domingo, 19 de abril de 2015

IÑAKI EZKERRA [15.674]


Iñaki Ezkerra Greño

Iñaki Ezkerra Greño (Bilbao, 9 de febrero de 1957) es un escritor, periodista y activista español, uno de los fundadores de la asociación el Foro de Ermua, opuesta a la banda terrorista ETA y al nacionalismo vasco y promotora de las libertades en el País Vasco. Su trayectoria literaria abarca desde la poesía a la novela, el relato breve, el ensayo o los artículos de opinión y de crítica literaria.

Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, y ha dirigido varios cursos de verano en la Universidad de Cantabria sobre literatura e ideario político. Actualmente, es columnista de ABC y El Correo. Ha compaginado su actividad en la prensa con la participación en programas de debate radiofónico y televisivo, como Protagonistas de Luis del Olmo, y Herrera en la Onda de Carlos Herrera en Onda Cero. Actualmente es tertuliano en el programa 24 Horas de Miguel Ángel Domínguez en RNE. Es Miembro del Consejo Social de la Universidad del País Vasco desde 2009.

Actividad literaria

Su poesía se caracteriza por el figurativismo lírico, la ironía y el contenido filosófico. El humor y la delación de las imposturas son las notas más destacables de su narrativa. Y sus ensayos se han distinguido por una original combinación de testimonio personal y reflexión teórica. Con “Exiliados en democracia” inició una renovación del ensayismo político vasco, abandonando el anterior tono hagiográfico e introduciendo elementos fuertemente autocríticos.
Publicó sus primeros poemas en 1974, a la edad de diecisiete años, en el periódico bilbaíno La Hoja del Lunes, y colaboró semanalmente con artículos periodísticos a partir de 1982 en el diario socialista Tribuna Vasca hasta su cierre en julio de 1983. En 1984 inició en el diario El Correo sus colaboraciones semanales de opinión y crítica literaria, a las que se sumaron las del diario La Razón desde su fundación a finales de 1998 hasta comienzos del 2012, en que pasó a colaborar con ABC.
Durante la década de los noventa, desarrolló una intensa actividad cultural en el País Vasco a través de la "Sociedad Liberal El Sitio", como vocal de sus Juntas Directivas; también en tertulias y publicaciones especialmente de Euskadi y de Cataluña, como el diario La Vanguardia o las revistas barcelonesas Quimera, Península, Qué Leer, Penthouse y Ajoblanco.
Entre los reconocimientos a su labor literaria, tiene el Premio Pío Baroja del Gobierno Vasco 1983 por su novela “El Zumbido” así como ha recibido en dos ocasiones el Premio Alonso de Ercilla de Poesía, también del Gobierno Vasco, en 1984 y 1991 por sus poemarios “La ciudad de memoria” y “Museo de reproducciones”.

Su labor como articulista fue reconocida con el Premio de Periodismo El Correo en 2000.

Activismo
Militó en el Partido Comunista de Euskadi durante la Transición hasta 1982, año en que el sector mayoritario de esta formación política se fusionó con Euskadiko Ezkerra.

No volvió a afiliarse después a ningún partido político, pero entre 1986 y mediados de la década de los noventa apoyó decididamente al Partido Socialista de Euskadi (PSE), en el que veía una alternativa a la hegemonía nacionalista. Desde comienzo de 1990 se comprometió asimismo con el Movimiento Pacifista del País Vasco. Participó en actos de Gesto por la Paz y se hizo miembro activo de la plataforma Bakea Orain (Paz ahora). Fue fundador del Foro Ermua el 13 de febrero de 1998, asociación que llegó a presidir entre septiembre de 2007 y julio de 2008.

