Beatriz Giovanna Ramírez nace en Bogotá (Colombia), el 4 de febrero de 1979. A finales de junio de 2.009 creó su blog Pincelada Rosa; que ha sido recomendado en la Radio “Cadena SER Madrid Sur” y en las páginas de escritores y poetas, como: José Manuel Contreras, Francisco Cenamor, Adriana Serlik, entre otros. Colabora y escribe para la Revista “Media Isla” y Analecta Literaria."Y sin embargo Magazine" "Un referente como revista independiente de cultura contemporánea". Sus poemas han sido publicados en diferentes medios virtuales e impresos. Sus relatos y microrrelatos han sido traducidos al inglés. Ha sido finalista en febrero de 2010 del III Certamen microrrelatos de la Cadena SER Madrid Sur (94.4 FM) y finalista del jurado en el III Concurso de Literatura Hiperbreve del Cabildo de Canarias 2010 en Gran Canarias en junio de 2010. Mención de honor en el Primer concurso internacional de poesía "Yo soy mujer" de Mujeres Poetas Internacional 2010. Ha realizado numerosos recitales en España y Colombia, en la Casa de Poesía Silvia, en la Casa Museo de Miguel Hernández, Bibliotecas publicas en Bogotá y Benidorm, la Universidad de Alicante, Universidad Central de Colombia y la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas”, la Casa de Cultura El Campello, el Castell de Guadalest. Al igual que ha participado en galas benéficas por Haití, Colombia, los niños Saharauis, en el Benidorm Palace y Casa Culturales en la Comunidad Valenciana. Ha sido invitada al VIII y IX Encuentro de Escritores organizado por Anuesca en España y al Encuentro Internacional Homenaje a Miguel Hernández en Alicante del 9 al 13 de junio de 2010, y la Gira Internacional de poetas de la tierra y amigos de la poesía (POETAP) en septiembre de 2010. Tuvo el honor de representar a su país Colombia en los recitales “Versos comunicantes” Poesía latinoamericana celebrados en la Provincia de Alicante en los meses de octubre a noviembre de 2010. Ha prologado el Libro Anuario “Arte y Libertad IV” y “Arte y Libertad V” de Arte Libre Galería 2009 y en 2010. Ha participado en "Escritor anónimo" antología de cuentos 2006 del Taller de escritores Universidad Central en Colombia. Realizó estudios de Lingüística y Literatura en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá. Es Licenciada en España en Teoría de la literatura y Literatura Comparada. Es Diplomada en Creación narrativa en la Universidad Central de Colombia.BLOG: http://beatrizgiovannaramirez.blogspot.com/
¿Cómo pudiera?
¿Cómo te puedo alcanzar en mi cansancio?
Tengo los ojos tan pesados en esta noche oscura,
no puedo dormir, ni siquiera soñar...
De esa ciudad tan ancha con dos cerros,
mi corazón va andando entre suspiros
de este libro abierto que no leo;
y cada hoja amarilla con un olor a tiempo y a otras manos,
me trasporta entre párrafos y saltos
a un tren de Petersburgo
y lentamente entre caras amarillas,
florece tu rostro tan dorado.
Yo me apoyo en tu hombro y me alivio.
Colinas verdes, largos pasillos,
ventanillas con cientos de ojos,
perfume de tu pecho,
oh tus dedos,
parsimonia dulce y tan fecunda.
¿Cómo pudiera soñar entre tu pelo?
¿Cómo pudiera envejecer a tu lado mientras leo?
El tren se acerca a todo vapor a lo inefable
entre los pasajeros sólo estamos los dos:
hombre y mujer con un amor tan eterno
como de cuatro partes.
BEATRIZ GIOVANNA RAMÍREZ Y FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ
Mente y mano
Mente y mano.
Imagen y hueso.
Te deseo como sólo se desean los amantes que no se tienen.
Me ducho y me acaricio como haciendo un inventario de mis bienes.
Me necesitas, ya lo sabes, y no has probado mis besos.
Yo te necesito más...
Te necesito en mi día con montañas blancas.
Te quiero en mi noche con senos marchitos.
Mente y mano.
Interacción mágica la del universo.
Ilusión dantesca vernos en este infierno.
Te amo con pasión loca,
con una mirada lúbrica que quiere cuerpo,
quejido y gemido,
sudor y palpitación,
estremecimiento y besos.
