lunes, 14 de febrero de 2011

GYULA ILLYÉS [3.034]


GYULA ILLYÉS 

Gyula Illyés (nombre original Gyula Illés) (Felsőrácegrespuszta, 2 de noviembre de 1902– Budapest, 15 de abril de 1983), poeta húngaro, novelista, traductor, redactor, miembro de la Academia de Ciencias Húngara. Premio Kossuth. Miembro póstumo de la Academia Digital Húngara.

Gyula Illyés nació el 2 de noviembre de 1902 en el pueblo de Felsőrácegrespuszta, condado de Tolna. Su padre, János Illés (1870-1931) era mecánico de una hacienda, su madre se llamaba Ida Kállay (1878-1931). Gyula, el tercer hijo, después de Ferenc y Klára, pasó los primeros 9 años de su vida en su pueblo natal.

Empezó la enseñanza general básica en una escuela popular de la puszta (1908-1912), después, en 1912, cuando su familia se mudó a Simontornya, acabó allí el cuarto curso (1912), y realizó completamente el quinto (1912-1913). Estudió los primeros cursos de la enseñanza secundaria en varios lugares: Dombóvár (1913-1914), Bonyhád (1914-1916), y finalmente en el instituto de la calle Mihály Munkácsy en Budapest (1916-1917). En 1916 sus padres se separaron, él se mudó con su madre a Budapest. Realizó los cursos superiores en la escuela de comercio de la calle Izabella (1917-1921). Se graduó en 1921. En 1918-1919 tomó parte en el movimiento de jóvenes y estudiantes que se reunió en el Balaton, y participó en la batalla de Szolnok contra los rumanos. El 22 de diciembre de 1920 se publicó su primer verso (No caigas, hermano,El ne essél, testvér), que apareció como anónimo en el periódico socialista Népszava.
Desde otoño de 1921 estudió filología húngara y francesa en la universidad de Budapest. En 1921, ante su inminente detención por las actividades ilegales en las que participaba, consiguió huir a Viena, luego a Berlín y finalmente, a través de la región de Renania, el 24 de abril de 1922 llegó a París. Después de realizar algunos trabajos ocasionales se colocó en un taller de encuadernación de libros. Durante un tiempo estudió en la Sorbona. En 1923 aparecieron sus primeros artículos y traducciones en las revistas Ék (Cuña) y Ma (Hoy). En verano de 1926, tras la amnistía, regresó a Hungría. Sus principales centros de actividad fueron las revistas Dokumentum y, más tarde, Munka (Trabajo), ambas dirigidas por Lajos Kassák.

En el periodo entre 1927 y 1930 fue empleado de la Compañía Aseguradora Phoenix. El 16 de noviembre de 1927 se publicó su primera crítica literaria en la revista Nyugat. A partir de 1928 Nyugat publicó sistemáticamente sus versos y artículos. Trabó amistad con los escritores Attila József, László Németh, Lőrinc Szabó , József Erdélyi. Su primer libro fue editado por Nyugat (Tierra pesada, Nehéz föld, 1928). En 1931 se casó con la profesora de gimnasia terapéutica Irma Juvancz. En 1934 fue invitado al primer congreso de escritores de la URSS, así que realizó un largo viaje por dicho país.

Entre 1934 y 1938 fue colaborador de la revista Válasz (Respuesta), y en 1935 del Új Szellemi Front (Nuevo Frente Intelectual), fue uno de los fundadores, el 15 de március de 1937, del Frente de Marzo, y participó en su organización. A partir de 1937 fue uno de los redactores de Nyugat; hasta 1944 fue el encargado de prensa del Banco Nacional Húngaro en cuestiones relaccionadas con la agricultura francesa. En 1939, después de separarse de su esposa, contrajo matrimonio con Flóra Kozmutza, con quien tuvo una hija llamada Mária 1940. En 1941, tras la muerte de Mihály Babits se convirtió en redactor de la revista Magyar Csillag (Estrella Húngara, entre el 1 de október de 1941 y el 19 de marzo de 1944), heredera de Nyugat.

