martes, 16 de noviembre de 2010

1926.- WILLY GÓMEZ MIGLIARO

Willy Gómez Migliaro (Lima, Perú, 1968). Poeta y profesor de literatura. Ha dirigido las revistas de poesía Polvo enamorado y Tocapus.
Ha publicado los libros de poesía Etérea, Nada como los campos y La breve eternidad de Raymundo Novak, todos bajo el sello Hipocampo Editores.
Ha aparecido en diferentes antologías como La letra en que nació la pena, muestra de poesía peruana 1970 - 2004, cuya selección estuvo a cargo de Maurizio Medo y Raúl Zurita (Santo Oficio editores 2004); Caudal de piedra, veinte poetas peruanos, elaborada por Julio Trujillo (Fondo Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2005).





SEGUIR LA LÍNEA DE PENSAMIENTO moderno
es también <
muda sabiduría>
el mundo lo resiste con su escriba
al fin barriendo el misterio de la lengua
aquí habrá una distancia una historia de huacas
de momias de algo vivo aunque no lo creas
un agraciado maestro que finalizará con el Perú
certificando la muerte y la resurrección
de nuestros héroes en un comedor donde todos
en clorhidrato de cocaína los recordarán a viva voz
y dirán a cualquier comisión de velas encendidas:
la disposición de esos cuerpos no era de un mando
de capataces se sabe de estos campos muertos
como una casa de las ficciones aún de la cena
en el jardín de los sátiros y la diablada puneña
para olvidar nada más
somos finalmente un monto de hacienda una reunión
de piedras y fue borrado el río de una noche
con ramitas de algo sucio y todo fue discreción
un movimiento al fin de ataque hasta Europa
donde las costumbres al acecho desconocían
mi piel dicen el ritmo con algo de parsimonia también
para la oración y más tarde todo lo metimos
en un manto blanco o bolsas negras:
manos ojos cuerpos amores despedidas
ahí nuestras manos alcanzaron una alcancía
de soles peruanos para la pachamanca
que se sirve después del mediodía
entre ajíes como escribió Mesías Evangelista
y se supo de la papa huayro como un cuerpo
celestial de nada al fin de la papa rosada
y los dientes y las llaves hasta el carbono catorce
de las habas negras que fueron las palabras después
lágrimas desde Huachipa por no decir
esos huequitos del cuerpo tienen el tiempo
de un lunar de un tatuaje
de un beso con balas y olor a kerosene
aunque más claro ahora son otros campos
como plantea Migliaro
al crear un océano de escritura deshecho
soledades del Perú y un sol en las manos mira
al probar otros deseos urbanos
sensaciones en gracia por los dones
olvidamos ese sueño de intranquilidad de temor
y danza migratoria
pero si hasta cuando conversamos con alguien
que elige sus espacios hay un doble juramento
& ya no podrá más mi alma si se ocupa de esto
si construye si destruye transformado en su multitud
hacia allá han construido un boulevard de pisa-seres:
mujeres cada día más bellas más entusiastas
y una carrera de hombres más solemnes
más blancos más cholos más afectados
ah signado por el poder uno se divide y goza su honor
en el fondo la cultura es oscura
viste la vanidad
a este lado hacia arriba
ahora de Abancay de Lima de Huancayo de Tacna
nudos atados por la celebración &
extensión del Perú en láminas negras
el espectáculo es otro barrio de palabras a un retorno
pasado y el agraciado maestro cobra y marca
la sensación de futuro
la estación de la república de Basadre









DIVERSIDAD O SONIDO de agua que golpea
cuerpo & palabra
imán de atracción compleja definiendo
nuestro asedio incrusta sobre las piedras
su alfabeto oscuro
y en el llamado y en el desierto las procesiones
un cielo de estrellas en su dorsal un lenguaje además
de ciudades obscenas si no milagrosas
cuando persigue imágenes
con cientos de manos con cientos de cantos
con cientos de sexos alcanza la construcción
un desfiladero sin nombre propio
algunas líneas del desierto y del hielo
encontramos en cada proporción de sus cielos caídos
y toda su extensión son las márgenes saliendo a flote
árboles desplazándose cordilleras rotas
mar orillando las costas de una fundación
el manantial de todo valor roto en el Perú está presente
en la diversidad de otro que viene
y halla razones en un mito hasta que se hace a la muerte
casi peruano







