miércoles, 22 de octubre de 2014

MARÍA ELENA BLANCO [13.792]


María Elena Blanco 

(La Habana, 1947)
Poeta, ensayista y traductora, titulada en lengua y literatura francesas (Hunter College, Nueva York), y literatura española y latinoamericana (Universidad de París-Sorbonne, New York University).

Nacida en La Habana, vivió en Cuba hasta 1961 y posteriormente ha residido en la Argentina (Buenos Aires), los Estados Unidos (Nueva York), Francia (París y Haut-de-Cagnes), Inglaterra (Londres), Chile (Valparaíso, Viña del Mar y Santiago), Kenya (Nairobi) y Austria (Viena).

De 1971 a 1973 fue profesora en la Universidad Católica de Valparaíso (Chile) y posteriormente ha participado como investigadora y conferencista en simposios académicos en Europa y América Latina.

Desde hace más de dos décadas se desempeña como traductora en diversas sedes de las Naciones Unidas y ha sido jefa de la Sección de Traducción al Español de esa Organización en Viena, Austria.

PUBLICACIONES

Poesía / Poetry

Posesión por pérdida (Grupo Barro, Sevilla y Ed. Libra, Santiago de Chile, 1990)
Corazón sobre la tierra / tierra en los Ojos (Vigía, Matanzas, Cuba, 1998)
Alquímica memoria (Betania, Madrid, 2001)
Mitologuías - Homenaje a Matta (Betania, Madrid, 2001)
Felix Austria / Reality Fireworks (Labyrinth Chapbooks, Viena, 2001)
Vestal Myths / Solstice Fires (Labyrinth Chapbooks, Viena, 2004)
danubiomediterráneo / mittelmeerdonau (Labyrinth,Viena, 2005)
Wilde Lohe (Wieser, Klagenfurt/Viena, 2007, poesía 1985-2005 en traducción al alemán/poetry in German translation).
El amor incontable (Vitrubio, Madrid, 2008)
Havanity/Habanidad. Antología poética bilingüe 1988-2008 (Baquiana, Miami, 2010) (traducción al inglés de la autora / English translation by the author).

Ensayo (selección) / Essay (selection)

Asedios al texto literario (Betania, Madrid, 1999) (crítica literaria/ literary criticism).
"Devoraciones", Encuentro de la cultura cubana Nº 10 (1998), Madrid
http://www.cubaencuentro.com/var/cubaencuentro.com/storage/original/application/8a6ff3ac71727c80e60049c67c4949e1.pdf
"De utopías y Cuba", Revista Crítica Nº 78 (1999), Univ. Autónoma de Puebla, México
"Del lugar común", Revista Crítica Nº 90 (2001-2002), Univ. Autónoma de Puebla, México
"Sueño cubano en África - I", Encuentro en la red, 16 febrero 2001, http://arch.cubaencuentro.com/desde/2001/02/16/1160/1.html
"Sueño cubano en África - II", Encuentro en la red, 20 febrero 2001, http://arch.cubaencuentro.com/desde/2001/02/20/1181.html
"Viaje por la vitrina vienesa de Vigía", Encuentro de la cultura cubana Nº 39 (2005-2006), Madrid
www.cubaencuentro.com/es/content/download/31519/.../39meb218.pdf
"Viena", Diario de Cuba, 11 agosto 2011
http://www.ddcuba.com/cultura/6330-viena

Antologías (selección)

Barro, Antología Primera (1978-1993), Grupo Poético Barro, Col. Vasija, núms. 53-54, Sevilla, 1993.
La Isla poética. Antología de poetas cubanos nacidos a partir de 1940 (español-alemán), Ediciones Unión, La Habana, 1998.
Las caras del amor. Antología poética contemporánea. Versal Editorial Group, Massachussetts, EE.UU., 1999.
Die Fremde in mir. Lyrik und Prosa der österreichischen Volksgruppen und Zuwanderer (antología de escritores no austríacos residentes en Austria), Hermagoras/Mohorjeva, Klagenfurt/Celovec-Wien, 1999.
El agua buena eternamente canta: veinte poetisas cubanas. Colección de La Aurora, Madrid, 2001.
Voces viajeras. Poetisas cubanas de hoy, ed. Carlota Caulfield, Torremozas, Madrid, 2002.
Arkadien/Apologie, ed. Marie-Thérèse Kerschbaumer, Sonderzahl, Viena, 2003.
Revista Literaria Baquiana, Anuario V, 2003-2004, Ediciones Baquiana, Miami.
Antología de la poesía cubana (Vol. IV) - siglo XX, ed. Ángel Esteban y Álvaro Salvador, Ed. Verbum, Madrid, 2004.
Treinta poéticas,ed. Leo Zelada, Madrid: Lord Byron Ediciones, 2008.
La mujer rota, eds. Gabriela Velasco y Patricia Medina, Guadalajara, México: Literalia, 2008.
Antología de la poesía cubana del exilio, ed. Odette Alonso, Valencia, Aduana Vieja, 2011.