A partir de marzo de 1944 tuvo que esconderse junto con László Németh en la región del Transdanubio y en Budapest (es la época del fascismo húngaro). En 1945, tras la caída del régimen fascista, fue durante un breve tiempo diputado de la Asamblea Nacional y después del Parlamento. Hasta 1946 participó en la dirección del Partido Campesino Nacional (Nemzeti Paraszt Párt). Entre 1945 y 1949 fue miembro de la Academia de Ciencia Húngara, en 1989 le devolvieron la condición de miembro. Desde octubre de 1946 hasta junio de 1949 trabajó en la redacción de la revista Válasz (Respuesta). A partir de 1948 vivió retirado de la vida pública, pero el 31 de octubre de 1956 fue elegido miembro de la Comisión Directiva del Partido Petőfi. El 15 de abril de 1983 falleció en Budapest.

Es uno de los autores húngaros más importantes del siglo XX. Uno de sus versos más conocidos, quizás el poema húngaro más famoso del siglo XX, es el estremecedor Una frase sobre la tiranía (Egy mondat a zsarnokságról), publicado durante la revolución de 1956. Se puede leer aquí en húngaro (la página antigua de la Biblioteca Digital Húngara), así como en el volumen Menet a ködben (Marcha en la niebla) de la página actual de Biblioteca Digital Húngara y en su Obra poética completa(Academia Digital Húngara). En español se puede leer una traducción en el número 73 de la revista Lateral (accesible en internet), en el mismo número hay información sobre el autor y las circunstancias que rodean al poema.

Obras

Banco en recuerdo de Gyula Illyés (Alsógöd)- Asociación en Defensa de la Ciudad.
Tierra pesada - versos (Nehéz föld, 1928)
La siega del heno - versos (Sarjúrendek 1931)
Tres ancianos - versos (Három öreg, 1932)
Hablan de los héroes - versos (Hősökről beszélnek, 1933)
Juventud - versos (Ifjúság, 1934)
Rusia - apuntes de viaje (Oroszország, 1934)
Bajo los cielos que vuelan - versos (Szálló egek alatt, 1935)
Petőfi - ensayo (1936)
Gente de las Pusztas - novela sociográfica (A puszták népe , 1936, existe versión en español traducida por Adan Kovacsics)
Orden en las ruinas- versos (Rend a romokban, 1937)
Húngaros - diario (Magyarok, 1938)
En un mundo separado - versos (Külön világban, 1939)
¿Qué es el húngaro? - ensayo (Ki a magyar?, 1939)
Alma y pan - ensayo (Lélek és kenyér, 1939)
Versos reunidos (Összegyűjtött versei, 1940)
Bota sobre la mesa - ensayo(Csizma az asztalon, 1941)
Primavera temprana - novela (Kora tavasz, 1941)
Los hunos en París (Hunok Párizsban, 1946)
Setenta y siete cuentos populares húngaros (Hetvenhét magyar népmese, 1953)
Bartók (1955)
György Dózsa, drama en tres actos (Dózsa György, 1956)
En la barca de Caronte o los síntomas del envejecimiento - novela-ensayo (Kháron ladikján vagy az öregedés tünetei, 1969)
Nuestra lengua materna - ensayo (Anyanyelvünk, 1975)

Premios

Premio Baumgartner (1931, 1933, 1934, 1936)
Premio Kossuth (1948, 1953, 1970)
Premio Attila József (1950)
Premio Le Grand Prix International de Poésie (1966)
Gran Premio Literario de Knokke (1966)
Medalla Conmemorativa del Consejo de la República (1969)
Premio Herder (1970)
Premio Batsányi (1971)
Ordre des Arts et des Lettres (1971)
Medalla Bandera Roja del Trabajo (1972)
Orden Bandera con Corona de Laurel de la República Popular Húngara (1977)
Premio Prix des Amitiés Françaises(1978)
Pro Urbe Pécs (1982)
Orden de la Bandera de Rubíes de la República Popular Húngara (1982)
Miembro de la Academia de Ciencias Húngara entre 1945 y 1949, en 1989 le fue devuelto dicho honor.






DIARIO DE UNA CARAVANA PERDIDA

 Sólo la brújula, manteniendo viva la esperanza,
          tartamudeaba, repitiendo sus paralizadas
 direcciones; con algo en alguna parte más allá
          a lo cual responder.

       Y por otro largo día
seguimos adelante a través de arena desértica.

 Luego al borde de riscos de piedra
                cubiertos de jeroglíficos.

 Linea tras linea, incoherentes, leyeron-
           arrugas sobre alguna frente demente.