NUNCA MI DOLOR AÚN cuando trasmute la palabra
en bella constelación o melancolía
y la santa de los devaneos de artista virreinal
sea la madre del cordero
las azules las gallinas ciegas las inquilinas o los devorados
bajo las baldosas escondiendo los anillos de oro
que los ladrones pasan de mano en mano
sintiendo ese cuerpo trilceano escritura culminante parece
impar de ciclo creador en el dolor de un estupendo fracaso
y en el destierro tan español dorado en la carne
de otros asesinos cantando contra el fascismo
el gitano español tuvo miedo entre vestidos de noche
con balas en las nalgas
enterrado finalmente con sus tacones celestes
traídos de Nueva York
de la escuela negra que Spicer lideró en los sesenta
incluso sentimos la tortura en sus bellos
poemas-cartas al gato
y después el otro el sonámbulo de la alquimia
sobre un puente in-soportable que cayó
para que todos los hombres sean hombres sin lenguaje
ah fue una situación política la escritura de los heraldos
y hubo otra caída
viniendo hasta Trilce como una bella canción de amor
definido por sus cambios formales
como primer mar abierto a la noche
de toda su soledad de toda su angustia
mía si pienso que por este camino de miseria
política
alguna vez seguiré plantando árboles
pero lo conocieron bien y amor fue la summa
de todos los cuerpos
lo amó la sin razón claro de tanto llanto lo amó
y supe que de entusiasmo en entusiasmo
otro peruano nos dejó sin palabras
vaya asociación entre ángeles y rosas
(en Chaclacayo Margarita y yo
los vimos danzando la economía planetaria
o la muerte de alguien que se travestía
en su monótona poética)
ja ja ja reía alguien desde el jardín
shhh cállense -dijo una vecina
está pasando el santo ya lo verán
son solo referencias las que oprime mi tristeza
toda la amargura imposibilita un canto de amor
y comprensión
ahora en que los muertos tienen su propia esquina
es como si paseara en bicicleta por las últimas
calles del ángel de cuerpo en cuerpo a una breve
eternidad parece que voy y en el nombre de todos
por dios
éste es Oquendo la poesía
éstos los cerebros tumefactos y estériles
éste el viejo salmón Wesphalen orinándose
en los hospitales
éste es Moro partiendo en un hotel de México
una sola sombra superior
¿eran superiores?
una mueca del cincuenta satírica llorosa alucinada
idiota
una mueca del niño de la mariposa
del hígado sangrante y su última canción
una misma forma estéril del silencio de la forma
y de los nudos y de los símbolos cuando su cuerpo
lloraba la noche verde azul
una canción del amanecer y de los parques
una calle de Roma o del Cusco con las mentadas
de madre
una dama embarrada de tártara en la oscuridad
del Puerto de Supe
(ajj qué perversión desde esta calle
qué hermosa sordidez por un instante)
vivimos los estados modernos para desdecir
la constelación de la poesía en el Perú
desde sus muros abiertos desde sus casas de adobe
y el mar sonando
porque todos dijeron alguna vez de sus antepasados
en la transmutación de la palabra
que los viejos maricones que escribieron nuestra poesía
besaron tu cuerpo
esa oscura composición que ya no cuesta definir









EN LA DEFINICIÓN DE UN PARAÍSO Tello divina
con pompas
con golpes de Abancay
magnolia genuina a este lado de la ciudad
por donde va en andas
organiza la visión marca el campo de su primer
desplazamiento
y callada magnolia en los jardines de pájaros
el habla es hueso común en su boca
joya extensa antes de la absorción &
realización de los eventos sensuales con fosas
con fricción de nervios como música
mujer lilas o llamas
así viva en su línea divisoria construye una regla
de inmortalidad
sobrepasa destinos golpes de pompa en el camino
dentro de un chévrolet verde hasta ese parque
del dios de las iglesias
de la unión cuando el sol cae
peruana en su belleza toca el fondo en que vivimos
casi elástica y oscura juntando sus hoteles
bien mala bien sola bien pobre







LA BRISA EN LA VENTANA


Árboles que semejan el crecimiento
De un bosque dividido por la noche.
Árboles contra el cielo cuya fragancia de ramas
El viento dobla sobre capas de nubes.
Superficie y espacio en la línea de fuego
Por donde los árboles mueren.
Mi cabello se alborota. Detengo una caída de hojas.
En el umbral de este cuerpo el viento es un rugido
De celebración.
Las ramas de los árboles
Se doblan y enmascaran los brotes de junio.
Ramificaciones del viento en mi camisa marrón
Y al dar la vuelta cruzo otra línea.
Árboles azules ante el asombro o
Girando ramas también me veo
Bajo las bóvedas del seminario de Sucre.
Un temblor de enseñanza al escuchar
A los insanos de la palabra de este bosque.
Se corta la luz, el crecimiento de los árboles muertos
Sobre ribetes blancos de la hierba
como si hubiese nevado.
La primera vez en Huaraz fue similar
Y no pensé recorrer sino el hielo
Cuando inicié un concepto distinto de composición
Y canté árboles.







OTRA BRISA EN LA VENTANA

Escenas con furias en el castillo de Benavides
Como un sueño al recorrer las calles de los ficus,
Mientras me afeito agitando la distensión de mis tobillos y
Detrás de mí la cárcel o el descenso a la segunda división
De nuestro mejor equipo amarillo.
Qué diría mi padre. Estaríamos sentados
En las bancas de un parque de Lima,
contemplando los sauces viejos,
Cavando la tierra, el corazón enojado en el grito
De la victoria de los estandartes de oro
De las paredes del estadio nacional.
Choque de espadas, diría, choque de titanes.
Me joden los cóndores, me joden los pavos.
Esta paz es insoportable.
Viene la música mientras me afeito, viene ella,
Caína o fístula divina a veces,
Con jugo de fresas en el castillo de Benavides.
No tengo ninguna vida sino entre los árboles. Sentimiento
Gótico, el corazón quebrado de mi padre. Todo entre los
Árboles para recordar que no quiero la soledad.
Alto retrovisor,
Atrás se pierde una multitud y la sangre del poeta
Y su chillido, su música, cielos, su música
De vientos y nubes y mares y piedras. Dioses travestidos
Nada más. Hora de la paz. No la quiero
Ya no. Me he cortado, mi respiración nubla su palabra
Y en el agua de jabón se pierde y clava un sentimiento,
Otra batalla. Mi equipo perdió.
Eras la música, padre, recuerdo las máquinas
En la calle Daniel Nieto,
El llena todo corazón vacío que pesa. Perdemos.
Cruzo la línea, hay un golpe de muerte en mi cuerpo
Y de nuevo entre los árboles
El descenso, la segunda división
El fondo del espejo donde veo mis huesos,
mi corazón vacío.


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