sábado, 25 de diciembre de 2010
2657.- TINA SUÁREZ ROJAS
Tina Suárez Rojas nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1971. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, donde realiza su tesis doctoral sobre Alejandra Pizarnik, y profesora de Español en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
• Poesía
Pronóstico reservado, Las Palmas de Gran Canaria, Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1998
Huellas de gorgona, Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1998
Una mujer anda suelta, Torredonjimeno (Jaén), Ayuntamiento de Torredonjimeno, 1999
Que me corten la cabeza, ilustrado por Armando Lorenzo, Las Palmas de Gran Canaria, El Museo Canario, 2000, Colección San Borondón
El principio activo de la oblicuidad, Madrid, Ediciones Torremozas, 2002, Colección Torremozas
La voz tomada (Antología 1996-2003), Tacoronte (Tenerife), Baile del Sol Ediciones, 2003, Plenilunio
Los ponientes, Huelva, Fundación Odón Betanzos Palacios, 2005, El médano fugitivo
Las cosas no tienen mamá, Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Idea, 2008, El mirador
Pronóstico reservado
(1998)
Apartamento en Gomorra
Confidencias
mi pulsión es un apartamento en gomorra
con vistas al mal
mi neurosis
de elevado consumo
tengo una soledad
propiedad privada y una lujuria
comunitaria
me habita un palacio derruido
por conciencia por defecto
una menstruación dolorosa
que poetazas riman con tetazas y
padecen cacafonía
de estado civil poetita
poetisa
poetísica
metonímico mi estado natural
túmbeme usted en su diván escarlata
verá cómo ejerzo mi oficio de diva
lo otro es sexo non plus ultra
y literatura de mascar
ay baudelaire baudelaire a mí spleen
baudelaire
a cambio de un talento y de un estilo
le lavo bragas sucias a las musas
he aquí a la poetambre del verso
untado con voluntad y mantequilla
la poesía no da de comer
herr doctor
pero estiliza la figura
Pitagórica
«¡Mi pequeña estudianta!»
C. E. de Ory
en la infancia escolar
ese terror a la seño
de cálculo ese desbarajuste
en los números que te restaba
fuerzas para enfrentarte
a pitágoras y multiplicaba
las carcajadas ajenas delante
del encerado
no se te daban los ángulos
compañera
¿quién lo diría?
en ese lento
aprendizaje de teoremas absurdos
tú eras abriéndose paso
entre los catetos del reino
la más bella hipotenusa
en clave de luna
Comme il faut
que de los dos
no somos ninguno
el excelso castor sabiondo
en ginesofía ni
el sartresillo valiente
por contexto
ambos haciéndose frente
nariz
y boca
en amistosa charla
de usted a usted
bajo una marquesina
parisina y todo del café flore
salta a la vista y es comprobable
tanta impostura pinturera
desfilosofemos
un poco la situación pongamos
algo de praxis si monsieur
me lo permite algo de praxis
al asunto pues
yo espero ser cuanto antes
tuteada que
on ne naît pas femme
on le dévient ya me entiende
y es de vital
importancia pour moi
que me pierda el respeto burgués
in situ
insisto
donde me hurgue pardon
donde me urge
aquilatar la valía de este segundo
sexo
marcar la diferencia digo
haga el favor de echarme
el aliento encima tóqueme
el pundonor que después le preparo
una tortilla francesa
Huellas de gorgona
(1998)
Rara avis
«y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.»
F. G. Lorca
las niñas raras
hermanita
las que llevan un corazón grosero
que enseña los dientes
pupilas fundidas y uñas
enterradas
feroces en la distancia
con toda la carne a cuestas
son las nenas que aprietan
los labios debajo de las sábanas
las que llegan los dedos
hasta la garganta
para tocarse fondo y la sonrisa adversa
clavándole alfileres
a la foto de piaget
enfermas de silencio y sanas
de amigdalitis
rebeldes por antojo
gorgonas en amores
pasiones llenas
de faltas de ortografía
rudísimas
como sotas de basto
la ternura heñida en los puños
desertoras de dios rotundas
y rabiosas de nada
abiertos los muslos
para mearse
d
e
p
i
e
lo insolente de la risa
en garabatos procaces
una inquietud sanguina
tienen pinta oh de sucias oh de histéricas
oh de amargadas
tiran piedras
al precipicio de su ombligo
llevan bajo la lengua
secretos aberrantes teñidos de sarro
(quién echara ese hambre a la calle
por una vida perra que lamiera los talones)
desatinadas
de incurable eidetismo
la locura amarilla
desde el jardín de infancia
huidas
del sueño
suicidado de un holandés demente
niñas insólitas
con ganas en desahucio
niñas de la ultrahistoria
en nombre del deseo
dueñas de todos los llantos
que son el canto
de sus lágrimas retorcidas
como lombrices que arden
las niñas raras
las del delirio especular
las de los vendavales profanos
escasas de buenos modales
mírate bien
hermana
son las cientos de niñas
viviendo a la deriva
prohibidas desde siempre
al otro lado de tu sangre
Una mujer anda suelta
(1999)
Ecce femina
I
«Creo en las galaxias y en los virus,
soy un animal tremendo.»