Libradas a su placer, Khajuraho

Qué mujer no se ha sacado una espina del pie
y arqueádose desnuda, o entre veladuras
y abalorios, en el amor o el baile o simplemente
al pintarse los ojos frente a un espejo bajo.

Pero estamos en el siglo diez y Hemavati
ha sido violada por un dios, da a luz
a un príncipe en medio de un bosquecillo
alto de palmeras de dátiles, manda erigir
la arquitectura del deseo.

(En el quince otra dama guarda el cuerpo con llave
de terciopelo rojo y secreta su pasión muda
por los cinco orificios en un huerto florido.)

Y estas hembras duras sobre islas airosas
semejan a las chicas del siglo veintiuno
con sus tangas y tetas de silicona.

(O bien son la Dama y soy yo, transidas
de un disfrute heráldico.)

Como sobre la alfombra de índigo
la escena es exterior y el enigma está adentro,
visible sólo con el ojo de atrás, en el hueco
febril del templo forrado en piedra o piel.

Libradas a su placer, las espontáneas
reunidas en ese tiempo de arenisca
dan un sobresalto al vacío.




COLINAS DE LOS SUEÑOS 

desde lo alto del aula de cristal
hasta la otra colina
la de la escalinata prometida
una vía láctea
una zona peatonal del corazón
de donde arrancan
los primeros y todos los posibles caminos
este era sin saberlo uno de ellos
el extraño
el de la lejanía
plurívoco y equívoco
tierra de nadie
diariamente bajo el sol de las doce el Alma Mater
gira su semblante hacia el sur
y su mirada forja un puente en llamas
que orquesta la fantasía del saber
yo no veo la testa coronada de laureles
y caca de palomas
sólo yo en plena gloria sobre esa escalinata
otros la pisaron por mí
yo en claustros ajenos
fui rebelde
aplicada o seductora
yo tuve la Escalera E
frente a la azotea rosa de mi abuela
encaramada en la loma de Chaple
el Morro y la bahía componen el suave horizonte de la patria
un desahogo para la ciudad
yo abro la boca y riego el aire con mi aliento
buscando salobre intimidad
ensayo de una noche de bodas en el trópico
sin desenlace
una muesca en el tiempo
albur escarmentado por dioses iracundos
otra comparecencia muda
ante la nada.

De: Alquímica memoria (Betania, Madrid, 2001)



De: El amor incontable
(Ed. Vitrubio, Madrid, 2008)


BLOW UP

El parque es una telaraña azul hecha de escarcha.

Nos protege de la invasión de la otra orilla, de lo
abierto del día, de lo oscuro.

Es una esponja que circunda la casa y absorbe
nuestras emanaciones: los olores a cama y a comida,
los portazos, las voces y hasta los pensamientos.

Lo archiva todo en las distintas ramas de los árboles
y desde allí nos miran perplejos nuestros manes y
lares y algunas alimañas.

No sirven los prismáticos para abarcar el parque, ni
menos para verlo: son un medio de elipsis conveniente.

O la mosca atrapada entre las dos ventanas, o más allá
la noche, las fogatas salvajes.






NACIMIENTO DEL FUEGO

En el revuelo arcaico de Uranos y Titanes,
Cronos y Zeus,
triunfa el día a día,
el fenómeno puro:
un episodio noticioso
como el robo
del fuego
por cierto intrépido zagal
de nombre Prometeo
para ofrendarlo
a Gaia
y a sus huestes
de humanos
–de los que hasta hoy
muy pocos
sabemos
qué hacer
con él.



De: danubiomediterráneo/mittelmeerdonau
(Labyrinth Bilingual Editions, Vienna-London, 2005)



A CINTIA, I

Más que mis huestes de Pannonia guerrean aún tus ojos, Cintia,
blanden largos venablos sobre montes y mares, no cejan
en sus blancos de hielo.

Cual húsares en retirada huelgan tus besos, Cintia,
su impronta dilatada ha de rastrearse
en las muescas del corazón.

Por encima del tiempo y las estrellas, Cintia, mandan tus versos
y hay todo por decir: el verbo antiguo vuelve emblasonado
en fondo de armiño.

