ALBERTO RODRÍGUEZ TOSCA
Artemisa, La Habana, Cuba, 1962 - 2015.
El poeta, ensayista y narrador Alberto Rodríguez Tosca falleció en la madrugada del miércoles 16 de Septiembre de 2015 a la edad de 53 años, víctima del cáncer.
Estudió Dirección de Radio, Cine y Televisión en la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (ISA) de la Habana.
Ha publicado Todas las jaurías del rey (Premio David de Poesía, 1987), Otros poemas (Premio Nacional de la Crítica, 1992), Silvio Rodríguez: entre el espanto y la ternura (Premio Nacional de Periodismo 1994: entrevista, fragmento), El viaje (Ediciones Catapulta, Colombia, 2003).
Ha sido escritor y director de programas de radio, especialista de Casas de Cultura y Talleres Literarios, profesor universitario, editor del semanario bogotano Suburbia Capital, del periódico Urbe y de la revista Horas.
Letanía del dragón
de Claudiantonia
En el tatuaje de tu espalda consigo adivinar las líneas que faltan
en las palmas de mis manos.
Sobre la tinta verde se despliega la angosta geografía que alguna vez
configuré en un sueño y nunca más y nunca
volvió a rasgar con su filosa realidad el entusiasmo de mis noches.
Ahora recorro el paisaje el dibujo encerrado la silenciosa explosión
que retiene tu piel
como un mensaje para nadie escrito en una piedra invisible y lanzado
con amorosa furia y para siempre al abismo del mar.
Confusión de los peces
que se refugian en torno y murmuran con acento grave la voluptuosidad
de la grafía el sonido interior las canciones el peso
de los significados que ahora asciende y yo escucho encima de este
océano inmenso
mal repartido entre la severidad de mi insomnio y el sabor el vaho
la amarga paz que despide tu cuerpo al dormir.
A duras penas
logro separar la corporeidad del vacío y los alegatos de la alucinación. Grabo
en el aire una falsa leyenda y comienzo mi lectura de la soledad
con un gesto aprendido a propósito en las madrugadas de ayer. Hay
una predestinación en la agonía no
despiertes ahora duerme finge que estás viva duerme no despiertes nunca.
Si al menos cesara el tableteo del reloj su inclemente neón arrojando
números a la pantalla con la misma celeridad con que avanzan las sombras
hacia las fantasmales afirmaciones del espíritu ¡si irrumpiera
al menos en la habitación la memoria de este instante grabado con lava
rencorosa en el mapa de una vida anterior! Yo
sabría qué hacer
cómo acunar la lengua del dragón para que fuera salterio su fuego y no
himno crónica de la miseria y no
recuento miserable del fuego común respirando por la lengua
de los dragones comunes para complacer el hambre de fiesta de este circo
ya no humano
que desborda sus graderías de aplausos sombreros al viento vivas
al dragón que sufre en silencio porque nadie comprende
su ademán su grito su mueca profunda detenida en la alta noche
sobre la espalda de una mujer desnuda.
Duerme.
Ya no tienen remedio los caminos que erré. Encontrarán su castigo
en los tribunales del alba. No despiertes ahora duerme no
conozcas mi nuevo rostro. Ruego
porque no hayan entrado a tu sueño los artificios de mi dolor duerme.
No escuches ni siquiera mi ruego. Duerme duerme no despiertes ahora.
Nunca.
Bogotá, 1994
Viéndolas llegar a la Universidad
Cuántas de estas muchachas
amanecieron hoy en brazos de otro,
después de haber hecho el amor una
y otra vez en el largo delirio de la infancia
crecida. Cuántas reventaron de fiebre
esta mañana mientras yo convalecía de mí
y me abrazaba a mis sudores como un náufrago
se abraza a un tronco para soñar con una orilla.
Con cuántas orillas y frutas y veranos soñaron
estas muchachas hoy al final de la ruda faena.
Yo las veo subir las escaleras de la Universidad
y se me parte el alma. ¡Cómo envidio a ese otro
que esta mañana deambuló en sus senos, se ahogó
en sus labios y murió en sus caderas! Cuántas
de estas muchachas imaginan que en la ciudad
un hombre se muere por ellas y madruga sólo
para verlas subir y deletrear con letras ciegas
las habilidades de sus cuerpos desnudos
contoneándose al ritmo del tic tac de un reloj.
