sábado, 25 de abril de 2015

PEPA NIETO [15.763]


Pepa Nieto Busto 

Nació en Outes, A Coruña en 1945.
Es poeta, escultora, investigadora y especialista en lenguas inglesa y alemana.
Es presidenta de la Asociación de Mujeres Gallegas en el Exterior “Rosalía de Castro”; Vicepresidenta de la Asociación Prometeo de Poesía de Madrid; Coordinadora de la Tertulia “Arco Poético” en la Biblioteca Pública Retiro, de la Comunidad de Madrid, acto que se celebra cada mes, y en el que participan poetas de gran prestigio tanto nacional como internacionalmente; Cofundadora de otras tertulias literarias como “La Manuela” fundada hace más de 10 años, en Madrid, y que reúne a poetas tanto reconocidos como a los que comienzan a escribir sus primeros poemas.
Su obra ha sido traducida al gallego y al ruso.
Como escultora, ha realizado numerosas exposiciones tanto colectivas como individuales. Sus obras se exponen en distintas galerías de arte y tiene un buen número en colecciones privadas.




de TIEMPO INHABITABLE

"Tiempo inhabitable de Pepa Nieto, como su título puede fácilmente dejar adivinar, es un libro de lamentación, de queja, de protesta.  Un libro comprometido con el tiempo de la Poeta, en el que no ve motivo alguno para la sonrisa. 
Ya la dedicatoria asienta  el libro en el recuerdo de quienes carecen de pan y de techo y una cita de Dámaso Alonso permite asegurar que el entusiasmo y el amor no se apagarán por dura que sea la circunstancia. 
Quiere, pues, el libro tomar silla en la tierra sobre dos ideas; primera, que debe tratarse del mal, y, segunda, que éste no puede anular la voluntad y la esperanza. La buena intención queda clara, pero en poesía no bastan las buenas intenciones, sino que hay que convertirlas en lenguaje y asumir , en la propia escritura, la traducción literaria, porque nunca se escribe en vacío, jamás se parte de cero y los orígenes no deben esconderse, sino dialogar con ellos, para aceptarlos o para, en su caso, negarlos y proponer nuevos caminos.
La guerra, el hambre, la corrupción el dolor de las madres, los niños soldado, la pobreza, la desesperanza las palabras inútiles, el terrorismo, son temas que motivan poemas a lo largo del libro. En ellos Pepa Nieto muestra el deseo de no abandonar la construcción metafórica que le permite elevar lo escrito por encima de un rasero elemental. Por eso sorprende que acoja una cita de Gloria Fuertes, poeta de lengua y construcción elementales, para encabezar el volumen junto a la de Dámaso Alonso". Jorge Urrutia, profesor y escritor. 



Y si no fuera lo que intuyo,
si decididamente
no apuntara la sangre
a los pulmones de la tierra,
si esta foto no avalara mis dudas.

Es justamente aquí
donde mi mano se incorpora
y se resiste
a cualquier hundimiento de mis dedos.

Está inquieta la pluma.
Una vez más el canto equivocado
invade tu presencia,
una vez más la angustia,
la soledad tristísima del mundo
cuando el hombre es herido por el hombre.





Conversando con Garcilaso

Y si fueras de hoy,
mi querido poeta, honradamente,
¿cómo darías forma a tu escritura?
si fueras de hoy,
¿sobre qué inmensa herida
tratarían tus versos?

Lo que el poeta piensa
puede ser cuestionable, dicen,
según el tiempo en que vivimos.

Con certeza,
este sentir cómo se muere el mundo
borrando al hombre
de mapas inventados por el hombre,
de ciudades creadas por el hombre
y a la vez destruidas por el hombre,
ya existía en tu tiempo.

Nunca fuimos, poeta,
de la palabra compartida
grandes héroes,
nunca amamos el canto,
el bellísimo canto
de algún entendimiento.
Esta ausencia de unión
que parece real e irreversible,
nos hace vulnerables,
transitamos los caminos del odio
sin movernos.

¿Qué me dices, poeta?
¿engendraría amor, quizá,
volver a versos tuyos? Volver…
"como la tierna madre,
que el doliente hijo le está con lágrimas pidiendo
alguna cosa".

Del libro
Tiempo inhabitable




Evitable la muerte

La descarnada muerte
muerta de hambre.
La guerra muerta de hambre.
Abierta está la guerra para todos.

Puede usted, mi señor,
mirar la guerra sin esfuerzos,
debajo, dentro, fuera,
sobre los párpados
cerrados para siempre
o en las cloacas
de quién sabe que barrio.

Allí, donde nací, está la guerra
huérfana de madre,
en la madre y en el padre,
en el asombro de los huesos
aún tan delicados, un niño, dos niños,

tres, cuatro…
La bala llega repetida,
nocturna,
 diurna,
y ahí está la tarde, sola,
para cerrar los ojos.