Tomó parte muy activa en la campaña electoral de las elecciones al Parlamento Vasco de 2001 a favor de la alternativa constitucionalista que representaban Jaime Mayor Oreja (PP) y Nicolás Redondo Terreros (PSE) frente al nacionalismo. De hecho, ambos políticos presentaron en medio de aquella campaña “Estado de excepción”, el primer ensayo del escritor sobre ETA, el nacionalismo vasco y la situación de falta de libertades en el País Vasco. Tras no conseguir la mayoría los partidos constitucionalismo en aquellas elecciones y la dimisión de Nicolás Redondo Terreros, comenzó a alejarse del entorno del PSE y PSOE dado el cambio en la política antiterrorista de éstos bajo el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero y su gobierno, que culminó en la negociación de éste con ETA.

Desde entonces su apoyo se traspasó al Partido Popular (PP) en el País Vasco, brindando públicamente su apoyo a Antonio Basagoiti en las elecciones de 2003 a la alcaldía de Bilbao, ocupando testimonialmente el puesto 28 en la lista electoral. Durante la crisis desatada en el PP tras las críticas vertidas por María San Gil contra Mariano Rajoy y la consiguiente dimisión de ésta en julio de 2008, apoyó decididamente en la prensa vasca y nacional a Antonio Basagoiti e incluso asistió al Congreso del relevo celebrado en Bilbao entre el 10 y 12 de julio de 2008, en el que éste fue elegido presidente del PP vasco.
Sin embargo, y pese el apoyo del PP a ésta, se manifestó claramente contra la participación de España en la Guerra de Irak. Asimismo también ha participado en actos de la asociación Ciutadans de Catalunya y del partido Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C's), críticos y opuestos también al nacionalismo. Posteriormente, manifestó en sus artículos y declaraciones su apoyo al pacto por el cambio en el País Vasco entre el PSE-EE y PP nacido a raíz de los resultados de las elecciones autonómicas del 1 de marzo de 2009.
Pese a declararse agnóstico, fue el impulsor de la plataforma cristiana Foro El Salvador y el redactor de su manifiesto fundacional en junio de 1999. Desde una posición crítica hacia la Iglesia vasca, ha defendido en sus ensayos políticos la recuperación para el laicismo de valores cristianos como la piedad, la caridad o el arrepentimiento, al percatarse de la ausencia de estos sentimientos en el nacionalismo y el ámbito social vascos.
Su posicionamiento contra la banda terrorista ETA y en defensa de la libertad le ha convertido en un referente civil dentro y fuera del País Vasco, a la vez que le ha ido acercando desde las posiciones de izquierda de su juventud hacia la derecha democrática por la vía del constitucionalismo vasco y de la resistencia contra el nacionalismo totalitario, sin por ello abandonar sus convicciones sociales. Por su compromiso contra el terrorismo ha sido condecorado en dos ocasiones, con la Medalla del Mérito Constitucional y la Cruz del Mérito Policial.

Obras

Poesía:

Mítica (1978)
La ciudad de memoria (1984)
Museo de reproducciones (1991)
Casi anónima sonríes (1996)
Otra ribera (1998)
A tu lado en Islandia (2009)
Los sonetos marítimos (2010)

Narrativa:

El zumbido (novela, 1983)
La caída del Caserío Usher (libro de relatos, 1991)
Historias de amor y de odior (libro de relatos, 2010)

Ensayo:

Marginalias (1996)
Estado de excepción (2001)
ETA pro nobis (2002)
Sabino Arana o la sentimentalidad totalitaria (2003)
Exiliados en democracia (2009)




poemario, Otra ribera, editado por la Universidad del País Vasco en 1998. 