      Una era antigua
 luchaba allí en tonos desesperados-

 Ya sin nada más que decir-

      Y sólo el viento gime.

 Arena en nuestros ojos. Entre dedos sudorosos, y
      tierra entre los dientes, arena.

 Sacrificamos al camello que conocía el camino...
        tuvimos hoy nuestra última comida.



 VIGILANCIA NOCTURNA

 Un pequeño pero persistente dolor
 en las encías, en la tráquea,
 en el cerebro.
 En el matorral de los intestinos.
 Un explorador enemigo ojea para ver
 dónde puede invadir el ejército-
 cáncer, un derrame cerebral o el tercer ataque cardíaco.
 La gente mayor inclina sus oídos
 entre el dolor
 como centinelas o exploradores-
 en lo muerto de la noche
 escuchando en el interior de lo quieto del bosque.
 Desertados, los viejos inclinan sus oídos
 para saber más acerca de la amenaza
 bajo las estrellas
 que carecen de sentido
 y sin sentimientos.
 Ellos quieren informar-
 ¿pero a quién?
 ¿Hay alguien que podría hacer otra cosa
 que seguir haciendo correr la voz?

FUENTE

Jerome Rothenberg and Pierre Joris. Poems for the Millennium. Vol. One. Univ. of California Press, 1995.
(La versión en inglés del primer poema presentado es de William Jay Smith.)

Nicholas Kolumban. Turmoil in Hungary. An Anthology of Twentieth Century Hungarian Poetry. New Rivers Press, 1982. ("Vigilancia nocturna" proviene de este libro)

Traducción por Robert Rivas
http://inutilesmisterios.blogspot.com.es/






Donde haya tiranía,
está la tiranía
no sólo en calabozos
ni en bocas de fusiles,

no sólo en cuartos de tortura,
no sólo en las nocturnas
consignas de los guardias,
está la tiranía

no en los pliegos de cargos
ardiendo oscuros como el humo,
la confesión, ni el morse
del preso sobre el muro,

no sólo en la sentencia
fría del juez: ¡culpable!
está la tiranía,
y no sólo en las órdenes

de ¡Preparen! y ¡Fuego!
ni en los redobles,
ni en el modo en que arrastran
el cadáver al foso,

no sólo en las noticias
susurradas con miedo
a través de una puerta
furtiva y entreabierta,

en el dedo en los labios
indicando callarse,
está la tiranía,
y no sólo en el rígido

trazo como de rejas,
ni en el aullar luchando
mudo contra las rejas,
ni en la cascada

de lágrimas calladas
acreciendo el silencio,
ni en la pupila abierta,

está la tiranía,
y no sólo en los ¡Viva!,
ni en el ¡Bravo! y los cantos
que en pie todos corean;

donde haya tiranía
está la tiranía
no sólo en los aplausos,
las palmas incesantes,

las trompetas, la ópera,
la piedra en las estatuas,
el color del retrato
chillón y mentiroso,

no sólo en cada marco,
ya en el pincel estaba;
ni en el vibrar del auto
de noche y en silencio,

que se detiene
bajo la arcada;

donde hay tiranía, siempre
está presente
en todas partes, como
tu dios nunca estuviese;

está la tiranía
en el jardín de infantes,
el consejo del padre,
la sonrisa materna;

en el modo del niño
responder al extraño;

no sólo en el alambre
de púas, ni en las frases
gastadas que en los libros
duelen más que las púas;

está en el beso
de despedida,
al decir de la esposa
cuándo vuelves, querido;

en los qué-tal triviales
que en la calle te llueven,
y ese apretón de manos
que de súbito aflojan;

al helarse la cara
de tu amor de repente,
pues en las citas
de amor está presente;

no sólo en los careos,
la confesión, las dulces
palabras embriagadas,
como mosca en el vino,

ni en tu sueño estás solo,
está la tiranía
en el tálamo, y antes
aún, en el deseo,

pues para ti lo bello
es lo que ya ella tuvo,
y con ella yacías,
mientras creías que amabas,

en el plato y el vaso,
la nariz y la boca,
en el frío y la sombra,
en tu cuarto y afuera,

como hedor de carroña
al abrir la ventana,
como cuando un escape
de gas llena la casa,

si estás hablando solo
es ella quien pregunta,
ni cuando fantaseas
te libras de ella,

se hace tierra de nadie
la vía láctea, los focos
la iluminan, minada,
los luceros: mirillas,

