Joy Harjo
Nació en Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos, en 1951. Pertenece a la Nación Muskogee. En la Universidad de Nuevo México realizó estudios de pintura y teatro. También escribió canciones para una banda de rock, Poetic Justice, de la que ha sido cantante y también intérprete del saxofón. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: The Last Song, 1975; What Moon Drove Me to This?, 1979; She Had Some Horses, 1983; Secrets from the Center of the World, 1989; In Mad Love and War, 1990; The Woman Who Fell from the Sky, 1994; The Good Luck Cat, 2000; A Map to the Next World, 2000; How We Became Human: New and Selected Poems: 1975-2001, 2002; A Map to the Next World: Poems and Tales, 2001. También ha publicado en revistas tales como Massachusetts Review, Ploughshares, River Styx, Contact II, The Bloomsbury Review, Journal of Ethnic Studies, American Voice, Sonora Review, Kenyon Review, Beloit Poetry Review, Greenfield Review y Puerto del Sol. Ha enseñado en la Universidad de Colorado, en la Universidad de Arizona, en la Universidad de Nuevo México y en la Universidad de California. Su obra poética ha recibido múltiples reconocimientos en norteamérica, entre ellos el William Carlos Williams Award de la Poetry Society of America, por el mayor libro de poesía, en 1991.
ESTE ES MI CORAZÓN
Este es mi corazón. Es un buen corazón.
Teje una membrana de niebla y fuego.
Cuando hacemos el amor en el mundo de las flores
Está tan cerca de ti que puede cantar
en un lenguaje demasiado torpe,
para las palabras humanas.
Esta es mi cabeza. Es una buena cabeza.
En su interior zumba un enjambre de preocupaciones.
¿Cuál es la fuente de este misterio?
¿Por qué no puedo verla aquí, en este preciso momento
tan real como estas manos que unen el mundo
a golpes de martillo?
Esta es mi alma. Es un buen alma.
Me dice, “Ven aquí olvidadiza.”
Y nos sentamos muy juntas
Cocinamos algo para comer,
luego sorbemos algo dulce,
para la memoria, para la memoria.
Este es mi canto. Es un buen canto.
Camina desde siempre los límites del fuego y el agua
ha trepado las costillas del deseo para dedicarte su canto.
Sus alas recién nacidas tiemblan en su vulnerabilidad.
Ven recuéstate a mi lado.
Pon tu cabeza aquí.
Mi corazón está tan cerca que podrá cantar.
CANTO DE LA MAÑANA
El rojo amanecer está ahora reordenando la tierra.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
Toda salida del sol un peldaño en la escalera.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
La escalera la columna vertebral de la titilante deidad.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
Niño que giras en la tela de araña de tu madre.
No temas.
Anciano que cruzas el umbral. No temas. No temas.
El rojo amanecer está ahora reordenando la tierra. Cada salida de sol un
( peldaño en la escalera.
Pensamiento por pensamiento, belleza por belleza.
La escalera la columna vertebral de la titilante deidad.
Pensamiento por pensamiento, belleza por belleza.
Niño que giras en la tela de araña de tu madre.
No temas.
Anciano que cruzas el umbral. No temas. No temas.
UN MAPA PARA EL PRÓXIMO MUNDO
para Desiray Kierra Chee
En los últimos días del cuarto mundo yo deseaba crear un mapa para aquellos que ascenderían a través del agujero en el firmamento.
Mis únicas herramientas fueron los deseos de los humanos mientras emergían de los campos de la muerte, de los dormitorios, de las cocinas.
Pues el alma es una vagabunda con muchas manos y pies.
El mapa debe ser de arena y no puede ser leído bajo una luz común. Debe trasladar el fuego
a la próxima tribu, para la renovación del espíritu.
En la leyenda se encuentran las instrucciones acerca del lenguaje de la tierra, cómo nos olvidamos de reconocer el don, como si no estuviéramos en él o no lo encarnáramos.
Toma nota de la proliferación de supermercados y paseos de compras, altares del dinero.
