sábado, 5 de septiembre de 2015

JEAN-LUC PARANT [17.003] Poeta de Francia


Jean-Luc Parant

Nacido el 1944 en Mégrine-Coteaux cerca de Túnez, vive y trabaja actualmente en La Giffardière en Normandía, haciéndose llamar "fabricante de bolas y de textos sobre los ojos" desde finales de los años 60, como si hubiera inventado allí su propio y único oficio, el trabajo poético de JLP es inseparable de su trabajo plástico.

En efecto, su obra, concebida en la estricta dualidad de sus temas, es un negocio de textos para los ojos y bolas, de visión y de tacto, de día y de noche, de ínfimo y de infinito...

JPL es el autor de cientos de textos sobre los ojos y cientos de miles sobre bolas, ya sean de cera, de tierra o de papel. Escribir sobre los ojos hubiera podido resumirse en un solo libro sobre los ojos, como fabricar bolas hubiera podido resumirse en una sola bola, si los textos y las bolas que han seguido al primer texto y la primera bola hubieran sido la repetición del primero y de la primera. Pero Jean-Luc Parant no ha escrito nunca dos veces el mismo texto ni ha fabricado dos veces la misma bola. Solo ha hecho un saque desde que creó la misma energía para desarrollar los unos y los otros en sus circunvalaciones hechas de vueltas y revueltas, de escapadas y de vuelos.

Jean-Luc Parant también fue editor un tiempo de una revista que elaboró y tituló desde 1975 Le Bout des Bordes, periódico de a bordo de su propio trabajo pero sobre todo de sus reencuentros y amistades creadoras, invitando a numerosos escritores y artistas a participar (último número aparecido: Le Bout des Bordes nº 11/14, ediciones Actes Seul, junio 2010).

Obras

Familia Juego 2, 1981, ambas partes, cera y cuerda sobre tabla, 63 x 54 x 15 cm, Museo de Arte de Toulon.
Bolas, 1986 terracota y barro, diferentes diámetros, Museo de Arte de Toulon.






Estamos lejos, tan lejos de todo el universo, que nuestros ojos, a los cuales no vemos y que están sin embargo tan cerca de nosotros, nos muestran hasta qué punto estamos lejos.
Estamos lejos de lo que está lejos, pero también de todo lo que está cerca. Porque estamos en un espacio sin fin y, en un espacio sin fin, si todo está lejos todo está cerca también. Y si nada está cerca, nada está lejos tampoco.
Si no nos tocásemos, no existiríamos. Nuestro tacto nos salvó la vida. El poder de nuestras manos será siempre más fuerte que el de nuestros ojos.
Estamos en un espacio tan vasto que nos ha alejado tanto de todo que ya no hay nada que podamos alcanzar con nuestras manos sin antes haberlo alcanzado con los ojos. Habitamos un espacio tan vasto que nos ha alejado tanto unos de otros que cuando nos tocamos, vivimos una hazaña, cuando nos apareamos, vivimos el milagro que nos hace nacer.
Nos tocamos para reducir el espacio inmenso que nos separa a unos de otros e, ínfimos, poder seguir existiendo en el infinito.
Estamos tan lejos, el espacio es tan vasto en todas partes alrededor que nunca estamos lo suficientemente cerca para poder tocarnos, para poder unirnos al otro, a los otros, al mundo que nos rodea.
Si con nuestros ojos nos proyectamos tan infinitamente lejos tan rápido, es porque estamos muy alejados de todo, ocultos en el fondo del universo. Con nuestros ojos, volamos apenas se abren, hacemos miles de pasos en el espacio, corremos, escapamos a la velocidad de la luz en el cielo. Vemos pero rozamos el espacio, acariciamos el mundo. Ya no tocamos, estamos demasiado lejos, pronto ya no podremos aparearnos, no podremos ir tan lejos en la noche para hacer nacer el día tan cercano que se avecina.
Estamos desapareciendo en la tierra y en el cielo.



