miércoles, 30 de julio de 2014

THOMAS HOLLEY CHIVERS [12.559]


Thomas Holley Chivers

Thomas Holley Chivers (18 de octubre de 1809 – 18 de diciembre de 1858) fue un médico y poeta estadounidense del estado de Georgia. Es conocido principalmente por su amistad con el escritor Edgar Allan Poe y por su polémica defensa de éste después de su fallecimiento.

Nacido en una familia adinerada de Georgia, Chivers se interesó por la poesía a una edad temprana. Después de que él y su primera esposa se separaran, recibió el título de médico por la Universidad de Transylvania, en Kentucky, pero centró su energía en publicar sus obras en lugar de en la medicina. Sus poemas salieron en varias revistas y periódicos, y Chivers publicó además varios libros de poesía, entre ellos The Lost Pleiad [La Pléyade perdida], en 1845. También publicó obras de teatro. Edgar Allan Poe se interesó por el poeta en ciernes (de su misma edad) y lo animó en su trabajo. Chivers pasó los últimos años de su vida defendiendo la reputación de Poe, que había muerto en 1849, aunque siempre pensó que Poe había sido fuertemente influenciado por su propia poesía, opinión que hasta cierto punto suscribe el crítico Van Wyck Brooks. Chivers murió en Georgia en 1858.

Como teórico de la literatura, Chivers creía que la inspiración artística era de origen divino. Promovió el desarrollo de un estilo literario americano distintivo, alentándolo especialmente entre los escritores jóvenes. Sus poemas eran conocidos por sus connotaciones religiosas, con énfasis en la muerte y en la reunión en el Más Allá con los seres queridos perdidos. Aunque adquirió cierta reputación en su día, fue rápidamente olvidado tras su muerte.

Relación con Poe

Chivers es bien conocido por su relación con Edgar Allan Poe y, de hecho, es a través de esta relación que Chivers y su trabajo fueron redescubiertos en el siglo XX. El primer contacto entre ambos se produjo en 1840, aunque no se conocieron en persona hasta 1845, en la ciudad de Nueva York. Los dos trabaron buena amistad, y Chivers se mostró dispuesto a prestar apoyo financiero a Poe si éste accedía a trasladarse al Sur. Chivers apreciaba el talento de Poe y le escribió que su jefe, George Rex Graham, le pagaba un sueldo ridículo por su trabajo en la Graham's Magazine. «Tendría que darle al menos diez mil dólares al año para que valiese la pena. [Graham] está en deuda con usted. No creo que nunca se le pague a usted, ni se le pagará, lo suficiente por su trabajo intelectual. No debe esperarlo hasta que no publique su propia revista», escribió, en referencia a los planes de Poe de lanzar The Stylus.

Chivers, sin embargo, estaba preocupado por la reputación de Poe como crítico literario en exceso severo, y le advertía cuando «echaba mano del tomahawk contra la gente». Poe esperó durante un tiempo que Chivers apoyaría económicamente su proyecto de sacar The Stylus, e incluso le propuso que actuase de co-editor en las primeras etapas de la publicación. Chivers consideró esta propuesta, pero finalmente la desechó a causa de la muerte de su hija de tres años de edad, producida en aquel tiempo.

Poe escribió sobre Chivers en la segunda parte de su serie "Autography", publicada en la Graham's Magazine (diciembre de 1841):

Sus obras le afectan a uno como un sueño salvaje -extraño, incongruente, lleno de imágenes de la más arabesca monstruosidad, y de fragmentos de dulce música discontinua. Incluso sus más llamativas fruslerías (y algunas de ellas son horribles) son poseedoras de un encanto indefinido de sentimiento y melodía. Nunca podemos estar seguros de que no haya sentido en sus palabras –como no lo hay en muchos de nuestros mejores aires musicales- pero el efecto es muy similar en ambos casos. Sus figuras retóricas son alocadas activadoras de metáforas, y su gramática parece a menudo inexistente. Sin embargo, hay pasajes aislados tan exquisitos en los poemas de Chivers, como en los de cualquier auténtico poeta.
Los dos se habían comunicado por escrito a través de cartas, pero finalmente se conocieron personalmente en junio o julio de 1845. Chivers visitó a Poe estando éste enfermo y postrado en cama, cuando además la esposa de Poe, Virginia Eliza Clemm, se hallaba en un período especialmente difícil en su lucha contra la tuberculosis. Chivers más tarde recordó que la voz de Poe sugería «los tonos suaves de un arpa eólica cuando la música que ha estado durmiendo en las cuerdas se despierta por las brisas del Edén, cargadas de especias dulces de las montañas del Señor».