Del libro Tiempo inhabitable





La realidad de las cloacas

Estoy aquí con este pensamiento
como si de de un mal sueño se tratara,
tengo ante mí todas las bocas,
veo con nitidez que me regresa
la imagen misma de los ojos,
tengo el dolor de las cloacas en mis ojos
y lloro abiertamente.

Y si yo lloro,
si estoy aquí y sin esfuerzo veo
la tos que se detiene
y sale por las bocas,
si yo misma la toco con mis manos
en cada cuerpo que aún vive
y no me exijo nada.

Y si después toco los cuerpos
tan tristes como el hambre
y bajo y me paseo alegremente
por esta realidad de la cloacas.

Y así alegremente
veo pasar los siglos y los toco
como toco a los hombres y a sus guerras
en las ciudades destruidas.

Si aún consiento una disculpa
que me diga:
hay un lugar para la muerte,
muerte evitable, y callo,
soy voz que se resigna,
 la voz muerta.

Del libro
Tiempo inhabitable





Salida hacia el color definitivo

Pájaro, flor,
o luna que se rompe
para besar la tierra.

Pero os digo que aquí la vida nace,
se extiende ansiosa de llegar
hasta el torso del hombre,
es como si quisiera acariciarle,
subirle hacia otra altura
donde el calor le espera.

Pájaro, flor,
 hombre.
Un tronco firme,
y a sus orillas
blanco que se mezcla.
Comunión sobre el cielo.
Salida hacia el color definitivo.

Del libro
Tiempo inhabitable





De: La mano del ángel

"Este es ya el cuarto libro de versos que publica Pepa Nieto. Le antecedieron Vencida por Setiembre, en 1998, Como ceniza en 2000, y Antes y después, el mar, 2004. 
En ellos la autora fue afirmando y confirmando la personalidad de una poeta verdadera -como antes dije-, ya  anunciada con firme trazo en sus publicaciones iniciales, y que en la presente ocasión y con La mano del ángel cree hallarse en un tiempo nuevo vital y creador, en el que ya sabe reconocer y valorar lo auténtico. Pero, antes de adentrarse en ese tiempo nuevo, quiere echar aún una mirada atrás, y situarse en la contemplación de lo que sucedió, sí, pero alienta ya únicamente en el recuerdo y es tan sólo lejana memoria, peripecia sin retorno, y al fin y al cabo un pretérito sin vuelta atrás. 
Y la poeta así, en su nuevo libro, habla y nos habla, se nos hace próxima, parece hablar directa a cada uno de sus lectores, más próxima  a cada verso suyo, más aún, inmediata, persuasiva,confidente, entre la angustia y el reconocimiento que podría transformarse en liberación, amor vencedor de la muerte". José Montero Padilla, catedrático y escritor. 



LOS ESPEJOS AL LADO DE MI CUERPO

Acaso lo que busco
es escuchar sonidos
en el agua pasada,
que estas fotografías
tengan vivos los labios y me besen.

O es este abrir los ojos
y querer evitarle en los espejos,
estos espejos al lado de mi cuerpo,
alargados
como los rostros alargados
al lado de mi cuerpo.

 Como fantasmas
se adentran estos rostros en los libros,
asesinan poemas
que nacieron ayer para la historia.
Conviven con mi espacio y lo secuestran.

Al lado de mi vida
confiesan estos rostros su pecado.
Se suicidan como los rostros míos
al lado de su cuerpo.

(De: La mano del ángel).








De: “Como ceniza”


“… Ni unas gafas oscuras
evadirán las caras de los necios…”
PN

“Quizá soy un caín que escupe muerte”
Yo paseo y me extiendo
por los trenes antiguos
que transportan la muerte.

Visito cementerios como mundos
en países callados como mundos
donde los ojos de la ira me desnudan.

Y en las mejillas rojas de los perros,
a mi paso, hay cuarenta mil guiños
de vísceras de padres.
Y los pechos que amamantaron fieras
y amamantaron inocentes,
se agarran a mis pies como a un insecto.
Y yo me siento insecto,
uno más que se digna en registrar su nombre.

Y voy sobre las tumbas como una mano inútil,
soy una mano torpe que se esconde.
Y soy niña,
soy madre calcinada.

Pero salgo,
vuelvo por la calle de siempre
con los guiños a cuestas
como si fuera noche de difuntos.

Y el tren se hace más largo,
y los camiones negros
hacia los hospitales de la sangre
se hacen más largos.

Quizá soy un caín
que escupe muerte.

Una muerte que es túnel en la boca,
duro metal hundido en la garganta
que ruge,
y aquí ya no hay quien grite,
sólo hay sabor a sangre que hace historia
no sé si por camino hereditario
o mordedura virgen en la nuca.