Y mientes cuando dices que has perdonado:
a ti, Cintia, la última.





LA BELLA MOLINERA

I  El poeta, a modo de prólogo

Verano con ventana al parque
en la discreta ex sede del imperio
(de ida y vuelta
de las grandes ciudades,
de las grandes ideas,
de los grandes amores: el tiempo dirá
si éste será mínimo o magno).
El molino está lejos, pero aquí todos
lo llevan en el alma, y a la sazón
los ritos recomienzan: prolegómenos,
escaramuzas, pactos ―todo en tono mayor:
grandes, grandiosos, grandilocuentes,
protagónicos agónicos
del clásico melodrama urbano,
ligeramente desplazados por la Historia
pero, como corresponde, llenos
de orgullo y fuego, a estas alturas de la edad
asaz cómodos en posturas forjadas
a punta de genio o de portazo:
duchos, sabihondos,
se lanzan a la amorosa empresa
como Héctor y Aquiles
a la guerra.





II  Errancia 

Llega el otoño por fortuna a matizar las hojas, los humores,
revestirlos de asombro y de misterio. Llaman los lagos,
clama el bosque, rondan leñeros, cazadores y bellas
molineras. Se abren escapatorias más allá
del mullido interior, del parque hostil
o cómplice, periplos en que por un instante los amantes
brillan bajo una nueva luz: figuras aleatorias
que habrán dejado su estela en el paisaje.
La disyuntiva es esperanza o muerte, la duda
un raro antídoto al aburrimiento.
Un ciervo se allega a su jardín revuelto,
los mira perplejo desde la ventana:
no entra, no hay respuesta.
Bailan, beben, folgan.
La vida continúa.





III  Saludo matutino

El parque está nevado, el venado ya viejo
es parte del entorno, el fuego del hogar
crepita y medra entre las ascuas.
La suite romántica de Müller
magistralmente cantada
por Hermann Prey o
Dietrich Fischer-Dieskau
a ratos se interrumpe
sin mayor protocolo
para el aperitivo
y recomienza en tándem
con noticias, tañido
de cubiertos o arpa,
silencio de sábanas
o nieve. El amor a veces sí,
a veces no, según como ande
la cabeza. Mas la música de Schubert
encuadra la paz hogareña, pone
la cosas en su sitio:
la invocación al ciervo,
la escritura vecina.





IV  Canción de cuna del arroyo 

Vendrá una primavera con aire picado
a removerlo todo, a clausurar la casa
de la creación y el amor:
júbilo, ansiosa libertad, final abierto
(final al fin) hacia reinos aún inconquistados:
molinos o riachuelos que el azar disponga,
o un nicho entre las nubes.
Y en ese desasimiento o desenlace, un legado
que adorne la cuna, cierre el Lied
hasta que resuene una nueva suite de notas,
ojos, textos. Pero antes, en la volátil estación,
el poeta erige la medida
que abarca todas las miserias
y todos los idilios (única
salvadora, la gracia) y a modo de coda
plasma aquí el mensaje del ciervo,
que no es sólo de arroyos y de bosques,
que es, simplemente, humano.






PARÁBOLA DEL PEZ CON SOL PONIENTE

Negado el pez, los palos de tu heráldica
ceden y te devuelven huérfano
a mi flanco de estrellas, única
playa presta a recibirte.

Negada la mano abierta hacia el pez
la travesía fraterna por el centro de azur
tórnase arribo de Caronte
a la ribera estigia.

Negado el tacto untuoso con la baba del pez
te anegas en teóricos dames y daretes
y es inminente la caída del oro
en campo de gules.

Te arrojo pues de vuelta al simple oleaje
del don y del recibo: ve, y que no te pille
el crepúsculo yermo de corazón
con las manos vacías.

Muestra el cantón diestro, baja el puente
y franquea el foso de tu torre enclavada.
El mar ya un sol de sable y rosa:
vuela y alcánzalos.

Aleluya, aleluya: hubimos de limpiar
la pesca y degustarla.






EN EL CEMENTERIO DE MIRMANDE

En el cementerio en ruinas de Mirmande, a la vera de la iglesia románica
de la Santa Fe, tuvisteis un día fresco y velado vuestro almuerzo
sobre la hierba.

A la luz de los cuadros famosos sobre el tópico, el artista y su musa
se placen en los goces de la naturaleza y el amor habiendo
degustado frugalmente los frutos y vinos del país.

No se permite fuego. Todo ha de consumirse. Los restos de anteriores
festines deberán acarrearse sin piedad por el globo hasta que hagan
mella en la carne o el papel.

