lunes, 30 de marzo de 2015

MIGUEL ÁNGEL GALINDO [15.331]


Miguel Ángel Galindo 

Tenerife, Islas Canarias. España (1973). Estudió Filosofía y Derecho. 

Publicaciones Literarias: Caballos eróticos. Editorial Pilar Rey. La Palma. 1992; Batir la tierra. Colección Nuevas Escrituras Canarias. Nº 25. SOCAEM. Las Palmas de Gran Canaria. 1993; Cementerio de Animales. CIJ. Puerto de La Cruz. Tenerife. 1993; Animales curvos. Editorial El Sureño. Tenerife. 1995; Los Castigadores. Colección Mínimum. Islas Canarias. 1998; Raíl sobre fondo negro de Chicago. Editorial Pilar Rey. La Palma. 1998; Frozen Dove Hotel. Editorial Baile del Sol. Islas Canarias. 2000; Hécate. Editorial Pilar Rey. La Palma. 2000; Satélites de Vaticie. Ediciones Bromera. Valencia. 2000; Fabricando Hormigas. Editorial Benchomo. Islas Canarias. 2001; Poema Sucio. Editorial Baile del Sol. Islas Canarias. 2004; Allevatio. Edición KA ; Ayuntamiento de San Miguel de Abona. Tenerife. 2006.  La carne & los lirios. Ediciones Idea. Islas Canarias. 2007.
Rising Sun (La Ovejita ebooks (Nueva York, 2013), un proyecto bilingüe publicado en Nueva York y prologado por la actriz y cantante Maite Dono, entre otros.

Artículos en prensa y revistas especializadas: La paz perpetua. Artículo sobre la obra política de E. Kant. Revista de Arte y Literatura “El Taller”; Navidades en Auschwitz. Artículo sobre la obra moral de T. Adorno. Revista de Arte y Literatura “El Taller”; El verdadero moralista: the outsider. Artículo sobre la obra del filósofo Aranguren. Revista de Arte y Literatura “El Taller” [Los 3 artículos anteriores corresponden a los Nºs 9 al 12 de los años 1996-97-]; Poemas. El Barraquito. Revista de Derecho Político, Filosofía y Literatura. Nº 2. 1996. Tenerife; Artículos varios. Sección “De las Artes y Nuevas Letras Canarias”. Nºs 7,8, 9, 11. Periódico El Día. 1997. Tenerife; Del falso héroe al obseso. Artículo sobre la obra de Humberto Eco. Revista Vértice. 1997. 

Tenerife; Del verbo frente a las colecciones. Artículos sobre la obra del dramaturgo Roberto García de Mesa. Revista “Cuadernos del Ateneo”. Nº 5. 1998. La Laguna; La hija de abril. Artículo sobre la obra de la escritora Isabel Medina. Revista La Tajea. San Miguel de Abona. Junio 2004; Dejad que el mar me arrastre. Artículo sobre la obra de la poetisa Elica Ramos. Revista Disenso. Junio. 2004; El arca de la risa. Artículo sobre la obra narrativa de Gotthart Kuppel. 2.C. Revista Semanal de Ciencia y Cultura. Nº 232. Periódico La Opinión. Sábado 4 de septiembre. 2004; El pescador de pájaros. 

Artículo sobre la obra poética de Iván Cabrera Cartaya. Revista La Tajea. San Miguel de Abona. Septiembre. 2004; Cita en la obscura montaña de las zarzas, o el sueño del jaguar. Artículo sobre la obra poética de Olga Luis Rivero. 2.C. Revista Semanal de Ciencia y Cultura. Nº 250. Periódico La Opinión. Sábado 22 de Enero. 2005

Premios, méritos: Premio Félix Francisco Casanova de Narrativa Corta.1992. Islas Canarias; Accésit Félix Francisco Casanova de Poesía. 1998. Islas Canarias; Mención Especial Premio de Poesía Puerto de La Cruz. 1998. Tenerife; Premio de Poesía Puerto de La Cruz. 1999. Tenerife; Finalista Premio Nacional de Poesía Alzira. 1999. Valencia; Accésit Félix Francisco Casanova de Poesía. 1999. Islas Canarias; Primer Accésit del 7º Premio Internacional de Poesía “Revue la porte des poètes”. 1999. París; Segundo Premio de Poesía Puerto de La Cruz. 2001. Tenerife; Segundo Accésit Pacsa de Poesía. Santa Coloma. 2004. Barcelona; Primer Premio de Poesía Taramela 2005. San Miguel de Abona. Tenerife.

