miércoles, 27 de agosto de 2014

NÉSTOR VILLAZÓN [13.055] Poeta de Asturias


Néstor Villazón 

(Gijón, 1982) 
Poeta y dramaturgo,ha resultado ganador del Premio Internacional de Textos Teatrales "Lázaro Carreter" y finalista del Certamen Internacional de Poesía Jovellanos, el I Certamen LVR ediciones y el IV Certamen de Teatro "La jarra azul". Como dramaturgo ha publicado las obras teatrales Democracia (Premio Internacional de Textos Teatrales "Lázaro Carreter", Asociación de Directores de Escena, 2009), Your dementia (Finalista IV Certamen "La jarra azul", ediciones Dédalo, 2013) y Algunas consideraciones previas para colocarse un sombrero mientras se observa la mayor obra de arte de todos los tiempos (Incluida en la Antología Núa de teatro contemporáneo español, Dramaturgias desde la frontera, 2013).

Autor de diversas obras teatrales, es incluido entre los jóvenes dramaturgos más influyentes del siglo XXI en los estudios de Eduardo Pérez Rasilla ("La escritura más joven. Algunas notas sobre la literatura dramática emergente en España", Revista Acotaciones, RESAD, 2012),  Jerónimo López Mozo ("Los premios de teatro: semillero de jóvenes autores"), Diana I. Luque ("Reflexiones sobre la dramaturgia emergente en España") y Rubén Chimeno Fernández ("Asturianos y jóvenes: una generación nada espontánea"), estos tres últimos incluidos en el volumen Creadores jóvenes en el ámbito teatral (Verbum, 2014), que recoge las sesiones plenarias impartidas durante el XXIII Seminario Internacional del Centro de Investigación de Semiótica Literaria y Nuevas Tecnologías de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. 

Como poeta ha publicado los poemarios Otra maldita tarde de domingo (Vitrubio ediciones, 2012), cuyos poemas han sido utilizados en la función Encrucijada o nihil novum sub sole (El encuentro Teatro, con dirección de Borja Roces) y Melville en la aduana (Finalista I Certamen LVR ediciones, 2011), siendo incluido en las antologías Fábula de fuentes (Llibros del Peixe, 2006), Mitología asturiana (Ediciones Pata Negra, 2009) y El triunfo de la muerte (Ediciones Pata Negra, 2011), además de colaborar con sus poemas en las revistas Groenlandia, Alba, Prímula y Magenta. 

Forma parte del Consejo de redacción de la revista teatral La Ratonera, es reseñista en Clarín, Revista de nueva literatura y escribe para Neville. Anteriormente ha colaborado en el programa de televisión Con tres sentidos y coordinado la sección de Literatura para la revista Páramo.

Es librero en los tiempos que corren... 





Poemas de OTRA MALDITA TARDE DE DOMINGO 


BOHEMIA

¿Bohemio? He aquí la bohemia:
son las 3 de la madrugada
y en pocas horas me levantaré
para ir al trabajo. ¿Bohemia?
Sólo unas cuantas borracheras.
Las calles vacías y el piso
sereno: y esta es la bohemia.
Soy demasiado mayor para vivir todo
esto con esa intensidad, pero algunos días
escribo y tengo que escribir
-ahora que recuerdo-
unas leves notas sobre el libro de Iñaki,
apuntar la exégesis de un nuevo comienzo,
recordar todo lo aprendido ayer.
¿Lagunas? Las ignoro.
No me respetan.
Y otros envían a revistas y editoriales,
se mecen en la angustia y la desesperación.
¿Esa es la bohemia? Entonces
no hablamos de bohemia: es dedicación
a todo aquello que añade un lugar inesperado.
Aquí todo está más cerca: el éxito
o su fracaso derivado, y el público
lamenta no cruzar -cuando le es indiferente-.
¿Bohemio? Tres palabras:
bohemio tú, gilipollas
- y fíjate que no lleva acento-.






HECHOS

Quizá debiera hablar del mundo,
de infidelidades, injurias y bastardos,
del Arte, qué demonios,
o de labios que me rechazan en la huida;
debiera hablar de causas nobles,
lo sé, frases perdidas en un bar de provincias,
de falsos robos y robos impunes,
de Hacienda, tu Gobierno, el caos,
de cómo mejorar esta métrica
o los desafíos divinos de una pareja a golpes.
Debiera hablar de demasiadas cosas,
lo sé, algo me impide hablar de ti,
acercarme a ti desde el otro lado.
¿Pero qué hago? Tan sólo lamentos,
una vanidad que no existe,
sólo despojos, paredes inertes.
¿Por qué? ¡Si soy feliz!
Si cada día que acudo a la compra
tengo una mano que me acoge
y llego al trabajo tranquilo
con gente notable y humilde,
y pago mis impuestos de forma razonable...
¿Por qué? ¿Por qué?
Esa pregunta te la hago a ti, lector
de este cansado verso de provincias,
porque no sé de otra fórmula más
de perder nuestro tiempo, una línea
inerte para un último respiro.
Y así permanezco, como una sombra
que se adueña de la figura que la creó
- y ni siquiera tengo a mano un testamento-.
Definitivamente todo es lamentable
siempre que lamentable no signifique
definitivo.