Ellos describen con exactitud cómo nos alejamos de la gracia.
Lleva el registro de tus errores y olvidos, la niebla roba nuestros niños mientras dormimos.
Flores de ira brotan, rozan la depresión. Allí de la furia nuclear nacen monstruos.
Árboles de ceniza le brindan su despedida a la despedida y el mapa aparece para desaparecer.
Ya no sabemos el nombre de los pájaros que están aquí, tampoco cómo dirigirnos a ellos
(por sus nombres personales.
Hubo una vez en que lo sabíamos todo en esta exuberante promesa.
Lo que te estoy diciendo es real y está escrito en una advertencia en el mapa. Los olvidos nos acechan, caminan por la tierra detrás de nosotros, dejando un rastro de pañales desechables, agujas y sangre desperdiciada.
Pequeño, tendremos que conformarnos con un mapa imperfecto.
El lugar de entrada es el mar de la sangre de tu madre, la pequeña muerte de tu padre mientras anhela reconocerse en otro.
No hay salida.
El mapa puede ser interpretado a través de las paredes del intestino –una espiral en el camino de la sabiduría.
Viajarás a través de la membrana de la muerte, percibirás el aroma de la comida que viene del campamento de nuestros parientes, es un festín de carne fresca de ciervo y sopa de maíz en la Vía Láctea.
Ellos nunca nos abandonaron, nosotros los abandonamos por la ciencia.
Y cuando respires nuevamente mientras entramos en el quinto mundo no habrá instrucciones ni una guía con palabras que puedas llevar contigo.
Tendrás que navegar guiándote por la voz de tu madre, renovar la canción que ella entona.
Los planetas despiden el brillo trémulo de un coraje fresco.
Que ilumina el mapa impreso con la sangre de la historia, un mapa que tendrás que conocer a través de tus propias intenciones, por medio del lenguaje de los soles.
Cuando emerjas observa los rastros de aquellos que mataron a los monstruos, el sitio donde ellos entraron en las ciudades de luz artificial y mataron aquello que nos estaba matando.
Verás rojos acantilados. Son mi corazón, contienen la escalera.
Un ciervo blanco vendrá a recibirte cuando el último de los humanos ascienda desde la destrucción.
Recuerda el pozo de la vergüenza señalando ese momento en el que abandonamos nuestro espacio tribal.
Nunca fuimos perfectos.
No obstante, juntos realizamos el viaje sobre esta tierra, la que una vez fue una estrella y cometió los mismos errores que los humanos.
Podríamos equivocarnos nuevamente, dijo ella.
Para hallar el camino es crucial comprender esto: no existe ni principio ni final.
Tú tendrás que trazar tu propio mapa.
FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN
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Versiones Merceditas Lennon-Esteban Moore:
Este es mi corazón
Este es mi corazón. Es un buen corazón.
Teje una membrana de niebla y fuego.
Cuando hacemos el amor en el mundo de las flores
está tan cerca tuyo que puede cantar
en un lenguaje demasiado torpe
para las palabras humanas.
Esta es mi cabeza. Es una buena cabeza.
En su interior zumba un enjambre de preocupaciones.
¿ Cuál es la fuente de este misterio ?
¿Por qué no puedo verla aquí, en este preciso momento
tan real como estas manos que unen el mundo
a golpes de martillo ?
Esta es mi alma. Es un buen alma.
Me dice, “Ven aquí olvidadiza.”
Y nos sentamos muy juntas
Cocinamos algo para comer,
luego sorbemos algo dulce,
para la memoria, para la memoria.
Este es mi canto. Es un buen canto.
Camina desde siempre los límites del fuego y el agua
ha trepado las costillas del deseo para dedicarte su canto.
Sus alas recién nacidas tiemblan en su vulnerabilidad.
Ven aquí recuéstate a mi lado.
Pon tu cabeza aquí.
Mi corazón está tan cerca que podrá cantar.
Canto de la mañana
El rojo amanecer está ahora reordenando la tierra.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
Toda salida del sol un peldaño en la escalera.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
La escalera la columna vertebral de la titilante deidad.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
Niño que giras en la tela de araña de tu madre.