Carilda Oliver Labra
he aquí a la que tropieza
cada tarde con su escoba bruja
mal colocada entre los muslos prietos
a la que le rondan en los dedos
los anillos de saturno
y en cuya cabeza alunizan todas
las aporías
aquí a la que anda por nadires
como pablo por damasco
y no es jardín de las delicias
ni tiempo de ciruelas
ni fuente de castalia
ni añeja sulamita
ni donna angelicata
ni belle dame sans merci
la que no llegará a ser jamás
oración de amaneceres en medio
de vuestras ruinas ni agarrada
a un sedoso perfil
derrotará penumbras
he aquí sus ojos
de gorgona degollada
su llanto de pocos amigos
sus labios haciendo equilibrios
siempre en las lindes de lo
innominable
fijaos en esta que allá
por el quinto infierno suele
sacar a pasear al perro
de maldoror
cuidaos de su devastadora
vibración óntica
bajo el signo de la risa y al borde
de un sonrojo menta
amadas y amados míos
cuidaos de ella
porque tiene licencia poética
para mataros a todos
III
«A woman in the shape of a monster
a monster in the shape of a woman»
Adrienne Rich
una mujer anda suelta
se echa a la calle
y derriba la noche
bebe el alquitrán a lengüetazos
indómitos de fiera desamada
zamarrea el asfalto
despedaza enamorados
frecuenta tentaciones
depreda voluntades
animal rabiando en pos de la ternura
una mujer muerde las carnes
por instinto de amor
Que me corten la cabeza
(2000)
Autorretrato de la etérea
«Los niños van por la tierra
y las niñas por el aire.»
J. A. Goytisolo
me abracadabro cada vez
que quiero
duerman o no la siesta merlín
y sus barbas
me aposento en una nube
más allá de esas meriendas
cuyo hojaldre lleva demasiado
lunes demasiado invierno
demasiado azufre
desaparezco sin excusas dejo
mi presencia en babia
me tolero la ventura repentina
de pisar los parques siderales
y mientras tú me esperas
ceremoniando un bostezo
consumido entre balaustres
yo me solazo en las eternidades
del aire enórbitamente
sumida en vagos trapecios
con el mayor descaro
sin el menor decoro
reconozco que he nacido
de un affaire de mi madre con la luna
que mi corazón es un astro
no hay duda y que en mí
se fundamentan ¡ea!
mecánicas celestes
y desvaríos cósmicos
Trasnochación para una cascabelera
«Para los sueños imposibles
la luna se hizo carne»
Gerardo Diego
por mucho que le dediquen nanas
a tu cara culta o te encierren
en el cuarto menguante
o te dejen hecha un astropicio
de torpe cuadratura anómala
aunque el alba ya esté quiquiritando
y amenacen cúmulos y estratos
con nublar tu oronda pureza
aunque te digan palomas procaces
que a plena luz de mañana
le saldrán a tu moflete dos
o tres cagaditas de mosca
esos suicidas sueltos por los andamios
esos locos que no se arrepienten
esos mustios payasos en gabardina
y todos los niños y niñas de tu prole
no se merecen que estando tan
plenilúnicamente bella
hoy te vayas a dormir tan pronto
El principio activo de la oblicuidad
(2002)
Catastrofísica del amor
Comparecencia
«A woman like that is not a woman, quite.
I have been her kind.»
