Carlos Geywitz
Carlos Geywitz (Santiago de Chile, 22 de agosto de 1948 – Estocolmo, 17 de agosto de 2008), poeta chileno residente en Suecia desde 1977, miembro fundador del Grupo Taller de Estocolmo.
Sus estudios iniciales los realizó en la ciudad de Santiago de Chile, luego, en su adolescencia se trasladó junto a su familia a la ciudad de Arica, donde finalizó su enseñanza secundaria, posteriormente estudió la carrera de sociología en la Universidad de Concepción. Carlos Geywitz estudió Técnico Administrativo o Administración de Empresas en la Sede Arica de la Universidad de Chile, entre 1967 y 1970.
En función de su ascendencia, invoca el derecho a la nacionalidad alemana y viaja a Alemania, con posterioridad al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Posteriormente, tal vez 1986 vuelve a Arica, para después regresar a Europa. Como consecuencia del golpe de estado de 1973, Geywitz fue objeto de persecución política por lo que debió salir al exilio. Así llegó a Suecia, donde junto a los poetas Sergio Infante y Adrián Santini, fundó el Grupo Taller de Estocolmo al que se sumaría más adelante el poeta Sergio Badilla Castillo.
En 1991 viajó a Chile invitado por el Instituto Sueco y la Universidad de Santiago junto a los poetas Adrián Santini, Sun Axelsson, Bengt Emil Johnson y Bruno K. Öijer, presentando su creación en distintas ciudades del país.
Participó en la Revista Arte Magma de Suecia donde escribió artículos de interés como Mito y Símbolo en la Trinidad y En pos de una morsa desnuda. Asimismo colaboró estrechamente con la escritora sueca Sun Axelsson en la traducción de la obra de esta autora al castellano.
En octubre de 1989 participó en el Festival Internacional de Poesía La reconstrucción del tiempo, organizado por el poeta Sergio Badilla Castillo y la escritora Sun Axelsson, en Estocolmo, Suecia; evento que congregó a los poetas chilenos más notables de la década de 1980.
En el año 2005 participó en el encuentro poético Región XIV patrocinado por la organización Chile-Poesía, en Santiago de Chile, que reunió a una veintena de poetas de ese país, diseminados por el orbe.
Geywitz dijo sobre su hábito de escribir poesía: "Escribir poesía para mí es organizar permanentemente el caos para luego hacerlo pedazos y empezar de nuevo".
Después de un largo período de depresión, Carlos Geywitz se suicidó en Estocolmo, el 27 de agosto de 2008, solo unos días antes de cumplir 60 años. Sus restos mortales fueron incinerados en Suecia y posteriormente sus cenizas fueron llevadas a Chile y diseminadas, a mediados de febrero de 2009, en el desierto de Atacama .
Obra
El Ojo Privado de la Ira, (primera edición Editorial Nordan, Suecia, 1982.
Distancias, Editorial LAR, Chile, 1990.
Años de Asedio, RIL Editores, Santiago de Chile, 2004.
Antologías
Fue incluido en las siguientes antologías:
Poesía Chilena en Suecia, Ediciones del Archipiélago, Suecia, 1987.
Bevingade Lejon, complilada por Sun Axelsson, Editorial Bonniers, Suecia, 1991.
Las palabras vuelan, cinco poetas de Suecia: Adrián Santini, Sun Axelsson, Carlos Geywitz, Bengt Emil Johnson, Bruno K. Öijer, Instituto Sueco, Suecia, 1991.
Världen i Sverige (El mundo en Suecia), Ediciones En bok för alla, Suecia, 1995.
Snödroppe (Gota de nieve), Samklang, Suecia,1997.
Det Nya Landet (La nueva tierra), Lindelöws Förlag, Suecia, 1998.