En septiembre de 1845, sin embargo, se sabe que Chivers adoctrinó a Poe sobre los peligros del alcohol. Aquel era prohibicionista, y reprochó a su amigo que estaba desperdiciando el talento que Dios le había dado por culpa de la bebida. Le dijo: «¿Qué puede impulsar a un hombre a quien Dios, por su naturaleza, ha dotado de tales capacidades trascendentes, a degradarse a sí mismo como un auténtico autómata, movido sólo por el vapor venenoso del fuego del infierno?». Un día, estando Virginia Poe enferma, Chivers tuvo que llevar al poeta a rastras a su casa después de una noche de excesos.

Con todo, tal como demuestra un panfleto suyo de 1848, titulado Search After Truth, Chivers descreía de las teorías estéticas de su amigo. Este pequeño libro presenta una serie de diálogos entre el "Vidente" [Chivers] y "Politian" [Poe]. Para Chivers, un poeta debe ser un shelleyniano o swedenborgiano, animado por una intención visionaria de capturar los reinos místicos de la experiencia a través del lenguaje. Para Poe, en cambio, el poeta no es más que el supremo artífice de la palabra. En esta obrita, al final, el sabio "Vidente" logra conducir a "Politian" al camino de la verdad.

Bibliografía

Eonchs of Ruby (1851)
The Path of Sorrow; or, the Lament of Youth (1832)
Conrad and Eudora; or, the Death of Alonzo (1834)
Nacoochee; or, the Beautiful Star With Other Poems (1837)
The Lost Pleiad, and Other Poems (1845)
Search After Truth; or, A New Revelation of the Psycho-Physiological Nature of Man. (1848)
Eonchs of Ruby: a Gift of Love (1851)
The Death of the Devil, A Serio-Ludicro, Tragico-Comico, Nigero-Whiteman Extravaganza (1852)
Atlanta; or, the True Blessed Island of Poesy, a Paul Epic (1853) [1]
Memoralia; or, Phials of Amber Full of the Tears of Love (1853)
Virginalia; or, Songs of My Summer Nights (1853)
The Sons of Usna: a Tragic Apotheosis in Five Acts (1858)






La amistad de Thomas Holley Chivers
y Edgar Allan Poe


El 3 de octubre de 1849, un hombre delirante que necesitaba auxilio fue encontrado en las calles de la ciudad de Baltimore. Ese hombre fue llevado al Washington Medical College, donde murió cuatro días después. El delirante nunca recuperó la cordura ni explicó lo que le ocurrió. Ese hombre era Edgar Allan Poe. Tenía 40 años.

Los periódicos de la época reportaron que había muerto por “congestión cerebral”, un término común para referirse a una causa de muerte “no respetable”. El certificado de defunción y sus registros médicos desaparecieron tiempo después. Eso impide al día de hoy definir cuál fue la causa exacta de su muerte. Se especula que pudo ser por delirium tremens, epilepsia, sífilis, meningitis, cólera, rabia o una condición cardíaca.

Hay también quien sostiene que Poe fue víctima de una práctica conocida como “cooping” (que traducida significaría “enjaulamiento”). Esta práctica era llevada a cabo durante el siglo XIX en días de votaciones. Pandillas secuestraban a gente cualquiera de la calle, las encerraban, les daban alcohol o drogas y los obligaban a ir a votar varias veces en el mismo día, por el candidato para el cual trabajaba la pandilla. Para variar su identidad les cambiaban la ropa y les ponían pelucas o bigotes falsos. Esa sería una explicación probable al hecho de que Poe apareció vestido con ropa que no era propia y de su desaparición de tres días, antes de ser encontrado, y durante los cuales no se sabe qué ocurrió.

