábrica, la trinchera y la escuela.
Sentirnos engranaje del ruido del tiempo.
No son propósitos vanos ni ridículos.
Nacer y asumir su reto no deben serlo.
Nunca es tiempo propicio para lo vacuo.
Nunca la vida nos permite la neutralidad.
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