Sólo hay silencio, agua caliente.
Mente y mano.
Juego
Cuando pare la lluvia...
Jugaré con tu sombra, cubriré mis ventanas,
liberando mis sentidos olvidados.
La sombra oculta, silenciosa,
esclava de la forma, tomará luz propia,
hablará de los espectros que teme,
hablará del color y el sonido, de los pasos de la infancia.
Cuando cese la lluvia...
Tus manos recorrerán mis pies fríos.
Entonaremos juntos el "gloria inmarcesible",
dejando los recuerdos en una caja de cerillas de cartón.
Cuando pare la lluvia...
Me embriagaré en los rostros que te habitan.
Reencarnaré en tus aguas, beberé de ellas.
Naceré en tu cielo, moriré en tu suelo, resucitaré en tu aliento.
Calentaré mis manos en tus entrañas.
Cuando cese la lluvia...
ya ebria y resurrecta, jugaré con el lenguaje,
descifraré sus trampas.
El dolor nos persigue yo lo presiento,
tú lo sabes.
Dolor, me desintegro, me integro, me fundo, me confundo.
No ha cesado la tormenta, todavía llueve.
Me enseña los cadáveres del día,
reconoce sus muertos en mis ojos.
Asesinatos sin nombre en las cortinas de fuego.
Sangre sin sabor, llantos sin cuerpos.
No cesa la tormenta.
Te habito con las sombras al otro lado de mis sueños.
Paisajes de metal, monedas brillantes,
romerías de gente al caminar,
silencio,
silencio cómo oprimes mis gritos,
cómo me ahogas.
Persigo el fantasma de papel que me regala acertijos de tiempo.
Descubro los rostros del pasado en la claridad de la tinta.
¡No aguanto más!
Arranco, descubro mis ventanas.
Naufrago en los escombros,
piso las ruinas de tu suelo.
¡Cómo quisiera arrancarte tus miedos!
Revivir tus muertos,
devolverte el alma,
regalarte mis sueños.
Recordar el escondite del árbol de la vida,
hablar con la serpiente vendedora de manzanas a escondidas,
comprarle un suspiro eterno,
secarte las lágrimas,
robarte un solo beso.
¡Qué cese la lluvia!
¡Qué pare la tormenta!
Quiero que hagamos el amor para que deje de llover...
Los gusanos
La mariposa recordará por siempre que fue gusano
Mario Benedetti
Mantos de tiempo teñidos con sombras.
Imágenes en el espejo cada vez más opacas.
Sueños con telarañas.
Recuerdos sin formas…
Espacios vacíos que cubren mi infinito.
El miedo me ha transformado.
Ya no soy materia.
Ya no soy sombra.
Los gusanos de tu vientre recorren mis ojos,
mi boca ya no habla de tu boca,
mis manos acarician la entraña del orificio etéreo.
Lápiz sin punta, pincel sin color.
Túneles de sonidos.
Migajas de cielo.
Toneladas de viento.
Los gusanos han trastornado mis sentidos.
Hace frío,
sopla el viento.
¿Seda?
¡Seda!
A mí alrededor seda,
olor a seda,
piel de seda.
Materia, imagen, reflejo,
manos frágiles de seda.
¡No puedo verte!
¡No logro escucharte!
Los gusanos me han enceguecido.
Pinto, rayo, subrayo,
en mi seda verde con senos de agua;
en el manto de la sombra del tiempo,
en la seda que cubre mi entorno.
Me sutilizo, me asfixio,
me apodero del aire,
me congelo.
¿Qué ha de ser de los gusanos que trabajan en mis órbitas?
El tiempo se acorta,
ellos lo presienten…
pero se ríen.
Busco la salida del túnel, agudizo mi oído.
Manos frías, caras tristes.
Corro, no hay alternativa,
se va el sonido con los pasos.
¿Qué pasará con mis gusanos de seda?
Ya mis ojos no son los mismos,
no todo lo veo a la ligera.
Al amigo de Wagner
¿Acaso es la sonrisa
de Beatriz o de la Monalisa?
Volaron sus dedos como jilgueros,
las letras pedían ser palabras y los números
que habitan encasillados besaron a Eros
y embellecieron a Dreams of a Journey de Nyman placenteros.