Ponente en las Nueve Semanas de Poesía Canaria. Ateneo de La Laguna. 1995. Tenerife; Participa en la “Antología de Relatos Originales” de la colección “Genios Noveles” de la literatura española. Editorial Jamais. 1999. Sevilla; Obra incluida en la antología de Poesía Última Canaria, realizada por el Dr. D. Ernesto Suárez para la revista El Ateneo. 2002. Tenerife; Ponente en las jornadas “La Laguna en Poesía”. Mayo 2004. Tenerife; Participa en la selección Escrito ayer. Revista “Papeles de Encuentro”. XII Encuentro de Canción de Autor. La Laguna. Octubre. 2004; Ponente en el III Congreso de Poesía Canaria. La Laguna, Tenerife. 2006; Antología de la Literatura Canaria. CCPC. Islas Canarias. 2007




Del libro "Poema Sucio" (2004).


Pájaros al vuelo

Me enfrento a la írrita bestihuela de los destinos
& mis cenizas vagan a la deriva cual brisa liberada.

Me enfrento al desconcertante abismo de la muerte
& mis cenizas alimentan con sumisa indolencia
la pelágica finitud de las palomas de metal
que adornan el perfil de los carricoches.

Me enfrento a los dioses caniculares
& mis cenizas tientan la mano que se entrega.

Me enfrento al mar que todo lo puebla
& mis cenizas se esparcen sin arrepentirse de lo bello
porque éstas              mis cenizas
palpitantes juegos de acecho de los humilladeros
frágiles y predadoras volanderas
son acaso pájaros al vuelo
nunca tumba elegida.





CRIMEN

A dónde quieres llegar con tu belleza.
También yo quiero volver a cometer el crimen.

Te tengo mal de amor.
Mal de amor.
Enemiga.
Amiga.
He tenido que hacerlo una vez más.
He tenido que adivinar que estoy muerto.

Te tengo mal de amor
& dispongo de muy pocas horas. 





SíNDROME

Estoy en los hombros
en la superficie del pájaro que nos miraba
estoy en su sangre caliente de columpio
estoy en los niños del desfrute
estoy en la promesa incumplida.

Estaría contigo
subido a los caballos disecados de la feria
los caballos de plástico que bajan & se retuercen
bajan hasta el incendio de sus nidos
en el centro de la tierra.

Estaría en el napalm pero me sudan las manos.
Cierro los ojos
& escribo poemas para no tener la razón 






CONFIDENCIA

Me llevarás al hotel abandonado
& me contarás ese secreto
que tanto ha entristecido a las langostas.

Buscarás desesperadamente un lugar apartado para llorar
un descampado
sin sentir el ruido de la ciudad
las máquinas expendedoras de sueños
tu máquina de metal
apostarás todo tu dinero & sonreirás
sola
convencida de que estás haciendo lo correcto
que no estás dispuesta a tragar más mierda
más carne de clientela.

Yo te diré algunas cosas importantes sobre mi vida
& te conviertas en alguien especial para mí
cerrarás los ojos mientras me alejo
mientras pasan los años.

Todas las tardes me tiraré al mar
nadaré buscando mi sitio
el fósil reventado en las gasolineras
la sombra apuntalada
a la que nadie dio una segunda oportunidad
el lugar idóneo para enterrar nuestras confidencias
los secretos inconfesables.

Prefiero recordarte así
paseando en busca de tu noche
prefiero no saberlo & abrirte la puerta una vez más
Llorarás amargamente porque un tío se ha pasado de la raya
otra vez el mismo cabrón
buscaré una toalla limpia mientras te cuento
cómo una vieja langosta dio a luz a un hombre
que llevaba un rubí en los labios
un hombre que regalaba besos preciosos a las niñas.

Me dirás que soy muy bueno contigo
& que no sabes cómo pagarme
tal vez mañana ..
sonreiré como un estúpido porque esa canción ya la conozco
has elegido la canción más vieja
la canción de los hombres que no bailan.

Llevarás el pelo suelto
esa será la señal
me abalanzaré sobre el tipo ese
revólver en mano
luego
cuando crucemos la calle
cuando nadie nos vea
te diré al oído que fue de aquel hombre que procedía
de una langosta gigante
el hombre que iba repartiendo besos de cristal.

Sólo entonces sonreirás
sin quitarte los zapatos
sin descalzarte en medio de la calle más sucia. 







