jueves, 2 de julio de 2015

RAFAEL MORIEL [16.448]


Rafael Moriel 

(Vitoria-Gasteiz, 1968)
Miembro fundador, director y redactor de «La Botica, revista literaria» desde el año 2000, con una tirada semestral de 3.500 ejemplares. Frecuenta la poesía y el relato corto. Premiado en certámenes literarios, ha publicado algunos de sus textos en «El más allá y otros relatos» (premio Ediciones Beta de Relato Corto), «Tene Lehiaketa 2000» (Editorial Elkarlanean, Premio de Relato Corto) y «Cinco Voces», de «Ediciones La Botica», publicando en solitario los libros «Relatos Para la Imaginación», «Accidente en la Fábrica de Chorizos», «Cartas a mi Amiga Muerta», «Poemas del Amor Loco», «Poemas Desde la Contemplación», y el libro de crecimiento personal «Eneagrama Fácil Para Gente de a Pie».



POEMAS



Ya lo sé

Ya sé
que me encierro
y ermito,
reniego de auxilio
e incluso puedo parecer menos asequible a cada momento.

Ya sé que en cuanto me enfocan
se me cambia el rostro y 
salgo mal en la foto.

Ya sé que soy
insobornable,
nada comercial…
me ultrajo en ocasiones
e incluso creo molestar.

Ya lo sé, aunque mantenga una cierta arrogancia
más digna de un 
genuino romanticismo
que de una histérica sobreestima.

Ya sé que no llamo y
olvido fechas, fiestas y cumpleaños.

Ya sé
de mi talante
arrollado y
circunspecto,
cabezota
y rumiante.

Ya sé
que tengo dificultades
para asumir el protagonismo
y estoy más guapo si
sonrío.

Ya lo sé, aunque mantenga una cierta arrogancia
más digna de un 
genuino romanticismo
que de una histérica sobreestima.

Ya sé
que mi rostro es un espejo
y busco
entre los ojos de la gente;
no miro al público
y
me muevo sin gracia
cuando recito.

Ya sé
que mi voz suena agradable
y me interesa más el fondo que la forma,
… que perdí
buenas oportunidades.

Ya sé,
que me quejo con frecuencia, 
salgo poco
y me esfumo.

Ya lo sé,
que soy frágil y sensible,
aposté con mujeres fatales
a las causas perdidas.

Ya sé
que odio el fútbol
y los cuarenta principales,
que muevo mis ojos
grandes
y contemplo,
hincando mi empeño escribiendo libros
que no publico.

Ya lo sé, aunque mantenga una cierta arrogancia
más digna de un 
genuino romanticismo
que de una histérica sobreestima.




Poesía de Niños Corriendo

Estuve en el parque,
frente al ocaso de una tarde soleada.

La fuente propulsaba su chorro,
que descendía en gruesas gotas, redondas y brillantes
entre el fulgor de los rayos solares.

Mi sobrina le había puesto un «churi» a mi perrita, Lola,
que correteaba, preciosa, entre un grupo de niñas
y dos muchachas se hicieron fotos
acariciando a un perro junto a la fuente.

Yo fumaba,
mirando descender el chorro
sobre la piscina, circular azulada.

Me dediqué un rato a jugar, «pillando» a mi sobrina y a las niñas,
entre los columpios.
Siempre me tocaba «pillar» a mí,
interpretando al payaso tonto
pues esa era la gracia.

Había un bocadillo en el suelo
y las niñas ofrecían sus pedazos a Lola,
forcejeando entre sí por guiarla de la correa.
Después se metieron en un túnel de arbustos y tupida vegetación
con diferentes accesos;
repitieron varias veces
asomando por cualquier lado...
Les gustaba atravesarlo con Lola de la correa,
riendo y vociferando la cogían entre varias,
mareándola,
con pedazos de bocadillo entre sus manos.

Y hubo un instante
retirado,  
observando el parque con su fuente, en el que creí entender que todo cuanto
englobara un poema,
su nobleza e intención reveladora,
delación y sentimiento,
la propia realidad humana
definitivamente se sucede en la risa de los niños correteando,
retozándose en el esplendor de la tarde.

Niños que como yo, dejarán de serlo,
observando el chorro de una fuente
fumando cigarrillos.



Chica Poco Culo

Chica poco culo
desconoces
que te adoro pues de niña
dabas saltitos todo el rato
de puro gozo y alegría.
Casi puedo verte antaño, tímida,
chillando enojada con voz de pito,
repitiéndote una y otra vez.
Entonces miro tu rostro y me reafirmo, aunque nadie
puede saber de qué hablo
y de eso sí estoy seguro.

Chica poco culo, al verte
me fijé en tu trasero
y me dije:
«No tiene culo, ésta es de los míos».

Chica poco culo, nuestras manos se acoplan
en gemelo destino,
idéntica longitud,
manos de chica y chico poco culo
y
mi cuerpo descansa en tu hueco,
y tu espacio se acopla en mi carne.

Chica poco culo...
porque dices abridores de apetito
a las banderillas en vinagre,
tomamos marianito rojo
como cuando críos el Sansón de las comidas,
chica poco culo,
pues conservas, intactas,
tus muñecas de plástico
y tu abuela era de los rojos y sus charlas coloradas,
chica poco culo,
porque conoces el desamparo
y a veces el cuerpo te pide saltar
y correr,
chica poco culo...

Has dormido esta noche
abrazada a mi pecho
y desvelado,
permanecí en silencio durante horas,
observándote bien quieto
para no quebrar tu aire,
mirando al techo,
sintiéndote,
intentando recordar
cuantas razones
pudiera conocer
para seguirte amando
... chica poco culo.









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