Puente levadizo                                            

       Ya no se volverá a partir en dos
el puente como un lento y ordenado seísmo.
Ya no contemplaremos la rutinaria catástrofe
de naipes que era el paso de algún barco.
Tenía algo de rito colectivo,
bendición pontificia o funeral
aquella operación siempre imprevista
que se mentaba con una solemnidad
de natural apenas perceptible. 
      “Están abriendo el puente”  se decía
dentro de un autobús o de algún taxi,
desde un balcón, una ventana, un bar
o una de las orillas de la ría.
Se decía con ese tono grave
a su pesar del prodigio asumido,
con espontaneidad y con fastidio acaso,
sin poesía alguna,
sin sospechar el poema que habitaban
los cientos de automóviles en fila,
los peatones junto a las barreras,
la ciudad detenida unos instantes
en el tiempo del mito
mientras en medio del paisaje estático
la chimenea o el mástil avanzaban
de una imposible Argos con graffitis
escritos por un pez: Líneas Pinillos. 
      Sólo algún tren, con discreción cumpliendo
su guardia horizontal y rutinaria
por una realidad puesta en peligro,
mostraba ante ese sueño su licencia
y seguía su ruta de hierro, inalterable,
bajo la maquinaria
secreta del hechizo. 
       “Están abriendo el puente”, farfullaban
un chófer, un transeúnte, un camarero
mientras secaba un vaso con consciencia
de que era aquél un contratiempo mágico.
Y desde los autobuses y los taxis
y desde las ventanas y desde los balcones
y desde los bares
y desde las barandas
todos los transeúntes y los chóferes
y los ejecutivos y los niños,
en silencio, con resignación leve,
con aquella familiaridad
solemne, casi con recogimiento,
padecían la fantástica visita
de ese Abaddón benigno e industrioso. 
      Y así, tan cerca como el pavimento
oblicuo y las aceras verticales,
nadaba en la metrópoli el mercante,
sentíamos quizá poder tocar
al fantasmal pasaje, tan atónitos
los unos y los otros por esa proximidad
desconcertante y breve. 
      Y así, como un cajón de autómatas
que acciona una moneda, recobraba
de pronto la ciudad su movimiento,
las hileras de coches, la afanosa multitud,
pisando con rencor esas alas de asfalto
que ya se hallan selladas para siempre;
la realidad pisando igual que lo hacen hoy
exactamente, como si el milagro pudiera acabar aún de repetirse.







Extrarradio

Has venido a perderte en este barrio
donde la luz y la ciudad se cansan
de tanto prolongarse. A cada paso
y a través de la goma
caliente de tus suelas
y palpas las fracturas y las llagas
de un suelo desahuciado
de muerte. Alguna lata está rodando.
Te detienes. Con una extraña prisa,
has visto algún camión –por la ribera-
latir bajo el bombeo de sus toldos.
Has venido a perderte. Muere el ronco
bramar de los motores. Se detiene
Alguna lata ahora. Es el momento
de cruzar a la muerte. Eres orilla.
Este mundo es la orilla de este mundo.
Por colinas de escombros
tu soledad asciende.
Las plantas de tus pies mantienen diálogos
con las piedras y los cascos de cerveza
que en el barro se clavan, duro y húmedo.
Hiere un balón en la tarde. En la explanada,
sucede la yerba a un legendario asfalto.
Unos autos de choque,
suena un disco,
la voz de un cantante ya pasado de moda…
Intentar la juventud
es ya de la vejez signo iniciático. Envejecen
los coches, las canciones…, mientras duran
las górgolas, los bustos,
las logias y los templos, antiguos de antes
que nadie los soñara. Tú has venido
a perderte. De ti apartas los ojos.
Sin esperanza, crecen, venciendo al horizonte
de tu memoria muerta,
tulipanes endémicos.
Anochece. Tus suelas son dos hielos.
Has venido a perderte en este barrio.





“A tu lado en Islandia”



VENECIA

¡Oh! Viajar a Venecia con una veinteañera
es discutir en el palacio Grassi
e insultarse con ganas sobre el puente de Rialto;
desplantes, malas caras, y oír esto no me gusta
entre los atrios de San Giorgio Maggiore;
carreras, bofetadas por la plaza de San Marcos,
y terminar fumando solo en las terrazas
o en la cama de un hotel
ante el televisor.
Es maldecir a los Dogos,
aborrecer el agua, los canales, los Tizianos, los
Tiépolos,
los vidrios de Murano,
y llorar en los hombros de todos los gondoleros.
Sólo se debe hacer ese viaje con mujeres
que pasen de cuarenta. Saben que en la vida
se va muy pocas veces a Venecia.





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