Murmuran las níveas hojas como la amante más fina
esperan ser llenadas por su voz divina.
Sigue escribiendo, sigue pensando en el paraíso,
sigue sintiendo el amor del universo,
se desdobla y sale el hilo del verso.
Se le ve caminar descalzo con Wagner,
mirando constantemente su reloj de arena,
los violines de Nyman lloran, se despide Wagner,
se le escucha leer su poema desde la torre del castillo de arena.
Abandono
Cuando dejes de ser máquina,
te acercarás a mi boca
y entonarás una melodía humana;
sentirás por primera vez el calor de mi piel,
te refugiarás como un niño en mi seno.
Cuando dejes de oler a ciudad,
recorrerás mis montañas y mis valles,
los llenarás de vida y sueños;
me permitirás ser parte del bosque que habita en tu pecho,
me darás un respiro con el aroma de tu cuerpo.
Una hoja
Una hoja
llena
de luces
y de estrellas
descubrí
mientras
leía.
Un bosque
blanco
lleno
de flores,
un brillo
impreso
de ternura.
Sonidos
silenciosos
que iluminan
y abren pasos
a un nuevo mundo.
Leo tu voz
y me refugio.
Escucho
mi voz
y te encuentro.
Anhelo
despertarme
en tu fino trazo
lleno de letras.
En el lugar
donde se escriben
las más dulces
cartas de amor
que llevan
nuestros
nombres.
Mujer:
Yo te miré en el espejo llorando
y decidí secarte las lágrimas.
Una a una.
Hasta que tus ojos, mis propios ojos,
se despidieron de la tristeza
e irradiaron la alegría que se despidió del llanto.
Mujer:
El amor nunca llegó a tu casa en los brazos de un hombre.
El amor brotó de tu vientre dejando una herida por la que manó la vida.
Un hombre tiene trazada su propia ruta
e impaciente atraviesa lo imprevisto.
Mientras tanto, Mujer, tu brújula, latido a latido,
te conduce por la ruta inefable de tu corazón.
Mujer:
Tu sonrisa está llena de verdes caminos
en los que palpita la felicidad.
Eres libre, estás llena de luces y colores,
en tus manos has arrullado a tus hijos
y has soñado los sueños más hermosos,
has derramado de tus pechos la leche con sabor a verdadero amor.
Mujer:
Te alimentas de luminosas sonrisas en los columpios de la vida.
¡Sonríe!
¡Qué la sonrisa sea tu escudo!
El sube y baja, como una espada, en muchas ocasiones te ha herido,
pero las heridas sanan.
Mujer, vuelan las cicatrices a la memoria
para fortalecer nuestros recuerdos, haciéndonos más sabias.
Mujer:
No te derrumbes que a tu lado crece: la vida y la esperanza.
Fernando Sabido Sánchez, Mayte Albores y Beatriz Giovanna Ramírez
Palidece la rosa
En la hondura de mis poros,
duermen los hilos de una nube
que dejó de ser aire por la furia de un rayo.
En la profundidad de mi materia,
deja el agua de ser piel,
queda la miel agotada de tanto escuchar los cantos de la luna,
no hay color gris y opaco en su reflejo,
sólo hay ritmos que aceleran el tiempo.
Metal, frío y oscuridad.
Palidece la rosa, palidece su imagen en el arroyo del bosque,
deja su calidez para ser témpano.
Deja su sol para ser luna.
Vuela el pájaro uniforme con el ala más torpe,
deja la boca que ignora, deja su voz que aplasta.
A la orilla de mi río, pronuncio tu nombre oculto.
Grito, pero nadie me responde.
Pálido pájaro de voz hueca.
Pálido, mueves mi piso sin lamentos.
Un vals
Me pintaré las uñas de rojo
y bailaré contigo un vals de muerte.
Me pintaré una sonrisa de escarlata
y te besaré al son de la música.
Inquieto ser de vocales, no examines tanto mi mirada,
que traigo dibujada en ella mil palabras que te pesan,
cien reflejos de calmas y tempestades
del cielo tembloroso y pálido.
Me atrapan las palabras,
soy el cadáver de ésta telaraña de ilusiones.
Cenizas y restos, palabras y más palabras, miradas y sonidos.
El vals suena y no te apartas de mis niñas.
Benditas sean tus rosas viejas y marchitas,
porque soy el capullo que florece en tus palmas.