la celeste bóveda un campo
de castigo, pues en el doble
afiebrado de las campanas
está hablando la tiranía,

en el cura a quien te confiesas,
en sus predicaciones,
potro, templo y parlamento,
son otros escenarios suyos;

al abrir y cerrar los párpados,
siempre te mira;
como dolencia está contigo,
como el recuerdo,

y la rueda del tren, ¿la escuchas?
preso estás, preso, repite,
por las montañas y las costas
sigues oliéndola,

relampaguea y es ella
la que truena y deslumbra,
y al corazón lo paraliza,
inesperada;

está en la calma,
en los grilletes del hastío,
en la lluvia precipitándose
en barrotes hasta los cielos;

en la nevada que te encierra
como blanca pared de celda;
es ella quien te mira
por ojos de tu perro;

y estando en toda meta
ocupa tu futuro,
está en tu mente,
y en cada gesto tuyo;

como el agua a su cauce,
la sigues y la creas;
¿miras fuera del círculo?
al espejo te espera,

te acecha, inútil escaparse,
eres guardián y preso,
en el olor de tu tabaco
y en el paño de tu vestido

penetra, hasta en tu médula,
quieres pensar, tu mente
no tiene otras ideas
sino las suyas,

al mirar ves apenas
la ilusión que te muestra,
y te cerca el incendio
del bosque, por el fósforo

que al lanzar a la tierra
no apagaste pisándolo,
y así te guarda prisionero
en casa, campo y fábrica;

no sabes ya qué es vida,
ni pan ni carne,
qué es amor ni deseo,
ni un abrirse los brazos,

así forja esposas el siervo
y él mismo se las asegura,
cuando comes ella se nutre,
para ella engendras tu hijo,

donde hay tiranía, son todos
un eslabón de su cadena;
su hedor emana de tu cuerpo,
tú mismo eres tiranía;

como topos al sol desnudo,
damos tumbos en las tinieblas,
apretándonos en un cuarto
tal como en el desierto;

pues donde está la tiranía
todas las cosas son inútiles,
incluso las canciones,
o cualquier obra;

pues estaba desde el comienzo
junto a tu tumba, es ella
quien dice lo que fuiste,
tus cenizas son sus esclavas.

(1950)

Traducción de RODRIGO ESCOBAR HOLGUÍN Y VERA SZÉKÁCS




POESIE SCELTE di Gyula Illyés (1902-1983) traduzione di Umberto Albini con un Commento di Valerio Gaio Pedini


Gyula Illyés poeta, prosatore, drammaturgo ungherese (Rácegrespuszta 1902-Budapest 1983). Di origine contadina ma inseritosi nelle sfere più alte della vita intellettuale, Illyés si fece interprete di tutte le tensioni sociali dell’Ungheria. Implicato alla fine della I guerra mondiale in un moto insurrezionale per una radicale riforma agraria, dovette espatriare e vivere per alcuni anni a Parigi, dove strinse amicizia coi poeti dell’avanguardia. Tornato in patria, divenne capostipite degli scrittori sociografici, tutti fautori della riforma agraria (si vedano le sue prose autobiografiche Il popolo delle puszte, 1936) che, riunitisi dopo la II guerra mondiale nel Partito nazionale contadino, videro frustrate le loro aspirazioni a causa della kolkosizzazione imposta dai sovietici. Illyés è autore della più penetrante biografia-monografia su Petöfi, di cui condivisse gli ideali poetici, come quello della libertà. Nonostante questo irrefrenabile anelito alla libertà, la concezione di vita di Illyés è pessimistica. Secondo Un periodo sulla tirannide (1956) l’individuo non può sfuggire alla coercizione nemmeno attraverso la morte; secondo la tragedia I puri (1970), ambientata nel Duecento degli albigesi, l’annientamento dell’espressione materiale di un’idea annienta l’idea stessa. Nella lirica e nella maggior parte delle sue prose, nonostante la grande varietà dei temi, la fonte principale dell’ispirazione di Illyés è la reminiscenza. Solo nelle mirabili disquisizioni sulla morte, Nella barca di Caronte (1972), i lumi della sua penetrante razionalità sono rivolti al futuro. Altre opere: la raccolta di drammi Umanizziamoci (1977) e la silloge poetica Testamento particolare (1978).


