ERNESTO GARCÍA LÓPEZ
Estudios de Antropología Social y Cultural, Biblioteconomía y Documentación, así como de Investigación, Gestión y Desarrollo Local por la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Profesionalmente se dedica a la gestión cultural, la cooperación internacional y el desarrollo local. Hasta la fecha ha publicado los poemarios: Voz (1998), Fiesta de pájaros (2002), El desvío del otro (2008); así como las plaquettes Últimos poemas de Félicien Rops (Ayuntamiento de Zaragoza, 2005) por la cual recibió el primer accésit del XXII Concurso de Poesía Ciudad de Zaragoza, y Tierra de nadie en Letter Press Broadsides (Poetry Series, 22. New York. USA), perteneciente a la editorial Pen Press (http://www.edicionespenpress.com/). Acaba de publicar su nuevo poemario titulado Ritual (Amargord, 2011).
En la actualidad desarrolla labores de co-dirección editorial en la Revista Internacional de Literatura Galerna junto a Marta López-Luaces y Edward Lamboy. Esta revista de literatura está editada por la Montclair State University de Nueva York (http://www.montclair.edu/) y tiene por uno de sus objetivos establecer un puente de comunicación entre la literatura hispanoamericana y la española. Colabora como crítico en los blogs literarios Pájaros de papel (http://blogs.laopinioncoruna.es/pajarosdepapel/) del diario La Opinión de Coruña, Pata de gallo (http://patadegallo.blogspot.com/), y en la revista Culturamas (http://www.culturamas.es/)
La esencia más significativa del hombre
es la manera en que está atrapado
en las contradicciones de su tiempo
y de su espíritu.
La poesía es el puente que une ambas.
(De Fiesta de Pájaros, Madrid, Devenir, 2005)
DISTANCIAS
La primera distancia lleva impreso el sello del aire, el trasbordo minimalista de la frescura.
La segunda distancia se agazapa detrás de ese multicine, de esa carretera, de esas nuevas catedrales de plástico con que nos embozan.
La tercera distancia duerme escondida debajo de unas sábanas ciegas.
La cuarta distancia vibra en nosotros, va creciendo a medida que la delgadez de su placenta deja paso a la firmeza.
(De El desvío del otro, Madrid, Devenir, 2008)
Llueve. Los descampados lanzan sus caballos.
Todo lo invisible
soporta el desahucio del horizonte.
Ciudad en aguacero.
Ralos caminos que extienden
la enfermedad: tuya, mía, nuestra…
Los descampados lanzan sus caballos
contra la tierra.
Relinchos que congelan el barro,
huellas que embrean el pastizal.
¿Cuando todo se empoza
qué escribir?
Soledumbre
Paso vencido
Comprender no significa nada
El cobijo
lleva la mordedura
purgatorio
sumergido
por eso nos enseñan a bucear
por eso masticamos algas apagadas
Cerca
En este lugar mísero
poso de desnudez—
En este hombro apoyado
contra las criaturas
que no son criaturas
sino ansiedades embestidas—
En esta voladura ahíta
y perfilada por nadie
he decidido
echar a perder
lo derrotado—
(De Ritual,
editorial Amargord)
Equidistancia
Déjame que lo dicho
no se parezca en nada
a lo pensado.
Y que lo pensado,
si alguna vez fue dicho,
no se parezca en nada
a su música.
Déjame creer que lo pensado
y su música son huecos
que se necesitan,
que se atraen
como dos amantes
sin reproches.
Déjame creer que lo dicho
lo pensado
y su música tienen
cada cual lastres propios,
y que ninguno se colma
en el otro;
acaso en su dispersa
inmensidad,
en su sutil
equidistancia.
Equidistancia
Déjame que lo dicho
no se parezca en nada
a lo pensado.
Y que lo pensado,
si alguna vez fue dicho,
no se parezca en nada
a su música.
Déjame creer que lo pensado
y su música son huecos
que se necesitan,
que se atraen
como dos amantes
sin reproches.
Déjame creer que lo dicho
lo pensado
y su música tienen
cada cual lastres propios,
y que ninguno se colma
en el otro;
acaso en su dispersa
inmensidad,
en su sutil
equidistancia.
Inquilino
No sé qué llevo en medio
de estos pesos,
de estas redes que absorben
la encendida
suciedad de la calle
como si ellas,
apartadas del pacto
digital
que es el mundo, librasen
de la agónica
caída al muerto mismo.
Son engaño,
infidelidad, leves
garfios que atan
impulsos a este único
mástil, nadas
furtivas que deslucen
lo que somos
o lo que un día ser ya
no quisimos.
No sé qué llevo en medio,
ni detrás,
ni a mi lado, soy réplica
de otro y otro
se mueve en mí reptando
a través
de estas palabras. Dejo
el silencio
abierto, la caldera
preparada,
desnudas las holandas
por si alguien
necesita llegar
y quedarse.
El desvío del otro
La comprensión del yo pasando
por el desvío del otro.
Paul Rabinow
Contraluz.
Umbral que tensa los límites de la mirada.
Sobre la superficie de esta habitación
pende un cielo quebradizo,
un manantial furtivo que huye
de la apisonadora del hombre.
Miro a ese cielo.
Miro a ese cielo durante un segundo.
No conozco sus estratos
ni sus ráfagas, ni su textura.
Me limito a contemplarlo
sin desviarme de este recinto.
Él está allí (sobre la superficie),
y yo aquí iluminado
por una linterna negra.
La habitación se estrecha
mientras él se desplaza.
Todo tiene una grieta
por donde resquebrajarse.