¡Si supieran estas muchachas lo que vaga ese hombre
al verlas pasar con el pelo aún mojado y la sonrisa
del placer todavía desarmándose en sus bocas! Si
lo supieran, dejarían de subir las escaleras y correrían
a comprar una cuerda para llegar a su balcón y secarle
esa lágrima que corre sólo por ellas que amanecieron
hoy en brazos de otro haciendo el amor una y otra vez
en el largo delirio de la infancia crecida.
A la manera de Empédocles
«yo he sido una vez águila y moza y pez mudo en el mar»
he visto caer los muros levantarse las aguas en briosas
mareas contra las míticas ciudades he hablado con los dioses
(me han mentido) he visto al buda al cristo al krishna al lama
(me han negado: soy hombre) he calumniado al prójimo
y el prójimo me ha calumniado a mí (siempre estamos a mano)
he tentado la suerte en los lupanares que esconde el corazón
he dormido en las calles y en mi cama (la misma cama
en la que he amado a una mujer que no me ha amado) he salido
de noche a perdonar ladrones (ellos me han perdonado)
he besado la mano de mi enemigo al tiempo que le ofrecía
su mejilla he maldecido en el templo y en la sinagoga he
orado en casas de cita y en mi casa he llorado en babilonia
he contemplado al tigris y al eufrates unidos por el nudo
de mi garganta y me he avergonzado de mis ojos acechando
el vaho del febril apareamiento entre los dos torrentes he
estado en delfos preguntando por nadie (nadie sabe que existo
nadie sabe que lloro en silencio y que estoy solo) he alterado
la letra de los himnos de orfeo (donde decía «sólo hablo
para los que estén en la obligación de escucharme» yo canté
«sólo escucho a los que no estén en la obligación de decirme»)
he sufrido y he invitado a sufrir he muerto y he resucitado he sido
y he dejado de ser y todo por haber sido tierra y aire y agua y fuego
y sólo para ser otra vez águila y moza y pez mudo en el mar.
El extranjero
Hoy me puse mis galas de extranjero para salir a caminar. Esta ciudad no es mía. La recorro sin prisa. Dejo que me recorra como lo haría la mano de una niña abandonada en una caja de cartón ante la puerta de un prostíbulo. La ciudad ignora que yo existo. Me escurro entre portales, columnas, puentes, autos, muros, gente. Soy un fantasma aferrado a su túnica como al último madero de un bosque a punto de zozobrar entre las ruinas de un suburbio en llamas. En cada esquina me aseguro de que aún llevo la isla en peso doblada en el bolsillo. Asechan los ladrones. Los asesinos cumplen su ronda alrededor de los ensueños del paseante solitario. Despiertan exhaustos los amantes al regreso de la dura faena. Si algo le pasara a la isla en peso que llevo en el bolsillo, la lluvia que ha empezado a caer quedaría congelada en el aire y tendríamos que abrirnos paso por entre espadas de hielo. Si algo le pasara a la isla que llevo en el bolsillo. Me resguardo en la barra de un bar del barrio La Concordia y pido una cerveza y un reloj. Busco el aturdimiento en el reloj y la hora exacta en la cerveza. Escribo este poema al dorso de la carta donde me advierten que debo seis meses de alquiler. ¿Será muy tarde ya para rendirle cuentas de las derrotas de anoche a la noche de las derrotas de mañana? En la mesa contigua un hombre llora, otro habla con la sombra de un barco que navega desconsoladamente en la pared. Yo pago la cerveza y vuelvo a la intemperie de un mundo que gira a la velocidad de un lirio. Sí, esta ciudad no es mía, pero tampoco de quienes la heredaron. Es del alba, es del sueño, es de la noche. Por eso hoy todos nos pusimos las galas de extranjero para salir a caminar.
CRÍA MUJERES
Vámonos cuervo a fecundar la cuerva.
César Vallejo
¡Ah mujeres hermosas no se hagan¡
No es por gusto que les sangra el pico.
Se transforman en cuervas cuando pasan
y nos dejan sin ojos. ¡Ah malditas,
nuestros ojos no les hacían daño a su belleza!
Simplemente miraban. Huían de la noche
y en el camino ¡ah mujeres hermosas!
sus picos ávidos de sangre se abalanzaron
sobre el párpado y desde entonces nos persigue
el amarillo el sueño la locura el amor la oscuridad.