DE LA GRACIA DES
esta es una caída desde la gracia
deambular por esa canción silenciosa
donde tu voz yace entumecida
con la boca abierta de par en par
“es la nueva vida” te musita pálida de labios
entonces te aferras al susurro y perpetúas
en unas gotas la nostalgia de lo que nunca regresa
mientras la corona de espinas hurga en tu sollozo
y ya Rey Tinta sangras más de alguna huella en el papel
CARACOLA CRASH
recógeme
apégame a tu oído
no te hagas el sordo
ahora que puedes escucharme
te juego la paciencia
la obscenidad de estas monedas
te apuesto que esos labios
al que protector laceras
también te pueden besar a desamor
AMOR CIEGO COMO PIEDRA
rodando por aquí he visto demasiado
por eso sólo creo en la mitad del infinito
ocupado en robar aire he soñado un tanto poco
de ahí que desconfíe de la otra porción
mi vida llegó quizá agitando demasiadas ropas
y yo tenía escaso cuerpo que ofrecerle
más decidida se sacó la falda y me dijo
“lo sé todo pero aún tengo sorpresas
escoge de mi cuerpo lo que quieras
gáname para siempre
sostén firme mis caderas” farfulló
“mira que mañana el labio cambia de discurso”
en ese despuntar me apuré en nacer
para ganarle tiempo al tiempo
mas lo que hice, hago o dejo de hacer
muy pronto me enseñó que el tiempo nada cura
(dicho sea de paso,
tarjeta postal aparte,
en el armatoste del pecho
enloquece una reminiscencia minúscula:
a diestra-dicha otorgando,
a siniestra prometiendo,
la entusiasmada abulia del anciano de arriba
aterrizaba relojes en la solapa de mi mundo
y en el interior de cada hora finos alfileres
prestos al embate gracias a hombrecitos dedicados)
rápido pasé del impulso al primer llanto
del llanto a la chifladura de la leche
y de la leche a un cuchillo taciturno…
no joya y sin durezas intermedias
tuve que volverme canto suave
para rodar, protegerme y mantenerme
a prudente distancia del sudario…
mas, vida, en lo remoto de tus húmedas junturas
trato y trato de nacer y renacer
para apuntarle al día y sus designios
y mantenerme calmo en la fuga que me atrapa
porque olvidarme de tu olvido sería doble muerte
LOS CELOS DEL DESHEREDADO
“no te hagas el enigma
el único
el frágil”
dijiste arrimada al vaho de mi boca
“tan solo sucede…algún corto pasado se incendia”
y te duermes…
la superficie del sueño te ha domado
el vuelo ácido del vientre
vuelvo a ti el lado azuldolido del alma
vigilia ciega de la pupila
las noches de estos días
unos días sin presagios
un alcatraz ciego cruza el indeciso amanecer
la sonrisa resurge de la escarcha
vuelve a mostrarme sus fauces generosas
vuelve a domesticarme la angustia hasta ma
ñana…
SIR FRANCIS DRAKE ATISBA ARICA
Nos vemos hacia el Nos,
yo, el que dará la vuelta al mundo
y este pez varado y seco, olvidado de alarifes,
a la que real ciudad de San Marcos
con pompa los desvaríos califican.
¡Ah!, si pudiera toser sin asustarme de los buitres…
¿Debería, después de soportar la malaria,
el escorbuto, a la mismísima reina de Inglaterra,
reponerme con aceitunas de Azapa?
¡Despertadme!, malalepra tengo,
un Guaterí atravesado en la garganta tengo!
Angostad el cajón si queréis,
pues ya no me quedan carnes.
Venid a visitarme,
apostad y pedidme favores
como los estudiantes en apuros,
porque las pestes no me han bajado la barbilla…
¡Clara como una brújula sedienta!
LA EXCELENCIA DE ESTE DÍA
Un funeral pasa a la siesta despoblado.
Alguien canturrea una satoma para sostener el sudor
o para agradecer el sagital desprecio de la muerte.
Nada pagaremos por esta ceremonia,
salvo gestos que aprendimos,
y tras el bostezo que deja éste áspero desfile
engañaremos a quien intente adivinarnos.
(Un dedo en alto, un vaticinio:
los ojos que no duermen dormirán.
Perdido el cuerpo
buscarán un balsero que les traslade el corazón
y, entonces, mordiendo el pestañear
con desesperación, bajarán a buscarte)
Ya más tarde-noche
Clarisa pare luciérnagas
al frotarse contra los postes de luz.