SOBRE RISING SUN: LAS CONSTELACIONES DE UN RABDOMANTE

Por Daniel Bernal Suárez


Un rabdomante cruza el desierto. En sus manos, extendidas, sostiene una rama de árbol que apunta hacia el suelo y que se bifurca justo en la zona donde sus manos la envuelven. La tensión de los brazos traspasa la piel y se prolonga en las ramas. De repente, una vibración viene en sentido contrario. Desde la tierra diríase que ha penetrado una onda en las ramas y, ahora, la siente el sujeto. Vibración terrestre que el rabdomante ha comprendido: aquí, bajo esta capa de polvo y piedras, yace un manantial de agua. El zahorí ha encontrado la fuente.

Esta breve descripción nos muestra el trabajo de radiestesia. Imagen que me evoca la actividad poética de Miguel Ángel Galindo. En efecto, en su obra, especialmente en la constelación formada por Frozen Dove Hotel (2000), La carne & los lirios (2007) y en el poemario que ahora nos ocupa, Rising Sun (2013), Galindo no ha cesado en la práctica de una búsqueda incesante de signos, de una constelación de signos que se ha ido abriendo y transformando, brindándonos los resultados alcanzados como orbes de originales características. Su obra asume así el riesgo, llevada a los límites del decir, en una evolución que no admite conformismo alguno. ¿Por qué me evoca la actividad de Miguel Ángel Galindo la tarea de un zahorí o un rabdomante? Pues porque en su obra encarna la entrega insubordinada siempre a la búsqueda; no se contenta con los logros alcanzados, sino que cada poema nos remite a una experiencia nueva, una indagación o exploración sobre el tejido del lenguaje. Para Galindo la poesía encarna una visión de lo imposible.

Rescatemos aquella idea que lanza al aire el semiólogo francés Roland Barthes en su primera obra, El grado cero de la escritura (1953), cuando sostiene que el lenguaje no es inocente, sino que tiene una memoria segunda que “se prolonga misteriosamente en medio de significaciones nuevas”, esto es, que perviven los recuerdos de modos enunciativos y hábitos pretéritos incluso cuando se plantean nuevas problemáticas del lenguaje literario. El lenguaje, como forma cultural y socialmente creada y asimilada, lleva en sí un depósito de hallazgos y de usos, estratos y láminas que se deben a la historia misma de la lengua. No pocos poetas han prefigurado y representado su actividad creativa bajo la efigie de Adán. La experiencia poética ansía ofrendar un instante único, de carácter virginal, mediante la consecución de la transparencia de los vocablos. El poeta adánico aspira a nombrar las cosas por primera vez aunque sabe que ya han sido nombradas y que, el instrumento mismo que usa para nombrar, la lengua, es un sistema de signos altamente codificado. De ahí que recurra al blanco espacial o al silencio. Muy al contrario, la  poética de Miguel Ángel Galindo queda definida por una aceptación de la contaminación histórica de la lengua. No se aspira a generar un vacío y plantar allí las palabras intocadas, sino a fundar sus poemas desde la memoria de la lengua en un ejercicio de sincretismo del que hablaremos más adelante.

Algunos zahoríes dan cuenta del descubrimiento de manantiales afirmando que son capaces de detectar líneas de flujo o gradientes magnéticos que emanan de la sustancia que buscan, del agua, por ejemplo. Galindo atraviesa el lenguaje con su brújula poética y descubre en el choque de las palabras esos gradientes o líneas de flujo que articulan epifanías. De ahí que aproveche la riqueza léxica de nuestro idioma para generar esas imágenes, además de las repercusiones fónicas que puedan gestarse. Imágenes insólitas (como cuando escribe que “Todos los televisores de la gran cordillera rompen la nube”) que articulan un continuo en muchas ocasiones próximo a las fórmulas y conjuros de un grimorio.

Si yo invocara a las figuras de Ezra Pound y de Lezama Lima, es muy probable que algún purista frunciese el ceño. Pero no los menciono aquí como posibles influencias, ya que la obra de Lezama, la de Pound y la de Galindo tienen particularidades harto disímiles. Los evoco, más bien, porque sí existe una afinidad espiritual de la escritura. La de Galindo, como la de Lezama o la del Pound de Los Cantos, es una escritura proliferativa, marcada por una voluptuosidad del lenguaje que llena de reverberaciones los poemas, reverberaciones que sitúan en cada página la confluencia de variados sentidos. Porque esta proliferación hace que cada poema pueda ser visto como una ventana abierta a la complejidad del mundo y, a la vez, nos remite a un sujeto aquejado de una sobrepotencia del verbo, que no sería sino la capacidad de crear una abundancia de mundo mediante la palabra escrita. Y es que si el mundo es azar y leyes, vida y muerte, conocimiento e incertidumbre, sentido y absurdo al mismo tiempo, quien habla desde estas coordenadas puede extrapolar todas estas combinaciones a su escritura.