No temas.
Anciano que caminas a través de la puerta. No temas. No temas.
El rojo amanecer está ahora reordenando la tierra. Cada salida de sol un peldaño en la
[escalera.
Pensamiento por pensamiento, belleza por belleza.
La escalera la columna vertebral de la titilante deidad.
Pensamiento por pensamiento, belleza por belleza.
Niño que giras en la tela de araña de tu madre.
No temas.
Anciano que caminas a través de la puerta. No temas. No temas.
Canto del atardecer
He tenido pequeños fracasos
Remoja la herida en agua
Envuélvela en el canto del cardenal
Súbete a la canoa
Y rema, aléjate de tu llanto
Deja que el fracaso fracase
Deja que las estrellas soporten los problemas
Deja que la canoa transporte
Aquello que no podemos enterrar
Ella tenía algunos caballos
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que eran cuerpos de arena.
Ella tenía caballos que eran mapas extraídos de la sangre.
Ella tenía caballos que eran pieles de agua del océano.
Ella tenía caballos que eran el aire azul del firmamento.
Ella tenía caballos que eran piel y dientes.
Ella tenía caballos que eran arcilla y se rompían.
Ella tenía caballos que eran astillas de la roja colina.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos con ojos de trenes.
Ella tenía caballos con grandes ancas marrones.
Ella tenía caballos que reían demasiado.
Ella tenía que arrojaban piedras a los invernaderos.
Ella tenía caballos que lamían hojas de afeitar.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que bailaban en los brazos de sus madres.
Ella tenía caballos que pensaban que eran el sol
y que sus cuerpos brillaban y ardían como estrellas.
Ella tenía caballos que todas las noches bailaban valses en la luna.
Ella tenía caballos que eran muy tímidos, y permanecían quietos
en establos construidos por ellos.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos a los que les complace el baile y las canciones de la nación Creek.
Ella tenía caballos que lloraban en sus cervezas.
Ella tenía caballos que le escupen a las reinas masculinas que les
inculcaron el temor hacia sí mismos.
Ella tenía caballos que dijeron que no tenían miedo.
Ella tenía caballos que mentían.
Ella tenía caballos que decían la verdad, a los que les arrancaron la lengua.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que se llamaban a sí mismos “caballo”.
Ella tenía caballos que se llamaban a sí mismos “espíritu” y mantenían
sus voces en secreto y para ellos mismos.
Ella tenía caballos que no tenían nombre.
Ella tenía caballos que tenían libros de nombres.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que susurraron en la oscuridad, que tenían miedo de hablar.
Ella tenía caballos que gritaban por su temor al silencio, que portaban cuchillos
para protegerse de los fantasmas.
Ella tenía caballos que esperaban la destrucción.
Ella tenía caballos que esperaban la resurrección.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que se arrodillaban ante cualquier salvador.
Ella tenía caballos que pensaron que su alto precio los había salvado.
Ella tenía caballos que trataron de salvarla, que se trepaban a su lecho y rezaban.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que ella amó.
Ella tenía caballos a los que odió.
Estos eran los mismos caballos.
She Had Some Horses
She had some horses.
She had horses who were bodies of sand.
She had horses who were maps drawn of blood.
She had horses who were skins of ocean water.
She had horses who were the blue air of sky.
She had horses who were fur and teeth.
She had horses who were clay and would break.
She had horses who were splintered red cliff.
She had some horses.
She had horses with eyes of trains.
She had horses with full, brown thighs.
She had horses who laughed too much.
She had horses who threw rocks at glass houses.
She had horses who licked razor blades.
She had some horses.
She had horses who danced in their mothers’ arms.
She had horses who thought they were the sun and their
bodies shone and burned like stars.
She had horses who waltzed nightly on the moon.
She had horses who were much too shy, and kept quiet
in stalls of their own making.
She had some horses.
She had horses who liked Creek Stomp Dance songs.
She had horses who cried in their beer.
She had horses who spit at male queens who made
them afraid of themselves.