Me obliga al trasnoche
Desde que apareció su belleza canto,
pues debo fabularme, debo reponer algunas pérdidas,
debo mentir la melodía del alerta constante.
AÑOS ÁGILES
El hombre se arroja al río.
Nada, pide socorro hacia los puentes. Nada.
Se ahoga,
y se sacude la humedad como los perros.
Corre a los viaductos y se ve pasar
aleteando en las aguas que se alejan.
Ya más líquido,
baja y se espera en la desembocadura,
se toma de los pelos, se rescata.
Todo es un juego para recomenzar.
Tempranamente,
el invierno ha estacionado niños fríos.
Nubes pasan oficiando de aguadores.
Se cuelan lágrimas del trueno.
El verano
se va oyendo más
y más lejano
más…
ANCLAJE A LA DERIVA
I
Se hace necesario, a veces,
recoger su propio Lucifer de las aguas.
Uno puede anotar, entonces,
en la bitácora húmeda de la desesperación,
que es su presencia hirviente a bordo
lo que renueva la visión cristalizada
de esa lumbre que jadea allá en la playa.
II
Descifrando la tormenta la balsa se hunde al cielo
e incrusta sus remos en la mar sin dejar anillos.
Con el gusto de la piel escarbado por la lluvia,
los mortales agitan sus brazos como si saludaran.
Ese rito los hace, al parecer, más inocentes.
III
“Enciende de nuevo, mujer, esa luz que nunca vieron.
Somos sus abuelos, más se demoran en nacer.
Cada uno cuenta, una y otra vez, su naufragio y su rescate.”
“Volvamos a la cabaña, señor. El frío matinal
cuelga de mis dedos y estoy cansada de alinear
escritos ilegibles en la arena después de la resaca.”
IV
Demasiado grande para nosotros,
demasiado conocido, todo ha sido dicho:
“Quizá haya un relato nuestro entre sus velas.
La única nave que flota tras el diluvio
es el Enigma”, digo
y enciendo el aliento como estrella.
V
Anclada a su propia deriva
esta última frase es el cuerpo insepulto de un náufrago.
La mar golpea aquí, una vez más, e invade
la catacumba que empieza en la garganta,
baja atiborrando inútilmente esa oquedad
perforada por desilusiones de siglos
y exige el muelle exhausto de mi frente.
El escaso resuello es sólo un mascarón.
Sin querer, con el arrullo de su embestida,
el líquido elemento pone en alerta
el terror de murciélagos acuáticos
y desde esa gruta salpicada de ojos cerrados,
desde mí hacia el cielo, desde este cuerpo-agua
voy tosiendo gaviotas con plumas de papiro…
Y todas esas lenguas desesperadas que envío
se pierden en el fuego que alimentan mis abuelos
o en la sal de la champaña que levanto.
LO INATRAPABLE Y LO QUE MUERDE
el tiempo pasa fugaz entre mis labios y tus labios
y la múltiple rutina de sus ciegos incisivos
tatúa en mi pecho una escarcha que palpita
el tiempo pasa odiado mutante de piel
se acomoda en una silla sin respaldo
como perro que odia su rol de centinela
el tiempo pasa amado por ardientes reptiles
que acomodan galantes las sábanas carmesíes
que protegen ese beso tuyo que agobia mi nostalgia
la que siempre regresa con los flancos vacíos
DEL GRITO Y SU HUMEDAD
me volví hacia el oído como un sordo
que de pronto recibió ropajes nuevos
el tejido brumoso de las pasarelas
se da cabezazos contra la mañana soñolienta
la penumbra se va calma y la corriente remolca
la queja afónica de una garganta lucífuga
palidez de un cuadro irreversible
¿cuál es el nombre de ese nombre?
el infecundo alarido rasga o acaricia esa boca
que ya no tiene misterios con su lengua
un algo semejante a lo que es asco legítimo
o a un grito mudo postrero o soberano
QUE TE QUEDE BIEN
a P…
en días casi perfectos
jugabas a irritarme
a dejar señales que jamás agonizaban
me acusabas
parapetada en tus heridas
de que amaba cosas que no entiendo
hasta esa última vez
este desierto bebía de tu boca
pero emprendí la mar en busca de otra sed
¿Sabes?