LAS DERROTAS
Aquí comienza la enumeración de mis derrotas. Las que me propiné me propinaron. Les ordeno marchar en fila india como bestias marcadas con broquetas de azufre a la vista de una horda de ángeles. Les tapo los oídos para que no se distraigan con la euforia de los triunfadores. Las beso en la boca para que se distraigan con mi beso mientras pasa la quinta columna de los hombres felices. Este lunes, mis derrotas y yo nos pusimos de acuerdo para mirarnos a los ojos. Ya nos estamos viendo, rozando con los dedos, casi amándonos a la sombra indiferente de un cielo en llamas: Amigos idos, cuerpos enfermos, espíritus en ruina, vinos baratos, endiablados alcoholes, heridas en la cara, lenguas traidoras, mujeres en fuga, puertas clausuradas, plegarias, miedos, hambres, fiebres, cansancios, filias, fobias, héroes, mártires, extravíos de fe, hojas en blanco, naves a la deriva, falsos poemas, entierros, destierros, nombres propios, recónditos adioses, mis 38 años, todas las tumbas: mi madre en una de ellas, y polvo, polvo, mucho polvo cayendo sobre la realidad como chispas de agua sin consagrar en un bautizo embrujado. Ya fueron despedidas todas las plañideras. No habrá lamentos pero habrá un gemido. Un solitario gemido de papel a la luz de dos lunas. La mía y la vieja luna del mundo sobre cuyas laderas se acuestan con la muerte todos los derrotados. Buenos días, siglo. Por fin nos encontramos. Ojalá no hayamos llegado tarde a la cita.
Los muertos y la luna
al milagro de vivir suma el milagro
de seguir viviendo no preguntes por qué
no preguntes conserva tu ignorancia
sobre la seducción de los escarabajos
nocturnos ladea el rostro y esquiva la mirada
de esos arqueólogos del conocimiento
compra un ramo de espinas y sale a repartirlo
cada peatón espera con ansia su pequeña
mordedura de plata no preguntes por qué no
preguntes simplemente camina y al filo
de la noche acércate a una vidriera contempla
fijamente tu rostro como si fuera de otro
(en realidad no es tuyo) ese otro sabrá explicar
lo que sucede después lava tus manos en todas
las pilas bautismales sécalas con el viento
no mires hacia atrás no mires camina
simplemente camina y ruega porque ningún
desprevenido reproduzca el juego (es peligroso
jugar cuando se borraron las reglas de antemano)
no preguntes por qué no preguntes lo que sólo
los muertos y la luna podrían responder.
Celebración del agua
Tantas noches pensando que iba a llegar el día. Tantos días rumiando en la oquedad las suaves canciones que antaño nos sirvieron de incienso para espantar el frío. Tantos fríos apenas espantados. Agua y más agua. Rigurosas corrientes arrojando montañas de cadáveres en las biliosas cuencas de un océano vacío. Nadie para partir. Nadie para llegar. Una garganta sangrando a borbotones y nadie para calmar la sed con agua. Agua. Agua y más agua. Rigurosas corrientes acunando sierpes de doble cola y lenguas de marfil. Horizontes con muros. Océanidas salmodiando en la distancia adustas canciones sobre las penas y las glorias del mar. Prisas del cielo por encubrir la tierra. Apremios de la tierra por renegar del cielo. Recias campanas doblando a lágrima y espuma. Una ola de fuego arrastrando el carro de Neptuno hacia la callada vigilia de una segunda eternidad. Tantas noches pensando que iba a llegar el día y ahora que llega los caprichos del verbo lo convierten en una lúgubre celebración del agua. Agua. Agua y más agua: la tradicional fiesta de los náufragos apenas comenzó.
Una noticia en el reloj de arena
no haber podido pronunciar más de tres
veces el nombre de esa mujer sin que descendiera
de una nube su implacable dedo índice para
culparme de su odiosa levedad temer a la multitud
y a las alturas dormir hasta las once y despertarme
con la nefasta sensación de haber perdido los dedos
de la mano y el tiempo rodar como una roca por
mis propias palabras y estrellarme contra un muro
de gente hablar más de la cuenta y de lo que
no conozco mentir sobre los dones que heredé (no
heredé ningún don salvo el de una escritura que huye)
tocar la puerta equivocada siempre abrir la puerta
siempre a la hora equivocada (por qué) soñar
todas las noches el mismo sueño con los mismos
monstruos insistir en inventarios de lo que nunca
tuve o fui regresar cada mañana a la misma solitaria
estación a ver pasar el tren (decirme adiós) y luego
volver a casa acostarme en el suelo con una botella
de vino entre las piernas y aguardar el rostro del
desconocido en la ventana para señalarme en el reloj
de arena los desmanes del día y la hora de morir.