Mucho se ha especulado desde entonces no solo sobre la causa real de su muerte, sino también sobre su vida completa, de la cual se han contado historias que se confunden con la realidad.

Parte de la fama oscura de su vida proviene de Rufus Wilmot Griswold, poeta, editor y crítico, que sentía una gran rivalidad y resentimiento hacia Poe. El rencor comenzó luego de una crítica que este hizo de una antología de poesía elaborada por Griswold, en la que cuestionaba a los autores incluidos, pero también a los excluidos. La rivalidad se extendió al campo laboral gracias a que Griswold sustituyó a Poe como editor de la Graham’s Magazine (incluso ganando un sueldo mayor). Otro motivo de discordia entre ambos fue el interés romántico en la misma mujer, una poeta llamada Frances Sargent Osgood.

Cuando Poe murió, el único obituario que apareció fue escrito por Griswold. Publicado bajo el seudónimo de “Ludwig” en el New York Tribune, el texto arranca diciendo que su muerte “podrá sorprender pero no será lamentada por nadie” ya que tenía pocos amigos, si acaso alguno. Describe a Poe de manera contradictoria. Lo alaba como genio, pero también lo describe como un demente, un hombre que erraba por las calles, hablando solo, irascible, envidioso y a quien no podía contradecírsele sin entrar en cólera. En lo literario, lo describe como “un constructor ingenioso” en sus cuentos, diciendo que destaca más como poeta, sobre todo por su célebre “El cuervo”.

Griswold logró convencer a todos de que la última voluntad de Poe fue convertirlo en su ejecutor literario, según una supuesta carta extendida por una tía del escritor en junio de 1849. No hay claridad sobre este asunto. No se sabe si Poe en realidad manifestó ese deseo (algunos dicen que persuadido por la poeta Osgood) o si se trató de un oportunismo de Griswold, quien convenció a la tía de Poe de darle su apoyo.

Meses después de la muerte de Poe, Griswold coeditó una colección póstuma de su obra en tres volúmenes. Los beneficios económicos de aquellas ediciones no fueron compartidos con ninguno de los familiares sobrevivientes de Poe, entre ellos su hermana menor, Rosalie, quien por ser la pariente más cercana debió ser la receptora de los derechos de autor.

En esa publicación, Griswold incluyó un texto suyo titulado “Memoria de un autor”, donde describió al escritor como un loco, adicto a las drogas, que pasaba borracho todo el día. Sustentó su semblanza en cartas falsas. Muchas personas que conocieron a Poe denunciaron a Griswold como mentiroso y de contar verdades a medias, pintando un cuadro basado en “viejos prejuicios y enemistades”, acusándolo además de “abuso de confianza y de tomar venganza de los muertos”.

Thomas Holley Chivers, poeta y amigo de Poe, escribió después un libro llamado “New Life of Edgar Allan Poe” (Nueva vida de Edgar Allan Poe), desmintiendo algunas de las aseveraciones de Griswold y declarándolo incapaz de ser su ejecutor literario. Chivers conocía de cerca al escritor. Primero mantuvo correspondencia con él durante cinco años (entre 1840 y 1845) y luego lo conoció personalmente, en el periodo en que la esposa de Poe, Virginia, estaba en crisis por su tuberculosis.

Pocos meses después de su encuentro, Chivers advirtió a Poe sobre los peligros del alcoholismo, diciéndole que no debía desperdiciar su talento de esa manera. Muchas veces fue Chivers el encargado de buscarlo en sus noches de farra y llevarlo de regreso a casa, cuando ya Virginia no podía hacerlo.

Pero la exacerbada admiración que sentía Chivers por Poe también tenía su lado torcido. Después de muerto Poe, Chivers declaró que los poemas “El cuervo” y “Ulalume” eran plagios de poemas suyos. Algunos críticos han indicado que, si acaso, los poemas que Chivers menciona como plagiados son en realidad muestras bastante mediocres de lo que Poe elaboraría después con toda maestría, por lo que no podía hablarse de “plagio”.