hay un juego donde el suplicio es redención
entonces el hombre se recoge al centro
y uno con su sangre llora el incendio supremo
pero también hay una oscuridad
donde la cerrazón teme a las sombras
y es cuando el ojo retorna con su ira
y entonces
la noche es tan fuerte
que de nada vale la danza de tus fuegos
porque te vas deslizando
más abajo
del olvido…
Carlos ha regresado a su patria que lo desterró cruelmente en los años de la dictadura militar. Suecia lo acogió como a tantos chilenos. Allí hizo su vida y su muerte.
Ahora han llegado Marcos y sus amigos a cumplir con el último deseo del poeta: que sus cenizas fuesen esparcidas en el desierto chileno, en la quebrada de Acha, el lugar donde las presencias tutelares lo esperan.
La ceremonia se efectuará el 18 de febrero de 2009 y todos los que quieran acompañarlo están invitados. Escierto, Arica, el desierto, ¡tan lejos! Sin embargo, sus amigos han venido desde el otro lado exacto del planeta, ¿cómo entonces no podremos ir nosotros que estamos en Chile? Es cierto, Chile es largo y los viajes son onerosos.
Sergio Infante, poeta del cuarteto de Estocolmo junto a Sergio Badilla y Adrián Santini, me escribe: "Tere, ese viaje al desierto tómalo con alegría porque a Carlitos le hubiera gustado ver tu sonrisa y saber que vas a estar cuando se cumpla su último deseo".
Ahora han llegado Marcos y sus amigos a cumplir con el último deseo del poeta: que sus cenizas fuesen esparcidas en el desierto chileno, en la quebrada de Acha, el lugar donde las presencias tutelares lo esperan.
La ceremonia se efectuará el 18 de febrero de 2009 y todos los que quieran acompañarlo están invitados. Escierto, Arica, el desierto, ¡tan lejos! Sin embargo, sus amigos han venido desde el otro lado exacto del planeta, ¿cómo entonces no podremos ir nosotros que estamos en Chile? Es cierto, Chile es largo y los viajes son onerosos.
Sergio Infante, poeta del cuarteto de Estocolmo junto a Sergio Badilla y Adrián Santini, me escribe: "Tere, ese viaje al desierto tómalo con alegría porque a Carlitos le hubiera gustado ver tu sonrisa y saber que vas a estar cuando se cumpla su último deseo".
Los ángeles de ayer partimos camino al olvido
Por Omar Pérez Santiago
“Con nuestra púrpura fragancia
Los ángeles de ayer partimos camino al olvido.
Los días aquellos que oscurecieron los sueños
Reducidos a un susurro.
Muerte…"
Carlos Geywitz
Carlos tenía 29 años cuando llegó a Estocolmo. Joven revolucionario de Concepción, estudió sociología, fue detenido por los militares y luego se exilió en Estocolmo huyendo de la dictadura chilena, junto a otros cientos de chilenos y argentinos perseguidos.
En la hermosa Estocolmo aprendió todo lo que tenía que aprender. Aprendió a tomar café, a tomar mucho café, como lo hacen la mayoría de los suecos. Nunca más “nescafé”. Aprendió a sacarse los zapatos al ingresar a cualquier casa. Aprendió a decir su nombre al contestar el teléfono: “Geywitz”. Aprendió a llegar a la hora.
Pero sobre todo, abrazó a la poesía y nunca más la abandonó. Con sus amigos, Sergio Infante, Adrián Santini, Sergio Badilla y Edgardo Mardones, (que ahora están desolados), fundaron el grupo Taller, uno de los grupos poéticos valiosos de la historia moderna de la poesía chilena, aunque aún no se encuentre una antología del grupo. Esos eran chicos muy creídos y muy serios en la poesía. No era fácil polemizar con ellos, ni entre ellos. Se la tomaban muy en serio. Tan comprometidos que Sergio Infante y Adrián Santini se hicieron doctores en literatura en la universidad de Estocolmo. La disputa de un solo verso en un solo poema podía significar que no se hablaran en semanas.