En Rising Sun asistimos a una experiencia poética de una singular rareza que quisiera fundar su propio umbral del decir. El poeta habla del mundo, sí, pero sobre todo funda un mundo posible, donde imaginación y realidad se entremezclan (recordemos aquel adagio del poeta norteamericano Wallace Stevens en el que aseveraba que lo que vemos con la mente es tan real para nosotros como lo que vemos con los ojos). Ya advertía el escritor Roberto García de Mesa, a propósito de La carne & los lirios, que una “Vocación de amplitud, de sobrado alcance ha sido siempre la que ha sobreayudado a Galindo. Su desbordante imaginación le ha conducido a extremos que pocos han tocado”. Si aceptamos, con Wittgenstein, que los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje, la riqueza de una poética plurisignificativa como la de Miguel Ángel Galindo bosqueja, recrea y revela un orbe expansivo, un macrocosmos verbal de una gran complejidad, colmado por las seducciones de un sortilegio. Léase ahora este fragmento de Proemio con Arozarena, revelador por cuanto denota una proximidad con la libertad creativa que propugnaban los fetasianos, grupo al que estaba adscrito el mismo Rafael Arozarena:





Que no quería que lo desenterraran
Que le arrancaran de los líquenes sus desmemorias
El dulce silencio que soleja
La lengua bloquiblanda, la que engalia
A teístas & a santeros a los pies de la común
La sola palabra de un huertano
Turbación que otorga a lomos de sus avispas
La poesía otra, sin procelas
La palabra perdida, frenetizada que es
Que no está
La escritura irrevocable o
El silogismo de un ahogado





En el poema Apariciones leemos estos versos: “(…) mientras / Disparábamos una lenta subida a los cielos de la impureza”. En efecto, la poética asumida en Rising Sun entronca con dos de los signos más conspicuos de la alta creación de nuestros días y que vienen a ser el envés o la respuesta  al perfil globalizado y multicultural de nuestro mundo: la hibridación y la impureza. Ambas, en los poemas de Rising Sun, se alían para conformar una amplitud materializada en la asunción de tonos, referencias y registros dispares, pero de cuya conjunción emana una escritura muy particular por la que podemos identificar la personalidad creativa de su autor. Si antes aludíamos a una escritura proliferativa, podríamos añadir ahora que es, también, incorporante, por su vasto espectro de absorción. En algunos poemas la multiplicación de niveles referenciales quiebra de tal modo cualquier posible lectura lineal, que vertebra una vorágine verbal esplendorosa y primigenia, no ausente de dificultades. Estas yuxtaposiciones se caracterizan por la variedad y la abundancia. Ya nuestro Baltasar Gracián en su Agudeza y arte de ingenio (del año 1648) decía lo siguiente:

“la prudente variedad es más gustosa, como más hermosa; no hace la sabia naturaleza sus obras homogéneas; no todo el hombre es sesos, ni ojos y nervios; y quieren algunos escritores que todos sus discursos sean unívocos”

La superposición de universos discursivos divergentes genera una textura polimórfica. Esta heterogeneidad cultural le permite a Galindo mencionar al físico Oppenheimer, padre de la bomba atómica, para hablar de la poesía (“La muerte de Oppenheimer nos devuelve a la poesía / Selva donde no hay silencio”), mencionar a la dinastía de los lágida, al jurisconsulto e historiador Pufendorf, el río balcánico Neretva -escenario de una cruenta batalla durante la 2º Guerra Mundial-, o al filósofo Lipovetsky, al tiempo que sus poemas se preñan de vocablos agrícolas, religiosos o variedades dialectales (incluyendo arcaísmos o términos en desuso).

Quisiera remontarme, por un momento, al Valle Inclán de Tirano Banderas. Sabido es que en esa novela el autor engendró un espacio imaginario con caracteres arquetípicos y atravesado por una mescolanza verbal de americanismos y regionalismos que ha llevado a algunos críticos a dictaminar que dicha lengua no pertenece a ninguna comunidad de hablantes real, sino a la comunidad imaginaria que habita la propia novela. Consideremos, sin embargo, cómo se configuran las identidades culturales  hoy, a través de estas palabras del antropólogo Tomás Pollán:

“El rasgo cultural más característico o tal vez aparente de la vida contemporánea es la variedad cultural. Los individuos y las sociedades están siendo crecientemente conformados por una multiplicidad de fragmentos culturales heterogéneos, llegados unos más exangües y otros más activos, de las más diversas procedencias, con velocidad y empuje desigual.”