RECUERDO CUANDO IMPARTÍA AQUEL CURSO DE REDACCIÓN

Qué vergüenza, jamás se debería enseñar
a escribir, lo mismo que no se puede enseñar
a nadie a pensar. Este es el motivo
por el que rompo con clanes y obligaciones,
discursos, aglomeraciones, desvaríos:
no se puede enseñar a caminar.
Una línea para un libro,
que alguien me explique cómo
secar las hojas que hastían mi jardín.





MEMORIAS DEL TIEMPO PRESENTE

Cuento mis días por los libros
que no he escrito, las mañanas de derrota,
los paraísos siempre artificiales.
Voy calmando mi sed de plenitud
acrecentando mi sed de vanidad,
vivir un día más
para tener un cigarrillo menos.
Vamos. Date prisa. Te espero
para subirnos a la monotonía.





Compradores

Incapaz de asumir, día tras día,
anécdotas simplistas e ineficaces
de nombres que murieron y quizá no fueron suyas
-un único pasaje de San Juan,
La casa encendida al completo,
una palabra, una sílaba, tan sólo el eco
de un maestro admirado de provincias
y sus sonetos horacianos- y tener que preguntarme
día tras día, mil simplezas e ineficacias:
¿Quién escribió aquello de “A la divina paz,
que aquí abajo os da más dicha que la razón”?
¿En qué libro de entre los suyos
se encuentran los versos “Qué hacer mientras espero
el esperado fin del laberinto”?
¿De dónde demonios era Emil Ludwig?
¿Quién fue el padre de Anaïs Nin?
En estas dudas me detengo
mientras una pareja acude
a la tienda en que trabajo. Me preguntan
si conozco el libro que titula
el “conocido” videojuego Dante’s Inferno.
Acudo al lineal. Regreso
con varios tomos de la Comedia divina.
Él asiente. Ella interroga
acerca de una posible oferta. Y ya se han ido.
Definitivamente el erudito y el ignorante
Poseen su parcela de egoísmo.
¿Y qué hay de la clase media de la intelectualidad?




Conclusión para toda monotonía

Siempre habrá quien castigue sus días
maltratando tus sueños.
Joven o viejo trasnochado, derrotado
en este inmenso placer
de la melancolía:
despierta.





EPÍLOGO

No creo que haya nada más triste
que mirarte a los ojos
y no verte en ellos.




OTROS POEMAS:



LO TERRIBLE

Lo terrible, ahora, no es decir
a aquel que amaste y sólo añoras
que no te importan sus desgracias, 
reducir en un verso el tiempo exacto
-ese en que te amaron y no amaste-
mientras charlas con la vuelta de la esquina,
resistir sin ser visto su mirada, 
responder has matado lo vivido,
repetir un lo siento innecesario. 
Lo terrible, ahora, es hablar sobre ello,
aguardar la reseña de la crítica,
leer, quizá, alguna línea en público.





APOCALIPSIS

Una mujer da a luz entre desconocidos. 
Un hombre recita un pasaje de San Juan.
Un grupo de niños se agrupan y sonríen.
Un coro de viejas da gracias a la luna.

Un río de borrachos lamenta lo ocurrido.

No es el fin del mundo:

sólo es el metro de Madrid. 




LÁSTIMA

Llamadle miedo, rencor, asco,
versos de un poeta anodino,
dolor de muelas, estar jodido,
el fogoso candil de una mañana inesperada;
manchas en el abdomen,
dolor de pies, de espalda, fuerza
o cansancio, no ver
los cadáveres, libertad,
suicidio, derrota o apariencia.
Llamadle
como queráis,
pero eso sí, no me negaréis
que pese a ser una putada ahora,
si ha sido feliz e intensa,
con el calor de una familia que te quiere y
la sensación de no tener que demostrar
nada a nadie, la infancia
es el mayor de los logros preconcebidos.

Lástima.





UNA MENTIRA, UN PLAGIO, UN ANEXO PARA EL FIN

Para ser grande, sé
egoísta. Calcula cuántos logros
encierra tu saber. Señala el ritmo
ficticio de ese carácter

tuyo con tesón. Logra cada cosa
a su tiempo. Compra la ínfima idea
que te ofrezcan. Recuerda el vago aliento
de tu vano existir.






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