Mi sombra y yo
No estamos para nadie mi sombra y yo. No estamos para el cobrador de impuestos, la prostituta, el argonauta, el ministro, el alienígena, el banquero, el bibliotecario, la viuda alegre, la monja, el cura, el pastor cuáquero, el hijo pródigo, el aprendiz de brujo ni para el último de los Mohicanos. No estamos para el Señor de los Anillos, el Corsario Negro, el dueño de las nubes, el cazador solitario, la voz de la conciencia, la mejor usanza, los días de guardar, el Ángel de la Jiribilla, los ratones de Hamelin, el Cardenal Masarino, Rómulo y Remo, Hansel y Gretel, Tristán e Isolda, Jonás y su ballena, San Jorge y su dragón. No estamos para el coleccionista de mariposas, el general de cinco estrellas, el soldado desconocido, el vendedor de Biblias, la niña, el parapléjico, el suicida, el borracho, el proxeneta, el médico de guardia, el terrorista talibán, el falso amigo, el jugador de póker, el corredor de bolsa, el contrabandista de huracanes. No estamos ni para Dios si llega con sus perros a llevarse mi sombra.
Hacha hacha hacha
Crecer en la burbuja, sentir la fiebre de los viejos cristales restallando en la bruma como si fueran olas. Vienen de mí y en mí consuelan la nostalgia del mar. Chocan contra mi cuerpo y se retiran llevándose pedazos de la entraña feliz. No gimo. Busco mis dos manos en la oscuridad y me las llevo a la cara. Tengo cara. Tengo la sensación de que la piedra que acaricié en el sueño era real. Así que tengo sueño y piedra y cara y dos manos para asestarle al prójimo una puñalada en la cabeza. ¿Estás preparado para vivir? Hacha hacha hacha. ¿Recuerdas? Cada tajo un recuerdo. ¿Estás preparado para fingir? Recuerda. Todo lo que caiga en tu boca será bendecido por nadie. No esperes ni bendición ni ensalmo. Si acaso, la voluntad del hacha resbalando hacia ti como una hebra de luz en busca de un espejo y una interrogación (?). Gusano. Celebran en las gradas. La apariencia del signo es un gusano: (?). Sus anillos se enroscan en el filo del hacha y preguntan por todo: patria, cárcel, mujer, astrolabio, velocípedo, partidos, jabalíes, bibliotecas, monasterios, cañaverales, balsas, cementerios marinos, urnas, revoluciones, viernes santos, martines pescadores... Pero ahora no vas a responder, pues debes regresar a la primera noche con el fervor de quien regresa de una gran derrota. Recuerda: eres el derrotado. Alégrate por eso. Y llora.
El beso de la mujer araña
deja que la tarántula entre en tu cama
no la espantes con ese gesto tuyo de
vacilante mandarín deja que avance
hasta tu cuello y bese tu pobre boca
resentida por los estragos de un beso
anterior no eches a perder este momento
de unción sublime entre la tarántula y tú
mantén la calma la compostura el miedo
y todo lo que sirva para que avance
la tarántula no duele su mordida no quedan
huellas sólo un débil recuerdo que
olvidarás mañana es la tarántula la señora
de los más tristes de los más solos
tú eres el escogido deberías dar gracias
por esta noche de beatitud ajena no es tuya
es cierto pero qué importa es la tarántula
la reina de los más cuerdos de los más
locos deja que se acerque y a la hora
del beso cierra los ojos no hables no
preguntes qué va a pasar con la suave
ponzoña que entrará en tus venas es
la tarántula la reina de los reyes que no
saben qué hacer con su dolor y su corona.