Fragmentos de Ritual de Ernesto García López
Alquimia del dolor
Hay que salir
y ser en otro ser el otro ser.
Juan Ramón Jiménez
I
En nada yo, bujía
de cuerpo y engaño-
hervidero de soledad.
II
sumergiendo venenos
y esparciendo el dolor
a voluntad de la noche.
III
De quién con el sonido detrás respira
el tacto y bebe la mirada-
IV
O se ajusta lo que más amó
(qué sabemos lo que más amamos)
contra el pecho de todo lo perdido.
V
Ese que, evidentemente, me ciñe
en asfixia viva
en desencanto vivo,
VI
en tantas alucinaciones
sin materia
aunque penetra por las fisuras
del movimiento.
VII
La distancia lleva a o extraño
y lo extraño a mí.
VIII
Un anochecer de certezas-
Una sobrevida temblando por encima de lo real.
IX
Porque hace tiempo que lo propio
(nebulosamente propio)
codicia el párpado de la fuga-
X
Marcha hacia el confín acre
y la rambla del resucitado-
(Hay perversidades en el resucitado
del mismo modo que las hay en el confín).
XI
Fiero trabajo de animal
más allá de su doctrina y desgaste.
XII
No sé. Quizá sedimente el frío
cuando cerremos
la unidad y arrasemos con todo.
XIII
Áspero. Transfigurado. Atroz
incluso. Una aporía becketiana.
XIV
Pero después de tanto arreglo
tanto vaciarse dentro del espacio señorial
de la mansedumbre, quizás sean subversión
lo mestizo y desorden la espantada.
XV
Furia de bestias contra los cálculos.
Pasillos vibrantes tras un desayuno part-time.
XVI
No sé. Quizá la transparencia se incube
el día que nuestra cartera (a palos)
se entregue a la palabra.
El propicio día que vuestro detalle
no relumbre (fuego fatuo)
detrás de la memoria.
XVII
Ahora todo deviene espectáculo.
Caminito del simulacro.
Otra cosa el dolor (¿te acuerdas?)
del que sabemos tan poco
y es tangible
y muerde.
XVIII
Sé, quizá no haya rompiente
en la costa. Acoplado todo a una bodega
de insectos y tierra.
XIX
Tampoco eso es certeza -
Sucede el desplazamiento,
la asonada,
el desborde.
Suceden los ojos en aullido.
XX
Como una cavadura
sin hallazgo
que a sí misma se contiene.
XXI
Para entonces
hiato que ronda la niebla.
Paul Rabinow
Contraluz.
Umbral que tensa los límites de la mirada.
Sobre la superficie de esta habitación
pende un cielo quebradizo,
un manantial furtivo que huye
de la apisonadora del hombre.
Miro a ese cielo.
Miro a ese cielo durante un segundo.
No conozco sus estratos
ni sus ráfagas, ni su textura.
Me limito a contemplarlo
sin desviarme de este recinto.
Él está allí (sobre la superficie),
y yo aquí iluminado
por una linterna negra.
La habitación se estrecha
mientras él se desplaza.
Todo tiene una grieta
por donde resquebrajarse.
Fragmentos de Ritual de Ernesto García López
Alquimia del dolor
Hay que salir
y ser en otro ser el otro ser.
Juan Ramón Jiménez
I
En nada yo, bujía
de cuerpo y engaño-
hervidero de soledad.
II
sumergiendo venenos
y esparciendo el dolor
a voluntad de la noche.
III
De quién con el sonido detrás respira
el tacto y bebe la mirada-
IV
O se ajusta lo que más amó
(qué sabemos lo que más amamos)
contra el pecho de todo lo perdido.
V
Ese que, evidentemente, me ciñe
en asfixia viva
en desencanto vivo,
VI
en tantas alucinaciones
sin materia
aunque penetra por las fisuras
del movimiento.
VII
La distancia lleva a o extraño
y lo extraño a mí.
VIII
Un anochecer de certezas-
Una sobrevida temblando por encima de lo real.
IX
Porque hace tiempo que lo propio
(nebulosamente propio)
codicia el párpado de la fuga-
X
Marcha hacia el confín acre
y la rambla del resucitado-
(Hay perversidades en el resucitado
del mismo modo que las hay en el confín).
XI
Fiero trabajo de animal
más allá de su doctrina y desgaste.
XII
No sé. Quizá sedimente el frío
cuando cerremos
la unidad y arrasemos con todo.
XIII
Áspero. Transfigurado. Atroz
incluso. Una aporía becketiana.
XIV
Pero después de tanto arreglo
tanto vaciarse dentro del espacio señorial
de la mansedumbre, quizás sean subversión
lo mestizo y desorden la espantada.
XV
Furia de bestias contra los cálculos.
Pasillos vibrantes tras un desayuno part-time.
XVI
No sé. Quizá la transparencia se incube
el día que nuestra cartera (a palos)
se entregue a la palabra.
El propicio día que vuestro detalle
no relumbre (fuego fatuo)
detrás de la memoria.
XVII
Ahora todo deviene espectáculo.
Caminito del simulacro.
Otra cosa el dolor (¿te acuerdas?)
del que sabemos tan poco
y es tangible
y muerde.
XVIII
Sé, quizá no haya rompiente
en la costa. Acoplado todo a una bodega
de insectos y tierra.
XIX
Tampoco eso es certeza -
Sucede el desplazamiento,
la asonada,
el desborde.
Suceden los ojos en aullido.
XX
Como una cavadura
sin hallazgo
que a sí misma se contiene.
XXI
Para entonces
hiato que ronda la niebla.
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