Y yo creo que soñaban conquistar el mundo cuando en 1981 viajaban en tren desde Estocolmo, pasando por Malmö y cruzando Dinamarca hasta llegar a Rótterdam, para participar a ese gran encuentro, el encuentro en Rótterdam, del Instituto para un Nuevo Chile.
Fue en el departamento de Sun Axelsson. Fue en la casa de la escritora sueca que supe que Carlos era el chico regalón de la dueña de casa. Lo mimaba. Y Carlos tradujo dos libros de la Sun al castellano.
En 1989 se organizó un encuentro mundialmente famoso en Estocolmo. El evento "La Reconstrucción del Tiempo" -un mito en los círculos de poetas chilenos-, se inició con una recepción en el departamento de Sergio Infante y Aurora Azócar. Recuerdo que estaban allí poetas que venían de Chile como Teresa Calderón, Diego Maqueira, Carmen Berenguer, Andrés Morales, Elicura Chihuailaf, y otros venidos de otros países como Gonzalo Millán, Tito Valenzuela, Juan Cameron y Walter Hoefler. Estuvieron también allí los argentinos Mario Romero y Cristian Kupchick y los uruguayos Roberto Mascaró, Sergio Altesor, Juan Carlos Piñeyro. Y se hicieron charlas en la universidad de Estocolmo, cuando aún Sergio Canut de Bonn estaba vivo. Sé que Canut de Bon estaba vivo, por que lo vi entrar a la sala apoyado en un bastón. Apoyado en un bastón pero vivo (Canut de Bon al Nóbel). Recuerdo muy bien el día del encuentro en el monumental auditorium del AModerna Museet de la calle Skeppsholmen de Estocolmo. Digo que lo recuerdo bien, pues Carlos leyó su entonces ya emblemático poema sobre el cerdito, Amacnédota, que producía una risa contagiosa en el público, aunque el poema era triste y desolado y crítico de la civilización. Carlos tenía un estilo rockero, algo duro, irónico e incrédulo:
DESDE SIEMPRE INCREDULO
Una luz se me resbala por la infancia:
estoy yo, niño, sentado
sobre mis abismosdías, nombrando,
hacia las doce de la noche
a un Santa Claus
que lucha por librarse
de su paracaídas.
El año 1990 nos encontramos en Santiago de Chile, en el Encuentro Hispanoamericano de Poesía, de la Universidad de Santiago. Es difícil olvidar ya esas sobremesas en un restaurante cerca de las Estación Central, con Jesús Ortega, Sergio Badilla, Jaime Siles, Teresa Calderón, Antonio Cisneros y otros poetas más.
La última vez que vino a Chile fue en el ChilePoesía, que dirige José María Memet, cuando vinieron otros tantos poetas que viven fuera de Chile. Era el año 2005 y yo estaba allí sentado en unas sillas que habían puesto en la plaza de la Constitución cuando Carlos Geywitz leyó su poema emblemático con La Moneda a sus espaldas. Estaba contento.
Y la noticia ahora dice que Tito Estrella lo encontró en su departamento.
Tito Estrella, emblema de los años de exilio de Estocolmo, lo encontró ya muerto en su departamento.
Todo ha terminado.
Y me han dado ganas de poner una música dura.
Termino con un poema sobre la muerte seductora de Sergio Infante, que lo imagino lloroso, hoy en Estocolmo de agosto.
EMBLEMATICA
¡Mira!
La muerte se desnuda
en tu ventana,
Y eso
de la osamenta y la guadaña
apenas era un chiste,
un chisme del más acá,
el último susurro
de un mal fabulador.
-
Carlos Geywitz estudió Técnico Administrativo o Administración de Empresas en la Sede Arica de la Universidad de Chile, entre 1967 y 1970. En función de su ascendencia, invoca el derecho a la nacionalidad alemana y viaja a Alemania, con posterioridad al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Posteriormente, tal vez 1986 vuelve a Arica, para después regresar a Europa.
ResponderEliminarJorge, actualicé la bio de Carlos, espero esté bien ahora, gracias, un fuerte abrazo
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