Nous sommes loin, si loin de tout l’univers, que nos yeux, que nous ne voyons pas et qui sont pourtant si près de nous, nous montrent à quel point nous sommes loin. 
Nous sommes loin de tout ce qui est loin, mais aussi de tout ce qui est près. Car nous sommes dans un espace sans fin et, dans un espace sans fin, si tout est loin tout est près aussi. Et si rien n’est près, rien n’est loin non plus. 
Si nous ne touchions pas, nous n’existerions pas. Notre toucher nous a sauvé la vie. La puissance de nos mains sera toujours plus forte que celle de nos yeux. 
Nous sommes dans un espace si grand qui nous a tant éloignés de tout que nous ne pouvons plus rien atteindre des mains sans l’avoir déjà atteint des yeux. Nous sommes dans un espace si grand qui nous a tant éloignés les uns des autres que quand nous nous touchons, nous vivons un exploit, quand nous nous accouplons nous vivons le miracle qui nous a fait naître. 
Nous nous touchons pour réduire l’espace immense qui nous sépare les uns des autres et, infimes, pouvoir encore exister dans l’infini. 
Nous sommes si loin, l’espace est si grand partout tout autour de nous que nous ne sommes jamais assez près pour pouvoir tout toucher, pour pouvoir être lié à l’autre, aux autres, au monde qui nous entoure. 
Si avec nos yeux nous nous projetons si infiniment loin si vite, c’est parce que nous sommes très éloignés de tout, enfouis au fin fond de l’univers. Avec nos yeux, nous volons à peine ils s’ouvrent, nous faisons des milliers de pas dans l’espace, nous courons, nous filons à la vitesse de la lumière dans le ciel. Nous voyons mais nous frôlons l’espace, nous effleurons le monde. Nous ne touchons plus, nous sommes trop loin, bientôt nous ne pourrons plus nous accoupler, nous ne pourrons plus aller si loin dans la nuit pour faire naître le jour très près devant nous. Nous sommes en train de disparaître sur la terre et dans le ciel. 

Jean Luc Parant, Le Je des yeux, Atelier la Feugraie, 2010, pp. 27 & 28





J-L. Parant “Las bolas-los ojos”


(como si) yo escribiera sobre los ojos porque deseaba ser el sol y yo hiciera las bolas porque yo deseaba ser la tierra (les boules les yeux, p. 13).

Escribí e hice las bolas para sorprenderme reinventando el mundo todo sólo con nada más que mis ojos y mis manos (les boules les yeux, p. 15).
                
Jean-Luc Parant


Por César Horacio Espinosa Vera
poexperimental@gmail.com




PARANT. ARTES PLÁSTICAS
Y ESCRITURA


Jean-Luc Parant (nacido en Tunez en 1943) vive y trabaja en Francia; es a la vez un artista plástico (pintor y escultor) y un escritor.

Como artista, ha realizado después de los años 1970 numerosas instalaciones de bolas. Las hace en tierra cocida o en cera, de tamaños variables. Siempre están contadas y llevan a veces un número visible. A veces están rotas y presentadas en pedazos.

Por ejemplo, una exposición en el Centro Cultural de Toulouse, en 1974, tenía como título “300 bolas”; en el Museo de Arte Moderno de Villeneuve d’Ascq, en 1985, “100 001 bolas”; otra en el Limousin, en 1988: “20 058 bolas, 2 750 pedazos y dos pegadas”.

Como escritor, ha publicado numerosos textos a propósito de las bolas y los ojos. Consideraremos especialmente dos opúsculos, concebidos paralelamente y publicados al mismo tiempo, bajo el título le mot boules y le mot yeux (Montpellier, Fata morgana, 1980).

Ambos libros tienen el mismo número de páginas y están compuestos cada uno por dos textos que se corresponden. El libro le mot boules incluye los textos “Las bolas los ojos” y el texto “La palabra bolas”; mientras que el libro le mot yeux contiene los textos “Los ojos las bolas”, seguido por el texto “La palabra ojos”. En el libro le mot boules aparece siempre la palabra bolas siempre en plural y escrita en cursivas. Una nota al final de los dos libros precisa las siguientes correspondencias:


● los textos “Las bolas los ojos” y “Los ojos las bolas” comprenden el mismo número de palabras (3,053);
● los textos “La palabra bolas” y “La palabra ojos” constan del mismo número de palabras (9,074);
● hay el mismo número de palabras “ojos” (68) en “Los ojos las bolas” que el de las palabras “bolas” (68) en “Las bolas los ojos”;
● en el texto “La palabra ojos” hay el doble de palabras “ojos” (202) que la palabra “bolas” en el texto “La palabra bolas”.





Todos los textos se presentan sin puntuación, ni contienen mayúsculas iniciales ni puntos finales. Comienzan y terminan con el término “et”, de suerte que no tienen principio ni final, ni de modo tipográfico ni lógico.