Recobras la cabeza
La hundes en la piedra con el mismo estupor con que en el aire los microbios ejercitan su danza en el borde de una vieja medalla. Cuentas hasta diez, respiras con los pulmones de otro y robas un pan que ardía sobre un campo de cieno. Te lo llevas a la boca como si nadie estuviera observando ese recorrido fantasma de tu gloria en pena. Burlas al burlador y sigues tu camino de astro desesperado entrando sin remedio y sin tacha al agujero de su perdición. Todo se reconcilia en tu contra y tratas de pronunciar una palabra que te salve de la suerte echada. Insistes en evitar que tus ojos tropiecen con los torsos desnudos de las estatuas de sal. Ya no sabes qué hacer. A dónde ir después de tantas noches cayendo a la misma pueril escarpadura. Quizás seguir cayendo hasta que encuentres la piedra que detenga tu rostro antes de estrellarse contra el cielo.
Todos los días lo mismo
todos los días lo mismo levantarse
tomar café bañarse vestirse salir a
caminar lo mismo todos los días todos
lunes martes miércoles jueves viernes
la misma resurrección después de una
madrugada de muerte todos los días
saludar beber comer besar a una mujer
desear la del prójimo sentir envidia por
el que sonrió sábado domingo lunes
martes miércoles jueves pagar cuentas
hablar siempre de más despedir amigos
masturbarse con rabia vender el alma
al diablo negar asentir (no señor sí señor)
redactar burdas lamentaciones que no
conducen si no a todos los días lo mismo
burlar las leyes acatarlas sortear deudas
dudar mentir reír llorar huir pedir perdón
arrepentirse hojear la prensa arrepentirse
escuchar la radio arrepentirse (se acaba
el mundo) viernes sábado domingo vagar
como alma en pena por calles de otros
tropezar en ellas con lánguidos transeúntes
enceguecidos por la indiferencia del ser
la inmortalidad del miedo y la rueda dentada
de la repetición todos los días lo mismo
todos los días lo mismo todos los días.
Las vidas tranquilas del dolor
Vienen y van como cometas perdidos en una galaxia enemiga. Arden en la fragancia de los trinos y no se comprometen si no con sus propias estelas de agua. Son las vidas tranquilas del dolor. La calma chicha de la sangre agujereada por alfileres de seda. La fuente. El puente. Una estación para sembrar pequeños botones de bocas cerradas. El silencio no es humano. Lo alquilan en la tierra para falsificar la gloria de los dioses. Pero si callas hoy mañana te será dado un reino de noches sin culpas y devuelta la devoción por la música de los desiertos. No soy digno de decir lo que digo. Pero la madrugada será larga y nadie llamará para decir que no soy digno de decir lo que digo. Una cerveza, un ánfora, una foto, un perro, un vaso, un puerto, una tumba de más, una conversación con las estrellas y un país. Así transcurren las vidas tranquilas del dolor. Entre un cuerpo que tiembla y una ventana por donde alguna vez se fugó el día.
EL HAMBRE
a José Lezama Lima.
Que yo tampoco pude tener hambre. No pude Saber si el hambre existe o se inventa. Si el estómago es una estación del hambre, a donde bajan pasajeros y suben fantasmas. Ni siquiera pude decir: no tuve hambre pero tuve mi tiburón de plata. (Cuantas veces salí a pescarlo se me escapó) Lo que hay detrás de mi puerta es una gran bolsa de vientos y una fotografía de los paises... A veces me olvido de que yo nunca pude tener hambre, y como de todos los platos y bebo de todos los vinos y salgo del banquete a divulgar mis eructos mortales.
Esa noche sueño que unos perros me persiguen por la ciudad.
EL SUFRIMIENTO ARMADO
Se sufre porque la vida sin dolor es una desvergüenza, un acto de cobardía que el que esto escribe ni ninguno de sus amigos se permitiría jamás.
Rafael Alcides.
Que yo no sufra este dolor como César Vallejo
no me da tanta pena como que no lo sufra como yo mismo.
Lo sufro como mi otro yo y eso me llena de una doble amargura.
Y si ese otro fuera mi segunda posibilidad
tampoco me dolería tanto,
pero resulta que ese Otro
es en Sí Mismo una voluntad de ser Uno,
y lo que es peor, una voluntad que me obliga
a ser la falsa imagen de su esperanza en el espejo.
Cuando el otro se mira yo lo estoy engañando,
sin embargo estoy a su servicio.
Entre él y yo hay tanta distancia, como entre yo
y mi deseo de ser Uno.
La vida sin dolor es una desvergüenza, pero si el dolor
no encuentra un cimiento donde pararse a cavilar
es desvergüenza dos veces.
El dolor es como el hombre, si el techo es propio
come hasta llenarse, si es ajeno
come lo que le sirven y espera a llegar al suyo
para servirse él mismo.