En el recinto, una hoja de árbol media nuestro encuentro.
Danzarín impaciente, déjate llevar por mis pasos,
y te enseñaré el jardín de las delicias en otro cuadro.
Los olores me desunen
y no hay alianza que me desuna en este vals de muerte.
Signos de dudas te visten.
Deja que las sumas de mis lenguajes te den las respuestas.
Deja que mis poros se dilaten y te inhalen,
deja que mis pupilas te recorran y te descubran,
deja que sea mi piel en esta danza sombría quien dance con la tuya.
Agua de vida, si hablar pudieras,
contarías lo que mis palabras no alcanzan,
descifrarías con tus llamas los que de amor se mueren.
Danzarín impasible, libera tu angustia
y entrégate a mis tallos vaporosos sin recuerdos.
Vida ruidosa, que nos dejas sin lengua.
Deja que todo pase, que cuando pasa llega la calma.
Deja que la calma nos invada para que despierte en nosotros
el que duerme en silencio.
El ama de casa
¿El ama de casa,
ama la casa?
No ama la casa,
el ama de casa.
La casa no ama.
El ama de casa,
ama en la casa.
El ama de casa,
no ama la casa.
El ama de casa,
se va de la casa.
Encuentro
Sí te encontrara
algún día
perdería
mi silencio
me dejaría invadir
por el lenguaje
de tus ojos.
La estación
Te espero en la estación gris que ilumina el asfalto.
No sé de tiempos ni direcciones pero mi hora se hace corta.
Te espero en las flores con mis temores.
El miedo se hace uno con mi espera,
la sospecha busca a la intriga,
el recelo busca un pretexto en su pasaje,
interrumpe plácidamente el sueño de la noche.
Socavan mi lengua,
invaden mi lenguaje con plagas devastadoras de signos económicos.
¿A quién esperas?
Espero a las vocales que liberarán mis palabras enjauladas.
La calle
El sonido de la calle hace eco en mis cuerpos etéreos;
mil pensamientos contraen mi cerebro llevándome a mil partes,
mil partes separan mi todo, separan mi nada,
perturban el silencio enrarecido de mis manos de papel y agua.
¡Ese ruido!
¡Aquél!
Aquel que distorsiona el entorno de mi cama,
dejándome sola, ya no te siento,
el suelo cruje con mis pasos,
ya no estás, sola estoy.
Mil y un pensamientos toman forma,
tengo miedo, la calle sugiere más miedos,
marionetas de papel cartón atraviesan la casa con su aliento,
endebles muñecas perfumadas de polvo gritan a lo lejos.
No quiero mirarlos, sólo quiero mirarme en mi espejo,
teñir mis labios con un crayón rojo,
acariciar mis ojos de agua, cerrar mis oídos culpables.
Mil murmullos, mil lamentos, mil quejidos,
mil partes más frías y tenebrosas que mis máscaras de niña,
más frías y abominables que el recuerdo insano que se mata.
¡No me mires más!
Ruido perverso que enrareces mi alma de luna,
dejándola sonámbula en el cielo de mi cama.
¿Por qué se acaba el amor?
De primavera fue tu amor,
mi corazón floreció
muy cerca de tu boca.
En tu pecho ancho:
el amor tuvo principio y fin.
¿Por qué se acaba el amor?
¿Por qué se acaba?
¿Por qué el amor no puede ser como el mar?
Yo crucé el océano para exhalar
en tu pecho la mañana.
Y, no hay mañana, no hay boca,
no hay arena, no hay poema.
Solo está mi corazón abatido,
mi cara más pálida que la luna.
Giré como un satélite en tu vida,
y sólo me quedó la boca triste,
y los ojos llenos de lagrimas.
En un largo invierno,
cuando el amor se había ido,
tristes muy tristes
lloraron mis ojos,
cerrando para siempre
la historia de un amor.
El amor nació en tu dulce boca
y murió en mis lágrimas.
Desnuda inocencia
Desnuda inocencia de los cuerpos
que se aman en la presencia de indiscretas cabras enamoradas.
Brillan los soles y los campos de siembra,
hacen la fiesta en otoño, el trigo y los olivos
a sol y agua, presionando la tierra y liberando el aire.