Otro paralelismo: los dos textos presentan en su primera página un diseño encuadrado y acompañado por una leyenda que indica “ciento una bolas con las manos sin los ojos” (en el libro le mot boules) y “doscientos dos bolas con los ojos sin las manos” (en el libro le mot yeux). En el diseño realizado con las dos manos sin ojos, las bolas se encabalgan y sobreponen ennegreciendo la página; a su vez, la página realizada con los dos ojos sin manos aparece blanca, el recuadro está vacío. Porque los ojos sin las manos no pueden hacer las bolas; son las manos las que hacen las bolas. Pero los ojos pueden escribir.


En efecto, las bolas son objetos aprehensibles por las manos, en cuanto son las manos las que hicieron las bolas, se hacen las bolas con las manos. A la vez, las palabras son aprehendidas por los ojos, ya que, según J-L. Parant, son los ojos los que hacen las palabras, se escribe con los ojos (la mano con la cual se toma la pluma no es más que un útil guiado por los ojos).


Sobre la distinción entre los ojos y las manos, o entre las palabras y las bolas, o –cruzando las dos oposiciones– entre los ojos y las bolas, Jean-Luc Parant va a elaborar todo un sistema, una cosmología y una poética.



Escribir (las palabras, los textos) y hacer las bolas son, para él, actividades paralelas y complementarias, que constituyen las dos caras indisociables de su obra. ¿Por qué razón? ¿Qué relación hay entre las dos actividades? Cuál es el sentido de su obra? Aquí aportaremos una respuesta a estas cuestiones siguiendo el modelo de la comunicación artística que hemos desarrollado.


1. EL PUNTO DE PARTIDA:
EL SENTIMIENTO DE INADAPTACIÓN


Planteamos la hipótesis de que la empresa de J-L. Parant, como toda búsqueda artística, intenta volver inteligible una primeridad; es decir, enfoca su propuesta a:


Yo busco hallar a tientas eso que resume mejor el infinito que me rodea (1990, p. 14).


Trata entonces de captar una primeridad, un caos indistinto, que denomina como “el infinito”, que siente alrededor suyo (“que me rodea”); intenta entonces volver inteligible ese caos, como indica en su proyecto de resumirlo. Pero, hasta aquí, el proyecto es vago, indeterminado, puesto que ensaya “buscarlo a tientas”.

La primeridad, la “cualidad del sentimiento” que siente Jean-Luc Parant es de inadaptación: el mundo –dice él- no está a la medida del hombre. Este busca desde su cabeza reinventar un mundo a su medida; él piensa y crea para tratar de pasar de lo ínfimo al infinito, y estar a la medida de todo aquello que lo rodea:

Si la naturaleza estuviera a la medida del hombre, éste no escribiría, no pintaría ni esculpiría, no inventaría nada (1990, p.8).




Ese sentimiento de inadaptación está ligado a otro de discontinuidad, de ruptura; mientras los animales están en contacto con la tierra, el hombre se ha separado de los animales, ha dejado el suelo bajo sus manos. No puede entrar “todo entero” en la tierra (ni en el aire, como los pájaros, ni en el agua como los peces, 1990, p. 10). Se ha puesto de pie, recorre el mundo con los ojos; pero, como él no ha dejado de estar en la tierra bajo sus pies, no puede (todavía) “escapar totalmente en el infinito” (1990, p. 11), ni puede aún “ingresar su cuerpo al otro mundo” (el cielo, el sol, 1990, p. 10). Así, él se encuentra desequilibrado, dividido entre dos continuidades espaciales, como la tierra y el cielo.

Desequilibrado en el espacio, está también en situación de desequilibrio en la temporalidad, entre la eternidad y el instante.

Yo no estoy a la búsqueda de nada más que de ese batidor que hace que yo esté aquí (1990, p. 80).

En fin, él está desequilibrado en sí mismo, entre su cuerpo y su cabeza:

Yo busco volver a pegar la cabeza sobre el cuerpo (1990, p. 80).
(…) Que yo no sea solamente un cuerpo con las manos, ni solamente una cabeza con los ojos, sino todo entero con la tierra y el sol y que qué yo haya nacido finalmente (1990, p. 35).


2. LA ABDUCCIÓN: LAS BOLAS Y LOS OJOS


La hipótesis que va a permitir a Jean-Luc Parant comprender el malestar del hombre, expresarlo y corregirlo se encuentra entre dos términos: las bolas y los ojos. Será con las bolas y los ojos que J-L. Parant intentará pensar un mundo a la medida del hombre, acceder a una nueva continuidad, que consistirá en guardar el equilibrio entre las dos continuidades de la tierra y el cielo:
Yo sé que puedo reinventar el mundo por mi propia cuenta con nada más que mis ojos y mis manos (1990, p. 37).



