sábado, 20 de diciembre de 2014

ALEJANDRÍA CARRANZA [14.274] Poeta de Bolivia


Alejandría Carranza

Nació en La Paz, Bolivia el 19 de octubre de 1984. Vive en Cochabamba y es estudiante de Comunicación Social en la Universidad Mayor de San Simón y de Filosofía y letras en la Universidad Católica. 

Alejandría Carranza, hija de madre, nieta de abuela, hermana de hermana ,nació en La Paz el 19 de octubre de 1984. Es escritora, comunicadora y artesana del libro, con pretensiones de polipoeta. Desde el 2004 dirige la revista Cien de Cien letras, tinta y veneno, de la Editora Mefistofelia Informal, que cuenta con diez números. Es autora de deLirio a Lamelí - (2008), compilación de cuentos, poemas y no ficción;de 9 (o Yaciente) - (2009), poema publicado por la Editora Almatroste; y de Mosca fabisófica y maginés - (2010), poemarioautoeditado. Escribió y editó el libro La conversación de los pájaros - (2012), junto al poeta Víktor Salvador, bajo el pseudónimo conjunto de Ch’uspibaila y Lábil-Ser-piente. Poesía. Mefistofelia Editorial, 2013.


Alejandría. Recuerden ese nombre, un nombre altamante inflamable en la novísima poesía boliviana.



Van cinco poemas, extraídos todos de Antología Súbita (Klamm Ediciones, Cochabamba).


El suicidio de los Lirios

Los Lirios se suicidan
cuando las abejas
confunden su amor
con una aventura.
Su particularidad
es el suicidio en masa
ya que, si bien no son todos
descorazonados a la vez,
sí les descorazona
el descorazonamiento ajeno.
Así es que
podemos llamarles solidarios
a los Lirios
mas escapa a nuestras letras
definir el adjetivo justo
que merecen
por ser el objeto de su solidaridad
la muerte, al fin.
El Lirio, al igual que el árbol feroz
cae sin cesar
y el sonido polifónico
que despega de su muerte
es tan solo perceptible
por los oídos de un ángel
o por los pies de algún loco
que se crea flor.
En el mundo existen dos tipos de seres
los Lirios y los no-Lirios
los unos son tristes
los otros sólo existen sin remordimientos.





Cataclismo

Después del día
Tengo que transformarme en manos
Blandir mi quijada para evitar que caiga
Y mi ilusión y grito sean eternamente callados.
Otras manos sostendrán mi cabeza por los lados
A la altura de cada oreja
Deteniendo el escollo que amenaza en
posible explosión
Hasta el momento en que el mundo en-
tienda que no le quiero escuchar.
Manos presionan mis músculos y huesos
Evitando que el tazón de mi cabeza se
disipe en pájaros
Que la fragilidad de mis hombros desista
en soportar
Que los cuadros fotografiados zarpen por
doquier
Que las grietas confabulen contra mi represa
Que los imaginarios disparen y tomen mi lugar.
Mi cabeza quiere dejar de ser
Se ha cansado
Ha sucumbido al estallido fatídico de las olas
Que se expanden dentro y en su entorno.
No la quiero ver
Es un cascarón sin cría
Es una gelatina sin fuente
Una bola de agua cubierta de papel.
Pero las manos no dejan la muerte, no
la ven
prensan hacia el centro
todas se han unido en exasperación
mas, ninguna quiere verme destruida
cuando estoy sola
alguien tiene que ver los fragmentos
incrustándose en las paredes
mi cuerpo derramándose como un bloque
de cemento.
Más tarde y con mayor displicencia
las manos se sublevan y vuelan por los
aires, al lado de los fragmentos
pretendiendo no mirar mi rostro que se
destruye
no ver la caída libre en que mi cuerpo
se dispara
pues, el piso también ha querido escapar
hacia abajo
como una gran mano que se niega a
contenerme en mi desesperación.





3

La alegría es una ostia que se come
con la boca cerrada
y sin mirar.
La lengua se convierte en un pulpo que
atrapa
con sus tentáculos
las risas se escapan al paladar.
Si ayer por la tarde estuvieras conmigo…
Torbellinos azotan la cubierta.






Petra

Sorbe el néctar de una avispa.
Mira por la ventana al pasar.
Cómo le gustaría seguir siendo.
Los cristales mastican su soledad.





Mi (,) mujer

Busco a una mujer flotando
translúcida
artificial
fragmentada en exigencias desde antaño
una mujer blanda
impenetrable
que refleje la dualidad entre el nacer
y ser arcilla de quien-tocara-su-cuerpo-
por-primera-vez
una simple y única, que incluya al
torrente de todas
con la misma sangre rodando y muriendo
hacia donde vuelve a nacer
con el vientre vasto para cuando se
quiera pastar
sin ser siempre madre de tus hijos
sin atenerse a rubores ficticios en el seno
fuera de los polvos terrenos de pavimento
descansando en el trajín del vuelo cazador
que corrompa los laberintos ajenos sin
deshabitar
intimando a la libertad a ser parte de su prole
con las manos que nunca esperan, que van
con las manos que escalan, que esgrimen
con las manos de mi consolación
con las manos que inscriben
con las manos que imprimen agitación.
Busco una mujer detrás de mí
le toco la espalda con el hombro
le toco el vientre con la nuca
le toco la cabeza con la punta de mis pies
después, respiro.
Busco en ella
y a ella en mí.




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