viernes, 29 de abril de 2016

STÉPHANE MARTELLY [18.562]



Stéphane Martelly 

Nació en Puerto Príncipe, Haití. Escritora, poeta, pintora e investigadora, busca un enfoque reflexivo sobre la literatura haitiana contemporánea, sobre la creación, sobre las marginalidades literarias como sobre los límites de la interpretación. 

Stéphane Martelly est née à Port-au-Prince. Écrivaine, peintre et chercheure, elle poursuit une démarche ré- flexive sur la littérature haïtienne contemporaine, sur la création, sur les marginalités littéraires ainsi que sur les limites de l’interprétation. 

Obras principales:

Livres (poésie / fiction / livres d’art):

Couleur de rue (conte). Illustrations: Ralph Pénel Pierre. Pétion-Ville: Hachette-Deschamps / Vanves: Edicef, 1999, 22 p.
L’Homme aux cheveux de fougère / Nèg-fèy (conte). Illustrations: Chevelin Djasmy Pierre, traduction en créole: Claude Pierre. Saint-Damien-de-Brandon (Québec): Éditions du Soleil de Minuit, 2002, 24 p.
La Boîte noire suivi de Départs (poèmes). Montpellier (Québec): Écrits des Hautes Terres / Montréal: CIDIHCA, 2004, 110 p.
Folie passée à la chaux vive (livre d’artiste). Avec les textes de Christine Jeanney. Publie.net, 2010.
La Maman qui s’absentait (fable). Illustrations: Albin Christen. La Roque d’Anthéron: Vents d’Ailleurs, 2011, 24 p.
Inventaires (poésie). Montréal: Triptyque, 2016.

Essais littéraires:

Le Sujet opaque, une lecture de l’oeuvre poétique de Magloire-Saint-Aude. Paris: L’Harmattan, 2001, 178 p.
Marges et Mémoires; poésie haïtienne et québécoise. Stéphane Martelly, direction de la publication, participation de Nicoletta Dolce et Anne Gourio, 300 p. (en préparation).


Cuadernos
(Un tríptico y un epígrafe
dedicados a Régina Nicolas)

Stéphane Martelly
2015

Traducción : Carla Rivadeneira


S’il n’y avait que tes yeux
et ta danse
Je n’aurais peut-être pas besoin
de carnets



Si no hubiera más que tus ojos
y tu baile
quizás no necesitaría
cuadernos


*

Se dénouer en à peu près
s’il n’y a pas lieu
d’autre chose
S’engorger
de mauvais mots
mal placés
s’apercevoir
que toute parole
tout murmure
avait trouvé chez moi
si peu d’issues
et pas un seul
écho



Desatarse casi
si no ocurre
algo más
Atragantarse
de malas palabras
fuera de lugar
darse cuenta
que toda palabra
todo murmullo
había encontrado en mí
tan pocas salidas
y ni un sólo
eco


*


Consentir
forcenée
au bris de mon corps
sur ce moelleux
sur cette sécurité
poisseuse
pour vous porter
mon sang
plus haut
de sensibilité
poisseuse
Mine de rien
Des livres sous le bras
le mériter
sortir la langue
appeler les couteaux



Aceptar
frenética
el quiebre de mi cuerpo
sobre este esponjoso
sobre esta seguridad
pegajosa
para llevarla a usted
mi sangre
más alto
de sensibilidad
pegajosa
Como quien no quiere la cosa
Libros bajo el brazo
merecerlo
sacar la lengua
llamar a los cuchillos


*


Vaquer
inordinaire
à ses occupations
Je ne sais pas comment on fait
c’est la peau que l’on tranchait devant cet l’hôpital
car quand bien même tu aurais accumulé des
livres personne ne te lirait toi tu aurais toujours été
en trop toujours hors sujet toujours mal à propos
et cette liberté que tu réclamais entre les pages
entre les lignes cette lumière fractale qu’aucune
lentille ne capturerait n’était pas celle de la lune
n’était sûrement pas à toi jamais jamais à toi
jamais jamais versée vidée comme un vase en
équilibre un lait pourpre répandu



Ocuparse
desordinario
de sus ocupaciones
No sé cómo se hace
es la piel que cortaban delante de este hospital
porque aunque tu hubieras acumulado libros
nadie te descifraría a ti tú siempre habrías
sobrado siempre fuera de contexto siempre fuera
de lugar y esta libertad que reclamabas entre las
páginas, entre las líneas esta luz fractal que
ningún objetivo capturaría no era esa de la luna
no era tuya seguro nunca nunca tuya nunca
nunca derramada vacía como un florero en
equilibrio una leche púrpura derramada

http://www.laotrarevista.com/2016/03/stephane-martelly-haiti/




Presentamos, en versión de Francisco Larios, algunos textos de la poeta haitiana Stéphane Martelly nació en Port-au-Prince, Haití, en 1974. Es escritora y pintora. Hizo estudios universitarios en la Universidad Quisqueya de Haití (Licenciatura en Ciencias de la Educación) y en la Universidad de Montreal (Maestría en Educación y Doctorado en Literatura Francesa). Vive actualmente en Montreal.