Budapest città vecchia

Fu studiando l’opera poetica di Miklos Radnoti e di Gyula Illyés che compresi presto la grandezza della poesia ungherese, ed è di Illyes che ora mi accingo a fare un commento. Illyés  (1902-1983) è stato dalla critica considerato poeta contadino (possibile?), poeta sociale, poeta impressionista (possibile?). Ma pare che poi alla fine ci si debba arrendere ed iniziare a prendere i testi e a scomporli progressivamente, per carpirli, e poi rigettarli interi, per gustarli in toto, affinché il motto della Gestalt “il tutto è più della somma delle parti” abbia una certa funzionalità sotto il profilo strettamente critico. Mi accingo a prendere delle parti, delle singole parti, affinché si noti poi il tutto, ben più eloquente delle singole parti.

Quando Umberto Albini nel 1967 curò il volume Poesie per Vallecchi Editore, introducendo le sue traduzioni, comprese e affermò un fattore importante per inquadrare la poetica di Gyula Illyés: “Forse il segreto dell’arte di Gyula Illyés poeta ‘contadino’ consiste nella sua capacità di mescolare e alternare elementi così contradditori come idillio e collera, elegia e furore, impeto di riforma e primitiva felicità”.

Da qui mi sorge la definizione poetica definibile con il termine Contrasto, poiché senza un contrasto nel verso, la poesia è scialba, insapore: la poesia con la culinaria ha questo in comune: un piatto salato risulta più saporito e gustoso se gli si accosta un qualcosa di dolce. Una poesia solo salata, come una poesia solo zuccherosa arrischia di provocare una tremenda gastrite poetica.

Invece Gyula Illyés non ha tali sbavature, nella sua poetica riecheggia tutto il contrasto della migliore poesia Latina e Greca, ove il bucolico si alterna ad un concetto di dissapore meccanicistico e lì si profila lo scontro “natura-industria”, “contadino-operaio”.




Gyula Illyés

Vedi come fuma già la nostra vecchia Mecsek.
La corrente della nebbia autunnale si getta ai suoi piedi
In schiume dense. Scuote un vento beffardo
I rami striduli degli alberi, le ultime frutta,

incorona di antichi dolori le nostre giovani teste.
Scende su noi adagio l’inverno, Anna… e una tristezza  secolare
Vola, freddo messaggio, dalle valli del Kapos mute ormai.
Ascolta, solo la pavoncella pigola, raduna i suoi figli per il viaggio.

Una settimana ancora e sarà brullo il paesaggio,
e di nuovo cadrà sudicia pioggia, spazzerà via il tappeto di porpora
delle strade addobbate come chiese…gli zoccoli
delle bestie sguazzeranno nel fango cinereo,

gorgogliando singhiozzerà l’acqua giù per la gronda…
Ma non versiamo lacrime! Si dissolve questa bufera
Per i suoi veleni e un silenzio fecondo calerà
Come neve sui sogni della semente…Attizza il fuoco,

tessi  le tue braccia scure attorno al mio collo,
e canta il concerto ininterrotto dagli uccelli, canta
gli agnelli ricciuti ruzzanti, un paesaggio che resista
da cui il bruno mietitore porti via la spiga come un figlio.


La poetica di Illyés, si delinea in un bucolicismo mica poi più di tanto bucolico, tratta temi sociali del mondo contadino reso schiavo dal capitale.E con questa spinta morale, incisa in contrasti di dissapore, si profila una situazione che alterna stagnazione a dignità, in una ritmica che non stanca. Sembra che con quest’ars popolaresca l’accostamento allo stridente Bartok della musica folkloristica slava vada a genio, tant’è vero che Illyés ne fa una poesia (Bartok), di cui inserisco i primi versi:

Cacofonia? Per loro, ma per noi
Consolazione.
Cacofonia? La parola-bestemmia
Dello schianto , per terra, di un bicchiere
Il lamento  di una lima che geme
Stretta fra i denti di una sega,
sono studiati da voce e violino,
che non ci sia serenità né pace
nell’elegante sala da concerti
dorata e riservata, finché manca
nei cuori foschi di dolore.