No se tema llevar el dolor por ahí con uno,
sentarlo a la mesa y presentarlo a los amigos,
con ternura, con dignidad, como se presenta una novia.
Si no lleva carné no se identifique con el dolor
porque estaría provocando la ira de los dioses
y de los hombres, y la desvergüenza sería infinita.
Y si alguna vez se le ocurre escribir un poema sobre el dolor,
-que por muchos disfraces que le ponga siempre será su dolor-
no se le ocurra escribir otro,
pues no lo sufriría como César Vallejo, ni como usted mismo,
y el primer cuchillo podría cortarle la mano.
TODOS REGRESAN
menos yo todos se han ido
menos yo, todos menos yo
eligieron regresar,
una voluntad para irse;
yo he quedado
dueño y señor de lo que todos dejaron.
Todos fueron a hacerse dueños y señores
de algo que yo desconozco, porque no elijo
como todos, lo huraño y lo desconocido,
porque no sé qué hacer con tanto abandono,
porque aún no he sabido qué tengo
y no sabría qué salir a buscar.
II
Ahora poseo lo mío y lo de todos,
pero cuando todos adviertan que han dejado
en mí lo que tenían, regresarán cantando
Más vale un pájaro y
III
ya lo mío se habrá revuelto en lo de ellos
y no sabrán a quién pertenece esta mirada
perdida en un crepúsculo que
sabe quién a quién
pertenecía.
OJOS DE PERRO AZUL
mira cuando puedas
escríbeme unas líneas en un vitral
de cualquier ciudad que digan más
o menos el mundo rota se marea o
los relojes adelantan el fin o
cuando pregunten por mí en cualquier
esquina donde tú estés esperando
una respuesta diles que estoy perdido
entre los humos las miradas los abrazos
de esa ciudad en que tú escribiste
más o menos te amo pero que vuelvo diles
que vuelvo y diles también que el mundo
se marea rota los relojes estallan en sus cajas.
cuando aprendas a delimitar un sueño
de una verdad avísame para olvidarte avísame
para soñar otro real espacio donde poner
la cabeza la alegría los instantes ávidos
de confundirlo todo la verdad el sueño.
cuando no sea tuya la gloria de la locura
y necesites dormir en paz con dios y conmigo
yo encontraré las palabras que escribiste para mí
en los mostradores de la ciudad y haré con ellas
adivinanzas mortales nadie nadie sabrá
qué dicen qué guardaron para después
adivina adivinador nadie sabrá que tú
te paseas por las cosas del fin buscándome y yo
también me busco y no nos encontramos.
ERAN LABIOS OSCUROS Y PALABRAS OSCURAS
Eran labios oscuros y palabras oscuras.
Inventarios dormidos y balanzas de dudoso equilibrio.
Eran pasos cruzados y sueños y vigilias. Y vigilias
perdidas y sueños restaurados. Eran mapas y mapas.
Ciudades y secretos. Un forastero hablando de la vida.
Era la vida. Una guerra mundial en un retrato
en que mi madre está triste y yo estoy muerto.
Era un caballo blanco y un número infinito.
El juicio de la noción y de la mascara.
Noción del cielo máscara de un dado.
Era mi hermano que me iba a perdonar
pero no entonces sino un día.
DESEQUILIBRIOS
Mi cuerpo en el espacio como una sílaba perdida
desnudado desnudo desnudante mi cuerpo
en la profundidad de un pozo cerrado marisco
sin dirección particular
sin rasgo que se aprende de memoria
mi cuerpo duro y blando mi cuerpo blando
mi cuerpo a veces duro división
de mi cuerpo multiplicación de mi cuerpo
mañana y los domingos ternura
de mi cuerpo a veces cuerpo a veces
prolongación de su miseria
mi cuerpo prestado y regalado mi cuerpo
de tu cuerpo y de mi cuerpo sobre los dátiles dormidos menos
la leyenda del príncipe más
la guerra
mi cuerpo siega los laureles
no los poda los siega
de corazón mi cuerpo acampa teje disimula
reconoce sus lugares comunes
máscara de mi cuerpo origen de mi cuerpo
una casa olvidada un cuerpo próximo
pasará mi cuerpo pasará
el que viene del fondo oscuro
mi cuerpo frágil pero oscuro
sobre los drásticos espejos soledad
de mi cuerpo cumpleaños trenes silenciosos
calle República de mi cuerpo acaso
desconoce sus vértebras su equilibrio
sobre el portal callado
huellas en el cristal narices en mi cuerpo
adentro se confunden la cara y la cruz
la moneda en el aire mi cuerpo en reloj
afuera se organizan los ruidos
mi cuerpo su imagen pasará mi cuerpo
su imagen la semejanza y el lugar.
