lunes, 26 de junio de 2017

GIANCARLO MICHELI [20.237]


Giancarlo Micheli

Giancarlo Micheli nació en Viareggio, Italia el 3 de febrero de 1967. Se dedica a la escritura, en verso y prosa.

Después del debut en narrativa Fucking fist (Baroni, Viareggio 2003), ha publicado tres novelas: Elegia provinciale (Baroni, 2007; seconda edizione Fratini, Firenze 2013), Indie occidentali (Campanotto, Udine 2008; premio internazionale “Nuove Lettere”, XXII edizione), La grazia sufficiente (Campanotto, 2010). 

También ha publicado libros de poemas Canto senza preghiera (Baroni, 2004), Nell’ombra della terra (Gabrieli, Roma 2008), La quarta glaciazione (Campanotto, 2012), Elegia provinciale (Baroni, 2007; Fratini, Firenze 20132), L'evoluzione delle forme poetiche. La migliore produzione poetica dell'ultimo ventennio (1990.2012) (Kairòs 2016), Memoires (Limina Mentis 2014), Keffiyeh intelligenze per la pace (Cfb, 2014), Il fine del mondo (Ladolfi 2016). 

Sus poemas aparecen en antologías L’ora d’aria dei cani (Baroni, 2003), Altramarea – poesia come cosa viva (Campanotto, 2006), Atti di Altramarea e Argonauti nel Golfo degli Dei (Arcipelago, Milano 2010),L’evoluzione delle forme poetiche (Kairós, Napoli 2013), e su alcune riviste letterarie: Poesia di Crocetti, Pagine, NLE, The Waters of Hermes, Isla negra, Il Convivio, Levure littéraire, La Urraka. Suoi articoli e saggi sono comparsi sulle riviste Zeta, La Mosca di Milano, Il Convivio, Erba d’Arno e nei volumi Percy B. Shelley – il cuore e l’ombra viva (Pezzini, Viareggio 2007) e Il Mito nel Novecento letterario (Limina Mentis, Monza 2012).


Gnosi

Fue en el encorvarse de una sombra
En la ventricular trama invisible
Desde el momento en que más no los defiende
La separación de las aguas
Del olvido a la memoria
En una teurgia de extravío disiparon
Y tan sólo los custodiaba
La inconsistencia de maneras y aficciones
No menos secreta una constelación
Los abría a la futura libertad
Y en breves señas del alma
Conformes se dieron a un diálogo
Y el joven Elis daba testimonio
Vago por la naturaleza de los miembros
En un azul suspiro de disueltos alisios
Y vinieron delante la suerte y el destino
Sobre un vértice de luz
En un lugar de sus rostros
Se abrió de los labios un aéreo nutrimiento
Así que crecieron en sentir
Más allá de los apresados márgenes del ser

(traducción de Silvia Longohni, Agustina D’Andrea)





Democrático ocaso

El disco del sol es una arma
En las manos azules del ocaso
Y en ese parar se muere
Un verano intempestivo
Donde la ciudad es más espesa
De cemento y de la manque de las plazas
Cuyos margenes asustados evocamos
Nosotros empollando ansia y espera
En las cáscaras de infringida carcajadas
En los lagrimeados cristales del mistral
U en la acostumbrada metamorfosis del día
Y ya decir no puedes
Por quién l’aurora viene
Galopando sobre grupas de rosadas campituras
A lo largo de los cambiantes prados del cielo
No suscitaremos la tormenta
Ni en escena la pondremos
Construiremos jardinos
No pequeños sino amplios
Hasta donde sientes
De arboles y pensamientos
Hombre u mujer
Que tienes tus pies
Sobre de esta tierra

(traducción de Giancarlo Micheli)





Antes que la memoria anude
Su punzante selva de reflejos
Sabíamos
Entre la vocal de los alpes y la consonante del mar
Cuando de un grumo de sal y de viento
Alguien nos condujo a su casa
Al lento anochecer los flancos de la colina
Donde el sol posaba su triste polvo
Sobre los laureles y los olivos y dormía
La vid sobre las pérgolas de próximos sueños

Y zarparemos de nuevo hacia el claro origen
Hacia una tierra ultramarina que aviva
Nuestro fuego y allí regiremos
En el final y en el principio

(traducción de Silvia Longohni)





En el respiro del mar tendido
Remontaré a mis flancos el viento
A lo largo de otras crestas que no ves
Porque en guarda las tiene la tierra
Para cubrirlas de una secreta primavera
Donde florecen los pensamientos de los amantes
Y cuando alguno te pregunte parte y acciónes
Para que se escuden días de inoxidables intencíones
Si lo quieres podrás yacerme al lado
El rostro al oriente y las ramas
De tu tronco de araucaria hasta el sol
Aplacadas y buscadas en la luz
Así crecerá el arbol en la pura mutación

(traducción de Silvia Longohni, Giancarlo Micheli)




No ser

Ahora sé que todo es verdad
Moriré en una tarde de verano
Y no me salvará ningún verso
Si vuestros corazones permanecen mudos.
Moriré debajo de un plátano entre cuyas hojas
Se marchita una luna menguante
Y de mi sangre quedará una leve lontananza
Y no me salvarán quietas figuras
Que tengan memoria de mi sangre
Y seré nada como ahora
Olvidado en una nube de prácticas
En el cuenco de mi cráneo
Beberán los pájaros mi voz
Y ninguno habrá sabido
Si todo ha sido verdad

(traducción de Silvia Longohni)




Antes de la lluvia

Al matrilineal reclamo de los pájaros
En el aire recubierto de azul 
Bajo refugios de tejas y pérgolas
Se despertaron
Y una olorosa brisa sentía
Los labios de las ventanas entreabrirse
Dentro era toda una fiebre de cuerpos
Desnudándose de semanas y de meses
En una sombra cortés descansaban
Entre las barandas y los muros abritados
Donde jugaban el sol y la piedra
Y se confesaban en el mayor secreto
El deseo de hacer crecer la hierba
Desde el patio hasta la eternidad

(traducción de Silvia Longohni)




De los principios de la economía familiares

Se trata de investir
Por una investidura
Una aparencia vistosa
Aventurarse a la vista
Envueltos en un rostro
A veces revueltos
Por una justa falta de palabra
Que valga y no desagrade
Y todo eso me apena
¡Mala pata pero ánimo!
Sobre el verdadero oro haremos agio
Hacia el fin del viaje
Y cantaremos aún
Que venga enhorabuena
La muerte y su guadaña

(traducción de Silvia Longohni, Giancarlo Micheli)




PRIMA DELLA PIOGGIA

Al matrilineare richiamo dei passeri
Nell’aria catafratta d’azzurro
Sotto asili di embrici e pergole
Si risvegliarono
E un’odorosa brezza sentiva
Le labbra delle finestre schiudersi
Dentro era tutta una febbre di corpi
A spogliarsi di settimane e di mesi
In un’ombra cortese sedevano
Tra le ringhiere ed i muri sbreccati
Dove giocavano il sole e la pietra
E si dicevano in gran segreto
Di voler far crescere l’erba
Dal cortile all’eternità

(giugno 2005)





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