È della parola quale «bestemmia» che Illyés trae la sua forza, ed in questa bestemmia trasuda una guerra secolare e la morte, che non ha mai dimensioni di retorica posticcia e di patetismi. Forse che la poesia di Illyés trasuda di un orrido tutto suo, credo si debba assodare, ma resta un orrido pieno di grazia. Quindi è assodato che la poetica di Illyés, coprendosi col suo“manto contadino”, ha una molteplice funzionalità, e anche quando si chiude resta aperta e quando si apre è ascendente concettuale e metaforico. Ed è con questa poetica che l’altare dell’impressionismo quale purezza crolla, direi che l’arco è teso, come in Van Gogh, ad impressionismo che s’indirizza all’espressionismo: un poeta isolato, che racchiude le forme europee, ma che rappresenta la nazionalità magiara distrutta.

Sei magiaro? Non sei neppure quello,
sei solo un servo triste.

Le lacrime, il dolore, il bel tormento:
sono di chi ha le terre.

Se tu fossi tedesco, garriresti,
forse, di fanatismo,

oscilleresti con migliaia, come
sul prato i fili d’erba.

Forse, se fossi ebreo, maledizioni
Scaglieresti piangendo

E quando cessa la brezza leggera,
morresti con milioni.

Sei ungherese? Precipita allora,
come la foglia

fra centomila cuori doloranti
dall’albero degli avi,

che non ti custodisce , non ti nutre,
che forse è già abbattuto.

Azzardo che alcuni colleghi «ingenui» e abituati alla strana ars paragonica, trovando analogie col poeta contadino russo per eccellenza, o meglio col poeta proprietario terriero Esenin, inizierebbero a muoversi in un vortice di paragoni, ignorando il semplice fatto che due poeti, seppur possono avere analogie di vicissitudini, hanno diversità stilistica e di percorso poetico: però mi duole dire che qui erro, e commettendo un reato critico, mi slancio in un paragone,valutando i due poeti nella fase finale del loro percorso poetico similari, e con similarità intendo che, andando avanti e facendo scorrere le pagine dei due poeti contadini si nota che il fervore poetico si disperde, entrando sempre più in un vortice dell’intimo: un intimo che in Esenin resterà lirico-contadino e in Illyés crepuscolare e metafisico.
Ma è proprio arrischiandomi a fare un simile commento inusuale per la critica che mi sbilancerei in un reato critico di pessimo gusto, quindi devo contraddirmi ed utilizzando le parole di Albini, conchiudere questo appunto che dovrà pur essere continuato in altri fronti: “Non vorrei operare una divisione netta tra il primo Illyés, soprattutto irruento e veemente, e un ultimo Illyés più assorto e raccolto, tra un primo Illyés più interessato alle leggi che governano la società e un ultimo Illiés soltanto pensieroso o turbato delle leggi che regolano l’esistenza. Tumultuosità e ardore, anche messianico, non si sono mai spenti nel poeta: subito in apertura di Uj Versek , un ‘opera del 1961, il richiamo a Mosè:

guarda l’avvenire come un Mosè
e anche mille volte bruciato non può essere ucciso

è indice di una continuità di passione. E l’Illyés degli anni ruggenti non è solo fiamma e passione che arde, violenza d’impulsi che a volte si acquieta per agreste dolcezza: in una lirica come Sei lieve, dove è assente ogni venatura bucolica, l’elemento fondamentale è il fuggevole, il caduco”.

(Valerio Gaio Pedini)

(Poesie tratte da Poesie di Gyula Illyés, Vallecchi, Collana Cederna, traduzione di Umberto Albini)




Canta poeta

Sulle mie orme trotterella un vitello mite,
sono qui, arrivo dalle colline,
il sole ha cinto la mia fronte dura di una corona rossa,
come Arione,
e mi hanno mandato a cantare.
Al mio canto l’aria si riscalda, brilla di miraggi,
se parlo dei miei sogni.

Punto diritto innanzi a me, ogni tanto mi fermo, sotto il gelso,
dove sta all’ombra, in una brocca di argilla,
la dolce acqua da bere, medito, non trovo pace in nessun luogo,
cammino, commino sempre, il ritmo
dei miei passi culla i miei freschi pensieri,
i miei sentimenti nuotano in onde morbide
sopra i campi di segala.

Ai miei piedi la terra sorride di arguti segreti;
è mia questa terra, mi ha allevato.
Il sentiero tra i campi o il terriccio di seta furono le miei fasce
Sotto i cespi di patate chiocce.
Il cielo mi faceva il bagno e mi cambiava con le sue calde dita,
mentre mia madre zappava giù dalla valle.
Sono cresciuto con gli alberi, le giovenche, i venti, con migliaia
Di fratelli di latte chiassosi.