Crece el olivo olvidando el triste paisaje
y se hunde la carne en la abertura
absorbiendo las aguas que libera el pastor
y los versos que hacen crecer el árbol.
Los besos son alivio, son la boca que siembra amores
y los sollozos de todas las cebollas llorando,
y los rumores del mar mediterráneo.
El hambre se mezcla con el vacío desvivir,
suenan las tripas del pueblo
y en el horizonte un cuerpo vaga...
vigilando sus cabras.
Entre filigranas y plumas
Hasta los besos que no me das
me llegan.
Tus besos vuelan y esquivan el tiempo,
van alimentando los cielos
y los pájaros que emigran al sur.
Aquí sentada
al otro lado de mi sueño,
cierro mis ojos
y llueven tus besos delicadamente,
suavemente entre los pétalos
y los tejados.
En esta prisión
amarilla de escayolas y quebrantos
van llegando tus cartas
que leo con fervor.
Tu mano sujeta a la mía
para liberarme
y entre filigranas y plumas
te escribo un poema de amor.
Copos de algodón.
Estás tan lejos de mi,
como a cinco palmas de mi mano.
Hace frío, frío.
Los huesos tiritan y se van rompiendo.
El tejado de la casa de enfrente,
está lleno de nieve.
En mi cabeza, caen copos blancos,
abstractos, no de nieve.
Copos de algodón o recuerdos.
Recuerdos de la tierna infancia,
en la que cantaba una nana mi abuela,
para que no llorara,
y no lloraba.
Los copos caen en mis cabellos
y van recorriendo el rizo
hasta llegar a mi oído.
Oigo la voz de mi abuela y no lloro.
Hace frío, mucho frío,
pero no lloro,
sólo caen copos de algodón.
El llanto del olivo
Frente a un árbol de olivo
llore tu ausencia,
la tierra seca absorbió mi llanto.
El triste olivo lloró conmigo,
llamó al olvido
y a un nuevo amor.
Tú y el vino
Se derrama la tarde
embriagadora y húmeda,
el sol se agita
con sus chispas
orgásmicas,
se siente en su hálito
cómo germina mi piel.
Piel de seda que siente
la ausencia del vino,
piel sedienta de ti,
sed desesperada,
sed mendigante,
sed qué no saciaré
esta tarde sin ti.
Piel que no olvida
piel infatigable
piel que te seduce
piel que te extraña
cuando amanece,
cuando atardece,
cuando anochece.
Brotan por mis poros
potros desenfrenados
que inquietan mi erotismo
desbordando mi pasión;
florece en mi boca
el sabor a vino
que te acompaña.
Tú y el vino
son sinónimos,
dulces y exquisitos;
me embriagas
enamoras y fascinas;
balsámico, seductor
hechizante y tentador.
Bebida de dioses
que ahora es solo mía
en el respiro de tus manos,
en el suspiro de la tarde,
en la mañana de la vida,
en el susurro de los pasos,
y en escapar de la rutina.
Tú y el vino
me embriagan,
me declaro débil y dominada
a tu fragancia,
a tu fulgor, a tu sabor,
tú y el vino
me hacen olvidar el dolor.
Tú y el vino
me duelen
en este atardecer sediento
sin ti
y sin vino…
BEA, ESPERO TE GUSTE EL CONTINENTE
ResponderEliminarEL CONTENIDO POÉTICO ES GENIAL
UN BESO
NANDO
Muchas gracias, Fernado, me encanta. Es un honor para mi hacer parte de esta selección. Un abrazo largo.
ResponderEliminarEs un honor conocer tu blog Fernando y apreciar la generosidad de tu propuesta. Hace un tiempo vengo siguiendo la fineza creativa de Beatriz. Sus emociones traspasadas con originalidad, con honestidad, con limpieza y claridad al lenguaje escrito repercuten con fuerza en este lado del mundo. Imágenes que llevo muy atesoradas dentro de mí. Ahora me entero de parte de su trayectoria humana y literaria y ante tanta nobleza sólo queda seguirse enorgulleciendo de Beatriz.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo para ambos.
gracias Jorge por tus palabras, es también
ResponderEliminarun honor para mi poder antologar a tan grandes
poetas, muchos también amigos y por supuesto
que se cumpla el fin último, que a través de
este maravilloso mundo virtual se lean y sea
conocida su poesía
un abrazo desde España
Fernando