She had horses who said they weren’t afraid.
She had horses who lied.
She had horses who told the truth, who were stripped
bare of their tongues.
She had some horses.
She had horses who called themselves, “horse”.
She had horses who called themselves, “spirit”, and kept
their voices secret and to themselves.
She had horses who had no names.
She had horses who had books of names.
She had some horses.
She had horses who whispered in the dark, who were afraid
to speak.
She had horses who screamed out of fear of the silence,
who carried knives to protect themselves from ghosts.
She had horses who waited for destruction.
She had horses who waited for resurrection.
She had some horses.
She had horses who got down on their knees for any saviour.
She had horses who thought their high price had saved them.
She had horses who tried to save her, who climbed in her
bed at night and prayed.
She had some horses.
She had some horses she loved.
She had some horses she hated.
These were the same horses.
Te devuelvo
Te libero, hermoso y terrible
miedo mío. Te libero. Fuiste mi amado y odiado
gemelo, pero ya no te conozco
como a mí. Te libero con todo
el dolor que tendría ante la muerte
de mis hijos.
Ya no eres más mi sangre.
Te devuelvo a los a los soldados
que quemaron mi casa, decapitaron mis hijos,
violaron y sodomizaron a mis hermanos y hermanas.
Te devuelvo a esos que robaron comida de nuestros platos
cuando moríamos de hambre.
Te libero, miedo, porque mantienes estas escenas frente a mí,
y yo nací con ojos que no pueden cerrarse.
Te libero.
Te libero.
Te libero.
Te libero.
No le temo a estar furiosa.
No le temo a ser feliz.
No le temo a ser negra.
No le temo a ser blanca
No le temo a estar hambrienta.
No le temo a estar llena.
No le temo a ser odiada.
No le temo a ser amada
a ser amada, a ser amada, miedo.
Ah, tú me has ahorcado, pero yo te di la cuerda.
Me has destripado, pero yo te di el cuchillo.
Me has devorado, pero yo me tendí sobre el fuego.
Me recobro, miedo.
No eres mas mi sombra.
No te tendré en mis manos.
No puedes vivir en mis ojos, en mis orejas, en mi voz,
en mi vientre o en mi corazón mi corazón
mi corazón mi corazón.
Pero ven aquí, miedo,
que yo estoy viva y tú tienes
tanto miedo
de morir.
Fuego
Una mujer no puede sobrevivir
con su aliento
solamente
tiene que conocer
las voces de las montañas
tiene que reconocer
lo eterno del azul del cielo
tiene que fluir
con los elusivos
cuerpos
de los vientos nocturnos
que la llevarán
hasta adentro
de sí misma
mírame
yo no soy una mujer separada
soy la continuación
del cielo azul
la garganta de las montañas
un viento nocturno
que todo lo quema
en cada aliento
que toma.
Recuerda
Recuerda el cielo bajo el cual naciste,
conoce la historia de cada estrella.
Recuerda la luna, conoce quién es.
Recuerda el nacimiento del sol al alba,
tal es el punto más fuerte del tiempo.
Recuerda el ocaso y la entrega hacia la noche.
Recuerda tu nacimiento, cómo tu madre luchó
por darte forma y aliento. Tú eres evidencia de su vida,
y de la de su madre, y de la de su madre.
Recuerda a tu padre. Él es tu vida, también.
Recuerda la tierra cuya piel eres:
tierra roja, tierra negra, tierra amarilla, tierra blanca,
tierra marrón, nosotros somos tierra.
Recuerda las plantas, arboles, vida animal que tiene sus tribus,
sus familias, sus historias, también.
Háblales, escúchalos. Son poemas vivos.
Recuerda el viento. Recuerda su voz.
Ella —el viento— sabe el origen del universo.
Recuerda que eres toda la gente y que toda la gente es tú.
Recuerda que todo está en movimiento, está creciendo, eres tú.
Recuerda que el lenguaje viene de esto.
Recuerda que la danza es lenguaje, que la vida lo es.
Recuerda.
Bellísimo
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