Oh caballero, oh señora, recordad con dulzura aquellas briznas
que temblaron al son de vuestro abrazo y el camino de piedra
que os tenían deparado.

Y conservad intacto el cosquilleo de los escarabajos de Mirmande.






EN LA RIVIERA AUSTRÍACA

                              Tergestum terminus terrae initius maris     
                              Graffito cársico, 394 d.C.

Hace hoy por hoy cien años que en Suiza caía la Emperatriz y este lugar
aún era nuestro, se había puesto de moda para lunas de miel. Así reza
(traduzco) una postal hallada en la via Sanità, ahora Díaz, donde Joyce
cohabitó con sus hijos y Nora (¡oh Nora!) y los cónyuges e hijos de sus hijos, y aplazaba los apremios de Pound desde Sirmione y escribía el Ulises.
El café, mal llamado vienés, es peor que en Italia pero mejor que en Praga, y en Duino por las tardes sale el alma de Rilke a hacer la passeggiata.
Qué lejos, o qué cerca, esa Dublín triestina de este Trieste germano
al que llegamos por la strada di Vienna, a contramano, entre aguas y lenguas y sangres revoltosas, revueltas. Esas casas matrices de seguros y la iglesia ortodoxa deparaban a Joyce una prosperidad vicaria y un ritual salvador pero era bohemio, concubinario, ateo, que se sepa no ha sido vertido al alemán.
Nosotros deambulamos por el barrio judío y rastreamos anticuarios. Pedimos pasta y pagamos a la austríaca, somos híbridos tan híbridos como ellos.
Somos del vasto patio danubio mediterráneo, venimos a Tergestum, al mar.

Holguémonos, esposo: las velas desplegadas de la Barcolana celebran nuestras bodas, nuestra última regata amorosa. Es buen signo. Entremos al hostal de los duques de Aosta a cumplir el instante, el futuro, esta (llamémosla así) felicidad.





POEMA DE AMOR

contigo protagonizar mis versos más
queridos, por ejemplo sentir cual pez mis pies
entre tus manos holgando en el balcón de baudelaire
o atisbar tu mirada de hielo cincelada en nevermore por
verlaine y, después de la tormenta, del brazo pisar quedos
la nieve en nuestro parque vienés haciéndola crujir como el
suave caminar de la noche, fingirme otra imaginándote otro,
tú que yo hubiese amado y tú que lo sabías: inevitablemente,
aún y siempre baudelaire, o en nerval presentirte tenebroso,
viudo y desconsolado y por añadidura príncipe de abolidas
lides, decadente o romántico, mallarmé fulminado de azur
o laforgue hipocondrio en estado creciente o menguante
imitando la luna, o colmo de placer, desnudos sublimar
el polvo de quevedo y yacer confundidos, tú poeta,
yo lysis, saboreando la ceniza de fénices:
quincunce, quintaesencia, quiasma, vivir
vicariamente en ti las cien mejores
poesías de la lengua





Cóctel

…cueillit des herbes, des fleurs et des racines,
les mêla dans du vin, et brassa un breuvage
puissant.

Le Roman de Tristan et Iseut


Uno vegetariano, fibra,
para irse por el caño, el otro
químicamente puro,
para nunca más volver:
blanco lirio o blanco blanco
la sueña
derramando espuma
por la boca.
Brilla el filtro entre las aspas
de la mezcladora:
satinadas cintas
del tiempo del espárrago
y perlas de diazepam,
expelencia de su espíritu
des(h)echo
cóctel devuelto
como marea negra
al amanecer.

Voz en off:
Aúpa ya, despierta
y toma,
amor mío.




A Fílida

Tirana en tu ocaso te volviste, Fílida, y reinaste
con cetro de vinilo carmesí
sobre las potestades agrias, feudos
de la noche que bebieron de ti entonces mansita,
pitonisa casera,
y en la otra película hubieron de sufrirte
en tu papel de amante
vestida para matar y, si se diera, morir,
la risa repintada, la billetera llena para el viaje
con aquel que te espía y que vendrá por ti.
Lo esperas desafiante, fiel, intempestivamente
joven. Así te vi,
como una boca inmensa,
la mujer de la calle que se me cruzó en Niza.
Y eres tú hoy la sangre y el abismo,
poeta de la vida
clavada a tu ventana en Nueva York.
Mas lo blanco te alcanza y te destiñe
esa boca, la palabra encarnada.
No el débil corazón,
que como tu lápiz de labios
entró rojo vivo de venganza en la muerte.







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