martes, 5 de mayo de 2015

FRANCISCO FUENTES [15.856]


Francisco Fuentes 

(Plasencia, 1985) ha escrito los libros de poemas Tierra, territorio, casa (Sevilla, 2006. Premio La Mano Vegetal), Setenta y cuatro días sin mí (Mérida, 2012. Editora Regional de Extremadura), que posteriormente resultó finalista del premio Ausiàs March al mejor poemario publicado en España en 2012 y "Rocky Tokio Gang Bang" (colección de poesía Luna de Poniente-Letra W, 2014). 

Fue finalista del Certamen “Arte Joven” de la Comunidad de Madrid en el año 2005 y ganador del Premio “Aenigma” de poesía breve en 2007 (Telde). Ha participado en la iniciativa “Encontrarte” (Plasencia, 2006) y en su edición de 2011, para la cual se publicó un Cuaderno-Antología, La Plaga Lírica, de la que formó parte y diseñó la portada. 

Como artista plástico ha llevado a cabo diversas intervenciones urbanas, siempre con un fuerte componente lírico. Actualmente trabaja en diminutos proyectos a medio camino entre lo poético y la intervención mínima, con una gran carga conceptual. También prepara su primer libro de relatos.



Tienen vaho las ventanas
y las he escrito.
Como un niño pequeño
he ido trazando
un poema con mi dedo
para que lo leas luego
cuando salgas de la ducha.
Para que des una tregua
a este tiempo
y le perdones sus olvidos.
Para que me la des a mi,
y me perdones, también.
Para que te merezca la pena
estar viva,
haber estado
en la ducha
en ese momento,
en esta ciudad,
en esta habitación,
ahora
y conmigo.



(Cardiff, Enero de 2006)






Pasados ya los momentos íntimos
de las noches en que nos conocimos
y creyendo el mundo descubierto en mis poemas,
no tengo nada más que escribir, no hoy.
Sólo momentos vanos de mi infancia
que poco tienen ya que ver conmigo
en esta hora tan triste y tan difícil
que no acierto a vivir.

Y aun así con que ansia
se aferra a mí,
y cuanto la echo en falta.

Aun te espero,
triste palabrería
aun te espero.

En las madrugadas sin argumento,
las del mar y las fotos familiares,
la memoria, el levante y los poemas:
porque existió un momento en que te miré,
luz en mi luz, nada en mi nada.

Y qué voy a decir que no conozcas ya de mí,
nunca supe bien como sobrevivir
cuando me quedo solo.

(Madrid, 2007)





OTOÑO DEL 36
A mi abuela Asuncion.


Llevaba calcetines blancos cuando estalló la guerra,
calcetines blancos, faldita gris, chaqueta negra,
por las calles empedradas de la vieja Plasencia.

Su mamá la esperaba en el rellano de la puerta.

Papá había muerto de un tiro en la cabeza,
llorando como un chiquito y gritando
orinándose encima de tanto miedo,
implorando clemencia.

Su mamá la esperaba,
en el rellano,
también muerta.

Gilipollas el hombre, gilipollas la tierra,
gilipollas España, rojos y azules de mierda.
Y gilipollas tú, Papito, por morirte en la guerra.

(Plasencia, 2008)





El camino te ha dejado aquí, ahora
en este poema.
Has sido niño, que no es poco,
has viajado y ha llovido,
hiciste el amor y te besó con dulzura
cuando llegaste empapado,
viste la ciudad desde un edificio alto
y alguien desconocido te sonrió en la calle.

Has llegado,
bien,
dos mil y pico, nosecuantos de Noviembre,
y estás vivo, no te quejes.
Camina firme y sonríe tú también
a cualquier transeúnte.
Ve al salón y besa a tu mujer,
zarandea a tu hijo
como si fuera en un avión
supersónico.

Emociónate con la película.

(Madrid, 2008)




Y yo volveré,
estés o no estés,
yo volveré.
Y traeré nuestro silencio,
y el temblor que lo acompaña.

Y te buscaré,
te buscaré pa por si estás.
Que voy a levantar todas
toditas las baldosas de mi casa
y sobre todo por las noches,
que sin ti la luna
no es buena compañera.

Que pienso arrancar toa la yerba
de toas las montañas del valle
y besar la tierra húmeda
pa por si te siento.

Estés o no estés,
por si te siento.

Y si no estás,
no te acusaré, te lo juro
aunque me mee de miedo,
recordaré que estuviste,
que fuimos sangre.
Y te rezaré,
te rezaré a la virgencita,
pa que te cuide,
y te de un buen marido.

Pero prométeme, ay por favor
prométeme sólo una cosa,
prométeme, mi chiquitaja
que estaras ahí
la primerica
a llorar
cuando me muera.

A ponerme música.







SETENTA Y CUATRO DÍAS SIN MÍ

Francisco Fuentes
Mérida, Editora Regional, Col.Vincapervinca, 2012, 47 págs.




COMO UNA HOJA DE CASTAÑO
que atraviesa despacio el aire

cuyo fin no es detenerse
sino caer

lentamente

como una hoja de castaño
que flota pero no vuela

inmensamente bella
pero muerta






Así llega el frío:

por los dedos de sus pies.

¿Has escuchado alguna vez
el sonido de las hojas
cuando tocan el suelo?

(De "setenta y cuatro días sin mí")





De "Tierra, territorio, casa"


TÁBULA RASA

Verano del 91 y un parchís, la calle estrecha
y los amigos de un mes jugando a la pelota
y eso era el mundo.

Descubrir con parsimonia la dimensión de cada cosa
y esa soledad tan ajena
del viajero,
de aquel joven trapecista
y sus colores.

Pero yo
hace ya tiempo que no logro comprender
a los desconocidos.

-Y recuerda que nadie es capaz de existir
más allá de sus palabras-

Entonces
reconoce en tu memoria esos lugares olvidados
y el ansia de la vuelta.
Comprende ahora el desgarro del regreso,
verte en el mismo lugar que una vez fue tuyo,
y no sentir nada.

Es cierto.
Todos somos, una vez pasado el tiempo,
personajes de ficción.

Y la vida no es más que esa batalla
de todos contra el olvido.







ROCKY TOKIO GANG BANG

Dos personajes dialogan en una realidad que se rompe:

"––¿Y qué trozo de mí te llevarías si algo me partiera por la mitad?"
"––Odio a la persona que inventó los números. Odio al impulsor del petróleo. Al defensor de la eutanasia de Kathy y al primer ministro."

Rocky tokio gang bang no es un viaje. Es caer hacia adentro.

Los restos de un cuaderno con este extraño título en la primera página. Las conversaciones y reflexiones de dos personas en un mundo que se va. Un libro fragmentado cuyo único hilo conductor es el espectador perplejo. No sabe qué ha sucedido, pero reconoce los restos.

http://www.delalunalibros.es/


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