Subyace a Rising Sun esta apropiación cultural poliédrica que supone, asimismo, una dialéctica de historicidad/ahistoricidad. Historicidad por cuanto refrenda la profusión calidoscópica propia de nuestra contemporaneidad; ahistórica por cuanto ese presente se reconoce parto de cualquier tiempo y lugar, de cualquier coordenada cultural.  Prestidigitación de unos signos históricos que arden en una orgía de emancipaciones. En cierta manera, se trataría de un producto sincrético que hace morada en los intersticios, en las zonas de transición o ecotonos, donde las formas interactúan y se entreveran.

Pues bien, bajo el signo de este cuerpo plural y exuberante, Rising Sun se erige en el último eslabón de una de las trayectorias más originales, excéntricas y subversivas de la poesía canaria de los últimos años.




Poemas del libro inédito Apolonia en llamas (2013).



Lugares

Nada
Puede pasarnos si hoy quemas mis manos en el lleco
En la nube que gaya a las afueras de las ánimas, seca
Los desenterramientos de Querol
Nube transmontana, lenta, bojeada al cielo inútil de mí
Curandero que te mira & se hace viejo mirándote
En las manos partidas, en el polvo
En el avellano que arde & calla la reciura.

Hoy eres guarida del piensador de ángeles jurados
Sin lugar, eres.

Nada
Brillará en los cielos si obscureciésemos sin destino
Sin palabras
Que espulguen el mal de amor de esta pobreza que somos
Casa en silencio, hoguera sin umbral
Falce edrando el corazón a garras, en carne viva de ayer
Cabila & luz ausente, sien en el mar, mar, mar, mar, mar
Mar de piedras, alambrera, pastor de Apolonio o mar.

Quédate a dormir en el mar, en mí
Diamanta mi rezo, tantas horas desfalcando cuerpos al alma.

Nada
Nos robará la luz del taita, remirada estrella
Buril de oro es tu precio, tu humedad
Razzia del furo & de los malditos
Que te dieron de comer placeres
Entrará en ti el pálido olor de mis lobos
Dulces serán las hazalejas que derramaré a tu alrededor
Dulce seré yo, el menor de tus mercados
El más sucio de tus pesebres, tu puñal en la camena, tu segur
Tu desesperada oración junto a las vírgenes de Idadán.

Nada
Aire intérlope eres
Mi leche se derrama en tus altares
Arden todos tus cuerpos
Tus nombres expugnan a Mélièis atado, merado de pies
Tu leñame llora un exterminio: te recuerdo
En el paredón pero me salvas
Me desnudo & me salvas
Este maldito poema es lo único que sé hacer en ti, ante ti
Porque no sé llorar ruinas
Ni siquiera sé aliviar a quienes hoy han venido al templo
Buscando tierra para sus difuntos.

Nada
Nada.




Nomparell

Ocúltame la verdad
Vela
A los inultos que desaparecieron en el naranjal de posguerra Medersa que es un sueño que no es tu sueño
Hasta cuándo
Tu voz rebuscando en la metralla un futuro de ayer.

Brinda con masvale ante el obsceno altar de Crisipo
Dalla la reseda & líbranos del mal & de su olor a cotonías
Hereda a los fieles que parieron la bala-luz de la eventración.
Alivia la dichosa pápula, las angelologías garfas
Levanta piedras en honor a la mujerzuela de las pravianas
Sella mis labios con muertes de fábrica & en la fábrica.

Vísteme con luciente binzas de isla & adicción
Tempera a quienes temen tus enseñanzas del fin
Reparte a varón el pan de las dulces escocías.

Usurpa las tumbas borradas por los últimos nombres
Comercia con mis huesos porque te di todo lo que soy
Lo que seré.
Nunca reces a solas en la posada de Panero
Diplopía de la bestia
Desnúdame en tu lecho de alúas
Calla la vida que fenezca por amor.

Júrame que lo harás
Maldita noche de pobre en los pobres
Júramelo aunque no pueda escucharte
Júramelo porque estoy ciego.

El nomparell es inculpación brillando en la obscuridad
Racima, nadir & estafermo de la virtud
Noche que quieres que te penetre con una estela

Que apareciste, luz de jaguar o Paradiso o nunca
Poesía en el silencio de las bóvedas o nunca un incendio
Escritura, templo, tinta, mentira

Poema que no he escrito
Poema en el que han muerto todas mis horas de tierra
Poema que rezo
Poema por el que eres capaz de matar
Poema
Cántico en el que vives
Ocultándome la verdad.











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