PROCURA SER EL AIRE
Procura ser el aire reposado
del remolino natural.
Alguien viene del mundo
a consultar el misterio de la Isla
y es preciso que alguien lo reciba
no con los brazos abiertos
sino con los ojos escapados.
Enumera los gestos propicios
el poder de las letras minúsculas
la explicación del verso
ilógico según la bestia
que todos los días
se muere en tu ventana
y no has logrado sepultar.
El que llega asume los telones
los sube o los baja de acuerdo
a la estatura del triunfo.
Inicia el inventario
de las muecas del otro
reprime a su obediente
causa un duelo mortal
entre la alta voz
y la pasión de la memoria.
El que recibe invita
procura ser él antes
del que llega
su hora menos cuarto
su porvenir
y su bolígrafo en el pecho
ignora
que para el otro
él es el esperado.
¡¿Quién sobrevive
a este mundial disturbio de las cosas
apenas orientado
por un reloj en la escalera
pero sobre todo
quién muere?!
El que llega saluda
pregunta por la madre
del que recibe
-ella no sabe que llegaste-
responde.
.¿El que llega lo sabe?
¿sólo porque se acerca
el hombre llega?
¿no llega el que recibe?
¿no viceversa?
Procura ser el resto de la bruma
la música del solo
la dualidad sonora
el que va a llegar
el que lo está esperando.
AHORA NO SOMOS MÁS
Ahora no somos más la cáscara el alivio
de la muerte la delicia del gesto
del que va a morir no somos más
la hora y la pericia del corazón en la sorpresa
no somos el agua que resbala
y sale del estanque (a dónde) no somos
una escalera otra entre dos casas
abiertas al descuido del mundo
no somos el ascensor llegando
a qué puerta probable abran no somos
el asesino ni el amante que llegan
todos los días a esta hora el ascensorista
que pregunta a qué cielo pero no somos dios
si fuéramos el avance de otra nada
la cercanía del susto la posesión del hilo
entre una boca y un ojo si fuéramos
el hijo de los padres el inicio de un tiempo
amplio como los vórtices del fuego
el esperado el esperando si fuéramos
el héroe si fuéramos el vidrio de las heridas si fuéramos
la posibilidad de la cáscara el alivio
de la muerte la delicia del gesto
del que va a morir en nuestros brazos.
LA SUBLEVACIÓN DE LOS MONOS
El domador insiste en que los monos salten por el aro de fuego
el látigo ya no silba en el aire
arden los monos
brilla en las galerías como el aro de fuego
por el que los monos no quieren saltar.
(Primero es una lección de suerte
luego es una idea fija en el aire y una verdad disfrazada
para horas de certidumbre y fantasía
y aunque el tiempo ha echado flores sobre esta historia de circo
todavía se escuchan los arrebatos de la persecución
y algún pelo flotando sobre las escaleras del mundo)
Un mono deja escapar un grito ¡ay! Como un lamento
de hombre pero es una palabra de mono una orden
de no saludar de no saltar de no bailar de no caerse muerto
sobre la alfombra manchada así el tiempo de hombre
del domador se estrellará contra lo inesperado
y no habrá otro para anudar los hilos de su gloria maldita
para borrar ese instante ese sueño esa garra ese relámpago
en que se estremecen los instintos del más extraviado espectador
ni otro para nada sólo la travesía de sus antiguos brazos
por un océano olímpico en cuyo fondo los monos
se quitan los zapatos y los lanzan al vacío ellos también
tienen su no ser su otro yo su nada su abismo recurrente
y los utilizan como el hombre para ocultar su incapacidad
de explicarse su ser su yo su todo su explanada cubierta
sino para afianzar sus pasos al rodeo ser ellos dos veces
y una y dar el triple salto mortal en medio
de la contradicción y los fantasmas del deseo y la permanencia
Otro mono se saca el pipi y orina en las corbatas de los fotógrafos
ellos tratan de retener la imagen click no para que los hijos los nietos
tengan constancia gráfica de aquella sublevación de los monos
sino para enviarla a un concurso de fotografía click y ganar el premio
quinientos pesos en moneda nacional y un abrazo del viceministro de Cultura
el domador se muere de vergüenza el público se muere de la risa
los monos se mueren de dolor la tres muerte se juntan
en una pirámide de ceniza
son la misma muerte aunque científicos e historiadores
se debaten en diferenciarlas en codificarlas
archivarlas en distintas gavetas son la misma oscura
horrible vertiginosa Muerte sólo
que para despistar
se cambian el disfraz pasean juntas compran granizado
saludan a los científicos y a los historiadores (es decir
se burlan de ellos) somos tres hermanitas ¡ah
que gracia esos monitos han de tener el lomo ardiendo! Y ese arañazo
en la cara del domador si fueran leones no estaríamos riendo
dice un señor del público pero son monitos ¡ah que suerte!
