martes, 4 de agosto de 2015

JOHN MASEFIELD [16.693]


John Masefield 

John Edward Masefield (1 de junio de 1878, Ledbury, Herefordshire - 12 de mayo de 1967, Berkshire) fue un poeta inglés.

Fue marinero en su juventud, después vivió precariamente por varios años en los Estados Unidos antes de asentarse en Londres. Es mejor conocido por sus poemas sobre la mar de la obra Salt-Water Ballads de 1902, que incluye "Sea Fever" y "Cargoes", y por sus largos poemas narrativos, como The Everlasting Mercy (1911), que contiene frases de tosquedad coloquial que fueron desconocidas en los versos ingleses de principios del siglo XX.

Después de convertirse en un laureado poeta en 1930, su poesía se volvió más austera. También escribió novelas de aventura, reseñas y obras para niños.






Fiebre marina

Debo descender a los mares otra vez, a la soledad del mar y el cielo,
y todo lo que pido es un velero y una estrella para navegar
            con rumbo a ella,
y el golpe del timón y la canción del viento y la agitación
            de una vela blanca,
y una niebla gris en el rostro del mar y que se asome un gris amanecer.

Debo descender a los mares otra vez, pues el llamado de la marea huyendo
es un llamado salvaje y un claro llamado que no se puede negar;
y todo lo que pido es un día de vientos con nubes blancas allá arriba,
y la espuma arrojada y soplada, y también el grito de las gaviotas.

Debo descender a los mares otra vez, a la vagabunda vida gitana,
al camino de la gaviota y la ballena, donde el viento sea como
            un cuchillo afilado;
y todo lo que pido es una historia feliz de un trotamundos mientras ríe,
y dormir tranquilo un dulce sueño cuando terminen mis largas horas
             al timón.

en Salt-water poems and ballads, 1913

Versión de Juan Carlos Villavicencio



Sea Fever

I Must go down to the seas again, to the lonely sea and the sky,
And all I ask is a tall ship and a star to steer her by,
And the wheel's kick and the wind's song and the white sail's shaking,
And a gray mist on the sea's face, and a grey dawn breaking.

I must go down to the seas again, for the call of the running tide
Is a wild call and a clear call that may not be denied;
And all I ask is a windy day with the white clouds flying,
And the flung spray and the blown spume, and the sea-gulls crying.

I must go down to the seas again, to the vagrant gypsy life,
To the gull's way and the whale's way, where the wind's like a whetted knife;
And all I ask is a merry yarn from a laughing fellow-rover,
And quiet sleep and a sweet dream when the long trick's over.










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