« […] red earth does not dry quickly. »
Jean Rhys. Wide Sargasso Sea, 1966.


Pues a veces, por supuesto antes de tiempo, pienso en
mi cuerpo esparcido
s que carga y las honduras mal
calculadas, los sonidos continuos de la vida,
que pulsan

No sé qué esperar
de este ir contra viento y marea
que lo dispersa
y lo rearma

Sin embargo, estas heridas
hablan una lengua
que no conozco

Y si por esta sangre
(que a nadie abreva)
  la muerte misma
me irriga

sentir que esta travesía
ya no la retiene
y ver
como llegará el final


« […] red earth does not dry quickly. »
Jean Rhys. Wide Sargasso Sea, 1966.

Alors quelquefois, par avance sûrement, je pense à
mon corps épars
au saccages qu’il contient et aux igues mal
calculées, fluides pulsatoires
de vie en continu

Je ne sais quoi envisager
de cet envers et contre tout
qui le parsème
que je rassemble

Cependant ces plaies
parlent une langue
que je ne connais pas

Et si par ce sang
(qui n’abreuve personne)
c’est de la mort même
dont je suis irriguée

Sentir cette traversée
ne plus la contenir
et voir
comment sera la fin






Hay que aclarar que no
nos mata el polvo
el polvo que nuestras abuelas
recogían en puñados
ellas, que fueron siempre
un poco de ceniza y de sal mezcladas
la sal y la ceniza
que nos dieron nuestros muertos
Ni es el polvo de las carreteras
en que morimos
Es el propio asfalto
es solamente tu brazo
tu mano
Tu furia
de humanidad perdida
Furia
de ser solamente producto
de esos pequeños pensamientos
con que
destilas
constantemente
tu violencia
Es esta cólera
esta inhumanidad
este miedo
que arma tu mano
y nos mata

No tenemos tiempo suficiente
para llorar entre los muertos

No puedes creer
que estemos de pie

Nosotros que vemos hacia el mar.

Y sin embargo, estamos.





Il faut dire que ce n’est pas
la poussière qui nous tue
les poignées de poussière que
tenaient nos grands-mères
qui étaient toujours
un peu de cendres et de sel mêlées
de sel et de cendres
apportés par nos morts
ce n’est pas de la poussière des routes
que nous mourrons
C’est de l’asphalte même
c’est seulement de votre bras
de votre main
de votre rage
d’humanité perdue
Rage
d’être seulement
la fabrication
de ces menues pensées
par lesquelles
en continu
vous distillez votre violence
C’est cette colère-là
cette inhumanité-là
cette peur-là
qui arme votre main
et qui nous tue

Nous n’avons pas assez de temps
pour pleurer entre les morts

Vous n’en revenez pas
que nous soyons debout

Nous qui voyons la mer

Et pourtant, nous le sommes.



Una muerte tan secreta

fábula

Hacía falta encontrar las huellas de esta desaparición. Era una muerte tan secreta que nadie la había notado. De vez en cuando se habían escuchado algunos rumores. Y había gente que contaba que los desaparecidos se habían llenado de ínfulas, que habían depositado en una piel insignificante todas sus esperanzas.

A pesar de todo, era una muerte tan secreta que no había creado ni una onda sobre el agua, ni tampoco perturbaba a las montañas cada vez más polvorientas, ni extinguido el fuego que las devoraba como carbones ardientes. Brasas para hervir la sopa del primero de enero todos los días, si Dios quiere.

Una muerte tan secreta, tan reprimida, que deformaba el horizonte, y podía oírsela apenas brevemente ahorcarse entre la puesta del sol y el alba. Una muerte tan secreta que se había esfumado, se había evaporado en la víspera. Que sencillamente nos había olvidado. Que ahora nos hacía dudar de nuestra memoria, de nuestros corazones aún fieles a la idea de esperar que este paso, este olor, estos gestos empleados al comienzo volverían por nosotros. Dudar de nuestros corazones, que seguían amando, hasta perderse, una cosa sin fantasma, una humaza sin confesión que asciende en silencio desde cuerpos que no habían existido, porque éramos demasiado jóvenes para recordar, y aún más lo éramos para el olvido, y ciertamente éramos demasiado jóvenes para añorar.