El desequilibrio espacial, según Parant, es un asunto de bolas: hay un desequilibrio entre la tierra y nuestra cabeza, es decir, entre la bola que nos prolonga bajo los pies, que es demasiado pesada, y la bola que nos prolonga sobre las espaldas, que es muy ligera (1990, p.13). Los ojos y la escritura que resulta, pues los textos sobre los ojos permitirán equilibrar las bolas:

Yo no estoy sino a la búsqueda del equilibrio entre dos fuerzas opuestas: el peso de las bolas y la luz de los ojos (1990, p. 16).

Hacer las bolas y la escritura sobre los ojos permite igualmente un equilibrio temporal:

Hago bolas y escribo textos sobre los ojos, y soy a la vez de todos los tiempos con las bolas y del tiempo que me es propio con los textos sobre los ojos (1990, p. 74).

Haciendo bolas y escribiendo sobre los ojos, descubre por qué lo hace:

(como si) yo escribiera sobre los ojos porque deseaba ser el sol y yo hiciera las bolas porque yo deseaba ser la tierra (les boules les yeux, p. 13).

Escribí e hice las bolas para sorprenderme reinventando el mundo todo sólo con nada más que mis ojos y mis manos (les boules les yeux, p. 15).




La doble actividad, aquella de hacer bolas y la de escribir sobre los ojos, sería pues una respuesta apropiada al sentimiento de discontinuidad, una tentativa por reunir a la vez la continuidad de la tierra y del sol.

Ese proyecto no está del todo afirmado como una decisión de parte del artista, sino que está presentado de manera hipotética (“como si”), como una interpretación posible de su actividad. Así, las bolas y los ojos constituyen una hipótesis que permite dar forma a un sentimiento, de captarlo, “pensarlo” y considerarlo como apropiado.


3. LA DEDUCCIÓN:
EL SISTEMA DE LOS COROLARIOS




La hipótesis, siendo encontrada, se hará evidente mediante la proyección en la obra: a lo largo de los años, Parant va a modelar bolas y escribir sobre los ojos, sin cesar de continuar en su hipótesis con nuevos corolarios, es decir, afirmaciones que surjan de la hipótesis de base y la refuercen.

3.1 El hombre en el universo: de las bolas a los ojos


Ante todo, la hipótesis de las bolas y los ojos explica la cosmología y la evolución del hombre. El universo está constituido de bolas. La tierra y el sol son dos bolas, que no podrían existir la una sin la otra:

Porque si el sol no existiera la tierra no giraría y si no girara no sería redonda y no podría mantenerse en el vacío y sin esa bola de fuego arriba o sin esta bola de tierra abajo la tierra y el sol no existirían una bola no puede existir más que si hay otra arriba o abajo (le mot boules, p. 31).







Y la aparición del hombre se explica por un pasaje de las bolas a los ojos:

En el comienzo –recuerda Parant (1990, pp. 38-45) –, estábamos sumidos en una mezcla de tierra y agua, envueltos en un mundo blando como la carne, ciegos, sordos y mudos

nos hemos debatido para liberarnos del barro dentro del cual estábamos enterrados. Nos hemos desarraigado, dejando en la tierra todo eso que nos continuaba.

Hemos hecho bolas con el lodo que nos recubría, y las hemos lanzado a lo lejos.

Luego, hemos abierto los ojos (esas pequeñas bolas que surgieron en nuestro semblante) y los hemos proyectado más lejos todavía.

Después, buscamos con nuestros ojos prolongarnos en el cielo, hundirnos por entero en el infinito, para encontrar en él otro cuerpo que remplazara aquel que habíamos perdido bajo la tierra.

Esa nueva continuidad hacia la cual evolucionamos será inteligible, alcanzada por el pensamiento, contrariamente a la continuidad ciega en la tierra. En efecto, después de que nos pusimos de pie lanzando las bolas empezamos a hablar y a pensar.

En el presente, en lugar de lanzar bolas nosotros lanzamos palabras y pensamientos. Sin embargo, “no hemos todavía pensado lo suficiente para poder elevarnos” (p. 40).

Se podría esquematizar la situación del hombre en el universo de la manera siguiente:

DIAGRAMA





http://revista.escaner.cl/node/6257






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