sábado, 27 de noviembre de 2010

2132.- JOSÉ NAVEIRAS GARCÍA

José Naveiras García cuenta en su haber como escritor, con varios títulos publicados entre poemarios y relatos cortos. Ha publicado poemarios como: Poemas para berberechos, Editorial Diedycul, S.L. (2008) y Pecado de silencio, Editorial Poesía eres tú (2009). Asimismo ha publicado “El incendio y otros relatos” en edición papel, con Ediciones Atlantis, también en 2009. Ha participado asimismo en obras colectivas entre las que destacan: Bukowski Club, Ediciones Escalera (2008): antología de poetas que han pasado por el escenario del Bukowski Club, bar cultural en el barrio de Malasaña de Madrid donde todos los miércoles se realizan lecturas de poesía y los domingos lecturas de relatos y cuentos; Arena en los zapatos, Escuela de escritores (2007): antología de relatos y cuentos de los alumnos y alumnas de Escuela de Escritores, donde el autor publicó un relato que lleva por título “Mi tío Alberto”; Lugares de paso, Escuela de escritores (2006): antología de relatos y cuentos de los alumnos y alumnas de Escuela de Escritores, en el que el autor publicó un relato que lleva por título “Sudor de Tánger”.
También ha publicado diversos poemas en Revistas de poesía como: “Gotas de tinta”, “Amalgama”, “Es hora de embriagarse (con poesía)”, “Dulce Arsénico”, “El País Literario”, “Mar de poesías” y “Pro-vocación”.
José Naveiras también es fundador de la revista poética “Es hora de embriagarse (con poesía)”, y actualmente forma parte del equipo de redacción. La revista ha publicado cuatro números. También es cofundador de la revista de relatos “Al otro lado del espejo”.
Al margen de la literatura, José Naveiras se confiesa un apasionado de la fotografía, la cocina y la pintura y en los tres campos ya cuenta con probada experiencia.

Su blog: http://sangrante.wordpress.com/





Escrito en los vinilos
Que conste que
hoy me siento sucio
como el metro en
una noche de domingo
en el que viajo siempre
con un billete alrededor
del mundo.
Porque nunca me lo creo
pero la fiesta
ha terminado
y es ahora cuando
me siento desnudo
aunque no esté en
nuestra casa
donde siempre descubro
que jamás seré tocado
por la mano de Dios
y que tampoco he decidido
participar en alguna revolución,
más desde que descubrí
que en realidad
el amor es el infierno.
Ahora se que es imposible
ver un cielo azul en Marte,
que su tierra no está
untada de manteca
como nos prometieron
que todos somos disidentes
de los milagros que
nos dijeron que ocurrieron
en los días de vino y rosas.
Quiero estar en
casa otra vez
y recuperar de nuevo
los ritmos locos
que me devuelvan mi corazón
de sábado noche.
Quiero ser demasiado duro
para morir,
aunque no te lo creas.
Sí, por favor,
bésame y haz
que sienta de nuevo
que soy un pájaro.
Sólo me queda deciros
mil gracias a todos
por dejarme aparecer
en los créditos.




La Luisa, allá por 1940 (dedicado a Gsus Bonilla

y Reyes Monje).

A la Luisa la ajusticiaron
a las cinco de la tarde
y Dios presente
y también sus representantes en la tierra
y la Luisa y los demás que iban con ella
en el albero.
La Luisa alzó el puño
y sobre el ruedo llovieron las balas
casi al mismo tiempo.
A la Luisa la ajusticiaron
por levantar un puño
en varias ocasiones
y los representantes de Dios en la tierra
murieron de viejos
y sus voces se escucharon tantas veces
que pareciera que el puño de la Luisa,
jamás gritó.
Hay demasiados Dioses,
demasiados representantes,
demasiados muertos
para que estos últimos
no sean oídos.
Es imposible que Dios esté tan sordo.





El amor y el odio

Pudo más
el amor que el odio
Pudo lo peor de hoy
al maltrato de ayer.
Y las ideas son
más fuertes qu el opio.
Y Scooby Doo murió
de un ataque al corazón
cuando descubrió
que alguien le había robado
todas sus galletas
Grábate esto en la cabeza:
No-estoy-he-cho-de-pan-de-mol-de
Porque pudo más
el río que el viento
aunque a nadie le gustara
Así que, por favor,
devuélveme de una vez
todos aquellos ratos buenos,
y repito
Scooby Doo hace tiempo
que no sobrevivió
a aquel infarto.
Finalmente pudo más
la máquina del odio
que la de los sueños.
Lo siento, pero ya
no podremos morir
en el sol.





El espectador

Quería seguir siendo espectador
cansado de formar parte del espectáculo
Sin premios, sin luces de neón.
Hizo sonar la campana del autobús
y bajó sin fijarse
donde se posaban sus pies.
Nada importa ya cuando ha decidido
romper en mil trozos


los cristales que le alejaban.
Nada de descansos a mitad de cada función
Nada de aplausos tras representar otro jamás
Ahora sólo hay pasos que crear
largos caminos que definir
putas que saludar en los cruces de camino
fundidos en negro rotos por las estrellas
grúas de gran potencia para elevar espíritus
y claro, ratos que perder
en albergues regentados
por cientos de abrazos.




Publicado por las afinidades electivas - España



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