Una cosa sin cuerpo que nos empujaba en los caminos y que nunca conseguíamos aventajar, nunca conseguíamos alcanzar, nunca alcanzar y nunca aventajar. Mientras vamos por esos caminos, no nos esperan, no nos quieren, no estamos en casa.  Una muerte tan secreta que quizás, de percibirla, nos convertiría en sal, nos fracturaría, nos llevaría hasta los límites de nuestra propia vida, nos haría contemplar nuestra propia ejecución, nos haría ver el rostro de la muerte y ese rostro sería el nuestro.

A pesar de todo, hacía falta encontrar las huellas de esas desapariciones. Las que habían dejado un hueco irremediable en nuestros olvidados cuerpos. Antes de que ellas también se conviertan en muertes secretas y que nosotros nos asfixiemos en nuestra propia nostredad, que jamás podría advenir en ningún lugar, porque somos hijos de muertes tan secretas, muertes que no han ocurrido y que no obstante se despliegan cruentas sin cesar en los recodos, muertes que abruptamente y sin cesar nos dan a luz. Nos dan a luz en el odio de quien podríamos haber sido, de quien habíamos sido, si no fuera por las muertes secretas, sepultadas, esparcidas a lo lejos talvez en la montaña, en este país donde hay tantas montañas que tanto y tan bien se entrelazan que no se sabe por donde cruzarlas.



une mort si secrète

fable

Il fallait retrouver les traces de cette disparition. C’était une mort si secrète que nul n’en tenait compte. Il y avait eu de vagues rumeurs ici et là. Et tous ces gens qui comptaient sur le disparu, qui s’étaient gonflés à bloc, qui avaient versé sur une peau trop négligeable toute leur espérance.

Malgré tout, c’était une mort si secrète qu’elle n’avait fait ni de pli sur l’eau, ni troublé les montagnes de plus en en plus poudreuses, ni tari le feu qui les dévorait en charbons incendiés. Flambées pour faire bouillir la soupe du premier janvier tous les jours, Dieu voulant.

Une mort si secrète, si étouffée qu’elle faussait les horizons, qu’on l’entendait s’étrangler seulement un petit moment entre le couchant et l’aube. Une mort si secrète qu’elle avait disparu, évaporée dans l’avant-jour. Qu’elle nous avait oubliés, tout bonnement. Qu’elle nous faisait douter maintenant de notre mémoire, de nos coeurs qui n’avaient pas désappris à espérer que ce pas, cette odeur, ces gestes usés d’avance retourneraient nous ramasser. Douter de nos coeurs, qui continuaient d’aimer à perte une chose sans fantôme, une fumée sans aveu, s’élevant muette de corps qui n’avaient pas eu lieu, puisque nous étions trop jeunes pour la mémoire, encore bien trop jeunes pour l’oubli, trop jeunes même, pour le souvenir.

Une chose sans corps qui nous poussait sur les routes et que nous ne pouvions dépasser, et que nous ne pouvions jamais atteindre, jamais dépasser et jamais atteindre. Alors que sur ces routes, nous ne sommes pas attendus, nous ne sommes pas voulus, nous ne sommes pas chez nous. Une mort si secrète que peut-être l’apercevoir nous érigerait de sel, nous effractionnerait, nous mettrait aux limites de notre propre vie, nous ferait assister à notre propre exécution, nous ferait voir la mort en face et cette face serait à nous.

Malgré tout, il fallait retrouver les traces de ces disparitions. Celles qui avaient laissé un creux irrémédiable dans notre corps d’oubli. Avant qu’elles aussi ne deviennent morts secrètes et que nous étouffions de notre propre nous-mêmes qui jamais ne pouvait en nul lieu advenir, puisque nous sommes les enfants des morts si secrètes, des morts qui n’ont pas lieu et qui pourtant s’étalent sans cesse sanglantes aux détours des chemins, des morts qui sans cesse abruptement nous enfantent. Nous enfantent dans la haine de qui nous aurions pu être, qui nous avions été, si ce n’étaient des morts secrètes, ensevelies, égaillées loin dans la montagne peut-être, dans ce pays où il y a tant de montagnes et qui se chevauchent tant et si bien qu’on ne sait par quel bout les traverser.

http://circulodepoesia.com/2017/06/poesia-haitiana-stephane-martelly/











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