y si fueran de nuestra familia ya les hubiéramos quitado el látigo al domador
eso es otra suerte sí pero señor no me hable de política
los periodistas empiezan a entrevistar a los payasos a los acróbatas a las bailarinas
-los monos se sublevaron por orgullo no sabe usted lo orgullosos y lo aristócratas
que son los monos no les gusta trabajar se creen los dueños del circo-
la primera fila ha tenido que subir a la segunda y la segunda
junto con la primera y la tercera han tenido que subir a la cuarta
-claro no comen bien y el domador los maltrata pero por favor eso no lo publiquen
-el mago y los malabaristas y algunos hombres del público
tratan de ayudar al domador arman un círculo abren los brazos
como si fueran a abrazar pero no iban a abrazar
y los monitos se dieron cuenta y los atacaron ¡que monitos más inteligentes
!dicen el mago los malabaristas y los hombres del público
con arañazos en las nalgas y en la cabeza de nuevo
el domador está solo ¡este es el mejor espectáculo de la temporada!
dice otro señor del público el domador también dice algo
pero las risas y los aplausos no dejan oír si ruega a los monos
o los ofende si hace por renovar la estrategia
o se olvida de la psicología de los monos si platanito para los monitos
o me cago en la mona que los parió (Los monos se sublevaron
por pasión por despecho por angustia por vanidad por snobistas
por cobardes por valientes por monos porque le dio la gana
de sublevarse no sólo contra el domador sino contra la ciudad
la selva los escenarios oscuros y engañosos
y si mañana se planifican será por lo mismo y arañarán y asustarán
y sus garras expedirán el veneno suficiente para matar o adormecer
y las liturgias del engendro serán expuestas día tras día
en la plaza mayor entre dos columnas de humo transparente
para que sean asimiladas y descritas por halcones de vuelo rasante
en cuyos picos viajen los mensajes del ojo a la lengua de la tarde a la noche
mientras se define la victoria de Abel
sobre Caín de David sobre Goliat)
La historia ya saben como sigue
los monos serán atrapados y fusilados en público a la mañana siguiente
sin preguntas ¡preparen! Bajo cargos de intento de fuga masiva
y abuso de tentación ¡apunten! Monos de mierda
¡¡fuego!!
y el fuego estará ahí el tiempo justo entrando en la carne de los monos
haciendo su labor fuego se queman los monos por dentro
el tiempo necesario por dentro se deshacen los monos
en el fuego el tiempo por dentro por dentro
y esa idea del fuego revisando los órganos como si fueran
piojos en una cabeza y reduciéndolos a Nada pasará
a los siglos de los siglos como la Gran Metáfora de la Resurrección
los monos no importarán ni el muro que les amortiguo la caída
sino el fuego
el fuego
la belleza del fuego y la gravedad de su origen
causa efecto demolición historia de circo Eráclito fuego
todo para creer en el veneno que se acomoda
entre el tiempo de nacer y el tiempo de morir entre el tiempo de matar
y el tiempo de curar entre el tiempo de llorar y el tiempo de reír
entre el tiempo de amar y el tiempo de aborrecer entre el tiempo
de abrazar y el tiempo de alejarse de abrazar ese intermedio
perpetuo y esquivo que nadie ve y todos exhiben
como unas segunda respiración un trofeo de paz
en la fiesta de los asesinos bueno para decir esto es la vida
y echarse a morir de pura salud en el entierro de los monos
mientras llega la próxima temporada.
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