domingo, 21 de noviembre de 2010

2037.- RAÚL ARIAS


RAÚL ARIAS (Quito, Ecuador, 1943)
Militó en el grupo Tzántzicos en la década de los años 60 y publicó en la revista Pucuna sus primeras producciones literarias. En la década de los 70 formó parte del cuerpo de redacción de la revista La bufanda del sol.

Obra literaria: Poesía en bicicleta, 1975; Lechuzario, poesía, 1983; Trinofobias, poesía, 1988; Signos en el fuego, reportajes, 1987; Espejo: un zapador de la colonia americana, obra premiada en el Concurso de Libretos de Radioteatro de Radio Televisión Alemana, 1989; Luces y espejos en la oscuridad, escrita en colaboración con Iván Toledo, Premio Nacional de Obras de Teatro convocado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1990; Cinemavida, poesía, 1995; Caracol en llamas, poesía, y Picadas del viento, radioteatro (2001); Pedal de viento, antología poética, 2004; Duende escapado del espejo, volumen que recoge trabajos sobre Eugenio Espejo, 2006.

Su poesía se ha incluido en antologías del Ecuador y otros países.

Ha producido las series radiofónicas: Pensamiento y cultura de Nuestra América, 1980, veinte programas con escritores y poetas latinoamericanos; Escritores Ecuatorianos, 1981, veinte programas con escritores y poetas ecuatorianos; Reportaje a treinta poetas ecuatorianos, 1988.

La libertad buscando patria, CD con la vida y poesía de Jorge Carrera Andrade, abril 2007.









SELECCIÓN POÉTICA

No sé cómo soy
ni me interesa.
¿A usted le interesa?
Siento la piel del viento
y la acaricio.
No derramo una lágrima-lente
detrás de una puerta
ni viro un vaso
para que se ahoguen
El sol me quema
y me agrada.
Puedo ser la tangente
del mundo
pero vivo mal.
Leo los periódicos
para enterarme
que hablan mal de mí.
Digo: si no me conocen
¿cómo pueden hablar mal de mí?
Empujo una carreta,
llevo un balde,
pregono
lo que ustedes ven.
Voy a las plazas,
no me escondo,
no me conocen
ni me conozco muy bien yo.
No sé cómo soy
ni me interesa.







El poeta maldito que quiere pasarse las horas
bajo agradables techos, recogiendo las moscas
o peinándole a dios su peluca tostada.
El poeta maldito que no quiere ser desplazado
y sus dos brazos medio rotos luchan por coger
el arroz entero y echárselo a la panza.
El navajero y pelador de palabras
como papas con gusano.
El oidor incesante.
El casi criminal.
Linfático, nervioso estudiante de las canciones
de las cocineras y de los cantantes populares.
El todo-sol, todo-41.
Oculto puede existir para el amor
aunque de amor esté hambriento como un lobo.
¿Qué son las calles –dice- sino puentes colgantes
entre la vida y la muerte?
Sin embargo, pulidas, hermosas como ojos de iguana,
el camino desde la mosca hasta el ciego,
establecido por un trayecto de miradas,
incomparable, incomparable
en su vuelo de madera..
El poeta maldito fuma espermas para no aburrirse,
duerme en la puerta del horno
para que se queme el pan,
para que el sordo siga en su sordera,
para que el monje sea completo, con fusil.
El poeta de piscis
que prepara su testamento bajo el agua,
y cree, sobre todo cree en la superficie de la tierra,
y le estorba un moco grande
que vio pegado en la pared
y tiene que almorzar en la fonda negra
frente a un buitre de humo
y bebe chicha con esquirlas
y el un ojo ignora de vez en cuando
lo que hace el otro
y sus medias se le hayan pegado al alma
y el alma llena de mugre vaya a parar
junto a la ropa en una soga, a secarse,
para que le sigan usando.