La sera torno a casa stanco, al mio fischio si ferma la lepre,
mi saluta: vivi bene, fratello!
All’imbrunire sboccia il mio cuore, si copre di rugiada.
Sto seduto presso l’uscio della soffitta o su un covone di fieno,
sognando dell’altra patria delle cicogne.
Dirigo i concerti della notte, quello delle rane, dei cani,
e sul fare dell’alba, quello degli uccelli.

Ma talvolta la mia fronte si oscura, la corona mi cade
Con uno schianto.
Nel fumo del comignolo il naso mi ricorda la pelle
Bruciata di Giorgio Dozsa:
come se avessi mangiato un boccone del suo corpo, lo stomaco si ribella,
il mio sputo è vetriolo,
coll’aiuto di Dio potreste vedere come corrode, nero.

(1928)



Saluto da Vienna

Sulle case operaie, ancora i segni
Dei colpi di mitraglia. A parte questo,
l’ordine regna sovrano. E’ protetta,
la cara Vienna, da Dio e da Fey.

Nelle vetrine scintillanti, perle
E salsicce, in collane luminose.
E silenziosi passano i pezzenti
Dinanzi ad esse con sguardi di cane.

E’ pace dappertutto. Brilla dentro
L’anima dei fucili, sui cannoni.
Con volti lisci giacciono i ribelli
Al cimitero, ben allineati.

Suonano le campane, Il nipotino
Dell’eroe della lotta contro i Turchi
Borioso sfila in testa alle sue truppe,
che han domato fornai e lavandaie.
(1935)



Lettera

…Non c’è speranza, insomma: vivo come
I poveri, saltato il pasto,
sino alla sera di fame.
Solo il tempo mi pensa ,qui.
Non ho voglia di illudere
Neppure per affetto: «chi?», dimmi.

Nel petto il cuore è un fanciullo precoce;
sa e vede tutto, come me.
In due così stiamo seduti: briciole
Sulla tavola e stelle alla finestra,
l’unica mia finestra, mi chiariscono
dove sono. Mi sporgo
come dal treno: ed il fruscio dei tigli
scende la corsa veloce del secolo.

(1936)

Tra due fattorie

Sulla carta la matita scricchiola (c’è sabbia nell’aria):
schizzo impressioni, girovagando a piedi,
per te, mia patria. Seguono le mie orme
i posteri, e, più in qua, due gendarmi a cavallo.

(1936)



Filologia: su una pagina bianca di una grammatica vogula

Balena un lampo, si avventa un turbine, ardendo, attraverso la steppa,
dentro vi sgambetta e suona il violino un figlio di Satana,
il cielo rimbomba: pie genti che rientrate a casa la sera, inginocchiatevi!
Con fragore un dio sinistro si precipita dall’oriente.

Ma passe lieve sul paesaggio-rapide si dissolvono le nuvole,
venere appare in cielo e comincia la sua lieta danza.
Laggiù, in fondo al villaggio, la finestrella di un’osteria
Cola nella sera fresca una luce giallognola e un canto fioco,
che a tratti s’arresta.

Davanti all’osteria una panca. Su di essa sono seduti nove
angeli custodi
pagani: non possono entrare-così come vuole usanza
antica-
in un luogo impuro, e attendono i loro padroni
e ciascuno racconta, amareggiato, il suo triste destino.

Ti supplico con polenta e dolcetti- si sente dal vicinato
La litania di un contadino che leve al cielo le braccia, lamentandosi:
tu, dio potente, fammi passare il mal di schiena…e alza la polenta,
la depone, la mangia.

…Dice la religione della tribù che chi è morto
Ancora per quaranta giorni frequenta i posti abituali,
accompagnato da un angelo e dalle sue azioni: giustifica le cattive,
commenta abbondantemente le buone a messo divino.

Ecco, un vogulo sta attraversando la collina e discute con un angelo,
accennando a un cespuglio folto: si arrestano lì,
il buon vogulo diventa rosso, alza le spalle…
ma già si sono messi d’accordo, si danno la mano e spiccano di colpo il volo.

