martes, 30 de noviembre de 2010
2184.- ANA DELGADO CORTÉS
ANA DELGADO CORTÉS. Nació en 1973 en Madrid. Mientras cursaba sus estudios de Periodismo impulsó la tertulia poética Ostras versus Versos junto a varios compañeros. Con ellos publicó las obras colectivas Cristales en la Arena (1993) y Poemas egocéntricos, personales y plurales (1994). Desde 1998 forma parte del Aula de Encuentros del Círculo de Bellas Artes de Madrid, grupo con el que participa en recitales trimestrales y en el programa literario Voces de Minerva (Radio Círculo). Su libro Zoología marina, vertebrados terrestres, recibió en 2005 el Premio de Poesía Andrés Salom, convocado por la Asociación Taller de Arte Gramático y ha publicado en 2009 "Poemas del amor sumiso".
El hombre que me muerde
no muerde en mí la carne, el pecho, el labio.
El hombre que me muerde
muerde de mí el instante
y sólo permanezco por su boca.
Mi último amante remonta el vuelo
de la falda de una rubia.
Ella no sabe de estratosferas,
pero en sus aires de mujer diez
él planea
-intuyo que planea futuros inmediatos-,
mientras yo, cada domingo,
me descoyunto al doblar las sábanas a solas
porque no me da de sí la envergadura
de estas alas que no vuelan los días pares.
Castellana, plana y grave,
se me muestra esta meseta recta,
paralela y roma, horizontal, dormida.
Cortada en retales y acostada bajo el cielo,
parda y extensa,
se destila en cereal silencio y,
sin embargo,
de su matriz lineal, de un mar sin olas,
le amanece y la interrumpe
un árbol solo,
un tiempo vertical, un sueño en vela,
un soplo y una luz que al sol converge.
(de Zoología marina, vertebrados terrestres, 2006)
"Poemas del amor sumiso" está dividido en dos partes "Actas de la espera" y "Malqueridas
(De "Actas de la espera")
SINTAXIS
"Who pays any attention to be syntax of things
will never wholly kiss you"
(E. E. Cummings)
Y no te beso.
Y me absorben los papeles recordando
cada vértice de luz con su desplome,
prolongando la fonética vigía
de los tiempos en que fui
lóbulo tuyo.
No te beso.
Y despega sobre el verso un celo amargo
de los brazos que se cuelgan de tu cuello,
de mujeres bailarina que hoy alcanzan
a sanarte con la sal
de su tobillos.
No te beso.
Se revuelve la semántica imperfecta
como un punto suspensivo entre los labios
que se callan sin palabras, sin preguntas,
sin canciones, sin los besos
que yo no
te
beso.
Porque entero te me muestras cuando escribo,
cuando avanzo en metonimias tu presencia
resumida y literaria
en esta piel
sin
beso.
La sintaxis de las cosas
va licúandose en saliva
sobre el filo de la lengua
que te alumbra nada más
que
un
verso.
Porque el beso se resiste,
te visita en otras bocas,
enredado en las papilas
sin idioma y sin poema,
sin acróstico deseo
transversal a cada estrofa.
Porque el verso de mi labio se resiente
y sólo yo,
nadie más
que
yo
nunca te besará del todo.
(De "Malqueridas")
Mi último amante remonta el vuelo
de la falda de una rubia.
Ella no sabe de estratosferas,
pero en sus aires de mujer diez
él planea
-intuyo que planea futuros inmediatos-,
mientras yo, cada domingo,
me descoyunto al doblar las sábanas a solas
porque no me da de sí la envergadura
de estas alas que no vuelan los días pares.
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