Mucho de lo que hoy creemos saber sobre la vida y el carácter de Edgar Allan Poe surgió del retrato distorsionado que hizo Griswold al publicar su obra completa. Si en vida Poe tuvo muchos admiradores, fue a partir de esa publicación que adquirió más lectores, posiblemente por el morbo que causaba la idea de un escritor en apariencia oscuro y maldito.

Así con el tiempo, sumando el retrato mal intencionado que pintara Griswold a la realidad de su vida atribulada, Edgar Allan Poe se terminó convirtiendo en un personaje de sí mismo.


The Fall of Usher

an elegy on Edgar Allan Poe



"Thou wert the Morning Star among the living,
   Ere thy fair light had fled;
But, having died, thou art like Hesperus giving
   New splendor to the dead."

---Plato's Aster.
"Thou art gone to the grave!" but thy spirit is shining,
   And singing afar in the Realms of the Blest ;
While the living are left by thy cold grave reclining,
   And mourning for thee while they long for thy rest---
   Left mourning for thee while they long for thy rest!

"Thou art gone to the grave!" thou art gone where thy slumber
   No more shall be broken by sorrow or pain---
Soon to rise with that host which no mortal can number,
   To lie down no more in that Valley again!
   No more to lie down in that Valley again!

"Thou art gone to the grave!" there is none can restore thee,
   Or bring thee again from that Silent Abode !
But the Conqueror of Death went to dwell there before thee,
   And He has prepared thee the way to thy God!
   Prepared thee the way to thy Beautiful God !

"Thou art gone to the grave!" thou art silently sleeping
   A sleep which no sorrow shall ever molest;
And, in longing for which, my poor heart now is keeping
   This silent lament in its grave in my breast!
   Like Shelley for Keats, in its grave in my breast!

"Thou art gone to the grave!" let the dark Weeping Willow
   Bend over thy grave where thy beauty was laid!
While thy form, thus reclined on the earth for its pillow,
   Shall live in the Spring-flowers which bloom at thy head---
   To feed the young Butterflies born at thy head.

"Thou art gone to the grave!" where the Violets are springing,
   And feeding upon thee above the damp sod,
Now thy Pandemos mourns, while thy spirit is singing,
   And drinking delight from the Fountains of God ---
   With thine Ullalume lost from the Fountains of God.






Apollo  (1853) 

What are stars, but hieroglyphics of God's glory write in lightning
On the wide-unfolded pages of the azure scroll above?
But the quenchless apotheoses of thoughts forever brightening
In the mighty Mind immortal of the God whose name is Love?
Diamond letters sculptured, rising, on the azure ether pages,
That now sing to one another--unto one another shine--
God's eternal scripture talking, through the midnight, to the Ages,
Of the life that is immortal, but the life that is divine.

Like some deep impetuous river from the fountains everlasting,
Down the serpentine soft valleys of the vistas of all Time,
Over cataracts of adamant uplifted unto mountains,
Soared his soul to God in thunder on the wings of thought sublime.
With the rising golden glory of the sun in ministrations,
Making oceans metropolitan of splendor for the dawn--
Piling pyramid on pyramid of music for the nations--
Sings the Angel who sits shining everlasting in the sun,
For the stars, which are the echoes of the shining of the sun.

Like the lightning piled on lightnings, ever rising, never reaching,
In one monument of glory towards the golden gates of God--
Voicing out themselves in thunder upon thunder in their preaching,
Piled this Cyclop up his Epic where the Angels never trod.
Like the fountains everlasting that forever more are flowing
From the throne within the centre of the City built on high,
With their genial irrigation life forever more bestowing--
Flows his lucid, liquid river through the gardens of the sky,
For the stars forever blooming in the gardens of the sky.






Autumn

Farewell! thou dying Year, farewell!
Thy reign is almost o'er;
Fled the freshness of vernal hours,
The glory of thy summer bowers,-
And e'en thy last pale ling'ring flowers
Will soon be here no more!

'Tis sad to see the hues of death
Fast stealing o'er thy bloom,
To hear the fitful Autumn gale
Sweep through the lonely wood and vale,
Breathing its low, prophetic wail,
O'er thy approaching doom!

To me, in every passing breeze,
There is a tone of grief,
Recalling hopes of vanished years,
Now only seem thro' Memory's tears,-
In every falling leaf!