No discuto mi parte en estas muertes.

Quizá sólo soy mosca,
una pequeña mosca envenenada
de excrementos que sois,
incluso tú, Abel hermano.
Seres que preferimos extinguirnos
con la orfandad escrita en los fusiles.

De: “Como ceniza”


Y LO QUE MÁS ME DUELE SON LAS FECHAS
                                     

                                     A Kosovo en 1999. 
                                     Hoy, al pueblo de Irak, 
                                     y a todos los pueblos 
                                     que sufren las consecuencias de la guerra

Y lo que más me duele son las fechas, 
recordarlas como un fusilamiento, 
recordarlas 
con sangre de esta guerra y tantas otras.

Y no basta decir 
¡qué hermoso día! 
Ni unas gafas oscuras 
evadirán las caras de los necios.

Ya nadie se conoce por las calles. 
El que menos y el que más, 
va hablando de sus muertos. 
Ya nadie sabe exactamente  
a qué trozo de mundo pertenece.

Aquí la paz nos baila entre fusiles.

Y me dueles, palabra malherida, 
porque ando todavía sobre sangre. 
Despierto entre noticias obligadas 
y cada vez más torpes.

Me duele 
esta forma pasiva de los ojos 
ante una destrucción que no comprendo. 
Porque es allí, ahora, 
donde la Tierra es un cadáver que habla solo.

Es allí, en este instante, 
mientras me estoy vistiendo de domingo, 
donde una mano se equivoca 
y hay cien muertes.

Y no me asusta ese zapato boquiabierto 
quitándose metralla de los dientes. 
Me asusta el hombre.

  Del libro Como ceniza




 PAZ

                        La paz no es todo 
                        sin la paz no hay nada 
                                          W. Brand

Si yo pudiera hablarte 
con una voz que te llegara 
y la tomaras como tuya. 
Si hicieras realidad lo que te pido 
cada día que nazco. 
¡Qué alegría le darías al mundo!

Pero te me vas siempre 
como un deseo inalcanzable. 
Siempre 
como una escena continuada 
que se rompe, 
donde hay un pez que apenas sobrevive. 

Y me haces falta aquí, 
en esta calle. 
Porque el mundo esta aquí, 
en esta calle 
donde escucho el sollozo.

Y es orfandad, seguro,  
lo que tocan mis manos. 
Es un tanque 
que entrecruza mi puerta 
y la de todos.

No importa quién decide. 
Sobrepasan los límites del árbol 
que intentaba salvarse.

Siento  
que mi oración no sirva. 
Y, más aún, 
que te deslices por mi boca 
y yo me calle 
cuando el planeta Tierra es todo grito.

No te me pierdas hoy, 
palabra, como el aire, 
así, sin más, 
con la sangre reciente.

Del libro Como ceniza






Del libro Vencida por setiembre


UN ZUMO DE CARICIA SE DETIENE

Es casi al alba, 
y yo te sigo dando 
mi sangre transparente, 
mi vientre todo como nácar, 
y estas gotas de llanto 
que caen por tus dedos.

Es casi al alba, 
y aún es de cristal esta cintura, 
aún es de oro tu labio por mi pelo. 
Y estoy callada. 

Me despiertan azules  
las uvas de la noche. 
Racimos como lenguas 
adornan mi almohada  
dibujando castillos 
de coral en los besos, 
dibujando más fuego 
en esta orilla gris que mi hombro oculta. 

 Aquí, 
un zumo de caricia se detiene, 
y mis senos se ofrecen  
y duermen en tu mano.

Es casi al alba, 
y quiero que estas copas sigan llenas, 
quiero que sea vino mi cuerpo por tu cuerpo. 
Después, 
he de cerrar mi puerta  
por todos los costados  
y ningún otro aroma 
nos manchará el espejo.

Del libro Vencida por setiembre




QUISIERA ALIMENTARME MIRANDO 
A LOS ESPEJOS                 

                                 Hoy, el único rastro es un pañuelo 
                                 que alguien guarda olvidado 
                                                 Idea Vilariño

Hoy me golpea la voz 
un lenguaje muy triste 
con este agonizar de letras muertas. Tu nombre. 
Y al fondo el techo. 
Y mis párpados. 
Y las almohadas dispuestas a ocultarte 
para evitar recuerdos que me sobran. 
Todo deshabitado y habitado. 
Es tu ausencia. 
Y no me reconozco. 
Me duele el humo, 
la telaraña que te envuelve, 
las palabras exactas que debí decir antes. 
Me duele el pulso, 
estos latidos que no suenan más que a muerte. 
Quisiera alimentarme 
mirando a los espejos 
por descubrir tu cara en el azogue. 
Quisiera, incluso, 
que las dudas colgaran de mi espalda. 
Y deshago mis dedos  
buscando en la memoria. 
Pero quedaste al margen, 
enfundado en corazas como hielo. 
Un ataúd 
donde no llega el labio.