Si sparge un dolce profumo. La pace è così profonda che i cavalli
Si sdraiano sul ventre nelle stalle, il toro arcigno respira
Come un lattante, nel buio il vitello cerca la madre, mugge la vacca triste:
per un istante si sveglia tutta la Siberia…

Ragazzo, ti piace questo paesaggio? Ti sono venuti a noia i rombi feroci dell’Occidente
E il cielo coperto dal fumo degli schianti,
pensi che troverai quiete in questo paesaggio, sopra il quale la luna
traghetta proprio ora nella tua barca una vergine morta?

Voglio arrivare ad un paesaggio così calmo e anche più calmo.
Sotto un cielo così si distenderebbe la mia fronte ansiosa
E scorderebbe le amare memorie, le leggi stolte di un mondo vuoto:
sguscerebbe nel mio cuore un po’ di serenità libera.

Avrei un cavallo, gli allenterei le briglie sul collo morbido,
lontano dalle strida dell’Europa, camminerei lento, solo
nell’irraggiungibile terra nativa: seguirei coraggioso
il mio impulso verso la segreta madre , il cui volto, da sempre

vive nel mio cuore, intorno al cui grembo trema la calda patria delle favole,
Me ne andrei canticchiando, ridacchiando sottovoce, mi fermerei ogni tanto;
getterei, saldo sul cavallo, un ultimo sguardo dietro di me, e poi,
svanendo nel sogno, diverrei anch’io, lentamente un allegro eroe delle favole…

(1936)

All’anima pannonica

Terra dell’armonio, Pannonia! L’andiyo
Della fortezza ha di marmo il pancaccio
Per le frustate, e rimanda al villaggio,
come una tromba, le grida e i gemiti.

Ho meditato su questo gioiello,
pensando su chi mai sperimentarlo,
a quale peccatore fare urlare
le colpe: i padri miei eran soldati.

Ma l’incertezza mi assalì: qualcuno
Non ci vedrebbe me disteso? Iservi
Della gleba miei padri, in me fremettero:
giustizia, non crudele ritorsione!

(1947)



In una sala d’aspetto

Stavo dormendo, e mi trafigge gli occhi
Una pila: «Dov’è diretto? Documenti!».
Nel sogno galoppavo verso casa,
a morso e briglia sciolte, in mezzo ai lampi.

(1947)



Aereo

L’ombra
della croce
sulla terra si staglia e contro il cielo:
fosco vola il segno di Cristo!
L’azzurro silenzio di un mattino splendente
Un rombo squarcia improvviso:
sull’alto
Golgota
Delle nuvole
Un soldato
Solo
Porta, e grida,
la sua tremenda croce.

(1947)



Il diritto del poeta

Il suono della sofferenza è stato
Quello che ho colto di più nella vita:
e mi ha impedito di sentir lo strepito
dell’armi, la gazzarra del mercato.
Oggi mi giunge il canto di vittoria:
ma ch’io serbi il diritto, se ho ceduto
la voce a chi taceva, di parlare
oggi di nuovo, se un tormento è muto.

(1947)



La conversazione di Don Giovanni

E quando caddi in agonia, e dal petto
Mi strappai la camicia e mi agitavo,
io vecchio, tutto nudo come un bimbo
e sapevo soltanto farfugliare,

-perché vacilla e cade il dente, l’occhio
Si abbuia, il mare della sordità
Mormora nell’orecchio- e mi scopersi
Il cuore (oh illuminazione), per un poco

D’affetto ancora, chi c’era con me?
Chi ci sarà? Sempre più schiavi siamo
Della chimera che esiste un rifugio

(l’amore!). emerge adesso lei, la donna
Vera, che con pazienza da noi lava
Lo sporco, come la prima, la madre.

(1961)



Nuotatore

Splende di luce il lago, sino a riva.
Come un angelo nell’azzurro, nuota
Questo giovane,gaio come un bimbo,
ma dalla forza maschia,

stringe e allarga le braccia, fa all’amore,
ancora,
con l’antico elemento femminile,
l’infinità.

(1961)



Intoccabile

Visto che si raggrinzano testarde,
proprio come nei vecchi,

prendete le mie mani, non mi servono.

Mi si raggrinza la fronte, ho una ruga
Che mi piega la bocca, come un tempo
Il decrepito prete del villaggio:

ti siano offerte fronte e bocca, o morte;
fa ciò che devi, come ti hanno detto,
per noi.

Perché io possa,sempre più testardo,
restare ci che sono,
intoccabile, esterno.

(1963)




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