Quiso desposarse y ahora hay problema
en el ruido del bosque.
El canto del pájaro, a las seis.
El yunque, a las seis.
Para que siga durmiendo el bienpensante.
No sabe aún si quiere cabra, puta, violeta y fragancia
o mugre entumecida y triste.
Paseó por el bosque con el sexo erecto
detrás de la bragueta.
Junto a él –rumor de hojas frescas-
la tibia escalinata del amor, rodeada el talle
por manos anhelantes.
La luna en Verne, lámparamor todavía,
y abajo entre las ramas y la noche,
el vello jugoso exprimiendo cortinas.
El amor quizá sea grande cuando se lo continúe.
cuando lo canten mil y otro mil lo escuchen atentos.
Ahora, no. Ahora es una revista pornográfica,
un coito con tijeras.
“Estate quieta, estatua de la vida”.
“Prohibiré la lucha de clases”.
Con tanta estupidez, el sol parece quemar más
¡y que así sea!
“La amé en un portal.
Fuimos a la iglesia
Para acariciar sus senos”.
“Almorzamos con tal vagabundo.
Nos reímos mucho. Del carajo y del plato sucio”.
Despósate.
Quedemos en esto.









con la lucidez de los muertos
estos hombres caminan
con la garganta en el sol
estos hombres se mueven
se mueven
me asombran sus corbatas de hierro
entran como viento
e instalan sus ganchos en mi cuerpo
allí se quedan
mi cabeza es una escoba
que barre el vidrio del mundo
soplan niños
que se esconden en cajas de fósforos
me empujan hacia tumbas innumerables
se esparcen mis pedazos
nadie me ayuda a buscarlos
siento que estoy en el circo viendo animales de la selva
me río en el horizonte
cae el cielo y me ahoga
nadie quiere gritar conmigo
parece difícil
una cuerda anuda mis pedazos
salgo a las plazas y me muestro
rostros de papel pasan
pasan
y quedo sin saber qué soy









el sexo es una gran noche
que no se olvida de castigar a sus creyentes

el olor más fecundo es el que exhalan
todos los hombres

el mar más inmenso
el que cabe en mi lengua

la mujer más perfecta
la que orina en las calles
y pare genios al mundo

tengo un recuerdo de selva en el sexo
las noches caen en mis manos
como árboles locos
reparto en cada plato un sudor niño
que será consumido con el fuego del sol









Preparo los pensamientos para mañana

Tengo mi locura hecha:
conseguiré tu amor
a temprana hora
en el lecho de mi hermano.
Yo, ¿qué puedo ofrecerte?
Mi cinismo,
mi mal humor
mis manos
para acariciar tus cabellos,
mi dulzura opaca.
Tenlo en cuenta: óyeme
cuando te llame.
Te esperaré en el sitio imprevisto.








así,
sol encallecido, encabritado con todos
los dolores posibles de esta tierra
-pequeño trompo lanzado
por la piola de algún loco-;
así,
digestando la cabeza,
expulsado de un óvulo,
átomo que flota en un viento con dientes;
así,
o realista,
caminando tranquilo entre casas normales,
mugrientas, con viejas cuchicheando del dios vivo
y la vecina, riéndose de sus piojos y sus curas,
yendo al cine con una muchacha mientras en mi país
Santo Domingo, en mi corazón Vietnam,
unos señores asesinos
matan mis hermanos, padres, abuelos;
así,
potenciándome el mundo
voy;
así nomás es todo esto,
te cae un edificio de mentiras encima
o el motociclista te mira
como un ladrón;
pero entras en un bosque y ves claro,
tragas tierra y agua
y sales limpio;
o mejor,
en un barrio de esos
por los que diariamente chorrean por las calles
borrachos negros, y no necesitas decir
soy poeta
escribo poemas perfectos;

en realidad
mi voz se funde con lo que comprendo,
se que la dejo entre dos ladridos de luna,
en la hermana triste, en algún rincón sórdido;
más poeta soy cuando me alejo de una cama
con mujer desnuda, y digo: es hermoso el mundo,
es mujer el mundo, no es como creen los idiotas
derrotado el mundo;

así
yo no ordeño palabras para que se rían o lloren,
no soy propagandista de mí mismo,
me meto a los sitios que me gustan,
con las gentes que me gustan;
me cago en los partidos
pero quiero un partido para luchar mejor
y botar la basura de este siglo;

así,
contaminado y todo
camino, llamo, subo a los buses,
me meto los dedos a la nariz,
trepo a los postes, sus luces me muelen las costillas,
trago polvo y música,
bailo con los locos en los hospicios,
visito presos en las cárceles;

los subversivos contienen
pasos en sus manos;
las lenguas son dulces; caminamos
encima de diferentes hilos; la luna
está enlazada,
nosotros
lo sabemos mejor que nadie;

la luna es hermosa,
les patea en las narices
a los poetas románticos,

así,
o de otra forma,
sinuoso, helicoidal,
en vuestros puños y en los míos,
caminando,
hablando,
luchando.




[Palabra en Pie]

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