Del libro Vencida por setiembre




VUELVO A LA ENCINA

Hay tanto que no queda. 
Tantas lunas que a veces me asustaron. 
Y tanto quedó allí, junto a la encina. 
Si la Naturaleza es sabia 
como dicen, 
si alguna vez guardó tu rostro, 
yo te busco. 
Y, aunque este frío me hiela los labios, 
te llamo,  
le llamo beso al aire. 
Quiero pensar que estás en esta lluvia, 
que veo tu mano en cada flor, 
en la raíz del árbol, 
sobre mi pie cansado. 
Quiero pensar que estás en esta piedra, 
toco la piedra, 
toco un nombre que apenas leo. 
Derramo una lágrima. 
Vuelvo a la encina. 
Espero.

Del libro Vencida por setiembre






Del libro Antes y después, el mar



ANTES Y DESPUÉS, EL MAR

No veo 
las barcas pintadas de verde 
ni las velas alegres del Sund. 
De todo solo veo la red gigantesca
del pescador. 
Bertolt Brecht

La realidad estaba allí, creciendo, 
nutriéndose de oscuro. 
Me miraste doliente, 
quizá también pensando 
por qué se cae en la locura.

Y es que existió un  "antes" 
azul para los ojos,  
sin duda un antes libre.  
Ahora hay un "después" que huele a muerte; 
un después que se asoma con mil balas.

Sueño que me alío en tu nombre  
y te salvo.  
Descubro logros de mi verso 
para que sea la palabra tu voz firme.

Que se acabe esta historia, 
que no asome una piedra 
aplastando en la playa el destino del hombre.

Y más allá, el horror. 
No erguía su cabeza la gaviota. 
Y muy lejos la luz, y todo muerto.

Pero mi lengua será pluma 
penetrando en tus aguas, 
mi lengua será firme e inconfundible, 
y entonces la razón tendrá su sitio.

Y tú, mar,  
como viejo maestro de centurias, 
debes ser talismán  
para un planeta que se pierde. 
Resiste a este acoso.

Levanta de ruinas  
la sordera del mundo.

Del libro Antes y después, el mar




TÚ, MAR, LIBRE


Sobre tus brazos irreconocibles, 
tus hombros, 
tu cara aún como de niño,  
entre asustado y fuerte, 
pesa la negra historia 
de esta historia.

Destrucción, 
                    agua, 
padre, madre, 
                     cobalto, 
mundo,

NEGRO EL FONDO.

Es tarde, siempre es tarde.

¡Pobres rocas! 
cuantas veces por mí 
tocadas y admiradas. 
No es de extrañar que pienses: estoy muerto, 
he alcanzado el límite, 
y aquí acaba todo. 

Tus dedos están fríos, 
tocan la playa fría  
que te llora y no entiende.



II 

Tienen que venir días 
capaces de elevarte, 
ocurrirá el milagro, lo sé, 
ocurrirá que vuelves a ser tú 
en plena gloria.

Así te quiere el viento, 
así te quiero, 
fuera del abandono, 
plantado en lo sublime 
como cuando en la  arena 
se intercambiaban besos inocentes, 
y las piedras brillaban 
como hijas de una lluvia generosa.

Lluvia, 
atormentada e impotente 
en torno a tus pupilas, 
al inmenso negror de tus pupilas.

Tienen que venir días 
porque nada está quieto para el hombre 
mientras exista el aire, 
y con él, tú, mar, libre.

Del libro Antes y después, el mar





SANTOS PIES

En tus pies una casa 
incendiará las huellas de exilio. 
              Luis Arrillaga

Ellos son de mi cuerpo 
y de todas las sangres. 
Y los encontrarás por los asfaltos 
más irreconocibles.

Y yo me subo hasta mis hombros 
y los miro, 
y entienden que me dejo llevar 
por mágicas estrellas de sus dedos.

Ellos son como estrellas, y aún grandes. 
Y mi nariz agradecida, y  pequeñísima, 
es tan sólo una sombra,  
una influencia, 
igual que mi memoria 
apenas viva, apenas confiable.

Por eso aquí, desde mi espalda,  
hago entrega,  muscular entrega. 
Y confío; 
confío plenamente en mi pie izquierdo. 
Es una entrega de mí mismo para dioses, 
diría para santos.

Porque los pies son como santos 
que cumplen cada plegaria nuestra. 
Y quiero decir, yo os adoro, pies, 
santos pies.

Pies como monstruos santos. 
Os amo desde aquí, que es mi carne, 
y desde carreteras  
que no conocen nombres.

Hoy premio a todas las sandalias  
que durmieron contigo, pie derecho. 
Y acaricio el camino  
para vuestro pie izquierdo.

Del libro Antes y después, el mar







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