Perhaps there are bright eyes, that weep
To see thee pass away,
Who in thy course, departing year,
Have ne'er beend imm'd by sorrow's tear;
And blest with all of bright and dear,
Would gladly woo thy stay.

But there are some, whose hearts are glad,
Thy darksome reign is o'er,-
Who would not live thine hours again,
For riches of the earth and main;
But joy those days of care and pain,
To them, can come no more.

For thou hast seen the dearest ties
Of earthly feelings broken!
To be renewed, oh! never more,
Unless on that eternal shore,
Where, grief and death forever oe'r,
No parting words are spoken!

Then fare thee well, departing Year!
I would not woo thy stay:
Thy sighing winds breathe of the tomb;
Thy fading roses speak the doom
Of the heart's cherish'd hopes-whose bloom,
Like thine, has passed away!





Lily Adair  (1853) 

On the beryl-rimmed rebecs of Ruby,
  Brought fresh from the hyaline streams,
She played, on the banks of the Yuba,
  Such songs as she heard in her dreams.
Like the heavens, when the stars from their cyries
  Look down through the ebon night air,
Were the groves by the Ouphantic Fairies
  Lit up for my Lily Adair—
  For my child-like Lily Adair—
  For my heaven-born Lily Adair—
For my beautiful, dutiful Lily Adair.

Like two rose-leaves in sunshine when blowing,
  Just curled softly, gently apart,
Were her lips by her passion, while growing
  In perfume on the stalk of her heart.
As mild as the sweet influences
  Of the Pleiades 'pregning the air—
More mild than the throned Excellencies
  Up in heaven, was my Lily Adair—
  Was my Christ-like Lily Adair—
  Was my lamb-like Lily Adair—
Was my beautiful, dutiful Lily Adair.

At the birth of this fair virgin Vestal,
  She was taken for Venus' child;
And her voice, though like diamond in crystal,
  Was not more melodious than mild.
Like the moon in her soft silver splendor,
  She was shrined in her own, past compare,
For no Angel in heaven was more tender
  Than my beautiful Lily Adair—
  Than my dove-like Lily Adair—
  Than my saint-like Lily Adair—
Than my beautiful, dutiful Lily Adair.

Thus she stood on the arabesque borders
  Of the beautiful blossoms that blew
On the banks of the crystalline waters,
  Every morn, in the diaphane dew.
The flowers, they were radiant with glory,
  And shed such perfume on the air,
That my soul, now to want them, feels sorry,
  And bleeds for my Lily Adair—
  For my much-loved Lily Adair—
  For my long-lost Lily Adair—
For my beautiful, dutiful Lily Adair.





The Shell  (1851) 
Published in 1851 in the collection Eonchs of Ruby


"...It seems in truth the fairest shell of ocean." —Shelley

I.
What is it makes thy sound unto my ear
  So mournful, Angel of the mighty Sea?
Is it the soul of her who once was here,
  Speaking affection, through thy lips, to me?

II.
Oh! from my childhood this has been to me
  A mystery which no one could solve!—It sounds
And sorrows for the Sea incessantly—
  Telling the grief with which my soul abounds!

III.
Here, in its labyrinthine curve, it leaves
  The foot-prints of its song in many dyes;
And here, incessantly, it ever weaves
  The rainbow-tissue of its melodies.

IV.
When any harsher sound disturbs me here,
  In my lamentings in this world for the,
I will apply it to my listening ear,
  And think it is thy soul come down to me.






Sonnet to Isa Sleeping

From The Lost Pleiad (1845)


As graceful as the Babylonian willow
Bending, at noontide, over some clear stream
In Palestine, in beauty did she seem
Upon the cygnet-down of her soft pillow;

And now her breast heaved like some gentle billow
Swayed by the presence of the full round moon
Voluptuous as the summer South at noon
Her cheeks as rosy as the radiant dawn

When heaven is cloudless! When she breated, the air
Around was perfume! Timid as the fawn,
And meeker than the dove, her soft words were

Like gentle music heard at night, when all
Around is still until the soul of care
Was soothed, as noontide by some waterfall.










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