lunes, 30 de mayo de 2016

CRISTHIAN MONTI [18.804]


Cristhian Monti 

Nació en La Paz, Entre Ríos, Argentina en 1978. Publicó Uno de vez en cuando (Amontema Brick Kartonera, Asunción del Paraguay, 2011), Que no toque el piso (Revista Unión y Amistad, Rosario, 2013), El camino de la liebre (Ivan Rosado, Rosario, 2014) y Veriles (Vox, Bahía Blanca, 2014).



Las cosas claras

Alguien exprime el cielo
y la tierra regala
su perfume.
En una calle oscura,
de barro,
el auto estacionado,
la ropa amontonada.
La mañana llega
y sabemos el fin.
Desde ahora estás adentro,
brillando en mis arterias.




DE: Uno de vez en cuando (Amontema Brick Kartonera, Asunción del Paraguay, 2011)


bandera de lata

Bajo los jazmines, escuchamos
un coro de aves en contrapunto
con relinchos lejanos,
prendemos uno y mezclamos
los perfumes, nos vamos por
los puentes, mirando como 
todo pierde grandeza, nos vamos
del centro en busca del ensayo
general de las aves.
En los márgenes la iluminación
es menor y la gente real,
codificadas actitudes nos llevan
a rodear pantanos, el sol se pone
naranja, justo cuando volvemos,
a la hora en que los muñecos
de torta se apuran a ocupar las mesas,
rígidos como banderas de lata
en los bares sin onda.



inundación

Mueren rayos en la niebla
rompiendo el tono dominante
el aire lo advertía,
iluminan la distancia entre
el puente, la copa de los
pinos y nosotros
que quedamos encerrados
en medio del desastre.
En el vidrio las gotas se unen
en un solo brillo final,
no podemos dormir,
ahora no es tan bueno
ver colores.
El coche no arranca,
todo flota, el arroyo
es un carnaval,
impermeables, fumamos
tratando de comprender
el ímpetu del agua.
Resolvemos un adiós
acompañados.



DE:   El camino de la liebre (Ivan Rosado, Rosario, 2014)



EL CAMINO DE LA LIEBRE (fragmentos)



4

Un niño de jogging rojo
pasea un chivo
con una soga.
Las niñas y su madre temen ante esta imagen,
toman el rosario
de sus cuellos.
El sol se hunde como una naranja
en el río,
el chivo se para en dos patas,
juega como un perro
con el niño.
Esto termina de espantar
a las mujeres,
salen corriendo hacia el lado equivocado,
penetran el camino de la liebre
donde solo son bienvenidos
los que dominan el equilibrio.




6

Un montón de ranas
naturalizan la canción
que sale del auto.
Las serpientes inofensivas
salen del hueco y estiran
sus cueros al sol.
Son tres,
nosotros no nos ofendemos,
ellas se elevan si consideran
algo como amenaza.
Es un mecanismo.
El del coche se apaga,
subimos el volumen y
bajamos,
sin acercarnos.
La liebre, menos.
A veces se meten cosas en tu camino
a las que hay que ignorar,
a veces son cosas hermosas.




11 

El perro que ríe es el rey del balneario,
vive en una heladera abandonada
acostada en el piso,
cerca del río.
En invierno, las perras
salen indignadas,
tiemblan,
la casa
es una heladera.
El perro
piensa en el verano
y su sonrisa
se hace más notoria.


16

Nos acercamos al único árbol que
reverdece entre otros sin hojas,
al llegar sólo queda un esqueleto
de ramas desnudas.
Cientos de loros cambian el
color del cielo,
alejándose de nosotros.



18

A la liebre no le importa lo que ve,
se mueve en la noche en una carrera
sin sentido para la vista común,
traza, con cautela, una ruta de despiste,
se apropia del espacio,
por su facilidad en la adaptación
se puede ver en cualquier lado pero
no es fácil alcanzarla en su veloz
zigzag crepuscular, lleva con swing
la vida de los solitarios en sus orejas.



20

Un reflector descubre 
la forma de dos orejas 
asomando de una galera de yuyos, 
captan
el sonido que hace el seguro
al ser quitado,
en segundos una jauría aparece 
dan rodeos en la oscuridad,
se encuentran con bebé de plástico 
montado sobre un pony,
trucos de la liebre. 



27

Los búhos son indicadores, 
sugestionan a los que ingresan. 
El tiempo real
no admite más autoridad
que la sensatez animal. 



28

Las marcas de unos neumáticos 
tatúan el asfalto y se pierden
en el pasto.
Es pasto desaparece en las rocas. 
Sobre una piedra 
se nutre,
al sol,
una iguana.
Ya en el camino 
de la liebre, 
de los humanos sólo quedan restos 
y un coche destartalado. 


*


COMPROMETIDO EN HECHOS INSIGNIFICANTES 

Esos conejos muertos al costado de la ruta
son una imagen tierna y cruel en la misma intensidad. 
El chiste revive, deja pasar
tranquila la distancia,
se vuelve eficaz en la congoja. 

Vacas pastando, vacas en el corral, 
entre los árboles, subidas a una 
montaña de pelecho de arroz.

Un auto quemado bajo los algarrobos. 
De un alambrado cuelgan tazas de ruedas 
pero nosotros zafamos ese bache, 
seguimos intactos en el camino. 

Camiones cargados de vacas que ven,
desde la cinta asfáltica, vacas con crías
junto a un tajamar, y el camino se llena de pozos. 
Quiero llegar y hundir la cara en tus pelos dorados. 

Siempre se sienten raros
los sitios donde se encuentran las respuestas. 

Lo sintético no agarra viaje.



SUBMARINO 

En un Fiat 600
queman lo último que queda, 
aguantando el humo
sin respirar
por diez cuadras.
La felicidad no se administra, 
dice uno,
y cierra las ventanillas
en el fin del verano. 




CARGADO DE PEONES RURALES 
pasa un camión.
El camino se sacude el polvo
que al desprenderse se eleva, 
matiza el brillo lunático
que se pega a los restos óseos
de animales de cuatro patas.
Se ramifica una luz y me muestra 
el camino de tierra
que conduce al pueblo.
El nombre está en un cartel
y al lado la distancia. 

Unos cuantos pasos
de la casa al río
Otros tantos
del río a la pintura.
De la pintura a la pizza 
apenas un movimiento. 
Un corto paseo 
de la comida a la música. 
Fuimos a La Luna
donde el hombre nunca llegó 
pero dejó una famosa pisada. 
Todo estaba listo, 
se habían unido los eslabones. 

Brindamos por lo extraño 
chocando las latas
y antes del primer trago
la espuma apareció por el huequito. 

Desde la sala cósmica avisaron 
que
Encontramos lo inusual 
donde estamos siempre.





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