Anne Sexton
heme aquí
feligresa de pasiones
sin potentada sonrisa
ni manicura cum laude
sin que la vida pronunciara
jamás mi nombre
con un beso
sin un angelazo de guardia
que mudase pecados
bajo mi colcha
comparezco sin excusas
renuncio a pedir clemencia
tengo el cuévano de mis días
rebosado de hojas muertas
pero he dejado por vosotros
mi agonía a medias
y aquí estoy
sumida en el arte
de las birlibirlocas
proceloso el corazón
la pólvora de los astros
riza mi testa rusiente
de la que soy
nada os voy a ocultar
prefiero
ser cabeza de gorgona
que torso de sirena
y aunque los labios del deseo
me depararon el olvido
yo apostaría nuevamente
por sus más bellos estragos
con esta autenticidad
que da el demonio a sus hijas
Festividad de la ascensión de la rabia
«Los cedros empapados de tu aliento
los siglos de hermosura en que agonizo
la luna y mis deseos de matar»
Jorge Eduardo Eielson
hoy celebro la mala hierba
la mala sangre la mala sombra
la mala entraña
hoy festejo el bicho malo
que no se muere
la llaga enferma y la espuma verde
en la aquiescencia de este día
en que arrecian las uñas y anochecen los dientes
yo restallo el rencor contra mi horizonte
y endemonio la amargura
y zozobro la calma
y malaventuro el sentimiento
despojado de arambeles
tengo veinticuatro horas seguidas
para abominar de tu fértil bonanza
hoy son lícitos los odios y hoy te rabio
hoy te rabio desmesuradamente
con ese mismo amor encarnizado
que consigue hacer hermoso
cualquier crimen
Las cosas no tienen mamá
(2008)
Carta de presentación
Mi razón de ser es sencilla:
no tengo sangre ni ademanes de princesa
tan sólo una ventana detrás de mi almohada
por donde miro el mundo
y un tesauro de reliquias léxicas
cuyos conceptos desembocan en la hondura de tu nombre.
Desconozco la magia de la lengua de oc
no llego a las alturas de la gaya ciencia
no abrigo artificios de dolce stil nuovo
pero de cuando en cuando garabateo versos
cifro el signáculo de la abeja que izan abril y mayo.
Me consumen ciertas patologías de luna amarga
pueriles lloriqueos de cierva herida
pero a menudo me ronda una sonrisa tibia
y trato, con más amor que rudimentos,
de hacerle frente a las hienas que me impiden el camino.
Salgo a tu encuentro y vuelo,
no pido prestadas las alas a un ángel
no preciso alondras, clavileños ni pegasos
distingo el signo de tus huellas en los mapas del aire.
Me gusta el regaliz si lo imagino en tu boca
prefiero la monja alférez a barbarella
creo en la fotosíntesis más que en los juramentos
me pone triste asomarme al catalejo de mis días
y divisar tu ausencia en los huecos del alba.
No he visto maravillas más allá de este cuarto
pero pensar en ti me calma el desasosiego
tú eres el mandala que interpreta mi esperanza
y en fin, te amo, no encuentro más referencias.
Te amo son todas mis credenciales.
Cuanto siento es cuanto tengo
no hay más cera.
Te faruru o las delicias de tu alcoba
En algún lugar de Tahití, a la entrada de su casa, Gauguin o Taata vahine
—hombre-mujer, como lo llamaban los indígenas por su melena larga—
había escrito: Te Faruru, esto es, Aquí se hace el amor, en maorí.
Aquí se besa, se acaricia, se saliva, se lubrica
aquí se araña, se desgarra, se llora, se moquea
aquí se muerde, se grita, se suda, se eyacula
aquí violencia y ternura, aquí el incendio
aquí el placer de ser cuerpo
aquí ves dios al desnudo
aquí da gusto morir
aquí me quedo
te faruru.
El lenguaje de los pájaros
«La lengua de los pájaros debió de ser aquella que hablaban antes
de la catástrofe de la Torre de Babel, allá por los tiempos adámicos.»
Fulcanelli el alquimista
Te lo diré en el idioma estornino
para que al fin me comprendas:
bájame aquí tu júbilo.
No me regañe siempre esta dolora
tan de colmena antológica
con pesares en su jugo.
Dame a perpetuar tu lumbre.
Se aletargue de una vez este nocturno
en la blanda secuela que frecuenta
mi cubículo.
Circunferénciame con ardimiento.
Busca tu paramor en mis viceversas
sin que decaiga otoño apenas trágico.
Con bárbara tendencia de gacela te codicio.
Corazonal me devienes,
libelulando yo muy cercana tu pecho
lucro este níspero tersísimo que entera me sustancia.
¿Qué te cuesta que te ame? Si cuando te respiro
apostrofo solícita tu raíz impoluta.
No más aoristos babélicos que rocen los enojos.
Quiérote ahora en futuro inmediato.
Agraz me consumo.
Auspicios del fin
De repente el gallo ha dejado de chirriar
y ha frenado el giro de los acontecimientos.
Ya no hay sobre las tejas ni norte ni sur
la tarde ha quedado pausada
como una instantánea color sepia.
Una repentina burbuja de quietud
en cuyo epicentro
las alas de un vencejo se han quedado a medio abrir.
Cada nube interrumpida en su hábitat celeste.
Pareciera que el tiempo
terminara de saquear todos los paraísos.
Se diría la pavorosa calma de aire baldío
que sigue al humo clacinante de todas las batallas.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ahora el tronco de la higuera vuelve a crujir
el mundo traza su ruta otra vez en el horizonte.
Falsa alarma, no hay cuidado, aún no es tiempo de memento.
Y sin embargo
acabo de hallar entre mis zarzales a un fauno muerto.
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